Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚... 𝐲 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬

✩。:•.───── ❁ 3/3 ❁ ─────.•:。✩

✩。:•.───── ❁ ❁ ─────.•:。✩


Así mismo fue. A la mañana siguiente, el despertador de inteligencia artificial retumbó con un tono alegre, despertando a todos a horas tempranas. Tony, siempre previsor, había solicitado un servicio de catering y buffet que lucía impecable, organizado en el salón especial para eventos del equipo en la Torre de los Vengadores. El aroma del pavo asado, acompañado de recetas navideñas tradicionales, impregnaba el ambiente, evocando una calidez festiva difícil de ignorar.

Tony, con su usual discreción, intentó deshacerse de un plato preparado por Loki, disimulando su aversión. Sin embargo, fue sorprendido por su hija, quien con una sonrisa pícara lo amenazó:

—Si tiras eso, le contaré a Pepper que fuiste tú quien arruinó su vestido cuando tenía la reunión en Londres.

Tony suspiró resignado, sabiendo que no podría escapar de esa.

Las horas volaron mientras el día avanzaba. En su habitación, Louise se preparaba sin prisa, optando por un look casual: jeans de mezclilla, unas UGG apeluchadas y un suéter rojo con blanco de lana con un reno bordado, complementado con un maquillaje sutil pero radiante. Su cabello corto y lacio brillaba bajo la diadema de cuernos de reno con luces parpadeantes, dándole un toque festivo inigualable.

En contraste, Loki observaba con desdén un suéter verde oscuro con detalles rojos, adornado con la imagen de un personaje que reflejaba su propia aversión por la festividad. Aunque no lo sabía, la ironía de ese suéter era un chiste interno para el resto.

La celebración estaba por comenzar, y fiel a su estilo, Steve Rogers llegó con anticipación, portando un ponche casero y una sonrisa serena. Colocó su regalo bajo el majestuoso árbol de Navidad, junto a los de Tony y Louise.

—Mira quién llegó, ¡el señor puntualidad! —bromeó Louise, dándole un fuerte abrazo.

—Aprendí por las malas que llegar tarde no es una opción —respondió Steve con una sonrisa.

—Vaya, parece que el Capitán América también puede traumatizarse —replicó ella con una carcajada.

Las puertas del ascensor se abrieron, revelando a Natasha y Barton cargados de envases con delicias y paquetes de regalos. Las risas y charlas amenas llenaron el ambiente, creando una atmósfera cálida, aunque no exenta de tensiones.

—Oye, ¿y dónde está el "dios destructor de mundos"? —preguntó Barton, sirviéndose una taza de chocolate caliente.

—Aún no quiere salir. Denle su tiempo —respondió ______, encogiéndose de hombros.

—Mejor que no salga —murmuró Steve, dejando a ______ visiblemente molesta.

—Vamos, no sean tan duros. Ha ayudado con la decoración y la cena —defendió ella.

—Gracias por avisar. Así sé qué no comer esta noche —bromeó Barton, provocando risas contenidas.

Louise rodó los ojos, frustrada por la falta de aceptación hacia Loki.

—¿Realmente crees que el caos encaja con el espíritu navideño, S.J? —comentó Natasha, arqueando una ceja.

—Por supuesto. Está haciendo un esfuerzo genuino —insistió ______.

El silencio se apoderó de la sala, reflejando la incertidumbre sobre la confianza puesta en Loki.

En ese preciso momento, la puerta que daba a la cocina del salón  se abrió nuevamente, revelando a Tony con una expresión despreocupada y una copa de vino en la mano.

—¿Interrumpo alguna terapia grupal? —dijo Tony, esbozando una sonrisa sarcástica mientras se acercaba al grupo.

—Justo estábamos debatiendo sobre la compatibilidad del caos con la Navidad —comentó Natasha con una media sonrisa.

—Ah, la eterna pregunta navideña. Bueno, si algo he aprendido es que el caos hace que el ponche sepa mejor —replicó Tony, alzando su copa— por cierto Cap, que buen ponche.

Este solo se levantó y lo saludó con un abrazo corto.

—¿Eso es ciencia o solo excusa para beber más? —bromeó Barton replicando a Steve en su saludo.

Tony se encogió de hombros.

—Una mezcla de ambas. Pero hablando en serio, estamos aquí para pasarla bien. Loki incluido. Si hizo la cena, al menos démosle el beneficio de la duda... y tal vez un extintor cerca, por si acaso.

Las risas estallaron, disipando la tensión en el ambiente. ______ sonrió confundida al ver cómo Tony, con su peculiar humor, lograba suavizar las diferencias, al menos por esa noche o bueno eso esperaba.

Los invitados continuaron llegando: Happy junto a Pepper, quien ajustaba las luces navideñas con precisión; Thor, entrando dramáticamente por un portal de Heimdall, su suéter ajustado contrastando con su imponente presencia; y finalmente, Bruce Banner, con una sonrisa tímida.

El salón principal de la Torre Stark brillaba intensamente con luces sincronizadas por Jarvis al ritmo de villancicos. Los hologramas de renos trotando alrededor del gigantesco árbol eran el toque final.

La música navideña llenaba el salón con notas vibrantes de alegría, pero aún faltaba alguien, cierta presencia cuya asistencia era incierta.

______  subió las escaleras con determinación, el eco de sus pasos resonando en el pasillo alfombrado. Se detuvo frente a la puerta de Loki, respiró hondo y llamó con suavidad. La puerta crujió ligeramente al abrirse, revelando a Loki de pie, con expresión arisca y un suéter oscuro que desentonaba con el espíritu festivo.

—¿Por qué aún no bajas? —preguntó Louise arqueando una ceja con una sonrisa forzada—. Te estamos esperando.

—No pienso ir —respondió Loki, cruzándose de brazos.

—¿Qué? ¿Por qué? —insistió ella, entrando un poco más en la habitación.

—Es ridículo. Esa cosa verde jamás me la pondré. Además, sé que a los demás no les agrada mi presencia —su voz estuvo teñida de una mezcla de desdén y vulnerabilidad.

______ suspiró, acercándose hasta quedar frente a él.

—Cariño, ya hablamos de esto. La pasaremos bien, ¿sí? No se trata del suéter ni de agradarles, se trata de compartir.

Loki desvió la mirada, renuente, pero su postura se suavizó apenas un poco.

—Está bien... pero no pienso ponerme esa cosa.

______ sonrió con un destello de picardía.

—Dios mío, realmente te pareces al Grinch cuando te lo propones.

—¿Al qué? —preguntó Loki, frunciendo el ceño, genuinamente confundido.

—Olvida eso. Ponte entonces unos cuernitos de reno —dijo ella retirándose su diadema festiva y pasándosela.

Loki la miró horrorizado.

—Con que me digas 'cuernitos' ya tengo suficiente, gracias.

—Entonces una de las bufandas que te traje. No se ven tan mal, son más... discretas.

—¿Qué tan necesario es usar esas prendas para esta estúpida celebración?

____ se detuvo en seco. Su expresión cambió, sus ojos se endurecieron, y durante un instante pareció que el aire mismo se volvía más denso.

Loki lo notó, pero eligió el silencio. Cerró los ojos brevemente, buscando su autocontrol. Un suspiro escapó de sus labios, disipando la tensión como una ráfaga de viento frío.

—¿Sabes qué? Ve como se te dé la gana —dijo ella, rindiéndose con un gesto cansado—. Te veo abajo... si es que quieres.

Sin más, salió de la habitación, colocándose de nuevo su diadema de reno. Mientras bajaba, sentía la mezcla amarga de frustración y tristeza apretándole el pecho. No quería que le afectara, pero era inevitable.

La sala parecía un escaparate del Polo Norte. Luces parpadeantes, guirnaldas y un gigantesco árbol adornado con esferas brillantes dominaban la escena. Parecía que Pepper había contratado a todos los elfos de Santa para competir con el mismísimo Rockefeller Center.

Tony Stark, copa en mano y gafas de sol puestas a pesar de la hora, se pavoneaba como un presentador de gala premiando su propio ego.

— Bien, niños, el evento que nadie pidió pero que todos van a recordar... ¡Intercambio Stark-vengadores Navideño 3.0!

—¿Qué pasó con el 2.0? —preguntó Barton desde un sofá, mordisqueando una galleta.

—Explosiones. Poca memoria. Siguiente pregunta —Tony sonrió con suficiencia.

Pepper, impecable en su elegancia, organizaba todo con su tablet en mano, mientras Happy ajustaba un gorro de Santa que parecía haber encogido en la secadora.

Steve Rogers sostenía su taza de chocolate caliente con ambas manos, como si cada sorbo le reconectara con una época más simple. Banner, con su suéter de reno científico, trataba de mantenerlo sin arrugas, mientras Thor, riendo a carcajadas, ya había devorado la mitad de las galletas preparadas por Loki.

Al ver bajar las escaleras de manera lenta pero desganada, Thor se acercó a ______ con una sonrisa traviesa.

—¡pequeña! ¿Por qué esa cara larga? —exclamó mientras la rodeaba con un abrazo efusivo.

Louise esbozó una ligera sonrisa, aunque sus ojos delataban cierta incomodidad.

—No pasa nada —respondió, intentando sonar convincente.

Thor frunció el ceño, soltándola suavemente.

—¿Es por mi hermano, verdad?

______ negó rápidamente, agitando la mano en el aire.

—No, para nada. Solo que tomé demasiado chocolate y creo que me ha caído un poquito mal —dijo con una risa nerviosa, evitando mantener el contacto visual.

Thor no se dejó engañar tan fácilmente y ladeó la cabeza, estudiándola con atención.

—¿Estás segura? Porque conozco esa mirada. Es la misma que pones cuando algo ronda en tu cabeza.

Ella soltó un suspiro, encogiéndose de hombros.

—De verdad, Thor, solo es el chocolate... y quizás un poco de cansancio.

—Mmm... Está bien, si tú lo dices —respondió Thor finalmente, aunque sin dejar de observarla con preocupación.

Ella aprovechó ese momento para cambiar de tema.

—Bueno, voy a ver qué hace Pepper —dijo, alejándose con paso rápido hacia donde Pepper revisaba una lista con expresión concentrada.

—Creí que no vendrías —dijo la pelinegra a Pepper con una sonrisa cálida.

—No podía pasar una Navidad sin ti.

—¿Y sin papá? —la pregunta flotó en el aire, cargada de nostalgia.

Pepper guardó silencio un instante, su sonrisa se suavizó, casi imperceptible, como un destello de esperanza a que parecian que su problemas se estaban alejando.

— ¿no vendrá Nicolás?

Ella maldijo internamente.

— ah bueno...

— ay hermosa, lo lamento. Creí que ya habían resuelto sus cosas —la miró con algo de culpa—. Estoy segura de que en estos días todo mejorará.

—de hecho, hay algo que-

—No te preocupes, no es necesario que me cuentes tus problemas si te resulta incómodo —interrumpió, evitando profundizar en el tema—. ¿Dónde está Loki? —preguntó la pelirroja, intentando cambiar de conversación.

—No sé, estaba arriba "arreglándose"... aunque no quiso usar su ugly sweater y tenía una actitud fastidiosa — respondió Louise con desdén .

En ese momento, Loki apareció en la escalera, luciendo su vestimenta que ya se había hecho habitual por esas fechas —un sweater negro de algodón, unos zapatos de vestir del mismo color y un pantalón a juego a esa vibra elegante y oscura—, pero con un pequeño detalle: llevaba discretamente la bufanda navideña alrededor del cuello. Ella sonrió para sus adentros muy a fondo sabía que lo había hecho para hacerla feliz.

Tony al presenciar a Loki entrar al salón se dispuso a llamar  atención de los presentes.

— Muy bien equipo, son las —revisó Tony  su reloj inteligente— 8:30, así ya va siendo la hora de pasar a la cena que ah sido escogida por su servidor y también a tenido la ayuda de... Loki, nuestro nuevo invitado de honor a la celebración.

Todos miraron a Loki por un instante quien estaba al lado de _____, la tensión de sintió por un momento mientras se acomodaban y sentaban en la gran mesa que estaba llena de un gran banquete navideño.

— invitado de honor es una palabra fuerte —murmuró Clint, inclinándose hacia Bruce, que sólo sonrió mientras movía la cabeza.

—Por favor —dijo Loki con fingida indignación—, debería recibir un reconocimiento oficial sólo por dignarme a participar en este circo.

—Técnicamente, los circos son divertidos —intervino Pepper con una sonrisa paciente—. Y tienen menos sarcasmo.

—Eso depende del payaso —replicó Loki, tomando la copa de vino frente a él y girándola entre los dedos.

—¿Él es el payaso, o nosotros? —susurró Clint en voz baja. Natasha le dio un codazo.

—Mejor que un dios con complejo de superioridad esté en la mesa que lanzando rayos en el jardín —bromeó Tony, sirviendo otra ronda de vino.

Thor soltó una carcajada sonora, golpeando la mesa con una mano, haciendo vibrar los platos.

—¡Ja! Mi hermano siempre ha tenido un don especial para arruinar celebraciones y para hacerlas inolvidables.

—No sé si eso fue un halago o una advertencia —dijo Bruce en tono bajo.

Louise tomó aire, sonriendo de manera amplia pero algo forzada.

—Bueno, antes de que esto se convierta en un debate existencial, ¿qué les parece si comenzamos a comer? —sugirió, levantando su copa en señal de brindis.

—¡Por la tolerancia navideña! —añadió Happy, chocando su copa con la de Pepper en broma y esta solo lo miró conteniendo una carcajada.

—Y por no convertir la cena en un motín —añadió Steve con una sonrisa diplomática.

Todos rieron con distintas intensidades, aliviando momentáneamente la tensión.

La comida avanzó entre bocados, bromas y sarcasmos. Tony no tardó en volver a provocar:

—Oye, Loki, ¿ayudaste a escoger el menú? Pensé que sólo aceptabas banquetes de hidromiel y jabalí asado.

—Me reservé el derecho de veto —respondió Loki mientras cortaba su filete con precisión quirúrgica—. Insistí en que no sirvieran "ensaladas aburridas". Alguien tiene que tener estándares en esta mesa.

Pepper arqueó una ceja divertida.

—¿Y también supervisaste los postres? Porque si falta el pastel de frutas, vamos a tener un motín de verdad.

—No intervendría. Sería fascinante observar —dijo Loki, con una sonrisa maliciosa.

—Santo cielo... —_____ murmuró, más para sí misma, mientras forzaba otra sonrisa y rellenaba su copa de vino—. Al menos esperen al brindis para empezar a tirarse la comida.

Steve, siempre el pacificador, intervino:

—La Navidad es para la familia... y para los aliados complicados —dijo, lanzando una mirada significativa a Loki.

—Complicado es quedarse corto —comentó Natasha mientras picaba su puré de papas.

— Lo tomo como un cumplido —Loki alzó su copa, brindando consigo mismo con evidente satisfacción.

Thor soltó otra carcajada, ajeno al matiz tenso que _____ intentaba desesperadamente disimular.

La noche siguió su curso entre anécdotas curiosas, un Loki que alternaba entre comentarios mordaces y una sorpresiva cortesía, y _____, que oscilaba entre mantener la paz y preguntarse si no habría sido más sencillo invitar a un ejército de chitauris a cenar.

La cena continuaba en una especie de equilibrio inestable: bromas, brindis, y algún que otro comentario pasivo-agresivo lanzado con la ligereza que da el vino. Tony, aunque se contenía, no dejaba pasar cada oportunidad para lanzar una broma sobre la "fiabilidad" de los invitados asgardianos.

______ , a pesar de sus esfuerzos, sentía cómo la incomodidad se instalaba en su pecho. Loki, con su aguda percepción, no tardó en notarlo. Aprovechando un momento en que los demás estaban ocupados discutiendo sobre qué película navideña verían después, se inclinó hacia ella y susurró, su voz baja y firme:

—No te preocupes por sus palabras —dijo, su mirada fija en ella, ignorando el bullicio a su alrededor—. Ni por las indirectas de tu padre.

_____ frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada.

—Sé que no confían en mí —continuó Loki, esbozando una sonrisa ladeada que no alcanzaba sus ojos—. No espero que lo hagan. Y créeme... —añadió, con un tono más suave— sus opiniones me son tan insignificantes como el ruido de una mosca en un salón vacío.

Ella parpadeó, entre sorprendida y aliviada. Loki siguió, sin apartar la vista de la suya:

—Lo único que importa esta noche... —hizo una pequeña pausa, como si eligiera cuidadosamente sus palabras— es que estoy aquí. Contigo. Y quiero que pasemos una noche agradable.

_____ sintió que algo en su interior se aflojaba, como un nudo que no sabía que llevaba tan apretado.

—Eres increíblemente cursi cuando te lo propones —susurró, sonriendo de lado.

—Y tú increíblemente hermosa cuando intentas cargar el mundo sobre tus hombros. Lamento lo de hace un rato—replicó Loki, permitiéndose por un segundo un destello de ternura en su expresión.

Antes de que pudiera responder, Tony alzó la voz desde el otro extremo de la mesa:

—¡Muy bien, basta de cuchicheos secretos, vamos a hacer un brindis decente antes de que Happy se duerma en su silla!

Loki se incorporó de nuevo en su silla, volviendo a su pose desenfadada, pero antes de apartarse por completo, rozó fugazmente la mano de _____ bajo la mesa, en un gesto casi imperceptible, pero cargado de significado más por su conversación unas noches anteriores.

Al terminar la cena, todos comenzaron a desplazarse con pereza y satisfacción hacia el enorme salón principal, donde una pantalla gigante estaba a punto de proyectar una película navideña como la siguiente actividad de la celebración.

_____, entre risas y leves empujones amistosos, ayudaba a trasladar bandejas de bocadillos dulces y salados, mientras Thor ya se había adueñado de una fuente entera de galletas de jengibre.

Jarvis, siempre atento, ajustaba la proyección y atenuaba las luces para crear un ambiente acogedor, mientras las chimeneas electrónicas del salón iluminaban suavemente las paredes de la torre.

—Muy bien, tenemos de opciones: Santa Cláusula, Mi pobre angelito o la ya tradicional El Grinch —anunció Happy con voz triunfal, pasando el catálogo de Netflix en la pantalla gigante, con el control en mano como si manejara un tesoro.

—¿Ese no fue el que mencionaste hace unos minutos en la habitación? —preguntó Loki, girando su rostro hacia ____ mientras ayudaba a acomodar los cojines y mantas en el suelo, creando un improvisado nido acogedor.

—Ah sí —rió ella, encogiéndose de hombros—. Es una película vieja pero divertida. Algo caótica, como esta familia.

—¿Vieja? ¿Divertida? —Loki ladeó la cabeza con escepticismo mientras extendía una manta sobre sus piernas y, sin pensarlo mucho, arropaba también a Louise a su lado quien se había acomodado —. Todo lo que veo en su sinopsis es una criatura peluda y verde causando estragos. No me resulta particularmente inspirador.

—Si detallas la película, te darás cuenta de que no es tan distinto a ti —intervino Clint Barton con un tono burlón, lanzando una palomita al aire y atrapándola de manera exagerada.

Loki entrecerró los ojos.

—¿Por qué dicen que se parece a mí?

—Tú solo ignóralos, jaja —rió _____ de forma incómoda, dándole un pequeño empujón amistoso en el brazo—. Sólo están bromeando.

—Bromeando... —repitió Loki con desdén teatral—. Saben, en Asgard, bromear sobre un dios tenía consecuencias mucho más serias.

—Sí, aquí las consecuencias son perder el control remoto —replicó Tony, que arrebató el mando de las manos de Happy mientras se sentaba en el sofá junto a Pepper.

—Y eso sería una verdadera tragedia moderna —murmuró Bruce con una sonrisa cansada.

Finalmente, tras una rápida votación a mano alzada —y algunas quejas dispersas—, la elección se decidió: Mi pobre angelito.

—Excelente, nada dice "espíritu navideño" como un niño causando caos y lesiones múltiples a dos ladrones —dijo Natasha con sarcasmo, mientras se acurrucaba en un sillón con un bol de palomitas.

—Ese niño sería una excelente incorporación a S.H.I.E.L.D. —bromeó Clint, lanzando otra palomita hacia la boca de Thor, quien la atrapó con habilidad.

La película comenzó, y durante los primeros minutos el ambiente se llenó de risas bajas, comentarios sarcásticos y alguna que otra corrección sobre los fallos de seguridad de los "villanos" en pantalla. Loki, con una ceja arqueada, no parecía del todo convencido del mérito estratégico de las trampas caseras de Kevin, pero callaba, entretenido más por la reacción de _____ que por la película en sí.

Cuando la historia en pantalla avanzaba y la atmósfera se volvía más cómoda y cálida, Pepper se incorporó ligeramente, dirigiendo una mirada cómplice a Tony.

—¿Qué tal si aprovechamos este buen humor para hacer el intercambio de regalos antes de que todos se queden dormidos?

—¡Eso! —apoyó Happy desde su rincón, chocando las manos con Thor, que no tenía idea de por qué, pero celebraba igual.

—Me parece un movimiento estratégico, querida —dijo Tony, poniéndose de pie—. Antes de que Hulk aparezca por comerse accidentalmente todos los dulces.

Bruce simplemente suspiró en su silla.

—Así que, ¡a organizarse! —ordenó Tony, agitando las manos como si dirigiera a un ejército—. Pepper tiene la lista de intercambio, así que no hay excusas ni trampas.

Todos se levantaron y fueron por sus regalos que habían dejado previamente debajo del gran árbol iluminado.

_____ soltó una risita mientras sacaba de una bolsa varios paquetes envueltos de forma colorida, algunos adornados con moños gigantes y otros con evidentes signos de haber sido envueltos a último minuto (cof cof, Clint).

Loki solamente se acercó y observó todo el alboroto con una mezcla de ligera desconexión y curiosidad, hasta que _____ le dio un codazo suave.

—No pongas esa cara —susurró—. Recuerda que Esto es parte de la tradición también.

—¿Intercambiar objetos aleatorios bajo la ilusión de afecto? —susurró de vuelta, con una sonrisa burlona pero menos cínica que de costumbre.

—No son objetos aleatorios —se defendió ella, encogiéndose de hombros bajo la manta que llevaba en sus hombros—. Es una forma de decir "pensé en ti".

Loki la miró un segundo, evaluando la calidez en sus ojos, y suspiró resignado.

—Entonces, espero que hayas pensado en algo espectacularmente brillante para mí.

—Oh, confía en mí —susurró ella, sonriendo de manera traviesa—. No sabrás qué te golpeó.

Loki dejó escapar una carcajada discreta, y por primera vez en toda la velada, se relajó del todo.

Mientras tanto, Louise acomodaba cuidadosamente el resto de cajas de regalo debajo del árbol, pero había un regalo en especial envuelto en papel verde oscuro. Loki, parado a unos pasos, la observaba con sospecha.

—¿Estás ocultando pruebas o planeando una nueva forma de tortura emocional?

—Ambas cosas son posibles —dijo ____ con una sonrisa pícara—. Pero si te portas bien, tal vez descubras que tengo talento para los detalles sentimentales.

—Eso suena... alarmantemente cariñoso.

—No te preocupes, no lo volveré a repetir.

Pepper se puso al frente con la tablet en la mano.

—¡Muy bien! Hora del intercambio. Recuerden, es anónimo... más o menos. Jarvis eligió los emparejamientos al azar.

—O como yo lo llamo, "manipulación algorítmica con sabor a drama" —añadió Tony, alzando su copa.

—¡Finalmente! —exclamó Thor, incorporándose con entusiasmo—. En Asgard los intercambios suelen implicar espadas o cabras. ¡Esto será refrescante!

—Por favor, que nadie le haya dado una cabra —murmuró Bruce con tono bajo, mientras Steve soltaba una risa.

— ¿que tiene tu hermano por las cabras? — preguntó ____ a Loki con genuina curiosidad bañada de gracia.

— al idiota la gustan las cabras desde niño, una lo golpeó en la cabeza una vez —contestó el recordado viejos tiempos—pero hablando en serio ¿Quién decidió que yo participara? —preguntó Loki, alzando una ceja aún fastidiado por hacer parte de la celebración.

—Jarvis —dijeron todos al unísono.

—Esa maldita inteligencia artificial tiene algo contra mí.

—Es recíproco —respondió la voz de Jarvis, desde el techo.

—¡muy Bien! Vamos a empezar con los regalos. ¡Jarvis eligió los emparejamientos al azar! Primero... Clint entrega a... Banner.

El arquero se acercó con una caja cuidadosamente envuelta.

—Esto es para ayudarte a... "relajarte".

Banner rió al abrir el libro titulado "Zen y el arte de no convertirse en Hulk" junto con una manta térmica y una caja de té calmante, a su lado había una tarjeta con una suscripción a una app de meditación por un año.

—Perfecto. Lo usaré después de la próxima reunión con Tony.

—¡Oye! —gritó Tony con falsa molestia.

— bien... Yo tengo a Natasha —dijo Steve, sacando una caja perfectamente envuelta con cinta blanca y roja, digna de una portada de catálogo—. Pensé que te vendría bien esto para cuando no estás en modo letal.

Nat abrió el paquete y encontró una bata de seda negra con bordes rojos, y un libro de poesía rusa junto con un conjunto de lociones corporales de aromas dulces.

—¿Steve Rogers regalando poesía? —dijo Natasha con una ceja alzada—. Algo anda mal en el universo. Pero me encanta.

Ambos se dieron una mirada cómplice antes de que ella le diera un abrazo como agradecimiento. ____ solo miraba con ternura la escena, adoraba cada interacción entre esos dos.

—¡Yo tengo a Happy! —anunció Thor con entusiasmo, entregándole una caja enorme envuelta en papel brillante dorado.

Happy la abrió con cuidado, sacando  que claramente era un mapa de Asgard. Dentro había un set de copas talladas a mano, junto a una botella de licor con una advertencia en runas. Acompañado por un mazo enorme de metal... que parecía más decorativo que útil.

—¿Esto es...?

—Una réplica de Mjolnir. Pero con abridor de botellas incluido. Práctico y simbólico —dijo Thor, como si hubiese descubierto el fuego.

—Jamás lo usaré... pero lo amaré —rió Happy, sorprendido de verdad.

—ah y Solo una copa por noche, amigo. Este brebaje ha derribado a gigantes.

—Entonces definitivamente no es para fiestas de oficina —respondió Happy, riendo mientras guardaba la botella con aprecio.

Happy tenía a Steve.
Le dio una figura coleccionable del Capitán América original en su traje de los años 40 y venía con un cuaderno de tapa dura, de estilo clásico, con hojas gruesas y una estilográfica grabada con las iniciales S.R..

—No sabía si era raro regalarle su propio muñeco a alguien —admitió—, pero... mira qué pose.

—Es increíblemente raro —dijo Steve entre risas—, pero también muy bien hecho.

El capitán sacó la libreta y la miró con curiosidad.

— vaya, creo que si te vendría bien para tus pensamientos de abuelito —comentó Natasha, en un tono de burla con picardía. .

—Me gusta —respondió Steve, sonriendo—. Aunque no prometo llenar más de tres páginas.

Bruce tenía a Pepper.
Le entregó una caja con varios frascos de aceites esenciales y un difusor de diseño minimalista añadiendo unos audífonos con cancelación de ruido.

—Para los días que necesitas una oficina libre de Tony —le guiñó un ojo.

—Esto es un regalo y una bendición —respondió ella, encantada.

Natasha tenía a Clint.
—Pensé en algo que podrías usar cuando no estás salvando al mundo —le dijo, entregándole una caja con una nueva carcaj personalizado y una gorra con el logo de los Mets.

— Nat, esto es... ¡increíble! —dijo Clint, visiblemente emocionado—. Y la gorra, buen toque. Sabías que perdí la mía.

—Lo sé. No dejas de quejarte desde octubre.

Después seguía Tony, quien tenía a Thor.

Tony se levantó con una caja alargada, elegante, envuelta en papel negro mate con un lazo rojo. Caminó hacia Thor con una sonrisa enigmática, el tipo de expresión que dejaba a todos preguntándose si el regalo explotaría al abrirlo.

—Tranquilo, rubio. No es otro martillo. Ni una versión parlante de mí. Aunque, lo admito, estuve tentado.

Thor tomó el paquete con curiosidad y lo desenvolvió. Dentro había un par de guantes de combate personalizados: cuero oscuro, reforzados, con runas bordadas discretamente en dorado, y un diseño que evocaba los rayos.

—¿Guantes?

—Sí, pero con estilo Stark. Refuerzo cinético, sensores de presión, análisis de fuerza en tiempo real. Así puedes entrenar con Cap sin dejarlo inconsciente —explicó Tony, con tono ligero.

Thor los sostuvo, girándolos entre sus manos.

—¡Son magníficos! Me quedan como un guante... literalmente.

Louise, sentada con las piernas cruzadas sobre el sofá, sonrió al ver la genuina emoción de Thor, aunque sus dedos jugueteaban con la manga de su suéter, anticipando el inevitable comentario venenoso.

Y, como si hubiera leído su mente, Loki alzó su copa desde su sitio junto a ella, con voz pausada:

—Qué atento de tu parte, Stark. ¿Buscaste algo que ayudara a Thor a controlar su fuerza... o solo querías evitar más reparaciones costosas en la Torre?

Tony giró los ojos sin perder la compostura.

—Un poco de ambas. Y tú sabes cuánto detesto gastar en refacciones. No todos los dioses tienen cheques en blanco, ¿sabes?

Louise se inclinó un poco hacia Loki, dándole un codazo muy sutil en las costillas, casi imperceptible, con una sonrisa forzada.

—Compórtate —murmuró, entre dientes.

Loki le respondió en voz baja, con una sonrisita torcida.

—Estoy siendo amable. Esto es mi versión navideña.

—Suena más como tu versión sarcástica —dijo ella, apenas audible.

—Solo aprecio el ingenio humano —susurró él de vuelta con un toque de ironía—. Aunque admito que no esperaba tanto esfuerzo en algo que no fuera autopromocional.

—¿De verdad esperabas otra cosa de Tony? —intervino Natasha desde el otro lado, alzando una ceja—. Él da regalos útiles. Y con rastreadores.

—Por precaución —aclaró Tony, señalando los guantes—. No sería la primera vez que Thor se pierde en Noruega tres días sin decir nada.

—Estaba meditando —replicó Thor con seriedad.

—En una taberna —aclaró Steve, sin mirar de la pantalla.

—Con hidromiel —añadió Clint, mascando una galleta.

Louise soltó una pequeña risa nerviosa, acomodando la manta sobre su regazo, mientras lanzaba una mirada a Loki, quien simplemente sonreía con fingida inocencia.

Mientras tanto, Tony respondía sin perder el ritmo.

—Sí, sí, muy gracioso. Pero para tu información, Loki, algunos de nosotros pensamos en la utilidad y el diseño. No todos los regalos tienen que venir con cuernos ni dramatismo.

—Oh, no me lo tomes a mal, Stark —replicó Loki, cruzando una pierna sobre la otra con despreocupación—. Solo me sorprende que no hayas incluido una función que diga "patente de Tony Stark" cada vez que Thor lanza un golpe.

Louise carraspeó levemente, buscando cortar la tensión sin intervenir directamente. Fingió estirarse para alcanzar el plato de galletas, colocándolo entre ellos como una pequeña barrera simbólica.

—Galletas, ¿alguien? —dijo con una sonrisa suave, pero tensa.

Natasha, sin levantar la vista de su taza, comentó con tono seco:

—¿Pueden guardar el duelo de egos para después de la película?

—Estoy disfrutando —dijo Clint con una galleta en la boca—. Es como ver a Shakespeare... pero con trajes caros.

Thor, que parecía completamente inmune a los dardos entre su hermano y Tony, levantó su puño enguantado con entusiasmo.

—¡Son perfectos! Gracias, Stark. Me honra que hayas pensado en esto para mí.

Tony alzó las cejas con una sonrisa triunfal.

—Lo sé. Es funcional. Estilizado. Muy yo. Podría patentarlo... aunque aún no decido si te cobro o no.

Louise soltó una risita, pero al mismo tiempo, le dio un pequeño empujón disimulado a Loki con el codo para que dejara de jugar con el borde de la bufanda que tenía puesta.

—Relájate un poco, ¿sí?

Loki la miró de reojo, y en voz baja, con un tono más sincero que irónico, dijo:

—Estoy bien.

Ella no respondió de inmediato, solo le sostuvo la mirada por unos segundos antes de volver su atención a los demás. Le acarició brevemente la mano, por debajo de la manta, como quien busca calmar a una bestia inquieta.

El ambiente retomó su tono más ligero, mientras Thor hacía una demostración teatral de cómo los guantes le permitirían entrenar sin destruir cosas... "con moderación".

—¿Y tú, cariño? —preguntó Tony a su hija cuando se calmó todo desde su sillón, masticando una galleta—. ¿A quién te tocó?

Louise tragó saliva, consciente de todas las miradas. Sonrió.

—A Loki.

Todos se giraron, algunos poco sorprendidos, otros visiblemente tensos. Loki solo alzó las cejas, con la misma neutralidad de siempre. Natasha murmuró algo como "esto se va a poner bueno", mientras Thor se acercaba, curioso.

—¿_____ te regala algo? ¿Esto es una costumbre midgardiana? Porque en Asgard nos arrojamos lanzas con intenciones románticas —bromeó Thor.

—Por supuesto que sí —murmuró Clint—. Nada dice "te amo" como una herida abdominal.

— bien no es necesario mencionar cosas del pasado — comentó Tony al recordar lo acontecido hace unos meses atrás.

Louise tomó la gran caja de regalo y se lo entregó a Loki.

—No intentes adivinar lo que es. Solo ábrelo.

Loki, con teatral desdén, rompió el papel. Al ver la cámara antigua, su expresión se tensó. No por desagrado, sino porque no lo esperaba. Era la misma que había observado con interés silencioso días atrás.

—La encontré en la tienda después de que la miraste. El vendedor, un anciano encantador, me contó su historia... La cámara fue usada por su esposa durante su primer viaje juntos. Dijo que cada fotografía fue un intento de recordar lo que no querían perder.

—Esto no es una cámara —dijo Loki, más serio de lo habitual—. Es una trampa emocional con lentes.

—Exacto. Para atrapar momentos. Pensé que quizás era hora de que empezaras a hacer tus propios recuerdos... y no solo robar los de los demás.

Loki no respondió enseguida. Pasó los dedos por el cuerpo de la cámara, examinándola con la misma reverencia que otros tendrían por una reliquia mística, percatándose en un grabado en una de las esquinas del marco de metal.

"Te amo. L.S"

—Y además —añadió Louise, bajando un poco la voz— es la primera vez que haces un intercambio navideño en Midgard. Quería que valiera la pena.

Más al fondo de la caja  había un libro antiguo de mitología nórdica adaptado por humanos, con anotaciones hechas a mano por _____ en varias páginas. Junto a él, un pequeño broche con forma de cuervo de dos cabezas, trabajado en plata oscura.

—Pensé que te gustaría ver cómo cuentan tu historia aquí abajo —dijo ella suavemente—. Y el cuervo... bueno, me recordó a ti. Observador. Complicado.

Loki no respondió de inmediato, pero sus ojos recorrieron el libro con atención antes de volver hacia ella.

—No esperaba algo tan... pensado y sentimental—dijo por fin, sin ironía—. Gracias, _____.

—Ahora tú, brillo nórdico —bromeó Clint interrumpiendo aquel momento íntimo entre Loki y ____—. ¿A quién te tocó?

Loki giró la cabeza hacia Tony con una sonrisa lenta, medida.

—A Stark.

Todos voltearon a ver al stark mayor, quien quedó casi estático en su lugar.

Loki se adelantó, con una caja negra y sin adornos, como si estuviera entregando un artefacto místico.

—Aquí tienes, Hombre de Hierro. No explota...Probablemente.

Tony abrió con precaución. Sacó una réplica perfectamente detallada de su primera armadura, construida en miniatura con materiales reales. El holograma se activó al tocarla, mostrando cómo se ensamblaba capa por capa.

Tony se quedó en silencio. Todos miraban.

—¿Esto... lo hiciste tú?

—Podría haber chasqueado los dedos y conjurado algo, sí. Pero preferí construirlo a mano. Es... simbólico. Disfrútalo. Pero no me lo agradezcas —dijo Loki, con su tono clásico de desprecio elegante—. El ego se alimenta solo.

Tony sonrió, sorprendido.

—No sé si estás manipulándome o si es un acto sincero de respeto...

—Ambas —dijo Louise en voz baja, riendo— ¿en qué momento lo hiciste? —miró a Loki con sincera confusion.

— tienes el sueño pesado, linda. me tomo un poco de dos noches.

Pero parecía que aún no terminaba ahí aún había un estuche de cuero perfectamente trabajado, que al abrirse revelaba un destapador de vinos de diseño elegante, junto a una pequeña botella de licor asgardiano con una etiqueta que decía: "Sabe a victoria". Y una nota breve: "Para que al menos en algo confíes en mí, aunque sea en mi gusto por el alcohol."

Tony lo leyó en silencio analizando las últimas palabras internamente y luego soltó una carcajada.

—¿Sabes qué? Esto es probablemente el regalo más decente que he recibido de alguien que intentó conquistar la Tierra.

—Siempre hay una primera vez —dijo Loki, cruzando las piernas con aire satisfecho.

— parece que alguien se está ganando al futuro suegro —le susurró happy a Thor quien solo respondió con una sonrisa llena de orgullo.

Louise soltó una risa, y Pepper simplemente negó con la cabeza, divertida.

El salón quedó en silencio por un momento, todos admiraban sus regalos hasta que Thor aplaudió con fuerza al acercarse a Loki quien estaba aún analizando su regalo.

—Una cámara para mi hermanito ¡Ahora podrás inmortalizar tus expresiones de desprecio!

—Ya tengo memoria perfecta. Esto es innecesario —dijo Loki, aunque nadie se tragó el tono.

—Pero aún no tienes una foto conmigo sonriendo —susurró Louise.

Tony, desde la otra punta del salón, resopló algo incómodo.

—Bueno, esto fue dulce... supongo. Aunque el sarcasmo romántico no se lleva bien con mi digestión.

Pepper se cruzó de brazos.

—Si tu digestión está frágil, tal vez no deberías haber comido los cinco postres antes de la cena.

—Oh, aquí vamos...

—"No usaré el horno para probar mejoras de propulsión", Tony. Eso fue una frase literal que dijimos en terapia de pareja.

—Era una pequeña mejora. Y el pavo estaba congelado, de todas formas.

—Y ahora está orbitando en pedazos sobre Brooklyn.

Banner se acercó a Louise con una sonrisa.

—Buen regalo. No todos pueden desarmar a Loki con un gesto tan elegante.

—Sí, pero no se lo digas. Él aún cree que mantiene el control.

Loki, mientras tanto, estaba de pie, cámara en mano, observando a todos. Por primera vez, su mirada no era de juicio, sino de algo más suave. De pertenencia, tal vez.

—¿Qué pasa? —preguntó Natasha al verlo tan inquieto.

—Creo... —dijo Loki, alzando la cámara— que quiero capturar este momento.

—Oh, por favor —bufó Tony—. Como si esa fuera una excusa para no posar.

— ¡muy bien entonces tomemos una foto! —llamo ____ mientras trataba de organizar a todos.

Después de unos minutos batallando para que todos se acomodaran frente al árbol, Loki estaba acomodando la cámara en una de las mesas de cristal más cercanas.

— ¡si salgo con los ojos cerrados vuélvanla a tomar! —exigió Tony.

—Silencio, Stark. Estoy encuadrando tu ego inflado. Necesito hacer zoom. —dijo tratando de configurarla y acercándose rápido hasta donde estaba todo el grupo.

Click.

La cámara antigua sonó con su disparo mecánico, capturando una escena ridícula, hermosa, y ligeramente desastrosa. Justo como debía ser.

La celebración había quedado atrás. Las luces navideñas habían sido apagadas, y solo quedaban algunos rastros del caos festivo en las esquinas del salón común: un gorro olvidado, una taza con chocolate seco, una etiqueta con el nombre "Clint" pegada en una planta (presumiblemente robada de la mesa de Bruce).

En el piso de arriba, en un rincón de su habitación, Loki estaba solo, frente a una pequeña mesa de madera oscura. A su alrededor, las sombras bailaban lentamente gracias a una vela encendida —algo que prefería por encima de la iluminación artificial de Stark.

Sostenía entre sus manos un marco de plata discreto, elegante, antiguo, como sacado de otro tiempo. Dentro, la fotografía. La primera.

Aparecían todos. Thor sujetaba su martillo con una expresión que parecía un intento de sonrisa, Tony estaba a medio parpadeo (y hablando), Natasha miraba directo a la cámara con media ceja alzada mientras rogers la abrazaba, Bruce sostenía una galleta mientras Clint intentaba colocarle un gorro a Steve, quien, en el fondo, parecía incómodamente feliz.

Y en el centro, casi como un accidente, _____ apoyaba la cabeza contra el brazo de Loki. Él no estaba mirando la cámara. La estaba mirando a ella.

La imagen, vieja y cálida, parecía sacada de un tiempo más lento. La había revelado con un chasquear de dedos aunque ____ le había insistido en hacerlo "a la manera antigua".

—Ridículo —murmuró para sí, acariciando el borde del marco—. Un dios con un marco de fotos... ¿Qué será lo próximo? ¿Decorar con cojines?

Pero su expresión decía otra cosa. No burla. No vergüenza. Solo... algo callado. Inesperadamente... humano.

Escuchó pasos. No los usuales pasos robóticos de Stark, ni el andar sigiloso de Natasha. Estos eran suaves, familiares.

_____ apareció en la puerta con una taza de té.

—Te lo dije... terminarías guardándola.

Loki no se giró, pero dejó el marco sobre la mesa con delicadeza.

—Solo porque quiero recordar qué tan ridículos se ven todos con su afecto desbordado.

—Claro. Por eso le hiciste un marco artesanal con runas grabadas en el borde.

— necesitaba algo que pudiera tolerar estéticamente. Eso es todo.

Louise se acercó y puso la taza a su lado. Luego se inclinó, observando la foto con él.

—¿Y tú qué ves ahí?

Loki la miró de reojo.

—Una oportunidad perdida de huir antes de ser absorbido por su insípida ternura navideña.

Ella sonrió, apoyando la barbilla en su hombro.

—Yo veo a alguien que se quedó. Y que capturó algo que no puede conjurar con magia.

—No le des demasiada importancia —murmuró él, pero sus dedos seguían rozando el marco.

—No tengo que hacerlo. Tú ya lo hiciste al enmarcarlo.

Loki suspiró suavemente, dejando que el silencio los envolviera. No necesitaba admitirlo en voz alta. Ese era su lenguaje favorito: los gestos escondidos, las confesiones disfrazadas, los recuerdos atrapados en un instante que él mismo no podía destruir.

Ella deslizó su mano entre las suyas.

—Te amo—dijo, sin dramatismo.

—Eres insoportablemente dulce a veces —respondió él, con una media sonrisa—. Pero curiosamente... tolerable.

Ella rió.

—Un marco más y diré que te domesticaron.

—Entonces tendré que empezar a esconderlos mejor.

Ella le dio un beso en la mejilla.

—iré a cambiarme, te espero en la habitación ¿si?—el asintió para luego recibir un pequeño beso sobre su frente.

Al salir, el dios quedó en un silencio momentáneo, el cual se fue llenando del sonido de unos pasos acercándose.

Los pasos no habían sido los de Natasha. Ni los de Pepper.

Un leve golpe en la puerta quebró el silencio de la habitación tras la salida de ____.

Loki entrecerró los ojos.

—¿Sí?

La puerta se abrió sin esperar respuesta.

Tony Stark, con su peculiar sweater ya un poco manchado de ponche  una copa de cristal medio vacía en la mano, entró con ese andar que no ocultaba que había bebido más ponche del que diría. Tenía las mejillas apenas sonrojadas y los ojos entre entrecerrados, no por sueño, sino por pensamiento.

—¿Esperabas a alguien más? —preguntó con tono informal, pero su mirada se fue directo al marco sobre la mesa.

—Depende. ¿Vienes a regalarme otro comentario condescendiente o solo te perdiste camino al bar? —respondió Loki con sequedad, aunque su postura no se tensó. Aún.

Tony se acercó lentamente, observando la fotografía con el ceño fruncido, como si esa imagen en particular le dijera más de lo que quería admitir.

—Bonita foto —murmuró—. Aunque tú pareces sacado de una pintura antigua... o de una boda en otra dimensión.

—Admito que la imagen me favorece —contestó Loki, irónico.

Tony soltó una risa baja. Luego dio un sorbo a su copa, se recargó en el borde de la cómoda y se quedó en silencio unos segundos, girando el cristal entre los dedos.

—No me hace mucha gracia, ¿sabes?

Loki se limitó a alzar una ceja.

—¿El ponche? Estoy de acuerdo.

—No. Esto —dijo, señalando la fotografía—. Ustedes.

La sonrisa de Loki desapareció poco a poco. Se acomodó en su asiento, cruzando los brazos tenso.

—¿"Esto" te parece una amenaza?

—No, pero tampoco me resulta... cómodo.

—Entiendo. Seré directo, Stark. No vine aquí a pedir permiso. Y, como puedes ver, ya no estoy encadenado ni exiliado.

—No es cuestión de permiso —replicó Tony, el tono más seco—. Es mi hija.

Loki no dijo nada por unos segundos. Lo observó detenidamente.

—Y no soy un monstruo, aunque te cueste verlo —dijo finalmente—. No soy perfecto, pero ella no ha sido una víctima. Te molesta más no poder controlarlo que el hecho en sí.

Tony rió por lo bajo, casi con incredulidad.

—No sé qué me incomoda más: que sufras una recaída de tus... costumbres antiguas, o que realmente estés enamorado. Porque en ambos casos ella pierde.

El comentario quedó flotando en el aire como un cuchillo sin lanzar.

Loki no parpadeó. Solo bajó lentamente la mirada hacia el marco sobre la mesa.

—Te molesta porque no soy lo que esperabas para ella. Como ese tal Nicolás.

—Yung me cae bien, pero no —dijo Tony, dejando la copa sobre el estante con más fuerza de la necesaria—. Me molesta porque sé lo que eres capaz de hacer cuando estás herido. Porque sé lo que pasó con Nueva York. Y con Asgard. Y con tu hermano.

—¿Y no crees que sé lo que he hecho? —respondió Loki, la voz baja, pero afilada—. No finjo que no tengo oscuridad. Pero ella no la teme. No huye. Y créeme... ya lo ha visto todo.

—Y eso no te da más miedo que a mí, ¿verdad?

Loki lo miró por fin, sin rastro de sarcasmo esta vez.

—Me aterra. Pero también me obliga a ser más de lo que fui.

Silencio.

Tony respiró hondo y bajó la mirada. Se notaba agotado. No de Loki. De la idea misma de ver a su hija en un mundo que no podía controlar.

—Sabes —dijo, tomando la copa en la mano—, no me importa cuánta poesía le pongas a esto. O cuán humano intentes parecer.

Loki levantó la mirada, la sonrisa ya borrada por completo.

—No estoy intentando parecer nada. Solo soy.

—No, no lo eres —cortó Tony, con un tono más bajo, más frío—. Eres un dios disfrazado de hombre. Y eso te hace peligroso. Para ella. Para todos.

—Entonces deberías agradecer que me haya molestado en aprender a fingirlo.

Tony dejó la copa con fuerza sobre la cómoda nuevamente, el cristal tintineando con un sonido agudo.

—Claro. Porque tú eres el epítome del amor sano. ¿Sabes lo que más me molesta? Que con todo lo que eres, con todo lo que fuiste, ella todavía te mira como si fueras digno. Y tú te aferras a eso como si fuera redención mientras buscas aprobación por hacer una par de cosas normales.

—No necesito tu aprobación —murmuró Loki, tenso, los ojos brillando con un destello más oscuro—. Y no la busqué. Ni siquiera la de ella. Solo... dejé de resistirme.

—Pues empieza a resistirte de nuevo —replicó Tony, tajante—. Porque cuando esto se venga abajo —y lo hará—, tú desaparecerás con un chasquido o una maldita grieta interdimensional. Pero ella... ella se va a quedar con las ruinas.

El silencio cayó como plomo. La vela parpadeó entre ambos.

—Tú nunca vas a entender lo que significa amar a alguien sin poder protegerla —continuó Tony, más bajo pero más afilado—. Porque todo lo que tocas se vuelve conflicto. Y mi hija ya ha vivido demasiados. No necesita otro.

Loki lo observó, sin parpadear.

—No sabes nada de lo que ella necesita —dijo en voz baja, cargada de amenaza contenida—. Y si no puedes ver que ella no es una extensión de tu miedo, entonces eres tú quien la está encadenando, no yo.

—No juegues conmigo, Loki. No después de lo que hiciste en Nueva York. No después de lo que le hiciste a las personas durante la batalla. No después de lo que le pasó en tu mundo.

—¿Vas a enumerar cada crimen mío, o solo los que te convienen esta noche?

—Voy a recordarte que no importa cuánto cariño finjas sentir por ella —gruñó Tony—, no vas a dejar de ser quien eres por sostener una foto o decirle que la amas. No funciona así. Tú destruyes. Y ella no es tu redención.

Loki se puso de pie lentamente, la sombra de su figura alargándose tras él con la luz temblorosa de la vela.

—Y tú no eres su protector. Solo eres un hombre asustado que teme perder el control sobre lo único que no puede fabricar.

Tony entrecerró los ojos, furioso.

—Tal vez. Pero si le haces daño, no voy a necesitar tecnología para terminar contigo. Solo voy a dejar que ella te vea por lo que realmente eres.

Loki dio un paso hacia él, voz baja, venenosa:

—Ten cuidado, Stark. A veces mirar demasiado de cerca revela más de uno mismo que del otro.

—Tú ya te mostraste —escupió Tony—. Y lo único que vi fue a un mentiroso eterno tratando de robar lo que no puede conservar.

Un silencio brutal cayó entre ellos. Un corte. Sin regreso.

Tony se giró sin más palabras y salió, dejando la puerta abierta tras de sí.

Loki se quedó quieto.

Luego miró la fotografía, aún sobre la mesa.

Pero esta vez no la tocó.

Solo apagó la vela con un soplo.
Y dejó que la oscuridad lo cubriera entero.

✩。:•.─────  ❁7.8kwords ❁  ─────.•:。✩

Que vivan las peleas y el drama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro