Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ヾ᰷᰷⿻̸ Bonten

𓍼 Futuro de Bonten
Primera parte

┈┈─┈┈─┈┈─┈┈─┈┈─┈┈─┈┈─

Larga espera.

"Te esperaré en la siguiente, no llegues tarde."

Los sueños de Takemichi siempre terminan con aquella frase que al momento de estar presente en su mente algo arde dentro de su ser y se despierta en medio de la madrugada con los ojos llorosos de haber llorado en el sueño y el calor asfixiante que ponía pegajosa su piel, aquel sueño ha estado presente en su vida desde que fue a vivir en Shibuya debido a su trabajo, y resulta molesto despertarse abruptamente con ese sueño y el corazón martillando su pecho.

No comprende los motivos de que sus sueños sean así, al cerrar sus ojos pareciera que su mente es llevada a otro lugar donde experimenta emociones y situaciones que realmente no sabe de donde vienen, solo que... siente como tal como si fuera parte, más bien es él. Solo que se niega a aceptar, es imposible que haya tenido una vida pasada, de por si ya es trágico como acaba el sueño y el dolor que tanto lo aqueja.

El sueño inicia con él en medio de un hermoso lago, está solo y disfruta de la tranquilidad que le ofrece el medio natural del silencio que le otorga su soledad y de la calma que le transmite estar en ese sitio, como si ese espacio fuera su todo. No lo conoce, mejor dicho jamás lo ha visto en su ridícula vida, pero se siente tan bien ahí que olvida por un segundo lo patética que resulta ser la realidad que lo rodea. Si, quiere estar en ese lugar.

En medio de su tranquilidad y silencio oye los pasos de otra persona acercándose, no le molesta, siente que conoce a ese nuevo individuo, relaja sus ojos y los cierra para finalmente sentir como ese nuevo personaje lo abraza por la espalda y le susurra cosas lindas al oído, le alegra estar en ese lugar con esa persona, solo los dos. El aroma de quien lo abraza es dulce, huele a un perfume que solo esa persona podría tener, sus manos tocan su piel y la sensación es cálida que hasta lo adormece. Y la voz... esa voz que parece en su momento es algo infantil pero que cuando avanza el tiempo se vuelve más sensual y hasta le da cosquillas oír las lindas palabras que lo describen.

Quiere abrir los ojos pero no puede, intenta nuevamente abrir sus ojos y ver a ese hombre que tanta calma le da y que hace que su corazón se sienta libre, pero no puede. La tarea es difícil y cuando esta a punto de decir palabra para que el chico le ayude le recita esas palabras anteriores, y es molesto porque luego de la frase inicia un llanto inesperado y el dolor de no poder gritar con su voz lo mucho que siente tardar a su reencuentro.

Takemichi está cansado de repetir esa rutina, odia no saber la identidad del hombre que lo busca y espera por él.

Ya no puede pegar el ojo luego de haberse despertado así que opta por darse un baño de agua fría, lamentablemente no pago el gas y no tiene el servicio para calentar el agua, ni modo le toco. Mira la hora de su reloj, las 6:15 a.m. un hora muy temprana, ya no importa al menos llegara temprano a su trabajo en la gran tienda de mascotas de su amigo y compañero de aventuras, Chifuyu.

Ayer en la noche recibió un llamado del chico informándole que no podría asistir ya que era el aniversario de la muerte de su novio, y ese día era tan importante para él que no podía perdérselo, Hanagaki no se negó ante la petición, de alguna forma entiende la situación tan triste. No lo sabe con exactitud pero siente muy dentro de él, el dolor de haber perdido a esa persona especial.

Cuando acaba de asearse saca su ropa con la que saldrá y luego su ropa para la tienda, al final del día siempre necesita de un cambio de ropa y no le agrada la idea de ir hasta su casa con un olor a "cachorro o gatitos", además busca tener una cita con alguna dama algún día. Tiene la esperanza de cumplir con ese sueño, pobre chico.

Sale de su departamento y carga en su espalda su mochila donde lleva sus cosas, en su teléfono revisa las noticias del día, y como de costumbre muchas muertes y vandalismo por esos grupos armados que acechan la paz de Japón y más por la zona donde vive, y hay un grupo criminal que destaca, Bonten. Ese nombre de por sí causa escalofríos, no por lo sanguinario que es con sus traidores si no que son tan malos pero tan malos que lo mejor que puedes hacer es no meterte en su camino y menos con sus líderes.

─"Encuentran a cinco personas atadas de pies a cabeza cerca de los containers del puerto, todos ellos llevan en su espalda el distintivo símbolo de 'Bonten', viven."─ murmuró con incertidumbre el chico, no le sorprendía nada la noticia pero si que los sujetos sigan con vida.

Vaciló en seguir su camino hasta la parada de trenes, faltaba aún tiempo para que la hora pico empiece, dejó de lado el móvil y se enfocó en ir directo a su parada, su vida resultaba ser tan monótona que esperaba de verdad que algo bueno sucediera ese día, tal vez para acabar con la rutina poco importante que tenía.

Joder tenía 26 años no 40, aún le faltaban cosas por experimentar y necesita de una buena lidia esa misma noche o morirá virgen, sí, Takemichi seguía siendo virgen, crean o no en eso, este pobre hombre jamás pero jamás en su vida a estado de pareja de nadie, ni su primer beso a dado. Todo un friki virgen de 26 años con una vida de mierda, como lo diría los adolescentes de esa época.

📌

Bufó molesto con reconocer su tan poca vida amorosa, si esa vez no hubiera rechazado a Hinata en la secundaria ella seria su primera novia, pero el muy inocente no comprendió la indirecta y la fémina se rindió, solo formaron una linda amistad que perdura pero de ahí no más.

Recargo su tarjeta para el tren y espero a que llegue su transporte, iba tan metido en sus pensamientos que ni noto que a lo lejos de su estancia, a unos cinco metros en la esquina del ingreso había un hombre de aspecto ¿demacrado? No, suena muy feo, más bien cansado observándolo, si desde que puso un pie en la estación llamó la atención del peliblanco.

El tren llegó y con ello Takemichi subió al vagón seguido de una pequeña aglomeración de personas yendo a su trabajo. Así acabó con la atención que el tipo le daba, un segundo después llegó uno de sus compañeros, Sanzu venía con la gabardina que le pidió antes el chico. Le colocó en los hombros y salieron sin más de ese lugar tan concurrido, el hombre de ojos ónix no dejó pensar en esa sensación que sintió al momento de ver al azabache pasar por su lado. Fue... único.

Hanagaki llegó a la veterinaria temprano así que abrió las instalaciones con sus llaves que antes Chifuyu le dio, fue a cambiarse para así iniciar con su labor matutina, su otro compañero, Kazutora llegaba más de día ya que al estar estudiando en la facultad de medicina veterinaria en la universidad tenía un horario distinto, y sus tiempos no se ajustaban a que llegue a la hora que él lo hacía normal. Un lío que solo Kazutora podía estar pasando.

Una vez listo lo primero que debía de hacer era darles de comer a los animales en la parte de atrás del local donde dormían y pasaban la mayor parte del tiempo, muchos de esos animales eran rescatados o dejados por personas para que sean adoptados, había una gran variedad de especies. Preparó en cinco tazones las croquetas remojadas con leche especial para los pequeños cachorros que habían llegado la anterior semana, luego cuatro comederos para la docena de gatos que tenían y finalmente fruta picada para los loros brasileños rescatamos de la fundación a la que pertenecían.

Dejo cada comida en casa sala, de ahí debía de limpiar la jaula de los loros dejando agua limpia y una nueva manta que sea calentita para que los loros puedan acomodarse a dormir.

Esa fue su labor hasta el medio día que llevaba Kazutora para seguir con las otras actividades, los dos podían con esas tareas. Takemichi estaba en la caja registradora mientras Hanemiya recibía el pedido de comida tanto de gatos como de perros, su local eran bien conocido por su labor social y por ser uno de los mejores, las ventas eran buenas y tenían unos clientes fieles.

La campanilla de bienvenida le alertó de que un nuevo cliente había ingresado, y se llevó gran sorpresa al ver a un hombre bastante interesante entrara, un hombre de cabellera blanca larga con una ropa muy costosa por encima y un aire de superioridad muy, pero muy en lo alto. Tragó saliva, esperaba que no sea de esos clientes difíciles.

─Bienvenido, soy Takemichi y seré quien le atenderá este día. ¿Cuál es su búsqueda?─ recitó como robot la frase que su amigo le hizo aprender de memoria para recibir a los clientes.

─Ah, Takemichi busco una jaula grande.─ dijo el hombre sacándose esos lentes de sol que llevaba. El moreno asintió y salió detrás de la caja a mostrarle los modelos de juala que tenía disponible.

─Por el momento la única jaula grande que tenemos es esta, mide con exactitud 3 metros de ancho y 2,5 metros de alto, incluye la instalación al lugar que desee y tiene como garantía un seguridad muy alta.─ mostró la caja que colgaba encima de unos de estantes de la tienda, el albino analizó el modelo y tecleo en su celular algo que no alcanzó a ver Take.

─Sí, es perfecta. Me la llevo, será pago por tarjeta.─ sacó de su billetera una tarjeta negra, sí de esas ilimitadas que solo los millonarios podían tener, los ojos azules del chico casi se salen de sus cuencas, jamás había visto una tarjeta así de cerca. Sin mucho que decir paso la tarjeta por el datáfono y le paso al cliente para que coloque su clave personal, en la computadora fue haciendo el recibo de la compra.

─Disculpe a nombre de quien va dirigida la compra.─ dijo parando momentáneamente sus dedos en las teclas, el contario acabo con digitar la clave y le observo.

─Hajime Kokonoi.

Le contestó el hombre poniéndose de nuevo las gafas de sol y guardando su tarjeta. Hanagaki terminó el recibo y lo imprimió para darle una copia al comprador, desde un mensaje de texto le aviso a Kazutora que vaya a la bodega por el modelo más grande de jaula.

Koko contestaba mensajes en silencio y el pobre pelinegro moría por ser ignorado, y la pregunta surgió de repente. ¿Porqué una juala tan grande?

Sospecho y pensó en el animal que albergaría la juala próximamente. ¿Un León? ¿Un Puma? ¿Un tigre? ¿Mono? ¿Perezoso? ¿Guacamaya?

Mejor no pensaba en eso, se estaba jodiendo si metía las narices en ese asunto.

El de mechas llegó con una caja de cartón medianamente grande y con un paquete aparte encima de la caja, miro a Takemichi luego a Kokonoi que aún permanecía atento al teléfono, entendió la situación y trató de no reír en la cara del azabache.

─Aquí esta la orden, ¿vas a ir tú para instalarlo?─ comentó dudoso dejando la caja en el piso aún lado de la caja registradora, el de ojos azules asintió no tan convencido, pero como política de su local el primero que atiende a un cliente es quien debe de cumplir con todo el servicio.

─Si, así que debes quedarte al frente no tardaré mucho.─ Hanemiya asintió sin más y se acercó hasta una vitrina donde habían unos hámsteres jugando en una rueda y otros comían en su comedero.

─De acuerdo, además Chifuyu dijo que vendría antes así que no te preocupes, anda hombre no hagas esperar al cliente.─ avisó el alto joven y saco con un guante de tela a uno de los animalitos para revisarlo ya que en próximos días deberían de ser revisados por el veterinario con el que trabajaban para su cuidado óptimo.

Acabando la conversación el pelinegro enfocó su vista en Koko que tecleaba aún, así que preguntó:

─Disculpe, ¿podemos irnos ahora para iniciar con la instalación?─ sacó de su burbuja al albino que rió con sutileza y asintió, salió del local seguido de Takemichi con la caja en sus brazos, se despidió con un movimiento de su cabeza de su compañero que le despidió con una mano alzada.

Al salir lo primero que vio fue... un lujoso auto deportivo parado enfrente de la tienda de mascotas, y el auto no era más que un hermoso Camaro rojo de rallas en medio del capo, parecía tan nuevo que la luz del sol se reflejaba. Decir que no abrió su boca de lo impresionado por el deportivo sería mentir con gran descaro, trago saliva nervioso por imaginar el trabajo del hombre, y lo que más le puso en alerta fue que adelante de donde estaban ellos había como dos carros negros con vidrios polarizados.

Ay no, que no sea eso porfavor.

Rogó internamente el pobre chico que tenía la esperanza de que no sea parte de ese grupo o que este asociado con el crimen organizado, no quería verse envuelto con ellos pero sus planes simplemente no funcionan y termina casi encima del problema principal.

Así es la vida de Takemichi Hanagaki, nunca le salen las cosas como quiere. Je.

En el camión que pertenecía a la tienda dejó en la parte de atrás la caja de la jaula y subió al vehículo para seguir de ese modo al cliente que también subía su auto lujoso, cuando el hombre de dinero subió saco por la ventana su mano y le indicó en un movimiento que le siga por detrás, y así sin más que mencionar partieron.

El azabache iba conduciendo mirando por el retrovisor como esos dos carros negros iban por detrás a una lejanía adecuada, no definitivamente si que la suerte esta de su lado. Haría la instalación y se iría como alma que lleva el diablo, no tenía intenciones de quedarse demasiado tiempo en un lugar donde cabía la posibilidad de que un gánster le de un tiro por pensar que iba de espía o topo como comúnmente se les dice a los infiltrados en la organización.

El deportivo ingresó por un garaje que con anterioridad estaba abierto, imitó el acto y entró por completo a una propiedad sumamente grande, ahora que lo recordaba el camino que siguió fue entrando a una parte de la ciudad, pero no cualquier parte, más bien la parte más cara de Shibuya. Un alto edificio de ventanales a modo espejo y el gran letrero de una empresa comercial adornaba, si una fachada para lo que realmente era. Bonten operaba desde ese lugar para tener una un negocio lo suficientemente limpio para que no se les incrimine, y si se lo preguntan, Kokonoi es quien maneja esa máscara para que la ley ni sospeche. Prácticamente estaban en la boca del lobo solo que en vez de estar en la fauces del animal ellos tenían una escopeta apuntando a la cabeza. Lo tenían bien manejado, siendo así un negocio que ha dado frutos llenos de ganancias y de una libertad que ningún otro grupo a logrado.

Bajo del Camaro el peliblanco, de igual manera bajo Takemichi con nervios, había notado por el área a varios guardias de seguridad armados hasta la cabeza y muchas pero muchas cámaras de seguridad, ni hablar del detector de movimientos del suelo.

─La jaula será puesta en la bodega pero esta en la parte de la azotea, no podré acompañarte pero uno de mis guardias te indicará por donde ir.─ informó el de traje con cansancio, miró al joven que asintió y remojo sus labios.

Se fue alejando solo que antes de partir rumbo a otro lado del edificio volteó y sonrió levemente.

─Gracias por tu ayuda. Espero que su reencuentro sea lo esperado.─ dijo y se fue sin mirar atrás, Take no entendió nada luego del gracias ya que se había perdido en la sonrisa que Koko le dio. Tenía una sonrisa un tanto peculiar, quien lo diría.

Sacó de la cajuela la caja, y con un carrito que solía llevar en caso de que necesite mayor movilidad. Uno de los guardias se acercó y le indicó que lo siguiera, entrando de esa forma al edificio. Al menos en esa ocasión iría en elevador hasta el penúltimo piso y luego tendría que subir la caja por unas escaleras que no eran muchas pero si molestas. Trabajo es trabajo.

Cuando llego al penúltimo piso vio en la entrada al vestíbulo de esa área un gran cuadro familiar, una bella chica era la imagen central, cabello rubio semejante al oro y unos risos que parecían tan suaves que daba la sensación de querer tocar, un rostro muy dulce que plasmaba una sonrisa en su aura angelical y un lindo vestido celeste que la adoraba tal como una princesa, en la inscripción del cuadro tenía el nombre de "Emma". Takemichi sonrió con tristeza, dentro de su pecho iba creciendo la nostalgia al ver a la muchacha, no la conocía pero algo dentro de su ser señalaba que ella no estaba entre los vivos.

Limpio esas lágrimas traicioneras de sus ojos y sostuvo entre sus brazos la caja, subió las escaleras dándose su tiempo en no intentar caer por no poder ver los escalones, y al empujar con su pie la puerta que daba a la azotea un frío aire le removió los cabellos negros, desde esa altura el aire era más fuerte y el sol pegaba con mayor intensidad. Vio un cobertizo e intuyo que ahí debía armar la jaula, se preguntaba aún para quien era.

No sabe con exactitud cuando tiempo paso entre armas y equivocarse varias veces por no leer las instrucciones del armado; el cielo ya mostraba la luna en lo alto y unas pocas estrellas adornando el cielo nocturno. Suspiro y rió con vergüenza por su falta de profesionalismo, Kazutora se burlaria de él por ser un despistado. En su teléfono miró la hora y descubrió que pasaba las siete, su hora de trabajo ya había pasado. El vehículo de la tienda quedaría por esa vez a su cuidado.

📌

Cuando salió el aire que pegaba era muy frío a comparación de la tarde, debía de irse rápido a su casa a comer ese delicioso ramen que compro la semana pasado pero que evito comer porque no encontraba la ocasión perfecta para consumirla.

Y el ruido de unos pasos lo hicieron volver a la realidad, una persona se hallaba parada en la punta del edificio, ¡La punta del edificio!

Su cuerpo solo actuó y se movió en dirección del sujeto, olvidó por completo que no debía de meterse donde no le llaman pero se trababa de una vida y no se quedaría sin hacer nada para impedir que esa persona cambie de parecer. Antes de que el tipo se caiga por completo alcanzo a agarrar una mano, la fria piel del hombre que se lanzó hizo que tiemble por un segundo el agarre.

─¿¡Qué demonios te pasa!?─ gritó preocupado y alterado Takemichi, sus ojos ya brotaban lágrimas espesas. Un nudo en su garganta se había formado, le dolía y no comprendía la razón.

─¿Quién eres tú?─ preguntó ido el sujeto de cabellos blanquecinos y sus ojos apagados.

─¡Eso no importa ahora! ¡No debiste hacer eso!─ intentó jalar con su mano al hombre que colgaba, pero su fuerza no podía, su brazo se entumecia. Y por la emoción del momento olvido que sus manos sudaban cuando se ponía nervioso, que bueno que lo recuerdo antes. Ja.

─¡Déjalo así! Estoy cansado de vivir.─ le gritó e intentó soltarse pero Hanagaki solo afianzó más su agarré y le miró enfurecido por sus palabras.

─¡No te dejaré morir!─ movio su otra mano para agarrar así la mano del albino que observaba atónito como se esforzaba por querer llevarlo a tierra firme.─¡Sujeta mi mano con más fuerza! ¡De prisa!

─Deja de decir estupideces.

─¡Por favor, no tengo demasiada fuerza y no podré sostenerte más tiempo!─ respiraba con dificultad y soltaba sonidos en queja. La presión de su pecho con la baranda le impedía a gran escala una respiración más profunda, su pecho prácticamente era aplastado.

─Suelta mi mano.─ demando.─ Quiero que todo esto termine.

─Mientes, sabes que no es así.─ soltó un quejido, sus pies abandonaban el piso de a poco. ¡No aguantaría mucho!

─¿De que hablas? No me conoces, no sabes nada de mi vida, no entiendes como me siento, cuando recupere la consciencia ya estaba al filo del edificio dispuesto a acabar con todo.─ reveló sincero y tembló, también sus fuerzas se iban. Empezaba a dudar.

─No digas eso...

─Por favor, déjame ir.─ le dedico una mirada fría y con desición.

El enojo emergió de golpe, las palabras que el desconocido decía pegaban tan fuerte en Takemichi que explotó. Y ante todo pronóstico los recuerdos volvieron a su ser, como si fuera una ráfaga todo lo vivido en la anterior vida que tuvo lo llenaron por completo y ahí entendió ese reencuentro que tuvo.

─¡Cállate! Claro que lo sé, comprendo tu dolor, tu mismo me lo dijiste antes, me contaste todo el peso que cargabas y lo mucho que necesitabas sentirte vivo. Se todo.─ lloró con dolor expresión en su rostro y palabras de amargura que le fueron dedicadas al chico que quedó en silencio escuchando todo lo que él tenía que decir.

<<─ ¡Manjiro, lo recordé! ¡Déjame salvarte!─ le gritó sin más, las lágrimas caían como cascadas hasta dar en el rostro contrario.─ ¡Por una vez, déjame salvarte! ¡Y amarte como debí hacerlo antes, Manjiro!

Los ojos negros de Manjiro no pudieron más al oír tal confesión, él también había recordado a su otro yo y a Takemichi. Saber que pudo verlo, sentirlo y escuchar esas palabras le hicieron entrar en razón y comprender que había una oportunidad más.

Sus lágrimas reales, llenas de sentimientos tanto del pasado como del presente, recordando la forma en la que se separó del ojiazul y del dolor que sintió estando ahora viviendo esa realidad. Siempre le falto algo, y ese fue su Takemichi.

─Por favor... Sálvame Takemichi.

Y con su otra mano cogio la mano con la que Hanagaki le sostenía, así pudo darle posibilidad de que Take use su fuerza y de un rápido movimiento de sus brazos suba por completo. Se miraron a los ojos seguros del próximo movimiento.

Con un grito por parte del moreno por fin pudo llevarlo a tierra firme y alejarlo de la muerte que una vez los separó, ambos terminaron en el suelo agitados y con lágrimas en sus ojos que nublaban su visión.

Quedaron en silencio, quizás tratando aún de procesar la información que se les dio, había mucho por hablar y cosas por aclarar una vez se calmen, pero lo único de lo que estaban seguros era de que por fin podían estar juntos.

La mano de Takemichi buscó la mano de Manjiro y cuando la encontró la agarró muy bien, no estaba dispuesto a soltarla otra vez, ni en esta vida ni en la siguiente. Había pasado demasiado dolor y que estén juntos les daba la posibilidad de acabar con ello. Juntos.

─Nunca más te volveré a soltar, eres mío.

Dijo con mucha desición, y como si de una orden se tratara Mikey soltó una risa en medio de su silencio, recordando una vez más la razón por la que se enamoró de ese llorón sin remedio y ese gran corazón de por medio.

Quería cambiar y ser feliz con Takemichi, deseaba su final feliz con esa persona que le daba el sentido de vivir.

─Llegaste tarde. Aunque... nunca me cansaría de esperarte.

Susurró con la vista al cielo, en su anterior vida él perdió la vida en medio de una noche sin luna ni estrellas, murió en la soledad de una habitación fría y con el corazón hecho pedazos, ahora veía una luminosa luna con estrellas titilando en medio del cielo y en compañía de su gran y único amor, un cambio que le daba felicidad.

Aquello que fue efímero se convirtió en sempiterno, sus almas una vez más se juntaban lo que demostraba por milésima vez que se amarian en esta y en la siguiente vida que tuvieran.

Continuará...






N.a

Se que se estarán preguntando ¿qué?

Bueno quise darle continuidad a la historia y que mejor que contarles como se arregló en esos futuros diferentes la relación de mis chicos, como dice en el inicio solo es la primera parte, en total contare el futuro de Bonten y el inicio de como se conocieron, y si se da por cosas de la vida darle una historia ya completa donde se cuente todo. No sé vere como va.

La segunda parte no sé cuando la publique, sigo pensando aún como contar esa parte, abra de todo eso sí. Nos vemos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro