
37. ¿𝐌𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐬?
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—Aunque te rehúses, vas a ir —insistió Tony con ese tono de terco profesional que sólo él podía manejar.
—No puedes obligarme —replicó ella cruzándose de brazos, con la misma testarudez genética.
—¿Quieres retarme?
La pequeña guerra fría entre ambos Starks estalló minutos después de recibir el informe sobre la condición de la más joven del dúo.
—Es por tu bien —reafirmó él, clavando su mirada mientras se cruzaba de brazos—. Necesitas ir a terapia. Como sea.
—Estoy segura de que no soy la única en esta habitación que la necesita —masculló, dejando caer la bomba con toda la intención del mundo.
—Banner me está ayudando con eso —dijo con orgullo mal disimulado.
—¿Desde cuándo se supone que Bruce es psicólogo? —lo miró con incredulidad, arqueando una ceja.
—Desde que le pago por serlo —respondió Tony, como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Ella resopló con una mezcla de frustración y resignación. Llevaba meses sin dormir bien. Pesadillas, recuerdos borrosos, destellos de gritos y luces cegadoras, todos encerrados en su cabeza como una cinta de video defectuosa que se rebobinaba cada noche. Y, por supuesto, Loki. Siempre él, girando como un satélite imposible en su órbita emocional.
Ella resopló, frustrada, mientras rodaba los ojos ante semejante lógica Stark™.
—Después de tu cumpleaños, le diré a Pep que vuelves a las sesiones —anunció poniéndose de pie, acercándose a ella para palmearle la espalda con una mezcla de afecto y firmeza.
—Ten piedad... —rogó, haciéndole ojitos en el intento desesperado de evitar el destino.
—Te tengo amor, y eso es mucho mejor que la piedad, cariño.
Las palabras la golpearon más de lo que esperaba. Tony tenía esa extraña forma de ser cálido cuando menos lo parecía. No era fácil amar como él amaba: entre sarcasmo, mecanismos de defensa y whisky. Pero estaba ahí.
A regañadientes, subieron ambos hasta la Sala Principal. Caminaban como si fueran soldados rumbo a una trinchera. Terminaron en la cocina, donde ella se dejó caer en uno de los asientos frente a la isla de mármol.
—Quisiera olvidarme de todo esto aunque fuera por cinco minutos —murmuró, hundiéndose en su propio cansancio—. Estoy harta de pensar.
Tony la miró un instante, como si evaluara la magnitud de sus palabras, y luego asintió con una chispa de idea en sus ojos.
—Perfecto. Olvida mientras preparamos hamburguesas —dijo, sacando ingredientes de la nevera con un gesto grandilocuente—. Como en los viejos tiempos, ¿te acuerdas?
—¿Te refieres a cuando Potts y yo las cocinábamos y tú sólo estabas en una esquina haciendo comentarios innecesarios?
—¿Siempre tienes que arruinar los recuerdos bonitos? —la fulminó con la mirada, aunque no pudo evitar sonreír al verla reírse ligeramente—. Además, ustedes eran las expertas. Yo sólo supervisaba... con clase.
—Quién diría que pondrías a tu asistente a cocinar con tu hija —dijo ella, levantándose y comenzando a sacar pan y rebanadas de queso.
Tony se puso un mandil que decía en letras grandes y arrogantes: "Kiss the Chef".
—La verdad, creí que nuestro Marilyn Manson particular haría algo raro mientras no estabas —comentó Tony, encendiendo la estufa.
—Te juro que ni recordaba que seguía en la torre. Estaba tan dopada que apenas pude atarme las agujetas —respondió mientras lavaba vegetales—. Creo que fue Nat quien me las ajustó...
Tony negó con una sonrisa.
—Ese no hace ni un ruido. A veces me da miedo pensar que puede estar escuchándonos detrás de cualquier pared. No sabríamos ni qué nos golpeó.
—A veces eres tan dramático... —ella se burló—. Loki es tranquilo. La mitad del tiempo.
—Claro, y la otra mitad está buscando cómo conquistar el planeta... otra vez.
—Papá, basta —le dio un codazo amistoso—. Él realmente ha cambiado. Y lo repetiré cuantas veces sea necesario.
—¿Sabes lo que le pasó al cerdito de la granja de Ronald McDonald? —preguntó Tony mientras colocaba tres hamburguesas en la sartén.
—¿Qué tiene eso que ver? —preguntó ella, confundida, cortando tomates.
—Todo, querida. El cerdito era feliz. Ronald lo alimentaba, lo cuidaba, lo sacaba a pasear. Eran los mejores amigos.
Ella apenas contenía la risa.
—Un día, Ronald lo sube a su camioneta. El cerdito, todo feliz, pensando que era otro paseo campestre...
—Esto no va a terminar bien —susurró entre carcajadas, picando cebolla.
Ella rió con los ojos mientras él narraba con voz de documental barato la trágica historia del cerdito traicionado. Al final, ella simplemente negó con la cabeza, divertida pero agotada.
—Shhh... Déjame terminar. Ronald lo lleva a otra granja. Llena de cerditos. El gordito estaba extasiado. Se sintió en casa. Pero cuando quiso regresar a la camioneta...
—Déjame adivinar —ella ya no podía más de la risa.
—Ronald ya no estaba. Lo había dejado ahí. Solo. Rodeado de otros pobres diablos como él.
—¿Y luego?
—Luego terminó en una bolsa de tocino congelado. —Tony dejó el paquete de tocino justo al lado de ella, con toda la intención dramática—. Moral de la historia: no confíes en nadie. Ni siquiera en quien te da de comer y te dice que te quiere. Podrías terminar junto a las salchichas.
Ella tragó saliva mirando el paquete. Tony se apoyó contra la encimera.
—He conocido mucha gente en mi vida. Y aunque la mayoría ha intentado matarme, sé en quién puedo confiar. Pero para eso hay que conocer bien a las personas.
—Entonces eso también se aplica a Loki.
—Tú sabes que con él es distinto. Es el Dios de las mentiras.
—Y dale con eso... —bufó.
—Sólo digo que no pongas todas tus fichas ahí, no hasta estar segura de que ya no está bajo el control de nadie.
—¿Como Rogers? ¿O Natasha? ¿O Banner? Todos con pasados turbios y secretos bajo la alfombra.
—Sí. Pero son nuestros turbios. Los conocemos.
—Papá, yo conozco a Loki.
—¿Estás completamente segura?
Ella asintió con una sonrisa, tranquila pero decidida.
—Nada ha sido perfecto, pero sé que puedo confiar en él. Al menos... un poco.
Tony suspiró. No convencido, pero tampoco con ánimo de seguir discutiendo. A veces, simplemente había que ceder. Aunque fuera por paz mental.
Prepararon la comida. Bueno, más bien, ella la preparó mientras Tony hablaba sin parar y evitaba la conversación como si fuera una plaga medieval.
Cuando terminaron, se sentaron en la isla con sus platos servidos.
—Sé que no quieres hablar de lo que te dijeron hoy... —dijo él, rompiendo el silencio.
Guardaron silencio por unos segundos. Las hamburguesas ya estaban listas. El queso derretido, el pan tostado. Pero ella no tenía hambre.
—Supongo que igual debería desahogarme con alguien —apoyó la cabeza en una mano, sin tocar la comida.
Tony mordió su hamburguesa y la observó.
—Has pasado por mucho... —limpió sus labios con una servilleta.
—Y no sabes cuánto daría por dejar todo atrás, pero cada día parece llegar algo nuevo a arrastrar conmigo —jugaba con la comida sin ganas.
—No dejes que eso te gane —le acarició la mejilla con los nudillos—. Te estás consumiendo... y también a mi mini-bar.
Ella bajó la mirada. Sabía que tenía razón.
—Sé que hay cosas que odias enfrentar. Pero tienes que hacerlo. Porque tú no puedes ser un reflejo mío. Tienes que ser mejor.
—¿Mejor que el legendario Tony Stark? —bromeó.
—Milagros se han visto, ¿no?
Ella sonrió un poco, con tristeza.
—No tengo muchas ganas de intentarlo ahora...
—Pero hay tratamiento, ¿no?
Ella asintió apenas.
—Entonces ahí está —afirmó él con seguridad.
—Papá... no hay muchas esperanzas.
—Eso dijimos de tu pierna. Y mírate ahora.
Ella se quedó en silencio. Tenía razón. Pero no lo entendía del todo.
—Lo sé. Pero...
—Pero nada. Nunca nos ha detenido nada. Y no va a empezar ahora.
Ella asintió, dudosa.
—Bien, entonces vamos a trabajar en ello. La ciencia ha evolucionado, y Stark Industries más.
Ella le dio un mordisco sin ganas.
—Necesitas despejarte. Y sé cómo —dijo mientras llevaba su plato al lavavajillas—. Practica ballet un rato.
El comentario la dejó helada. Esa sugerencia fue la menos esperada por ella.
—Papá... dejé el ballet hace tiempo.
—¿Y eso qué? No es para una presentación en Francia. Es para ti.
—Mis zapatillas ahora son carbón...
—Para eso tienes calcetines, ¿no? —le besó la coronilla—. Hazlo por ti. Como antes.
Ella asintió. No perdía nada con intentarlo.
—Bien, vuelvo al trabajo. Tú, a relajarte.
—Como digas... Anthony —dijo burlona mientras lo veía salir.
Trató de comer, pero no logró más de dos bocados. Guardó la hamburguesa en el microondas y tomó la tercera que había preparado. Salió rumbo al cuarto donde se suponía que estaba Loki.
Golpeó un par de veces antes de abrir la puerta. Lo encontró exactamente donde lo había imaginado: sentado en aquella silla de respaldo alto frente al ventanal que ofrecía una vista casi irreal de Nueva York. La noche comenzaba a caer, tiñendo el cielo de tonos azul oscuro y púrpura, mientras las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia como estrellas artificiales.
Loki cerró el libro en cuanto la vio, casi como si su sola presencia hubiese interrumpido un pensamiento secreto. Se incorporó con lentitud y le dedicó una sonrisa ladeada, sutil, pero imposible de ignorar.
—Creí que no habías comido nada, así que te traje esto —dijo, dejando un plato sobre la mesita frente a él.
—No pensé que tardarías tanto.
—Bueno... había llegado antes, pero te vi ocupado con El Lorax, así que preferí no interrumpir —comentó, recargándose contra el marco del ventanal con los brazos cruzados y una sonrisa divertida en los labios.
Loki arqueó una ceja, claramente divertido por el comentario.
—¿Acaso insinúas que no es una obra con peso filosófico?
—Insinúo que no esperaba encontrar al Dios del Engaño viendo una película sobre un guardabosques naranja que protege árboles cantando.
—Tiene su encanto —replicó él con fingida dignidad—. Y su mensaje ecológico es bastante conmovedor. Aunque... confieso que el bigote me desconcentró.
Ella rió entre dientes, y ese sonido —liviano y cálido— pareció atravesar algo dentro de él.
—¿Te encuentras bien? —preguntó de pronto Loki, su voz bajó de tono, cargada de una preocupación genuina que descolocó por completo a la chica.
Ella parpadeó, un poco sorprendida. Ese Loki no era el mismo que había conocido al principio. Había algo nuevo en su mirada, una calidez extraña que se colaba entre los espacios que antes solo ocupaban la arrogancia y el sarcasmo. A pesar de todo —las mentiras, los juegos, las medias verdades— él seguía siendo cálido con ella.
Se preocupaba por su princesa.
—Sí... no es nada de lo que tengas que preocuparte —dijo, tratando de sonar casual—. Ahora come. Apuesto a que te van a gustar.
Loki se sentó de nuevo y tomó el plato entre sus manos. El primer mordisco fue seguido por una expresión de satisfacción tan genuina que ella no pudo evitar sonreír.
—¿Qué es esto? se parecen a algo que comimos antes—preguntó, llevándose otro bocado a la boca con evidente placer.
—si, son hamburguesas con queso. Como las que comiste antes, pero estas tienen... mejoras.
Él asintió con aprobación, sin dejar de comer.
En pocos minutos, Loki ya había devorado todo, y en su mirada brillaba esa clase de gratitud silenciosa que no necesitaba palabras. Para él, aquello había sido un banquete digno de Asgard.
—No creí que fueras tan buena con la comida, mi lady.
Aquellas palabras le recorrieron la espalda como una corriente eléctrica. Cada vez que Loki la llamaba así, su autocontrol temblaba.
—Uhm... bueno, soy la mejor en muchas cosas —dijo, tratando de sonar casual, aunque su voz tembló apenas.
La sonrisa pícara de Loki fue inmediata.
—De eso no tengo ninguna duda —murmuró, relamiéndose los labios como si disfrutara más de su incomodidad que de la comida.
Fue su señal para marcharse. No podía permitirse que la historia se repitiera, no después de lo que había pasado la última vez que estuvieron solos demasiado tiempo. Él tenía un poder inmenso sobre ella, y lo sabía.
—Bien. Ya terminaste —dijo, tomando el plato con rapidez. Evitó su mirada y caminó hacia la puerta sin darle tiempo a responder.
—¿Ya te vas? Qué cruel eres —bromeó él con voz grave y una sonrisa arrogante.
—Es por tu bien. No quiero que confundas una hamburguesa con una cita —replicó con una sonrisa que intentó parecer segura, aunque por dentro temblaba.
Lo dejó con una expresión socarrona pintada en el rostro. Era increíble cómo podía ponerla nerviosa con una simple sonrisa estúpida. Odiaba caer en esas trampas suyas, esos gestos suyos, que le fascinaban más de lo que estaba dispuesta a admitir.
Necesitaba espacio. Aire. tiempo a solas.
Horas más tarde, se cambió de ropa y se dirigió al área de entrenamiento. Justo al lado estaba el lugar que Tony había diseñado especialmente para ella cuando era niña. Un cuarto amplio, cubierto de espejos y con una gran ventana que ofrecía una vista parcial de la ciudad, ahora coronada de estrellas.
Encendió las luces y colocó su ropa y cosas con la misma rutina de siempre. Comenzó a calentar, los músculos recordando cada movimiento.
La música clásica empezó a sonar, envolviendo el aire con su elegancia. Tony, desde su taller, sonrió apenas al reconocer esa melodía. Loki, por su parte, se vio interrumpido en su lectura. Aquella pieza musical le pareció tan fuera de lugar en la Torre, que se vio incapaz de ignorarla.
Como un felino curioso, salió a buscar el origen de aquel sonido hipnotizante.
Se asomó en silencio, con cautela. Y ahí estaba ella.
La melodía de Experience resonaba por aquel cuarto como un susurro que iba ganando fuerza. Era una pieza cargada de una melancolía agitada, como si cada nota luchara por no romperse. Y eso era lo que ella reflejaba en ese instante: un torbellino de emociones reprimidas danzando en su interior, mientras mantenía los ojos cerrados, intentando canalizar todo lo que la desgarraba por dentro.
Hydra. Su padre. Su secuestro. La batalla de Nueva York. Asgard. Loki. La huida. El abandono del ballet. Su infertilidad.
Toda su vida marcada por heridas que la consumían lentamente, arrastrándola hacia un punto de no retorno. Y lo más doloroso era no saber qué demonios hacer para evitarlo.
O al menos, prefería creer que no lo sabía. Le aterraba la influencia que ese libro había ejercido sobre ella. No le gustaba admitir su enfermiza adicción por sus páginas, aunque todos ya lo intuían. Quería dejarlo atrás, igual que quería desprenderse de todo lo que le hacía daño... pero era casi imposible, cuando cada segundo sin leerlo le generaba ansiedad. Era como una droga suave, elegante, y absolutamente destructiva.
Loki la observaba desde las sombras, fascinado e intrigado ante aquel espectáculo íntimo y desgarrador que le ofrecía. Había algo hipnótico en la forma en que ella se movía. Pero más aún, algo inquietante en todo ese dolor que intentaba bailar lejos.
Sus pasos eran suaves, casi etéreos, pero desesperados. Como ella. Como su alma buscándose entre los escombros.
A medida que la melodía se aceleraba, se dejó llevar por el ritmo. Giraba por la habitación, con movimientos cada vez más bruscos, como si intentara arrancarse de sí misma. Sus piernas se movían con violencia, y su rostro, aunque hermoso, se deformaba por la desesperación. Sus gestos cambiaban con cada sensación que la canción le provocaba. Y como si hubiera alcanzado un clímax, abrió los ojos... y se vio reflejada en el espejo.
Jadeaba. Estaba exhausta. Todo lo que había intentado esconder se mostraba sin filtros.
Las cicatrices en su brazo, las puntas de sus dedos ennegrecidas, su rostro demacrado, su mirada ausente.
Así se veía realmente.
Destrozada. Rota.
—Aún recuerdo aquel baile en Asgard.
La ronca voz de Loki la hizo tambalear, no se había percatado de su presencia hasta ese momento.
Sacudió su brazo rápidamente para ocultar aquellas marcas, pero eso no le servía de nada, Loki ya la había visto de esa manera.
─ ¿que haces aquí?
Ella caminó hacia el pequeño sofá donde había una botella de agua. Bebió en silencio, tratando de ignorarlo, como si pudiera.
—Recuerdo que bailabas bien... pero no que fuera tan hermoso.
—Supongo que así fue —contestó sin entusiasmo.
Otra pieza comenzó a sonar. Love Story.
—La mujer más resistente de los Nueve Mundos —dijo Loki entrando al cuarto con paso lento, escaneando todo a su alrededor. Su comentario hizo que ella soltara una risa amarga.
—¿Acaso me equivoco? —añadió con una sonrisa.
Ella negó y se secó el rostro con una toalla cercana.
—Creo que es un poco exagerado eso del baile, para ser sincera.
—La verdad, yo no lo creo —se acercó a ella con una mirada intensa—. Aunque no me guste admitirlo... eres una de las más fuertes que he visto. Has pasado por tanto y sigues aquí, jodidamente en pie.
Ella negó con la cabeza, incrédula. Para ella, eso no era fuerza. Era inercia.
—Solo fue un tonto baile —murmuró, dándole la espalda. Pero su voz no fue lo suficientemente baja para que Loki no la oyera.
Él sonrió. No era una sonrisa burlona. Era nostálgica. Cargada de dolor y ternura. Un recordatorio de algo que también le dolía a él.
Se acercó despacio, como si no quisiera romper el momento, como si ella fuera un cristal a punto de estallar.
La tomó por la cintura. Con firmeza, pero sin brusquedad. Como quien sostiene algo precioso.
—¿¡P-pero qué crees que haces?!
—Será solo un tonto baile —susurró en su oído—. Uno que nunca terminamos.
Su cuerpo se tensó de inmediato. Los recuerdos se arremolinaron en su mente, como una marea que no podía contener.
—Loki, basta —intentó apartarse—, te dije que—
—Que no podías estar conmigo por él, por ese imbécil —la interrumpió con voz áspera.
—Loki...
Pero él no la soltó. La pegó un poco más a su cuerpo. Su respiración se mezclaba con la de ella. Su perfume, su calor, su energía. Era como si el universo entero se hubiera reducido a ese espacio entre ellos.
—Solo déjate llevar.
Le tomó la mano con delicadeza, comenzando a guiarla en un pequeño vals. La música suave era el hilo invisible que unía sus cuerpos. Él no le quitaba la vista de encima. Y ella, aunque no quería admitirlo... tampoco.
Poco a poco, sus movimientos se sincronizaron. Las manos danzaban con roces suaves, el contraste entre su tacto cálido y el de él, casi helado, creaba una armonía íntima.
La música los envolvía, como una niebla suave. El piano era una caricia que marcaba cada movimiento. Giraron una vez, como si volvieran a aprender a confiar. Luego otra, como si empezaran a recordar. Y después... simplemente bailaron.
Los pasos no eran perfectos. No eran ensayados. Pero eran reales.
Ella no lo miraba a los ojos. No podía. Tenía miedo de que, si lo hacía, se perdiera ahí para siempre.
Pero Loki sí la miraba. Como si necesitara memorizar cada expresión de su rostro. Como si su alma dependiera de ello.
Poco a poco, sus cuerpos se sincronizaron. La música se volvió su lenguaje. Y en ese idioma silencioso, se dijeron todo lo que las palabras jamás habían podido expresar.
Los dedos de Loki acariciaban el dorso de su mano con suavidad, como si deseara pedirle perdón por cada herida. Y cuando giraba con ella, la sostenía como si, por un segundo, pudiera salvarla de todo.
Ella cerró los ojos. Respiró hondo. Lo sintió. Sintió su calor, su firmeza, su vulnerabilidad escondida detrás de la soberbia.
Y también sintió su propio corazón acelerarse.
—¿Por qué haces esto? —preguntó en voz baja.
—Porque me niego a dejarte ir sin luchar.
—Loki...
—No digas que no lo sientes también. No después de este baile.
—Esto es un error...
—No, esto es lo único que se ha sentido bien en mucho tiempo.
Ella se quedó en silencio. Aún dudaba. Sabía que si se dejaba llevar, no saldría ilesa.
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Dans sees love story
Dans ses love story
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Al dar un giro más brusco fue como si hubieran pasado por un portal a aquel salón de baile en Asgard, remontándose en aquella noche en donde ambos habían sentido y demostrado tanta cosas el uno por el otro. Una ilusión lo bastante bien recreada de lo que fue esa noche; La imagen delicada de la chica la cual ahora volvía a portar aquel vestido lila que se ajusta asu figura de manera perfecta lo dejó encantado.
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Prends ma main...
Promets moi que tout ira bien
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Tomo su otra mano juntándola con su Palma, ambos la observaron y la sorpresa de la chica al ver como mano era dejada ver como era realmente.
Esta lo miro con reproche pero solo con una sonrisa logró apaciguar aquella mirada enojada.
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Serre-moi fort
Près de toi je rêve encore
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─ eres encantadora como eres.
Un comentario dicho por el que la había marcado desde el inicio.
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Oui, oui je veux rester
Mais j'n'sais plus aimer
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Su voz suve logró convencerla de tal manera que ella hizo lo mismo con el, convirtiendo su mano en aquella que en su forma natural era la de un gigante de hielo marcada por aquellas cicatrices que le parecían simplemente hermosas.
─ tu también lo eres ─le regalo una sonrisa cálida.
Eran ellos dos, solos en aquella fantasía.
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J'ae été trop bête
Je t'en prie arrête, arrête
Comme je regrette, non je ne voulais pas tout ça
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Se habrían paso por el lugar, apoderándose totalmente de él, reclamándolo como suyo.
Los sentimientos eran confusos y más para _____ quien por el corazón lo elegiría a el sin dudarlo, era el dueño de sus suspiros pero la razón le hacia entender que esto podía ser solo mera fantasía, tal como aquel momento.
─ esto es como una fantasía de la cual no quisiera irme ─pego su cabeza a la de ella por un instante.
Ella sonrió ante aquel comentario, no quería decirlo pero ella tampoco quería dejar ir aquel momento.
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Je serai richie,
Et je t'offrirai tout mon or
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Simplemente sus ojos no despegaban la mirada del otro, estaban llenos de deseo de el uno por el otro. Tanto que era imposible ocultarlo.
—Prométeme que no vas a desaparecer otra vez —dijo ella, casi en un susurro.
—No puedo prometerlo —respondió con sinceridad—. Pero puedo prometer que siempre volveré a ti.
Ella soltó una risa amarga, pero no se apartó.
—¿No te cansas de decir cosas bonitas que no sabes si vas a cumplir?
—Sí. Pero contigo... me dan ganas de intentar cumplirlas.
La tomó con más fuerza, más devoción. Como si a través del contacto pudiera demostrar todo lo que no sabía cómo decir.
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Et si tu t'en fiches
Je t'-attendant sur le port
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─ todo sería tan perfecto si se quedará tal cual como esta ─susurro para ella misma apoyando su cabeza en el pecho de Loki. el bajó sus manos hasta su cintura y seguía llevando el baile
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Et si tu m'ignores
T'offirai mon denier souffle de vie
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Ella levanto su vista nuevamente encontrándose con la Esmeralda, aquella que a súplicas le pedía que se quedará a su lado; Y también que sus labios volvieran a los suyos.
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Dans ma love story
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Dans ma love story
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Dans ma love story....
Ma love story
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Era la tensión entre ambos la cual los llevó a acercarse más hasta el punto en el que era necesario el sentirlos de nuevo. Siguieron al ritmo de la música marcando aquel lugar como de ambos, como si sus almas estuvieran destinadas a estar juntas en aquel instante, atrapadas en ese hermoso momento.
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une Bougie
Peut ilumine la nuit
Un sonrise
Peut bâtir tout un empire
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Pequeñas campanadas tan suaves les envolvían como un hechizo para hacerlos caer en el encanto del momento.
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Et it y a toy
Et il y a moi
Et personas n'y croit
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El tomo delicadamente su mentón para que así volteara a verlo, y aunque así fue en un inició la mirada esmeralda de Loki fue descendiendo hasta aquellos labios ligeramente rojos y entre abiertos los cuales descaradamente le pedían que fueran tomados por el.
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mais l'amour fait d'un Fou un roi
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Y así lo hizo. Se abrió paso entre el breve espacio que los separaba, guiada por esa necesidad latente que ya no podía seguir ignorando. Avanzó con el corazón latiendo con fuerza, la mente nublada, los labios entreabiertos como si el aire no fuera suficiente. Se acercó sin pudor, sin excusas, y él la recibió como si también hubiera estado esperando ese momento, como si no existiera otro lugar al que perteneciera más que entre sus brazos.
No hubo resistencia. Solo un anhelo compartido que se volvió urgente, desesperado, casi doloroso.
Como si de vida o muerte se tratara.
Los labios de ambos se encontraron sin mediar palabra. No hubo promesas. Solo deseo. Ella lo sostuvo con fuerza, enredando sus dedos en su cabello oscuro como si al soltarlo, algo dentro de ella también se soltara. Como si, de alguna forma, eso la anclara al único rincón de estabilidad que había encontrado en medio del caos. Las pausas para respirar se acortaron y cada beso se volvió más profundo, más intenso. Más desgarrador.
Loki notó el temblor de sus piernas, la dificultad para mantenerse en pie, y sin pensarlo la levantó con facilidad. Ella rodeó su cintura con las piernas, dejándose sostener por sus manos firmes en sus muslos. Se aferró a él como si su cuerpo fuera un refugio del que no quisiera salir jamás.
Pero el calor de la ilusión pronto se deshizo como niebla al sol. Las paredes del cuarto volvieron a rodearlos con su cruda realidad. La magia se esfumó. Solo quedaron ellos, rotos y vulnerables.
—E-espera... Loki —susurró ella, entre jadeos, su voz trémula.
Él soltó un gruñido gutural, oscuro, frustrado.
—Cállate —ordenó en voz baja, tosca, como un hombre que sabía lo que vendría después—. Ni se te ocurra decir su jodido nombre.
Ella tragó saliva con dificultad. Su corazón golpeaba contra sus costillas. Podía sentir su propia vulnerabilidad como una segunda piel, pero aún así, no se apartó.
—Eres mía —dijo él con voz ronca, sujetándola del rostro y obligándola a mirarlo—. Y me importa un bledo que estés con otro mientras sigues pensando en mí.
Ella quiso bajarse. Quiso, pero no lo hizo. Su mirada permaneció atada a la de él, atrapada en ese verde profundo que le recordaba todos los secretos que alguna vez le susurró. Ese fuego. Ese peligro.
—Me vuelves loco, como no tienes idea —añadió él, sin apartar la mirada—. Aún me pregunto qué demonios hiciste para que termine así.
Finalmente, ella desvió los ojos. Retrocedió. Dio un paso atrás como si esa distancia pudiera devolverle el aire.
—No te hice nada...
—Claro que sí —Loki avanzó con lentitud, con una determinación feroz, hasta que ella quedó con la espalda contra la pared. Su aliento era un susurro cálido sobre su rostro—. Y lo que sea que haya sido... no quiero dejar de sentirlo.
Aquellas palabras la sacudieron más de lo que quiso admitir. ¿Desde cuándo alguien tenía tanto poder sobre Loki? ¿Desde cuándo alguien lo desarmaba con un suspiro?
Acorralada entre él y la pared, bajó la vista. No podía enfrentarlo, no con ese nudo en la garganta que le apretaba como un puño. Porque ella también lo deseaba. Porque él también la hacía sentir rara, viva, vulnerable. Demasiado.
—Esto no puede seguir así, Loki —susurró, tan bajo que apenas fue audible—. Estoy lastimando a alguien más por ti... por mi egoísmo.
—No es egoísta estar con quien realmente amas —respondió él sin dudarlo.
Ella levantó el rostro, más seria que nunca, los ojos brillando de algo que era más que tristeza.
—¿Eso crees? ¿De verdad crees que me amas?
Hubo un silencio que lo inundó todo.
Por un momento, Loki no supo qué decir. El peso de aquella palabra —amar— colgaba entre ellos como una sentencia. Ella lo había dicho antes. Él nunca. Y ahora, ella lo exigía.
Y la verdad era que él no tenía respuesta. O la tenía, pero le aterraba decirla.
—No te mientas más, Loki —dijo entonces, acariciando su mejilla con una ternura que lo dejó inmóvil—. Y no me mientas a mí. No puedes amarme. No lo harás nunca.
Sus palabras fueron un corte frío, tan gélido que incluso él, Dios del hielo y la oscuridad, sintió cómo se le congelaban las entrañas.
—Lo hago —dijo al fin, casi con desesperación—. Más que nadie. No hubo noche o día en que no fueras un fantasma constante en mi mente.
—Solo fui un recuerdo, Loki. Un recuerdo que se fue desvaneciendo con los días mientras cumplías tu condena. Si las circunstancias fueran otras... si no hubieras estado encerrado... estoy segura de que no estaría aquí, y tú no pensarías en mí.
—Eso no es cierto —replicó, apretando la mandíbula—. Desde que te vi... te metiste en mi cabeza. Me viste diferente a todos. Me aceptaste cuando ni yo mismo podía hacerlo.
—Y por eso crees que me amas —lo interrumpió—. Porque te hice sentir menos solo. Porque calmé una parte rota. Pero amar... amar es otra cosa. Y yo... yo no sé si tú puedas.
—¿Por qué hablas por mí? —su voz se volvió más dura—. No tienes idea de lo que siento.
—Solo sé que esto va a terminar por destruirnos —susurró.
—¡Prefieres vivir en una mentira! —espetó él, con rabia.
Ella bajó la vista, herida.
—Tan diferente de ti no es —murmuró, dolida, cruzando los brazos.
Loki sintió un pinchazo punzante. El comentario le dolió más de lo que ella imaginaba.ella se volteó para salir de ahí.
—No te vayas —dijo, tomándola del brazo con fuerza.
—Loki, suéltame.
—¿Cómo es que no soy tan diferente? ¿Te he mentido? ¿Alguna vez?
—No lo sé. Se supone que eres el dios de las mentiras —dijo con amargura.
—Pero yo jamás te mentiría. No a ti. Nunca.
Sus palabras eran sinceras, y ella lo sabía. Pero también sabía que el amor no se construye solo con promesas.
—Jamás podré saber si me mientes —susurró, y con un tirón se zafó.
—Yo, Loki —dijo él, con la voz quebrada, acercándose—, nunca pondría una mentira entre nosotros. No con la mujer que...
─ ¡Hey S. J!
El grito de la pelirroja al otro lado de la puerta llamó la atención de ambos junto con la repentina aparición de esta detrás de la puerta la cual abrió sin siquiera tocar.
─ revoltosa, Tony me pidió...
Los tres se quedaron viendo por un instante ante aquella sorpresa y _____ rápidamente apartó a Loki mientras agarraba sus cosas velozmente eh iba en camino a la puerta.
─ ¿q-que quiere papá?
─ ¿que estaba pasando? ─pregunto seriamente cruzándose de brazos sin separar la vista de ambos.
Loki solo miro a otro lado mientras apretaba ambas manos en un intento de calmarse. ____ apenas si podía mantenerse tranquila ya que la mirada sería de romanoff la hacia estremecerse.
─ no pasaba nada, solo estábamos hablando.
─ si claro ─dijo con ironía.
Loki se abrió paso entre ambas y salió de ahí hasta su habitación cerrando la puerta de un portazo. Ante aquello Natasha solo dio un mirada dudosa a la menor quien solo la evitaba.
─ dime que estaba pasando.
─ no tienes que preocuparte más por eso, se término ─dijo evadiendo completamente el tema─. ¿que quiere Tony?
─ bien─contestó poco segura─. me pidió que te dijera que tienes que arreglar unas cuantas cosas para un viaje de último momento.
─ ¿un viaje?
Romanoff asintió menos tensa.
─ dice que nos iremos en una hora, así que también me iré a alistar.
Ella asintió mientras veía que Nat respondía de la misma manera para luego darse vuelta y avanzar un poco pero no sin antes voltear a verla.
─ el metalero también viene con nosotros, así que avísale ─pidió para luego darse vuelta y seguir su camino.
Todo ese día había sido un completa locura, tanto, que odiaba el hecho de que se sintiera tan confundida por todo lo que estaba pasando, pero se estaría mintiendo a ella misma si se negaba el hecho de que lo que dijo Tony no la dejó pensando; desde que el llegó a su vida todo se había vuelto un completo caos ¿como podría confiar en que las cosas cambiarían si seguía así?.
Cuando porfin logró terminar de alistar sus cosas tomó su abrigo y fue hasta el cuarto de Loki; tomó aire y golpeo suavemente la puerta para abrirla luego.
El estaba parado observando la ciudad con detenimiento, apenas entraba la luz de la Luna en el lugar.
─ tenemos que alistar tus cosas... Tenemos que salir.
No recibió ninguna respuesta de su parte y aún así fue hasta su armario en donde saco una pequeña maleta junto con algunas de las prendas que ella misma le había escogido para el. Con delicadeza las ordenó en la maleta y cuando finalmente estaba lista la cerro y la llevó hasta la puerta.
─ Loki...
El simplemente no se inmutó ante aquel llamado.
Sin embargo, _____ tomó uno de los abrigos que habían en el armario y se acercó a un lado de el. Lo miro fijamente y noto que su semblante era neutro, no reflejaba ninguna emoción en ese momento.
─ oye Loki, tenemos que irnos.
Finalmente volteo a verla y al abrigo el cual tomó para ponérselo en aquel momento. Aun así, su mirada volvió a la de ella como hace rato lo hacía. Dejándole saber que aquellos ojos guardaban más sentimientos de los que él podia expresar.
Ella desvío su mirada nuevamente a otro lado y esto le dio pie a el para tomarla de ambas mejillas para que lo viera a los ojos.
─ no te puedo perder, ______.
Su tono desesperado logró ablandar su corazón y solo llevó una de sus manos a las de el uninedolas en un cálido agarre reconfortante.
─ me siento tan vulnerable cuando estoy contigo, tanto que me da miedo ─confeso ___.
El solo buscaba como responder pero los golpes en la puerta no lo permitieron logrando que aquel momento fuera terminado.
Cuando salieron del cuarto, se encontraron con Tony, Nat y con pepper quien había llegado hace unos minutos; tomaron sus maletas y salieron hasta el parqueadero en donde ya estaba happy esperandolos ahí. En el momento en que todo estaba listo emprendieron su camino directamente hasta el aeropuerto. Todos estaba callados y es que claro ninguno estaba en condiciones de cruzar algúna palabra dado todo lo que pasó en cuestión de pocas horas.
Tras aquel viaje hasta el JFK y de su llegada al hangar privado de los Stark todos fueron directamente hasta el avión privado, en donde un vez más ya todos listos y acomodados no se dirigieron una sola palabra.
Tony se acomodo con Potts y Loki en uno de los sillones más largos mientras se entretenía con la tableta que ____ le había dado. Aunque era algo difícil con tantas cosas en la cabeza.
____ se acomodo lejos de todos aunque Nat al final se sentó enfrente de ella.
─ dime que sucedió ─exiguio en un tono bajo.
─ bailamos ─volteo a verla y la pelirroja solo alzó una ceja por la sorpresiva respuesta─, luego nos... Besamos y por último le dije que no estaba bien y le deje en claro que nada de lo que estaba pasando era bueno.
─ y por lo visto no lo tomó muy bien.
_____ negó como respuesta.
─ le dije que no me amaba.
─ wow, ¿y que te dijo?
Ella solo alzó los hombros con desinterés llevando sus piernas arriba del asiento.
─ llegaste tu y no pudo terminar de hablar.
─ ah... Bueno, yo no sabía que-
─ tranquila, igual no cambia lo que pasa ahora. Las cosas simplemente no habrían cambiado.
"Pero talvez en otra realidad si" pensó ____.
✩。:•.───── ❁ ❁ ─────.•:。✩
Se me antojaron unas hamburguesas... Sin tocino, claro.
Bueno, como lo prometido es deuda eh aquí un cap mas largo que el anterior y con más cosillas bonitas Jejejejeje.
(Ayuda son las 3 y me muero del sueño
Entonces ya saben, si se me paso algún horror ortográfico, culpó a mi sueño)
Ya en el próximo cap se nos vendrán otras cosas más intensas, se los prometo jeje
Les agradecería que me comentaran qué tal les pareció el cap y los otros anteriores, ya saben que adoro sus comentarios y aportes a la historia.
Les quieroooooo, tomen awita y nos vemos en unos días ❤️🤧
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