. . . ▮ chapter one, 𝗕𝗔𝗗 𝗟𝗨𝗖𝗞🍕🤖❜
❝ Que sepas que también estaré aquí para todo ❞

            ━━𝐇𝐎𝐋𝐀, 𝐍𝐀𝐍𝐂𝐄. 𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐇𝐀𝐁𝐄𝐑𝐓𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐃𝐀𝐃𝐎 𝐀𝐐𝐔𝐈́ 𝐘 𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐌𝐈 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐀 —me dijo Mike al cerrar la puerta. Ya era noche cerrada y yo estaba enganchada a los documentales sobre la vida animal en la televisión del salón pero no tardé ni un instante en incorporarme para saludarlo.

Era un buen tipo.

—No tienes que agradecer, Mike —le contesté al mismo tiempo que me levantaba para saludarlo debidamente—. Abby ya está en su cuarto, es una buena niña y se ha comportado excelentemente tal y como esperaba. —Mike sonrió pero noté que algo le pasaba, había tristeza en su mirada, quizá incluso desilusión—. ¿Estás... bien?

Mike dejó las llaves de su coche en el recibidor para luego mirarme con esa sonrisa triste —y muy suya— que decía sin palabras que estaba perdido.

—Me han echado del trabajo.

Al pobre no le duraban mucho los trabajos, incluso cuando se esforzaba en conservarlos.

Intenté con todas mis fuerzas elegir bien mis palabras, Mike estaba muy afectado y necesitaba cariño. Apagué la televisión y me acerqué más a él pero mientras lo hacía, sabía que no había terminado.

—Ya no sé qué hacer, intento ajustarme a sus normas, a sus ideales y a sus horarios pero siempre consigo que me echen —confesó con desilusión. Dejó su mochila en el respaldo del sillón con un suspiro y contempló la estancia para finalizar mirándome a mí—: pero haré lo que sea para pagarte el trabajo que me has estado haciendo quedándote con Abby.

Negué con la cabeza.

—No tienes porqué pagarme, ya lo sabes. No me has obligado —lo cual era cierto—, estoy aquí porque yo quiero estar, porque quiero ayudarte. —Le puse una mano sobre su hombro—. Tú no te preocupes por eso, además estoy segura de que conseguirás otro trabajo.

—¿Para que los espante y me echen en menos de veinticuatro horas? —me preguntó Mike con sarcasmo. Nos reímos, en realidad eso había sido un hecho los últimos meses pero, ¿por qué debería de ser también en el próximo? ¿Y cuál sería? No importaba, sabía que era el definitivo. Sí, así sería—. Bueno, no quiero molestarte con esto, ¿quieres algo de comer? Hay macarrones. Invita la casa.

Cuando nos recuperamos, me di cuenta que Mike tenía el puño izquierdo cerrado, ocultaba algo pero pude captar un leve movimiento rojo entre sus dedos. Era una carta de aviso y seguramente lo había cogido del buzón o de la puerta.

Al saber que había sospechado de lo que tenía, Mike fue directo a la cocina, justamente al rincón de la basura.

Lo seguí.

—Espera, espera —lo detuve sin haber contestado a su pregunta. En realidad después de eso, no había tenido hambre. Y él tampoco. Solo quería que no me enterara de algo que él quería ocultar a su hermana por razones muy obvias—. Mike, ese papel es un aviso... un aviso de delincuencia. ¿Qué dice?

Mike intentó evadir la pregunta como había hecho yo pero no lo consiguió.

—Nos van a echar de la casa si no pago.

No me lo podía creer pero intenté mantener la calma.

—¿Y qué vas a hacer? Puede que... puede que pueda ayudarte —Aunque no estaba segura de ello pero de lo que sí estaba segura era de que lo ayudaría—. Investigaré a ver si me entero de algún puesto vacante en algún mercado.

Esta vez, fue Mike quien me puso una mano sobre el hombro en un gesto afectivo.

—Ya estás haciendo bastante por nosotros, no te preocupes más de lo necesario, ¿vale? —No dejó de mirarme hasta contestarle—. En serio, me buscaré la vida, saldremos hacia delante.

—Está bien. —En realidad no estaba bien y solo lo dije para tranquilizarlo—. Seguro que sí, Mike.

Arqueó una ceja. Agh, no se lo creía.

—Ah, por cierto —Improvisé cambiando de conversación—: los macarrones están calientes así que ahora solo debes comer y relajarte, ¿vale?

Mike cedió aunque sabía que seguía con la incertidumbre. Sin embargo, no perdió el tiempo y se dirigió a la basura donde tiró el papel rojo de la advertencia después de haberlo roto en miles de pedacitos.

—¿Abby comió?

Negué con la cabeza.

Tristemente, Abby apenas salía de la habitación y se pasaba la mayor parte del tiempo dibujando. Un día llegué a ver sus dibujos pero jamás los entendí. En ellos se veían un conejo, una gallina, un oso y un zorro. Supongo que deberían de haber sido algunos personajes protagónicos de alguna serie de dibujos animados que veía cuando era más pequeña.

—Subiré ahora para hablar con ella. Y de nuevo, muchas gracias, Nancy, de verdad. Por todo.

—No pasa nada, Mike. Ve y habla con ella. Te necesita. Hasta entonces, ya sabes que puedes llamarme para lo que sea.

—Lo sé —me confesó con una sonrisa—. Que sepas que también estaré aquí para todo, ahora incluso hasta tendré más tiempo.

Sonreí. Mike no era muy dado a hablar con el resto de las personas: no al menos tan abiertamente, sentía que conmigo podía ser más libre a la hora de confesarse, incluso sacaba el humor necesario para afrontar las situaciones más penosas. Algo así me pasaba a mí también cuando me encontraba a su lado.

—No seas duro contigo, ¿quieres? —Me acerqué al recibidor y atrapé las llaves de mi coche—. Solo descansa, aliméntate para recobrar fuerzas y mañana será otro día. Hasta entonces, buenas noches.

—Lo mismo digo, Nance, espero que también tengas una buena noche. —Se acercó a las escaleras para subir con su hermana pero en ningún momento me apartó la mirada—. Y cuidado en la carretera.

Le agradecí su preocupación con mi mirada y abrí la puerta, cerrándola con cuidado posteriormente.

Afuera, la noche devoraba las calles y la niebla se apoderaba de las casas.

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