• [CAPÍTULO] • : «𝐕𝐈𝐈»
El tiempo transcurre con normalidad, Naeun y Somin realizan su rutina diaria. Ambas siguen viviendo su día a día a su manera, ellas eran como el agua y el aceite. Cada una muestra su mejor cara y piensa que la otra es «su alma gemela». Cada una sabe las diferencias de la otra. De todos los años que tenían de amigas conocían sus defectos y se asomaron a la desilusión, pero todo esto se superó y no cambió nada en ellas y la decisión de seguirse amando. Aunque son distintas, ellas se complementan. Es lógico.
Cuando llevas más tiempo con alguien que adoptas como tu familia y más aún cuando vives con esa persona, empiezan los desacuerdos y las incomprensiones. Esto es normal y lógico, empezando por el hecho de que cada una es un mundo, con personalidades únicas y porque han crecido en familias distintas con costumbres propias. Además, cuando tenemos que empezar a tomar decisiones que nos afectan a los dos y las ideas son opuestas, la cosa no se pone fácil. Y menos aún, cuando nos desilusionamos porque el otro actúa de una forma en la que nos lastima. Es ahí cuando sentimos que somos tan distintos como el agua y el aceite, sin ver mucha solución.
Naeun sintió que su vida se desvaneció el día que encontró a sus padres brutalmente asesinados. La destrozó, y todo a su alrededor se deshizo. Pasó de ser una popular chica social, a una desconocida joven fantasma oculta tras su rostro serio. Ahora nadie sabe quién es, y quiere que siga siendo así. En cambio, Somin tiene toda su vida arreglada, viene una familia muy bien acomodada. Aunque no presuma esos bienes y tampoco los use, prefiere ganarse todo por mérito propio. Pero si le encanta ser el centro de atención, que todo el mundo sepa su nombre y la adoren.
Habían pasado siete meses desde que el profesor Park Jimin se les acercó aquel día en el campus mientras almorzaban. Y aunque todo parecía que fuera normal, para Naeun no era así. Ella quería tenerlo siempre lejos, y sin importar lo que él pensara, huía cada vez que él se asomaba. Él era insistente, parecía no cansarse del rechazo. Eso lo enojaba, y creaba conflictos con su amiga, porque mientras ella detestaba su sola presencia, Somin lo invitaba a pasar el rato en el campus, cada vez que podía.
Naeun por un lado se sentía tranquila porque solo se acercaba dentro de la universidad, y no en lugares fuera de ella. Aunque sí podía admitir que su amiga comenzó a actuar raro. Demasiado raro. Llegó a creer que quizás le gustaba ese profesor, y no la culpaba, porque el profesor sí era muy bello pero eso no quitaba que le diera malas vibras igual. No obstante, el comportamiento de Somin, no era normal. Ella la conocí hace años, y jamás había actuado de esa manera. Ni ella encontraba una explicación lógica.
Esa mañana en particular cuando Naeun estira sus huesos sobre la cama, aún está somnolienta. No tenía ganas de levantarse. Siendo sábado deseaba dormir hasta tarde. Le hubiera encantado quedarse durmiendo hasta tarde. No tenía que ir a la universidad ni a trabajar, solo quería descansar. Sin embargo, algo la inquietaba. Ese algo la hizo abrir enormemente los ojos de golpe.
―¡Es sábado! ¡Hoy es sábado! ―gritó― ¿Por qué Somin no está con la música a todo volúmen? ¿Por qué no hay olor a café con pan casero?
Se sentó de sopetón. Sacando las sábanas negras de encima, poniendo los pies en el suelo lo más rápido que pudo. Recorriendo todo su departamento, no hubo un lugar en donde no buscó. Pero no había rastro de Sumin. Rebuscó su celular entre sus cosas, buscando el chat de su amiga. Marcó, marcó marcó y nadie contestó. Eso la asustó un poco más. Somin, no era de las personas que no te responden. Ella te iba a responder así sea que estuviera en medio de una presentación oral o un examen parcial. Un movimiento captó su atención, sus llamadas eran rechazadas. Así que automáticamente le textea.
Olor a oso.
¿Dónde carajos estás?
¿Somin?
¡Respóndeme!
¡Y responde ahora!
Su amiga estaba en línea, y rápidamente sus mensajes fueron respondidos. Eso la dejó por un lado más tranquila. Pero aún así, sentía enfado en su interior.
Good morning, my beautiful lady.
¿Did you sleep well?
La educación primero.
En el centro, ahí estoy.
Vine a hacer unas compras.
Compré muchas cosas aesthetic y cute.
¿Quieres algo?
Hablé ahora o callé para siempre.
¿Por qué no me avisaste?
Podría haberte acompañado.
Siempre me pides que te acompañe.
¿Por qué hoy no?
¿Estás enfadada conmigo?
Estabas muy dormida.
Es por eso que no te avisé.
Y no quise interrumpir tu sueño de belleza.
Además, si te despertaba.
Te ibas a poner en modo, Leona hambrienta.
Me hubieras avisado, igual.
Aunque sea para saber dónde estabas.
Me preocupé cuando me di cuenta que tu presencia no estaba por el departamento.
¿A qué hora vuelves?
Te esperaré para desayunar.
Perdóname, mi bella mujer.
¡Love you!
En un rato vuelvo.
¡Lo juro! ¡No tardaré mucho!
Desayuna tranquila sin mí, no me esperes.
Estoy haciendo unas cosas, creo que no me demoraré. Pero por si acaso desayuna.
Yo ya lo estoy haciendo.
Mí linda bebé.
Estoy comiendo algo muy rico.
¿Quieres que te envíe foto?
Algo dentro de Naeun la perturbó. Somin era de las típicas amigas que la esperaban para desayunar o al menos si salía traía algo para ingerir junto a ella para que no se sintiese sola. Además conociendo a su amiga. A ella no le gustaba desayunar o comer o lo que sea sola. Y ese mensaje es una clara estimación de que no estaba sola. Somin estaba con alguien más. Y un solo nombre vino a su cabeza. Así qué volvió a textearle.
¿Con quién estás?
Somin.
Responde en este instante.
Me estoy poniendo de muy mal humor.
Y no. No es por tener hambre.
¿Y cuando tienes buen humor?
¡No te enfades! ¡Te arrugaras más rápido!
Estoy sola Nae.
Tranquila reina.
¿Quieres que llevé algo?
Sí.
Tu cuerpo con vida. Eso trae.
Qué mentirosa eres.
Si no vas a decirme la verdad.
No me vuelvas a hablar.
Nunca más.
Nunca.
De los nunca.
¿Escuchaste, no?
¡Jamás en la vida!
Dramática.
Luego soy yo, la que hace berrinches.
Cómo niña chiquita.
Claro, según tú.
¡Jamás!
¿Entiendes?
¡JAMÁS!
¡Ya!
JAJAJAJAJA
Está bien, te diré.
¡Dramática!
Estoy con el profesor Park.
Me invitó a desayunar.
Y te darás cuenta que he dicho que sí.
¿No es genial?
No.
No es para nada genial.
Me parece la cosa más repulsiva del mundo.
¿Qué te dije sobre él?
¿Por qué tú no hablas el mismo idioma que yo?
¡Nae!
Es un hombre súper majo.
De verdad, te lo digo.
Tienes que conocerlo.
Te va a caer bien.
Vete a la mierda. Somin.
Hablar contigo, es como hablar con la pared.
Ese hombre no es bueno.
Y espero que cuando te des cuenta no sea tarde.
¡Si es bueno, Nae!
¡Tienes que conocerlo!
No juzgues a un libro por su portada.
Ya te lo he dicho.
¿Bueno?
Bueno, es el omelette que me comí anoche.
No me vengas a decir que ese hombre es bueno.
Cuando no es así.
Se lo que te digo.
¡Escúchame por una puta vez!
Naeun. Eres terca, mujer.
Te lo vas a tener que aguantar.
Nos invitó a ambas.
AMBAS.
O sea, a ti y a mí.
A salir con él.
Y le dije que sí.
Por qué vamos a ir.
Quieras o no.
Sabes que eso es mentira.
Jamás quisiera compartir algo con él.
Pero si yo voy, tú también vas.
Vete a la mierda.
Y no vuelvas.
Siempre haces las cosas como se te da la gana.
Nunca me escuchas.
¿Cuántas veces me vas a mandar a la mierda hoy?
Naeun tira el celular por algún lado de la cama y suelta un gritó lleno de frustración. No podía lograr entender lo inocente y fácil de engañar que era su amiga. Y lo manipuladora que también suele ser. Porque sabe muy bien que no dejaría que se vaya sola con ese hombre. Entonces hace todo a sus espaldas. Su celular vibraba y vibraba, pero estaba más que claro que ella no respondería. Cuando llegase a la casa, iban a hablar bien.
―¡Mierda! ¡Es una hija de puta! ¡Es una idiota! ¡La mataré cuando tenga la oportunidad! ¡Por imbécil! ―gritó aún más frustrada y enfadada sin un ápice de arrepentimiento.
Se tapó hasta la cabeza con las sábanas y gritaba y zamarrea su cuerpo por cada rincón de la cama. Había pasado un mes desde que Somin y habían peleado por ese profesor. Dónde fue que Naeun descubrió que estaban viéndose a escondidas. Claramente fue un tema que por lo que se ve está hasta el día de hoy. Era una persona diferente ahora, no solo porque había dejado una vida por otra, sino porque se sentía un poco hastiada y se recluía más que antes. De pronto se sentó nuevamente en la cama, ahogada en el miedo. Ella sabía porque sentía ese presentimiento.
Dicen que no debes dejar que el pasado te moldee, y no lo hizo. Solo tenía cicatrices largas y dentadas que cubrían su alma, recordando lo que había sucedido. Tal vez, con el tiempo, se desvanecerán, pero por ahora, mantendrá la cabeza baja y seguiría adelante. Se levantó de la cama y caminó hasta el baño, apoyando sus manos sobre el lavado, miro el espejo. Observo sus ojos cansados. Echaba de menos su yo feliz y despreocupada y su sonrisa que caldeaba su estómago cuando pensaba en su carrera o en su familia.
Es curioso cómo todo puede desaparecer en un instante, y te quedas como una cáscara humana mirando hacia dentro, no hacia fuera. Tomó otra respiración profunda y salió del baño, sentándose en la punta de la cama. Pensando en todo y a la vez en nada. Realmente no iba a dejar que su amiga se golpeará la cabeza contra la pared, o tal vez sí. Pero no la dejaría sola. Sino que estaría allí para levantarla cuando se caiga. Porque ella estaba más que segura de que algo no andaba bien y que todo terminaría mal.
Quizás su amiga no lo veía. Pero ella sí. Somin era todo lo que tenía en la vida. Y no la perdería así como así. Dejaría que aprendas sola, pero tampoco dejaría que se hunda. Jamás. Porque Somin fue la única que estuvo cuando ella se estaba hundiendo, la rescató. Entonces eso ahora tiene que estar para rescatar a su amiga.
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