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𝐎𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐘 𝐈𝐥𝐮𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬

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⊱❑┇ Loki pov┇❑⊰

Hacía mucho tiempo que no dormía de forma tan placentera.

El calor del cuerpo de la mujer que yacía a mi lado me reconfortaba. Verla tan calmada mientras dormía era... hermoso. Sus labios, de un rojo casi cereza, entreabiertos, algunos mechones desordenados cubriendo parte de su rostro, y su piel desnuda, salpicada de leves marcas en las mejillas y los hombros...

Era simplemente perfecta.

Acaricié con delicadeza su brazo, observando cada pequeño detalle como si mi vida dependiera de ello. Poco a poco, la luz matinal se filtraba por la ventana, y los rayos del sol comenzaban a acariciar su piel.

—¿Cómo es que luces tan bella, incluso dormida? —susurré, más para mí que para ella.

Llevaba ya un buen rato contemplándola. Su risa, su tacto cálido, la alegría que desprendía... Todo en ella me tenía completamente embelesado.

Podría haber seguido perdiéndome en cada rincón de su ser, pero unos golpes secos en la puerta me devolvieron a la realidad.

Me incorporé con fastidio, hice aparecer unas prendas ligeras sobre mi cuerpo y abrí la puerta.

—¿Qué ocurre? —pregunté al ver al guardia acompañado por otros.

—Es hora —respondió, apartándose para mostrar las cadenas.

Tragué saliva con dificultad. No pude evitar mirar por encima del hombro, hacia ella. El momento en que mi felicidad se acababa había llegado, y no estaba listo. Cerré la puerta tras de mí con firmeza, pero no sin antes pedirle al soldado que esperara un momento.

Me acerqué a mi dulce _____ y, con suavidad, aparté los mechones de su rostro antes de besar su frente.

Separarme de ella de nuevo me resultaba insoportable, pero sabía que no tenía elección.

Apenas salí, las cadenas fueron colocadas sin demora, como si con eso evitaran que escapara. Absurdo. Mientras me llevaban por los pasillos, pasamos frente a los aposentos que ella ocupaba. Con un pequeño hechizo, uno que había aprendido de mi madre cuando era apenas un niño, dejé atrás un detalle... algo pequeño, un gesto que hablara por mí, por lo que no podía expresar con palabras.

El resto del día pasó sin mayor relevancia, hasta que unos gritos resonaron por todo el lugar.

Conocía esa voz.

Era ella.

Pero, para mi desgracia, parecía que no le habían permitido entrar. Escuché el eco de sus pasos alejándose, cada uno como una daga en el pecho.

Me sorprendió que, en los días siguientes, _____ no volviera a pasar por las celdas ni que los guardias me sacaran como antes. Algo no iba bien. Se escuchaban quejidos, gritos dispersos, pero nada concreto. Y la ansiedad crecía con cada minuto.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Como de costumbre, intentaba distraerme con los pocos libros que tenía. Vi cómo entraban y salían guardias con nuevos prisioneros. Sin embargo, fue el sonido de un grupo numeroso de soldados acercándose lo que llamó mi atención.

Las puertas de mi celda se abrieron de golpe, sin aviso. Uno de ellos entró.

—El rey ha solicitado verte.

—¿Y a qué se debe ese honor? —cerré el libro y lo dejé a un lado—. ¿Ha decidido al fin enviarme a la horca?

El guardia no respondió. Ese silencio nunca era buena señal.

A empujones y tirones, me llevaron hasta el salón del trono. Mi madre se encontraba al lado del que durante mucho tiempo creí mi padre.

Supuse que, si Thor no estaba presente, no podía ser algo tan grave. Me equivoqué.

—El trato que tienen con tu hijo es admirable, madre —dije con sarcasmo mientras me colocaba frente a ella. Frigga cerró los ojos como quien intenta mantener la compostura—. ¿Se puede saber por qué me interrumpieron cuando estaba tan entretenido con mi lectura?

—Hay una situación que involucra al reino —intervino Odín—, y debemos hablarla contigo.

—¿Desde cuándo soy parte de los asuntos del reino?

—Loki, esto involucra a _____ —añadió mi madre.

Mi cuerpo entero se tensó. ¿Qué había hecho? No la veía desde hacía semanas, y solo escuchar su nombre en boca de mi padre encendía todas mis alarmas.

—Lo siento, llegué tan rápido como pude —dijo Thor, entrando al salón.

Entonces, sí era grave.

—Como le decía a su madre, la situación con lady _____ se ha vuelto crítica para el reino —explicó Odín.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Thor, tan desconcertado como yo.

—El pueblo teme el poder que posee... pero lo que más les preocupa es su cercanía contigo, Loki.

—Esto debe ser una broma... —musité.

Ahí entendí por qué me habían apartado tan repentinamente de ella.

—La Junta Suprema de los Nueve Mundos se reunió conmigo esta mañana —continuó Odín—. Presentaron dos soluciones para este problema.

—¿Y cuáles son esas opciones? —preguntó Thor, mirándome fugazmente.

Miré a mi madre. Su expresión estaba cargada de tristeza.

—La primera: la unión de ambos mundos a través del matrimonio —dijo Odín.

Temí lo peor.

—¿Podrías ser más claro, Odín?

—Un matrimonio entre el príncipe de Asgard y lady Stark.

—¿Es... en serio? —Los miré a todos, indignado. Aquello debía ser un juego cruel.

—Padre, con el debido respeto, no puedo desposar a _____ —Thor intervino incómodo—. Es la hija de un gran amigo mío... y mi corazón está en Midgard.

—Entonces queda la segunda opción —dijo Odín con frialdad—. La ejecución de la joven Stark.

Sentí como si el suelo desapareciera bajo mis pies.

—¿¡Quieren asesinarla!? —Thor reaccionó antes que yo, alarmado—. ¡Padre, no puedes permitir eso!

El silencio se apoderó del lugar.

Y yo... reí. Una risa amarga, incrédula, cargada de rabia.

—¿Esto te sorprende, hermano? —le dije a Thor—. Odín siempre ha manipulado nuestras vidas para su conveniencia. No es novedad que lo haga de nuevo.

—¡Tus actos son los que nos han traído hasta aquí! —rugió mi padre.

Tenía razón. Aunque me costara admitirlo, en parte esto era consecuencia de mis decisiones.

—Pero... creemos tener una tercera solución —añadió Odín.

—¿Y qué clase de solución? ¿Desterrarla? ¿Encerrarla en una cueva oscura?

Mi madre suspiró. Su voz volvió con suavidad.

—Loki... tú y _____ deben separarse definitivamente.

—Esto es ridículo —solté con una risa amarga—. ¿No es eso lo que ya están haciendo?

—No basta. Ella no deja de intentar verte —intervino Thor.

—Tienes que lograr que deje de buscarte —dijo mi madre.

—¿Y por qué no le dicen ustedes la verdad? ¿No es su vida la que está en peligro?

—Tememos que no lo tome bien —contestó Odín.

Mi risa fue más amarga esta vez.

—¿Entonces quieren que yo... la lastime? ¿Que le diga algo que la destruya emocionalmente para protegerla?

El silencio confirmó mis sospechas.

—Creemos que es lo mejor —dijo mi madre finalmente.

—No. No voy a herirla.

No me importaba que lo supieran. Por primera vez en mucho tiempo, había sido honesto sobre mis sentimientos. No los escondería más.

—Ella no me ve como un monstruo. Me ve como lo que realmente soy —dije, con voz firme—. No la abandonaré.

—Hijo... el pueblo necesita paz. Y nosotros también —replicó Odín.

—¿Y qué hay de ella? ¿Y de mí? ¿De nosotros?

—Loki...

—No, madre. No permitiré que la dañen. Ya ha sufrido suficiente.

—¡Ya basta! —interrumpió Frigga con firmeza—. Nada se logrará con gritos.

—No estoy de acuerdo con que la lastimen —insistí—. ¡Es injusto!

—¡Ya no es tu decisión! —sentenció Odín—. Llévenlo de vuelta a su celda.

—Te arrepentirás de esto, Odín —espeté con furia.

Las miradas de mi madre y de Thor al alejarme estaban cargadas de tristeza. Hipócritas. Ya sabían todo.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

De vuelta en mi celda, la impotencia me carcomía. Odin haría lo que fuera para apagar cualquier luz que yo pudiera tener.

Pensé en escapar, en huir con ella... pero era inútil. No tenía cómo.

—Loki —la voz suave de mi madre me sacó de mis pensamientos.

—Quiero estar solo.

—Sé que esto es doloroso... yo tampoco deseo hacerlo.

—¡Entonces no lo hagas! —grité—. Ella no merece pagar por mis errores.

Frigga se acercó, posando su mano cerca de mi mejilla. Su expresión de tristeza lo decía todo. Quizá tampoco tenía elección.

Y eso era lo peor.

La traición de quien más amas duele más que cualquier cadena.


—Tiene que haber otra manera... madre, por favor.

Vi en su rostro una duda fugaz, una sombra que cruzó sus ojos. Pero enseguida, una chispa se encendió en su mirada. Había una forma. Lo sabía. Ella lo había considerado incluso antes de que yo lo pidiera.

—Haré todo el tiempo posible para ayudarlos. Pero debes prometerme que si lo logramos... tú cambiarás esos ideales, hijo. Hazlo por ella y por mí.

Asentí, tratando de contener mi euforia. Saber que mi madre me ayudaría me daba esperanza. Y aún más si ella veía que podía cambiar por la mujer que no salía de mis pensamientos. Quizá no todo estaba perdido. Esa idea me sostenía.

—Has cambiado tanto, hijo mío. A pesar de todo... te preocupas más por ella —quedé en silencio. No tenía mente para nada más. Ella lo era todo, aunque aún no supiera cómo decirlo—. Estaré fuera del reino unos días, pero cuando vuelva, te enviaré con ella. Lejos de aquí. Donde puedan comenzar de nuevo.

—No quiero que la lastimen, madre.

—No dejaré que eso pase, Loki. Te lo prometo —me dedicó una sonrisa que me calmó. Por lo menos sabía que había una manera. Un hilo del que podía tirar para no caer completamente en la desesperación.

...

Habían pasado varios días desde la última vez que hablé con mi madre, y más de un mes desde que vi a ________. Me consumía no poder verla, tocarla o siquiera oír su voz. Me dolía el pecho, el alma. La extrañaba con una necesidad tan grande que no podía dormir, ni comer. Solo pensar.

Mi mente vagaba entre los pocos recuerdos junto a ella, y me dolía aún más saber por qué ya no podíamos estar juntos. Era una condena autoimpuesta... y necesaria.

—Su majestad... —una voz femenina me sacó de mis pensamientos—. Le he traído los libros que solicitó.

Me incorporé y la observé un momento. Me resultaba vagamente familiar, pero no le di importancia. La tristeza me ahogaba como una marea sin fin.

—No los necesito. Puedes retirarte.

Ella asintió, hizo una leve reverencia y salió. Volví a recostarme, mirando el techo, sin sentir nada. Si madre no tardaba en volver, estaríamos más cerca de escapar de este reino detestable. Más cerca de una vida distinta.

Cerré los ojos. Mi cabeza dolía por los recuerdos, pero pronto todo acabaría. Iríamos donde ella quisiera, a cualquier rincón del universo, mientras pudiera estar a su lado.

No sé cuánto tiempo pasó, pero finalmente me quedé dormido. Hasta que un estruendo retumbó por todo el lugar.

Los guardias corrían fuera de las celdas. Parecía un ataque. Nada más se escuchó en ese momento, pero era suficiente para poner a todos en alerta. El aire se volvió más denso, más hostil.

⊱❑ Thor

Había estado fuera del reino por varios días. Madre me había confiado un plan. Arriesgado, pero necesario. Uno que permitiría evitar una tragedia y reunir a Loki con la joven Stark. El viaje fue largo, pero lo que más me atormentaba era ese presentimiento oscuro que crecía conforme me acercaba al castillo.

Ella era fuerte, valiente. Pero Loki... Loki era impredecible. Un tejedor de realidades. Siempre dispuesto a cambiar el guion si el destino no le favorecía.

—¿Y si pasamos por algo de comer? Matar una bestia siempre me abre el apetito —bromeó Volstagg con su carcajada atronadora.

—Tú siempre tienes hambre —respondió Fandral, esbozando una sonrisa irónica.

—No sería mala idea —añadió Sif—. Pero primero, al palacio. Algo me dice que nos necesitan.

Íbamos acercándonos cuando un estruendo sacudió las torres del castillo. El cielo pareció ensombrecerse de golpe. Ciudadanos corrían en todas direcciones.

—¡Están atacando el castillo! —gritó un civil.

Espoleamos los caballos con urgencia. El caos reinaba. Vi a varios guardias dirigirse al ala donde estaba encerrada ella.

—¿Creen que fue ella? —preguntó uno.

—Definitivamente —respondió otro.

—No saquemos conclusiones tan rápido —intervino Sif, con firmeza.

Corrí hacia la habitación. La puerta estaba resquebrajada, las paredes marcadas por grietas. Algo poderoso había estallado desde dentro.

—¿Qué ocurrió aquí? —pregunté a un guardia.

—Una explosión. Creemos que la mujer de Midgard la provocó.

Una explosión emocional, más bien. Recordé las palabras de Stark: "Prométeme que no tendrá problemas en tu reino, Thor. A menos que quieras una habitación hecha chiquero."

Quizás el plan ya había comenzado.

—Esperen aquí —ordené, avanzando por los pasillos con paso firme.

No había caminado mucho cuando choqué con alguien.

—Lo siento mu... —me detuve—. ¿Lady Sigyn?

—P-príncipe Thor... perdón, no lo vi venir.

—¿Qué haces aquí? Madre no está en el reino.

—El rey me mandó llamar. Me pidió un favor.

Ella era experta en ilusiones. Un escalofrío me recorrió la espalda.

—¿Qué clase de favor?

—No puedo decirlo...

—Sigyn. Te lo ordeno.

Ella bajó la mirada. Lágrimas empezaron a formarse en sus ojos.

—Me pidió entrar en la mente de Lady Stark... y crear una ilusión. Que la hiciera sufrir. Con recuerdos de Loki.

Sentí un golpe helado en el pecho. ¿Habíamos caído tan bajo? ¿Infligir más tormento en lugar de buscar sanación?

—Gracias —dije, con voz tensa, y continué mi camino.

Volví a la habitación. Los guardias aún forcejeaban con la puerta.

—Permítanme intentarlo —dije.

Golpeé suavemente.

—¿Estás ahí? Soy yo, Thor.

Silencio. Largo, denso.

Volstagg murmuró una broma para aliviar la tensión. Fandral se mostró comprensivo. Sif cruzó los brazos con impaciencia. Justo cuando pensábamos rendirnos, la puerta se abrió sola.

—¿Pequeña Stark? —llamé.

Ella estaba sentada en el balcón, con un libro entre las manos. El cuarto estaba impecable. Demasiado impecable.

—¡Oh, Beach Boy! —dijo con una sonrisa teatral—. Guerreros, Lady Sif... bienvenidos a mi palacio de aburrimiento.

—¿Por qué no abriste antes? —pregunté, con cautela.

—Estaba... leyendo. Muy concentrada —respondió, alzando el libro como prueba—. ¿Cómo te fue? —añadió con un entusiasmo falso.

—Deja de fingir —gruñó Sif, empuñando su espada.

—Fue solo un estornudo... —rio con nerviosismo.

—¡Mientes! ¿Este es tu plan para destruir Asgard?

—Sif, basta —ordené.

—No, Thor. Está ocultando algo. Algo peligroso.

El ambiente se volvió insoportable. Entonces ella nos miró. Sus ojos vacíos, como pozos sin fondo.

—creo que es hora de que tus amigos se vayan.

—Déjenme hablar con ella a solas.

—Pero Thor......

—Solo será un momento.

Se marcharon. Ella intentó mantener su actitud alegre, pero su fuerza se desmoronaba.

—Supe lo que pasó con Loki —dije.

Ella se quedó quieta. Apretaba aquel pequeño libro entre las manos.

—Ah... eso. No fue tan grave.

—Actúas diferente. te ves... rota.

—Estoy bien.

—No lo estás. Ya basta de ilusiones.

Eso la quebró. Su mirada se apagó.

La habitación cambió. El hechizo cayó. El verdadero cuarto era un desastre: muebles destruidos, paredes rasgadas, cristales rotos por el suelo. Ella yacía junto a la cama, abrazada a una flor que parecía marchita.

—Lamento haber mentido —susurró—. No quería que me vieran así.

Su piel estaba pálida, su brazo cubierto de moretones. Llevaba ropa sencilla, de Midgard. El caos se respiraba en el aire.

—Destruí todo. Me hice daño. Pero esta estúpida flor... no pude romperla. No pude.

Lloraba. Su voz era frágil, temblorosa.

—No puedes seguir así. Te estás haciendo daño.

—Siempre estuve sola. Antes y ahora. ¡Jugaron conmigo! —gritó—. Mi cabeza está rota. ¡No sé qué fue real!

me quebró verla así, era solo una niña que pedía ayuda a gritos por un corazón malherido

—¿Merezco esto?

—No. No lo mereces.

—Hay algo que...

—¡THOR! —una voz golpeó la puerta.

Ella me miró, con urgencia.

—Vete. No quiero que piensen que me hiciste daño.

No quería irme. Pero asentí.

—Volveré. Lo prometo.

Me agaché. Acaricié su cabello con ternura. Ella se apartó, como si incluso el consuelo doliera.

—Solo quiero volver a casa...

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Eaaa un capitulito mas largo el día de hoy jsjsjjsjsj.

¡NO PUEDO CREER QUE HAYAN DUDADO DE LOKI!

se pasan de verdad

Espero les haya gustado y
recuerden que adoro ver sus comentarios y más si me ayudan a mejorar en alguna parte de la historia ya que tomo ideitas también de sus aportes.

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