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Un caos inminente se cernía sobre Nueva York. La invasión estaba en marcha, liderada por el mismísimo dios del engaño. Loki, con el Tesseracto en su poder y la ayuda involuntaria del Dr. Selvig —manipulado bajo su control—, preparaba la entrada del ejército chitauri.

— _______, tal vez necesite una mano con el greñudo —dijo Tony por el comunicador, su tono casual como siempre.

—¿Y qué se supone que puedo hacer contra él? —preguntó ella, confundida mientras sobrevolaba la ciudad.

—Ya que tanto les gusta charlar, ¿por qué no sigues la conversación? —intervino Steve con sarcasmo.

—Perfecto —respondió  _______ con fastidio, rodando los ojos—. Pero me deben una, y con intereses.

Dio un giro en el aire y aceleró rumbo a la torre, su supuesto hogar. Mientras se aproximaba, distinguió a través del ventanal a la figura solitaria que admiraba, con orgullo arrogante, el caos que estaba a punto de desatar.

—Espero no estar interrumpiendo tu momento de "gloria" —le dijo a Loki, entrando por la ventana mientras se recogía el cabello en una coleta.

—Nada se compara con ver nacer un nuevo reino frente a ti —respondió él, dándose la vuelta con su clásica sonrisa ladina.

—Claro, nada como la muerte de inocentes y la destrucción para inspirar esperanza —le contestó con sarcasmo.

—Pequeños sacrificios... para un bien mayor. ¿No crees, mi lady?

—No quiero ni imaginarme qué sería un "gran" sacrificio para ti —dijo posando una mano en su hombro, mirándolo con una ceja alzada—. Por cierto... espero que no hayas entrado a mi habitación.

—Insisto, eres demasiado para ese grupo de inservibles. Mi oferta sigue en pie, Louise —dijo, acercándose a su lado, mirándola intensamente.

—Me halaga tu persistencia, Loki —respondió ella sin apartar la mirada—. Pero no voy a traicionar lo que tengo ahora por un ideal que probablemente ni tú te crees.

—¿Y cómo estás tan segura?

—Corazonada —murmuró con una pequeña sonrisa, luego dirigió la vista hacia la ventana. Afuera, Jarvis desmontaba la armadura de Tony, preparándolo para entrar—. Supongo que hasta aquí llegó mi parte.

—¿Tan rápido termina la conversación, mi lady? —preguntó Loki, acercándose a centímetros de su rostro con una sonrisa burlona.

Se miraron unos segundos. Había algo entre ellos, algo que ninguno quería nombrar.

—Es que ahora le toca a él —dijo, apartando la mirada y señalando a su padre—. Él se encarga de las amenazas.

—Entonces supongo que nos veremos pronto, mi lady —dijo él, dándole la espalda.

—Espero que así sea, cuernitos —respondió ella, caminando hacia uno de los sillones. Sin dejar de observar a su padre, asintió con sutileza.

Loki se giró hacia Tony, acercándose con lentitud.

—¿Me vas a apelar al lado humano ahora? —dijo con tono cínico.

—En realidad... planeo amenazarte —respondió Tony con calma.

—¿Quieren comida china o mejor una pizza? —interrumpió Louise, ignorada por completo.

—Vas a necesitar tu armadura para eso —comentó Loki con una sonrisa.

—Sí, está algo maltratada... Y tú tienes la linternita del destino —le dijo, señalando el cetro—. ¿Algo de tomar?

—Más ignorada no puedo estar —murmuró, hundiéndose en su teléfono.

Loki miró su cetro, divertido.

—No vas a cambiar nada con distracciones.

—No, no... amenazas. ¿Seguro que no quieres algo? Yo sí quiero —Tony se encogió de hombros, dirigiéndose al minibar.

—Creo que pediré comida china solo para mí —dijo Louise levantándose—. No quiero que me interrumpan si llegan a destruir todo.

—Los chitauri ya vienen, y nada cambiará eso —sentenció Loki, mirando por el ventanal—. ¿Y amenazas? ¿A qué se supone que debería tenerle miedo?

—A los Vengadores —respondieron al unísono Tony y Louise.

Loki se giró molesto hacia la chica, que colgaba el teléfono mientras se apoyaba en el marco de la puerta, sonriendo.

—O bueno, así nos hacemos llamar —continuó Louise—. "Los héroes más poderosos del planeta". Bastante tonto, considerando que algunos ni tienen poderes. Yo diría que deberíamos llamarnos los "Prevengadores"... Primero hay que ser vencidos para luego vengarnos, ¿no?

— _______,cariño, ¿no tienes tarea que hacer? —refunfuñó Tony—. No estás ayudando mucho.

Ella rodó los ojos y fingió cerrar la boca con una cremallera.

—Es gracioso cómo silencias a la persona con más agallas de tu equipo de bufones.

—Nadie niega que fue complicado al principio —añadió Tony, sirviéndose whisky—. Hagamos un repaso... Una leyenda viviente que en verdad superó su leyenda, tu hermanito, el semidiós...

—Cof cof hermanastro cof —corrigió Louise con sutileza.

—Eso, hermanastro —Tony le guiñó un ojo—. ¿Dónde iba? Ah, sí... Un millonario, playboy, filántropo y egocéntrico en armadura, un tipo con problemas graves de manejo de la ira y dos espías asesinos.

—Y una adolescente con poderes psíquicos, malcriada y comunista, que es grosera con su padre —agregó ella contando con los dedos.

—También te amo, hija.

—No me preocupa. Yo tengo tropas —Loki sonrió con suficiencia.

—Y nosotros... tenemos un Hulk —dijo Tony, avanzando hacia él.

—¿No había escapado la bestia?

—No me cambies de tema. No hay un trono, no hay una versión de la historia donde ganes y te quedes con la chica —la voz de Tony se volvió seria—. Puede que tu ejército sea suficiente para vencer... pero tú provocaste esto.

_______ observó cómo Loki se acercaba lentamente a su padre. De inmediato, se tensó y, sin pensarlo dos veces, sacó un arma y quitó el seguro.

—Papá...

Tony solo le lanzó una mirada, una señal para que se calmara.

Loki posó la punta del cetro en el pecho de Stark... pero no pasó nada.

—. Ahí no hay nada que controlar.

—Pensé que te preocupaba tu padre —bromeó Tony con falsa decepción.

—Antes funcionaba... —murmuró Loki, visiblemente confundido.

—Bueno... problemas técnicos —intervino Tony, mirando a su hija, que ya se estaba aguantando la carcajada—. Suele pasar de uno en—

Loki no lo dejó terminar. Su expresión cambió abruptamente a furia contenida. Se giró con rapidez y lo tomó del cuello, lanzándolo con violencia al otro lado del salón como si fuera un muñeco de trapo.

—¡Loki, ya fue suficiente! —exclamó  _______, alzando su arma y apuntándole.

—Jarvis... cuando quieras —murmuró Tony desde el suelo, con dificultad.

Louise dudó un segundo. Su padre le hizo un gesto desde el suelo, indicándole que no actuara aún. Intentaba reincorporarse, pero antes de lograrlo, Loki volvió a sujetarlo. Esta vez por el rostro, levantándolo sin esfuerzo.

—Todos ustedes caerán... ante mí —dijo con una sonrisa oscura.

Louise no lo pensó más. Corrió hacia ellos, pero Loki, con un simple movimiento de su mano, hizo que una mesa saliera volando hacia ella. El impacto fue suficiente para que tropezara y cayera de lleno contra el suelo. Un quejido de dolor escapó de sus labios.

—¡Desplíégalo! ¡DESPLIÉGALO YA! —gritó desesperada, intentando levantarse mientras miraba a su padre siendo sostenido en el aire, sin aire.

Loki levantó aún más a Tony. Y sin titubear, lo arrojó con fuerza brutal contra el ventanal.

—¡JARVIS, AHORA! —vociferó Louise con la voz quebrada.

Por suerte, Jarvis respondió a tiempo. La armadura Mark se desplegó desde la torre, envolviendo a Stark en pleno vuelo antes de que impactara contra el pavimento. Aún así, el golpe fue duro.

Loki se giró hacia Louise, que aún intentaba incorporarse. La observó con una mezcla de interés y superioridad.

—Y tú... —la apuntó con el cetro—. Te quedarás conmigo cuando esto termine.

—Lo dices con tanta seguridad... —murmuró ella, acercándose con dificultad—. Como si realmente hubiera una posibilidad de que eso pase.

—Tal y como va la situación, no me cabe duda, mi lady —respondió él, acercándose a escasos centímetros de su rostro, con intención de usar el cetro en su contra como último recurso.

—Te recuerdo, una vez más... —interrumpió Tony, apareciendo justo detrás de Loki—. En esta historia, el villano no se queda con la chica.

Y sin vacilar, disparó.

El impacto fue directo contra Loki... y contra Louise, que estaba justo detrás.

Ambos cayeron al suelo. El cuerpo del asgardiano terminó encima de ella.

—¡FIJATE A DÓNDE APUNTAS, TONY! —gritó Louise, aturdida, tratando de liberarse.

—¡Lo siento, cariño! No te vi.

—¡Sí, ya me di cuenta, genio! —gruñó, forcejeando mientras Loki permanecía semiinconsciente sobre ella.

—Supongo que... aún sigues cayendo ante mí —murmuró Loki con una sonrisa pálida, ocultando el dolor.

—Ya cállate de una vez —replicó Louise con un bufido, empujando su cuerpo a un lado. Loki soltó un gruñido seco al caer.

Un fuerte estruendo sacudió el lugar. Ambos Stark alzaron la vista.

Tony miró al cielo, su rostro endurecido por la tensión.

—Cierto... las tropas.

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