
𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐓𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐫𝐚
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⊱❑┇ _____ Stark┇❑ ⊰
Los rayos del sol me golpearon la cara como si alguien me hubiera lanzado una granada de luz directo a los ojos. Sentía el cuerpo molido, la cabeza me daba vueltas, y si no era por el hecho de seguir viva, juraría que me habían atropellado... dos veces.
Sí, viejo conocido: la gloriosa resaca.
Observé la habitación. Todo parecía en orden excepto por una botella vacía tirada en el suelo y mi iPod todavía reproduciendo música. Lo atraje con desgano y lo apagué. En ese momento, hasta un susurro me parecía un taladro.
Miré mi ropa y me di cuenta de que ni siquiera me había molestado en cambiarme. El vestido estaba torcido, arrugado, y dejaba marcas como si me hubiese peleado con un pulpo apretujador. Me lo quité con cuidado —y un quejido poco digno—. Mi mano, en cambio, ardía como si me hubiera metido en una hoguera.
— Nunca más vuelvo a beber... —dije en voz alta.
La mentira favorita de todos los alcohólicos.
Me puse una camiseta enorme y fui al baño a lavarme la cara. La sensación de vómito acechaba, pero mi estómago vacío tenía otras prioridades.
Fue entonces que un portazo retumbó en todo el cuarto como un trueno asgardiano.
— ¡! —la voz de Thor me apuñaló el cerebro—. ¿¡ Stark!?
— ¿PODRÍAS NO GRITAR? —salí del baño con los ojos entrecerrados y cara de funeral.
— Wow... te ves fatal. ¿Qué te pasó? ¿Dormiste en una zanja?
— Me pasó un camión, un terremoto y tu hermano... en ese orden. ¿No se nota?
— Peor que eso. Un Loki borracho te atropelló emocionalmente —se echó a reír.
Le lancé una mesa sin remordimientos. Le dio de lleno.
— Por mamón.
— ¡Ay! —se quejó, sobándose el brazo—. Bueno, al menos tienes mejor puntería con resaca. Deberías beber más seguido.
— ¿Hace cuánto llegaste, Ricitos de Oro? —pregunté, buscando vendas en mi mochila.
— Llegamos de madrugada. Y tú... bueno, tú estabas teniendo tu show privado por los pasillos.
— ¿Show?
— Sí, gritando cosas tipo "Loki, me gusta tu carita de dios malvado, tengamos cinco bebés y conquistemos Jotunheim juntos".
— ¡Deja de decir mamadas, Thor!
Me tiré en la cama, me enrollé en las sábanas y enterré la cara en la almohada. ¿Por qué no me desmayé antes de soltar tanta estupidez?
— Pareces una criatura rabiosa envuelta en tela. Ya deja de gruñir.
— Nunca me dejes beber otra vez...
Thor se rió y se sentó al borde de la cama.
— Oye, ______...
— ¿Ahora qué? —gruñí.
— Te gusta Loki, ¿verdad?
Silencio. Porque, ¿qué podía decir? ¿"Oh sí, Thor, tu hermano me trae como loca, quiero tener sus bebés de hielo y coronarme reina de su sarcasmo eterno"? No, gracias.
— Sí... me gusta.
"______ Stark, nivel de estupidez: legendario."
— Lo sabía —me dio una palmadita en la cabeza—. Pero quería oírtelo.
— ¿Y qué importa si a él no le intereso? —me senté con la sábana aún cubriéndome—. Esto solo termina con uno de los dos con el corazón destrozado.
— ¿No has notado cómo te mira? Te observa como si fueras el Teseracto... y eso es mucho decir.
— ¿En serio me estás comparando con un cubo azul? Wow, gracias. Súper halagador.
— Lo que intento decir es que Loki no mira así a nadie. Solo a sus propósitos. Y tú te has vuelto uno... aunque no estoy seguro de cuál.
— Ugh, tengo demasiadas cosas en la cabeza. Voy a explotar.
— Entonces ve a dar una vuelta. Aire fresco, nueva perspectiva.
— ¿Con este sol? ¿Y esa banda sonora callejera que parece salida del infierno?
— Pues tendrás que salir igual. Mi madre quiere verte.
...Me morí. Estoy muerta. Fui enterrada por la reina madre de Asgard.
— ¿Para qué?
— No sé. Quizás... le dijequetuylokiestabansaliendo.
— ¿¡QUÉ HICISTE QUÉ!?
— ¡BROMAAA! ¡Era bromaaa!
Me lancé sobre él y empecé a golpearlo con mi mano buena. Si me la destrozo de nuevo, que valga la pena.
⸻
Ya casi recuperada —gracias a la magia, y mi terquedad Stark— me puse unos lentes oscuros. El estilo no pegaba del todo con el entorno nórdico, pero hey, los Stark tenemos clase hasta en el Apocalipsis.
Entré a la biblioteca. El lugar me recibió con un aire de tranquilidad que contrastaba con el caos que tenía en la cabeza. Alcé la vista hacia la chimenea... sí, ahí había besado a Loki. Mi primer beso real. De esos que te dejan los pensamientos en pausa.
— ______, no tardaste tanto esta vez —la voz de Frigga me sacó del trance.
— Ya aprendí a ubicarme mejor —sonreí nerviosa, haciéndole una reverencia.
— ¿Te estás acostumbrando, entonces?
— Sí, señora. Es imposible no hacerlo.
— ¿Y esos lentes?
— Eh... migraña —respondí rápido—. Me ayudan a filtrar la luz. Pura medicina visual.
Frigga se detuvo y giró hacia mí.
— ¿Y tu mano también fue por una migraña?
— ¿Esto? —oculté la mano detrás de la espalda—. Un intento de hechizo... salió mal, ya sabe...
Frigga me miró con esos ojos de madre que saben perfectamente cuándo mientes.
— Nunca había visto una quemadura así por un hechizo, querida.
Me tomó la mano y la observó. Yo solo tragué saliva. Podía leerme como un libro abierto.
— Relájate. Serena tu mente y piensa en cómo sanarías.
Las palabras de Loki volvieron a mí como un eco. Cerré los ojos. Inhalé. Exhalé. Visualicé el dolor disipándose. Y, para mi sorpresa, lo hizo. Al abrir los ojos, mi mano estaba completamente curada.
— Gracias...
— No tienes que agradecerme, linda —me dio una sonrisa—. Ahora, ven. Hay algo de lo que quería hablarte.
— ¿Sobre qué?
— El baile de mañana.
— ¿Hay un baile? No recuerdo haber leído sobre ninguna festividad.
— Thor ha regresado tras mediar en varios reinos. El rey quiere celebrarlo.
Vi a los sirvientes decorando el gran salón. Flores, cintas doradas, mesas fastuosas. Un evento importante, sin duda.
Y yo, con una historia de besos secretos, manos quemadas, y Loki. Perfecto.
— Por lo que veo, va a ser un festejo bastante grande —dije con una ceja alzada, mientras observaba los sirvientes decorando hasta las paredes más altas—. Van a tirar la casa por la ventana, literalmente.
— Realmente esperamos que sea algo gratificante para los invitados... y para nuestra invitada de honor, por supuesto.
Me detuve un segundo, confundida.
— ¿Va a venir alguna reina o algo así?
Frigga soltó una risa suave y se detuvo en seco, girándose hacia mí. Me sostuvo la mirada con una mezcla de dulzura y firmeza.
— Querida... tú eres nuestra invitada de honor.
Me tomó varios segundos procesarlo.
— ¿Yo?
— Sí —asintió con suavidad.
— Pero... su majestad, no comprendo muy bien —dije, frunciendo el ceño—. Se supone que la celebración es por el regreso de Thor. ¿Por qué yo sería la invitada de honor?
Frigga posó una mano cálida en mi hombro.
— Porque tú llevas dentro uno de los objetos más importantes que Asgard ha albergado en siglos —sus ojos se iluminaron con algo más que magia—. Y esta celebración no es solo para Thor. Es una señal de unión entre los Nueve Reinos. Así que no tienes por qué sentirte presionada... pero sí debes saber lo importante que eres.
Tragué saliva. No era fácil escuchar eso sin que me cayera el peso de toda la maldita galaxia encima.
Sí, ya había cargado con cosas antes. Pero esto era diferente. Esto... se sentía vivo. Como si el poder dentro de mí palpitara, latiera con sus propias reglas.
— Mis poderes no han sido fáciles de controlar últimamente —admití en voz baja, más para mí que para ella—. Antes eran algo que podía manejar... pero ahora...
Frigga me dio una mirada compasiva, como si entendiera incluso lo que no decía.
Pasé casi tres horas recorriendo el palacio con ella, entre charlas, pausas largas y un par de comentarios sarcásticos de mi parte que lograron arrancarle sonrisas. Antes de despedirme, le pedí un pequeño gran favor. Uno que cambiaría el rumbo de la celebración.
Y justo cuando me dirigía hacia las celdas, me crucé con Thor.
— ¡Hey, ______! —me llamó con una sonrisa—. ¿Dónde te habías metido? Parecía que te estuvieras escondiendo de mí.
— Es que esa era la idea —me reí, alzando una ceja—. ¿Qué quieres ahora?
— Vamos a salir a festejar con unos amigos... tipos rudos, beben como bestias, pero tienen buen corazón. Pensé que podrías acompañarnos.
— ¿Y eso? ¿Desde cuándo eres tan generoso con tus invitaciones?
Me puso una mano en el hombro.
— Porque nunca sales de este lugar. Y bueno... me caes bien.
— Desde que tú seas el que invita, no me niego a nada —le guiñé un ojo—. Pero tú pagas la ronda.
⊱❑┇ Loki ┇❑ ⊰
Mentiría si dijera que me sorprendió su ausencia. Después de lo que ocurrió anoche, no esperaba que viniera a buscarme con flores y una declaración.
No. Porque lo que compartimos fue real.
Fue intenso. Sincero. Y cargado de una verdad que nos desarmó a ambos.
Me había abierto con ella de una forma que jamás había hecho. Y más sorprendente aún... ella me aceptó. No con miedo, no con rechazo. Sino con un toque que quemaba, que acariciaba mi piel azul sin apartar la mirada.
¿Por qué?
¿Por qué no tuvo miedo de mí en mi forma verdadera?
El calor de sus labios aún me perseguía. Esa calma, ese instante en el que todo lo oscuro en mí pareció disiparse. Como si, por un segundo, yo no fuera un monstruo.
Estaba sumido en esos pensamientos cuando las puertas se abrieron y entraron varias sirvientas, cargadas con libros. Libros que mi madre sabía que me interesaban. Pequeños detalles suyos que no dejaban de aparecer, como recordatorios de que, pese a todo, aún me consideraba su hijo.
— ¿Ni siquiera eres capaz de arreglar tu cama cuando tu madre viene a visitarte?
Me giré como si me hubieran atrapado cometiendo un crimen.
— ¡Madre! No deberías estar aquí. Este lugar... no es digno de una reina.
Ella sonrió, como siempre. Como si yo aún mereciera ternura.
— En algún momento tenía que venir a ver a mi hijo —me acarició la mejilla con esa calidez que solo ella sabía dar.
— Sabes que no es fácil para mí verte... —bajé la mirada—. No cuando sé que fui yo quien provocó todo esto.
— Y sabes que es algo que decidí por tus acciones, no por lo que eres.
Cerré los ojos. Dolía. Porque era cierto. Porque no podía culpar a nadie más.
— Hay algo que quería decirte —añadió, con esa sonrisa suya que lograba calmar tormentas—. Se celebrará un baile pronto.
— Si es por Thor, dudo mucho que sea "pequeño" —resoplé, dándole la espalda.
— En parte es por él... pero también por una jovencita.
Me giré lentamente, arqueando una ceja.
— ¿Una mujer? ¿De otro reino acaso?
— Sí, de otro reino. Pero ya la conoces.
Me crucé de brazos con una sonrisa.
— Madre... he cortejado a muchas mujeres. Podrías darme al menos una pista.
— Solo diré que a ambos se les complica decir lo que sienten.
— Oh, por favor. Ve al grano.
— Serás el acompañante de ______ durante la celebración.
Me congelé por un instante.
— ¿Odin accedió a eso?
— Lo hizo. Aunque aclaró que estarás bajo el cuidado de esa joven. Así que no hay mucho de qué preocuparse... para él, claro.
Una sonrisa escapó de mis labios sin que pudiera evitarlo.
Ella... quiso que yo la acompañara.
Después de esperar lo que pareció una eternidad a que Thor "se cambiara", cosa que básicamente consistió en ponerse un abrigo más elegante, por fin salimos del palacio. Caminamos por las calles iluminadas de Asgard, envueltas por ese resplandor dorado que hacía que el reino pareciera suspendido entre estrellas. De noche, era aún más hermoso.
El ambiente era bullicioso, lleno de risas, luces, música suave y un aire de celebración que te hacía olvidar, por un instante, cualquier preocupación.
Cuando llegamos a la taberna donde se suponía que nos reuniríamos con sus "amigazos", sentí cómo las miradas se clavaban en mí. Algunas eran curiosas, otras... claramente hostiles.
— ¿Tengo algo en la cara? —pregunté, en voz baja, mirando de reojo a Thor.
— No creo que sea eso —murmuró él, notando también la tensión—. Debe ser tu peinado... pareces un elfo.
Lo miré con los ojos entrecerrados. No sabía si eso era un halago o una burla, así que opté por lanzarle un puñetazo ligero al estómago. Él se rió, fingiendo que no le dolía.
Nos sentamos en una de las grandes mesas de madera. Un grupo nos esperaba con jarras rebosantes y sonrisas que no terminaban de ser cordiales.
— ¡Mis amigos! —saludó Thor con entusiasmo forzado—. Les presento a...
— No hace falta —interrumpió una mujer de armadura oscura, sentada junto a él—. Es la princesita traicionera.
— ¿Disculpa? —fruncí el ceño. ¿"Princesita traicionera"? ¿En serio? ¿Ese era el nivel de creatividad?
— No le hagas caso —intervino Thor, dándole un codazo—. Ella es Lady Sif, y ellos son los Tres Guerreros: Volstagg, Fandral y Hogun.
— Y no exageraban cuando decían que eras encantadora —añadió Fandral, mirándome con una sonrisa sugerente.
— Ten cuidado, amigo —rio Volstagg, dándole un golpe en el hombro—. Podrías terminar con una daga en el cuello.
— Como si pudiera hacerlo encerrado en una celda —replicó Fandral, encogiéndose de hombros.
— Estamos hablando de Loki —dijo Sif, recostándose en su asiento—. Podría estar aquí ahora mismo sin que nos diéramos cuenta.
— No lo creo —respondí, casi en un susurro. El silencio se instaló de inmediato—. No ha salido de su celda hoy... o al menos, eso supongo.
— Pero eso no descarta que haya estado fuera días antes. Mientras estaba contigo —Sif me miró con dureza—. Ni siquiera sabemos si lo que dices es verdad.
El ambiente se volvió más pesado. Las miradas, los murmullos a nuestro alrededor... Me sentí observada, juzgada. Instintivamente, hice aparecer una capa sobre mis hombros y me cubrí con la capucha.
— _____ tiene razón —intervino Thor con voz grave—. Mi... hermano sigue encerrado. Y dudo que esté vagando por ahí.
— Me sorprende que todavía lo llames hermano —Volstagg frunció el ceño.
— Supongo que... a pesar de todo, no puedo dejar de verlo así.
— Claro, solo intentó matarte un par de veces —ironizó Fandral, levantando su jarra.
— Vaya... —murmuró Sif con sarcasmo—. Al parecer a la princesita no le gusta llamar la atención como parecía.
— Sif, basta. —Thor la miró con una mezcla de advertencia y fastidio.
— ¿En serio confías en ella? —Sif me fulminó con la mirada—. Vamos, Thor, está con Loki. Podría traicionar a todos en cualquier momento.
Me incliné sobre la mesa, bajando la capucha para mirarla directo a los ojos.
— Juzgas con facilidad sin conocer nada. Estoy aquí por una razón que concierne a Odín y al equilibrio de los Nueve Reinos. No vine a ganarme tu simpatía.
— ¿Y lo de Loki? —cruzó los brazos, desafiante—. ¿Eso también es parte del deber?
— Para mí, sí. Y si Odín permitió que él me ayudara, es porque confía en que yo no traicionaré a Asgard... mientras Loki esté conmigo.
— ¿Y qué te hace pensar que él no lo hará? —intervino por fin Hogun, que hasta ahora había guardado silencio—. ¿Qué te da tanta certeza?
— Lo conozco —murmuré, observando mis manos, que dejaban escapar un leve brillo dorado—. Sé lo que siente. Y aunque suene ingenuo para ustedes, sé que traicionarme... no es algo que desea.
— ¿De verdad crees que sabes lo que desea? —Sif apretó los labios.
— Chicos, basta ya —gruñó Thor, claramente cansado de la discusión.
— No, que hable —exigió Fandral—. Que nos diga cómo sabe que Loki no volverá a apuñalarnos por la espalda.
— Porque yo lo he visto. No como ustedes lo ven. No con miedo ni prejuicio. Sé que su ambición lo ha llevado por caminos oscuros, lo sé mejor que nadie. Pero también sé que esa no es toda su verdad.
— Para ser tan bella, eres bastante ingenua, lady Stark —negó Fandral, mirándome con lástima—. Loki siempre envidió a Thor. Su poder, su lugar. Su amor por el trono lo consume.
Sentí una punzada en el pecho. Sus palabras golpeaban verdades incómodas... pero no completas. Yo sabía que había más. Que ese no era el Loki que yo había conocido la noche anterior. El que temía hacerme daño. El que temblaba al ser tocado. El que se dejó ver... tal cual era.
— Solo no digas que no te lo advertimos cuando te clave una daga por la espalda —concluyó Sif, tajante.
Y por primera vez, no respondí.
Porque lo único que pensé fue en sus ojos esa noche. En sus manos en las mías.
Y en que, aunque el mundo entero lo llamara traidor, yo aún quería creer que conmigo... no lo sería.
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Se nos viene la farra (fiestuki) ea
Y esó que nos están haciendo entrar en duda a la ______ :).
Wenuuuuu mi gente, sorry por la actualización tan tardada, pero ya prontito subiré el próximo cap y espero que ese les encante tanto como a mí.
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