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⊱❑┇ _____ Stark ┇❑ ⊰⠀

— Definitivamente, Odinson te trae problemas cada vez más graves —soltó Nat con esa mezcla de ironía y preocupación que la caracterizaba.

— No quisiera pensar que él es un problema —respondí, aunque en el fondo sabía que ya lo era.

Le conté cómo había sucedido todo desde anoche, narrando cada detalle, intentando sonar casual, pero la incredulidad de Nat era palpable. Parecía imposible para ella comprender cómo Loki podía verse tan mal, tan roto, cuando yo lo había conocido antes.

— ¿Crees que se recupere pronto? —pregunté, tratando de aferrarme a cualquier esperanza.

— No sé... Hice lo que pude, pero entender la fisiología de un Jotun no es como cuidar a un humano cualquiera. Son otra cosa —me dijo, con un dejo de frustración.

Mi teléfono sonó otra vez. El simple sonido me hizo sentir un nudo en el estómago; Hon y Loki en el mismo espacio me resultaba insoportable.

— Deberías contestar. Ese chico va a terminar con una hernia por el estrés si no le respondes —Nat rió, divertida, como si esto fuera solo un chiste.

— No estoy para eso ahora —suspiré, agotada—. Sólo tengo espacio en la cabeza para él, en este momento.

Nat abrió los ojos y rió, mirando hacia otro lado.

— ¿De qué te ríes? —la miré, confundida y un poco molesta.

— Que yo ya me esperaba algo así, no exactamente como ahora, pero algo parecido —soltó sin más.

— ¿Qué quieres decir?

— Loki volvió, ______.

— Sí, ya lo sé, pero no entiendo a qué te refieres con eso —Nat suspiró y negó.

— Que te robará la atención otra vez. Que después de haberte lastimado, caerás en sus mentiras de nuevo.

— Nat... Él nunca me mintió.

— No me digas que ya te hizo algo para que le creas esa mentira, imbécil.

Su tono fue brusco, casi insultante. Pero yo lo entendía, ella no veía lo que yo veía, ni sentía lo que yo sentía.

— No, lo que pasó no fue eso en realidad —la miré fijamente, notando que pasaba su cabello detrás de la oreja, como buscando fuerzas para seguir—. Todo fue una ilusión, un maldito truco para separarnos.

— Eso no se lo cree ni un niño, ______.

— Pero yo sí, porque todo encaja a la perfección, Nat... Todo fue para alejarnos.

Ella no estaba convencida y, sinceramente, ¿quién lo estaría? Pero para mí, esa explicación tenía sentido, era lo único que podía creer.

— Ten cuidado con Loki —fue su último consejo antes de despedirse—. No me gusta ese tipo, y menos ahora.

Asentí sin decir nada más. No iba a dejarlo, no ahora que estaba tan vulnerable.

Me fui a la cocina y preparé algo suave para Loki. No tenía idea de qué debía comer un dios para recuperarse, pero hice mi mejor esfuerzo para que al menos tuviera algo en el estómago.

Eran casi las diez cuando terminé y estaba sirviendo el desayuno, junto con Nat, quien se había quedado a ayudarme, como una hermana.

— Ten, espero que comas todo —le di un poco de jugo de naranja mientras ella se sentaba en la isla de la cocina, secándose el cabello.

— Gracias, ya extrañaba tus tostadas quemadas y tu jugo agrio —rió con sorna, y me ofendí como siempre.

— ¿Ah, sí? Entonces mejor no comas nada, que eres una malagradecida —le quité el plato y el jugo, pero ella los sostuvo firme.

— Era broma, ibijiti —se burló—. Sabes que amo cuando cocinas.

La miré de reojo, molesta, mientras repasaba mentalmente qué podría ayudar a alguien como Loki a recuperarse.

— ¿Crees que una sopa de pollo le ayude?

— ¿Tiene gripe? —Negué y ella me lanzó una mirada obvia—. Entonces a menos que quieras que se queme, no le des cosas tan calientes.

— Aquí dice que la fruta y los jugos con vitamina C son buenos...

— Raro, ni a mí me preparaban esas cosas cuando estaba enferma o herida.

— Porque tú ya estás muy grande para eso, Nat —le saqué la lengua.

— Lo dice la chica que se acostó con un anciano de mil años —se rió a carcajadas.

Le lancé uno de los panecillos que tenía a mano y ella trató de esquivarlo sin éxito.

Terminé el desayuno: un tazón de frutas con yogurt y jugo de naranja, y subí a la habitación donde estaba Loki.

Las cortinas estaban cerradas, el cuarto en silencio. Supuse que seguía dormido. Me acerqué a la cama y puse la bandeja en la mesa de noche. Encendí la lámpara tenue y ahí estaba él.

Su mirada fija en el techo, piel azulada y sus iris rojos, tan característicos de su raza.

— Creí que todavía dormías —me senté en la silla junto a la cama, revisando sus vendajes para arroparlo con una manta delgada.

No hubo respuesta, ni siquiera un suspiro.

— Te traje algo de comer... Debes tener hambre —toqué suavemente su antebrazo para ayudarlo a sentarse, pero lo apartó de forma brusca.

Entendí que no quería verme, pero no podía dejarlo así.

— Loki, tienes que comer. Por favor.

Nada. Su silencio me dolía más que cualquier herida física.

— ¿Te duele algo? —intenté acercar la mano a su rostro, pero él giró la cabeza justo antes de que la tocara—. Está bien... Si necesitas algo, dime. Estaré afuera.

Me levanté, lanzándole una última mirada, pero él volvió a girar la cabeza.

Pasé la tarde organizando para quedarme en casa un tiempo. No podía dejarlo solo.

Las llamadas de Hon seguían, y me irritaban más cada vez. No podía contestar, así que pedí a Jarvis que se encargara de los mensajes y le avisara dónde estaba.

Ya casi habían pasado cinco días desde que Loki volvió, pero no mostraba interés en hablar ni comer. Era como un niño pequeño, dejando la comida intacta, ignorándome. Sentía que una navaja me atravesaba el pecho cada vez que rechazaba mi ayuda.

Las noches las pasaba sentada en esa silla, vigilándolo, asegurándome que estuviera bien. Sólo se levantaba para ir al baño, luego volvía a la cama sin decir palabra.

— Me odia, lo sé... —susurré para mí misma.

— Fingiste tu muerte, seguiste con tu vida y tienes nueva pareja —dijo Nat, mientras arreglaba detalles en su traje—. Cualquiera se pondría así al saber que el amor de su vida siguió adelante.

— Yo no era el amor de su vida... Así que no es tan grave —respondí con amargura.

Nat no creía en eso, ni siquiera después de mostrarle las grabaciones de las cámaras.

— ¿Has hablado con Nic? —preguntó mientras revisaba una pieza de su brazalete.

— No, creo que está enojado porque no le hablé —dije irritada.

— ¿Le dirás sobre tu amigo el pitufo gigante?

— Ya te dije que no le digas así —la regañé, pero ella se rió.

No hablamos más y me fui a la oficina improvisada.

Al notar el calor insoportable en la habitación, me percaté que la calefacción estaba a todo volumen.

Vi a Loki bañado en sudor, inmóvil, sin responder.

— JARVIS, apaga la calefacción de todo el piso.

— No es recomendable. Las temperaturas exteriores están bajas, y apagarla podría empeorar su salud —respondió la IA.

— No te pedí opinión, te di una orden —dije, con voz firme, y sentí la piel caliente de Loki otra vez.

Jarvis obedeció, y abrí una ventana para que entrara aire frío. El dios parecía más relajado.

Me puse uno de mis suéteres de lana, luego revisé su temperatura y bajó un poco.

Antes de salir, acaricié su mejilla.

— ¿Quién demonios apagó la calefacción? —la voz de Happy resonó en todo el lugar.

— Happy, hola —contesté seca.

— ¿La torre tiene alguna falla? No es normal —se quejó, frotándose las manos.

— Fue idea mía, trabajo mejor así.

— Te vas a enfermar, hace mucho frío.

— La que se enferma voy a ser yo —dijo Natasha, saliendo con café y abrazándose a sí misma.

— Sólo será por un rato. No puedo soportar tanto calor acumulado.

— Y a mí me fastidia tener gripa, s.j —bufó Nat.

Me disculpé con ambos, pero no permití que nadie más tocara la calefacción.

Ya en su oficina improvisada, envuelta en varias sudaderas que apenas disimulaban su cansancio y mal humor, _____ escuchó a Harold darle la razón de por qué había llegado de esa manera a casa sin avisar.

— _____, Tony me ha estado llamando un montón preguntando por qué no has dado señales ni en la oficina ni en tu teléfono personal. Está preocupado.

— Ya le dije que no tiene de qué preocuparse —respondió con voz seca, sin mirar a Harold—. Estoy bien, solo necesito alejarme un poco de todo ese circo de oficina por unos días. Es agotador, ¿vale? No es asunto de nadie más.

— Aún así, deberías llamarlo. Él está genuinamente preocupado por ti.

— Lo haré cuando me dé la gana, no me tienes que decir qué hacer —replicó con desdén, cruzándose de brazos.

Happy frunció el ceño, pero no insistió.

— Otra cosa, también que Nicolás ha estado intentando contactarte, igual que el señor Carusso.

Esa última frase hizo que _____ clavara la mirada en Happy, con una mezcla de irritación y sorpresa. ¿Qué demonios querría Nicolás ahora?

— ¿Y qué dijo Carusso ? ¿Por qué querría hablar conmigo? —preguntó con una ceja arqueada y un tono claramente cargado de sarcasmo, como si la idea ya le fuera molesta de por sí.

— Dijo que es algo aparte, algo personal, y que quiere hablar contigo y con su hija.

— Claro, porque justo lo que necesito es más problemas personales —escupió con amargura—. ¿Y qué quieren ahora? ¿Pedir otra vez que me haga cargo o algo así? Que me digan cuándo y dónde será la reunión, y que no esperen que yo les regale mi tiempo. En cuanto a Hon... si llama, dile que estoy ocupada y que me deje en paz. Ya lo llamaré cuando pueda.

Harold quiso preguntar más, tratar de entender ese muro de hielo que ahora era _____, pero ella se limitó a darle la espalda y continuar con lo suyo.

Las horas pasaron y el viento helado parecía haber convertido la torre en un tanque para pingüinos. Natasha, harta de aguantar el frío, decidió irse por un rato, dejando a _____ sola con sus pensamientos y su trabajo atrasado de dos días.

Cerca de las siete de la noche, agotada, apagó las luces y se dirigió a la cocina a preparar algo caliente. Luego volvió al cuarto de Loki para revisar su estado.

— JARVIS, activa la calefacción, pero déjala en temperatura ambiente —ordenó, cerrando la ventana tras dejar escapar un pequeño estornudo—. Mierda...

El aire cálido comenzó a llenar la habitación, aunque el piso seguía frío como una tumba.

Observó el movimiento en la cama. Loki intentaba sentarse, pero apenas pudo.

— ¿Cómo te sientes? Esta mañana tenías fiebre otra vez —comentó, con el ceño fruncido, intentando esconder lo preocupada que estaba.

Silencio.

— ¿Tienes hambre? —añadió, buscando su mirada—. No has comido mucho hoy.

Él ni siquiera respondió, lo que le dolió más que cualquier palabra.

Sacó un viejo iPad de un cajón.

— Quería darte esto antes —dijo, mientras él la miraba sin comprender.

— Es mi antiguo iPad, está algo viejo, pero puedes usarlo para buscar cosas, ver videos... También tengo algunos libros ahí por si quieres leer.

Pasó varios minutos intentando explicarle cómo funcionaba, pero era como hablarle a una pared.

— Y si quieres... —dijo acercándole el control remoto de la televisión—, puedes intentar ver algo. Si te cuesta manejarlo, quita el auricular —se quitó el suyo y se lo entregó—. Solo dile a JARVIS que cambie el canal o suba el volumen.

Ni un solo sonido, ni una sola reacción.

Intentó ponerle el auricular de nuevo, pero él apartó la cara con fastidio.

— Sé que no quieres ni verme cerca —susurró, casi resignada—, lo entiendo...

— ¿Entonces por qué sigues aquí? —respondió él, la voz fría y cortante, como una daga.

Aquella pregunta la dejó paralizada, más que cualquier otra cosa.

— Yo... solo quiero que te mejores —murmuró con voz quebrada.

— No necesito nada que venga de ti.

Eso la atravesó como un puñal. No supo qué decir, nada de lo que tuviera que salir de su boca podía reparar ese daño.

— Bien... C-comprendo —balbuceó, sintiendo que el mundo se derrumbaba—. Mejor te dejo descansar. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Se levantó casi arrastrándose, cerró la puerta tras de sí y se desplomó en el pasillo. Sollozó en silencio, tratando de que nadie la escuchara, pero las lágrimas quemaban como fuego.

Miró sus manos, temblorosas y vacías. Pensó en todo lo que había hecho para llegar hasta ese punto: sola, rota, y llorando por quien menos esperaba.

⸻

Del otro lado, en la habitación, Loki escuchaba los sollozos apagados de _____.

No quería ser tan cruel, pero su propio dolor le impedía actuar con ternura. Trataba a _____ como si fuera un fantasma, una ilusión rota que no merecía su atención.

Sentía que todo lo que le habían contado era una mentira, y que ella había regresado a Asgard sin darle ni una pista de la verdad, dejándolo atrapado en su propia traición y abandono.

Sabía que _____ pasaba noches enteras sentada a su lado, durmiendo a ratos, o simplemente refugiándose en uno de los rincones con ese libro que tanto odiaba. Le dolía verla tan mal, pero él estaba demasiado débil para hacer algo.

Pasó minutos hasta que el llanto se desvaneció, y pudo sentir que ella se había ido.

Con frustración tomó la tableta y comenzó a presionar botones al azar. Maldijo su ignorancia y la modernidad que parecía burlarse de él.

Se envolvió en la manta que ella le había dejado y siguió explorando la habitación, encontrando objetos extraños y desconocidos para él.

Hasta que dio con un pequeño aparato que vibraba y emitía sonidos raros. Lo manipuló sin entender nada.

Finalmente, probó encender la tablet y colocarla en su oído.

— ¿Cómo se supone que funciona esto...?

— Está puesto correctamente, señor Loki —respondió la voz de JARVIS, que lo sobresaltó.

— ¿¡Quién está ahí!?

— No debe preocuparse, señor. Soy JARVIS.

— ¿Estás en mi cabeza?

— No, le hablo a través del auricular que la señorita Stark le proporcionó.

— Ahora entiendo por qué ella habla sola... —rió débilmente—. Entonces soy tu nuevo amo, jarvin.

— Soy JARVIS, señor Loki.

— ¿¡Acaso te rebelas contra tu amo?! —exclamó, divertido pero solo en apariencia.

Las vistas grises de Nueva York no hacían sino amplificar el vacío que sentía _____.

Trataba de contener las lágrimas, pero las palabras de Loki seguían resonando con fuerza, retumbando en su pecho como un puñal.

De repente, la voz de Harold irrumpió:

— ¡______! Tony me dijo que estabas en casa.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

_____ había dejado caer el auricular para entregárselo a Loki, sin esperar a Nicolas.

Salió corriendo hacia el elevador, pero al llegar a la sala lo encontró primero.

— ¡Hon! Espera —gritó, su voz llena de furia.

Él se dio la vuelta, y sus miradas se encontraron, chispeantes de enojo.

— ¿Qué demonios estabas pensando?

— Sé que estás enojado, pero...

— ¡Pero nada! Creí que te había pasado algo, maldita sea.

— Estaba ocupada, eso es todo.

— ¿Tanto como para no decirme ni una palabra? Llevo días sin saber nada de ti, y sólo me contesta la maldita máquina de tu padre o Happy.

— Ya lo sé, no tuve tiempo.

— ¿Qué me estás ocultando?

— ¿Qué crees que te estoy ocultando? —replicó _____, sin mirarlo, limpiándose la nariz con la manga—. No te oculto nada, ¿vale? Solo estoy ocupándome de algo importante.

— No quiero mentiras.

— ¡No te estoy mintiendo, maldita sea!

De fondo, la televisión de la habitación llamó su atención con un ruido fuerte.

— Mierda...

— ¿Quién está ahí? —preguntó Nicolas, alterado, y se dirigió rápido a la habitación.

— ¡No es nada, Nicolas! —intentó detenerlo, pero ya era tarde.

Ella trato de detenerlo como podía, pero cuando estaba a punto de usará sus dones para detenerlo había Sido tarde.

Nicolas logro abrir la puerta.

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Oh ohhhhh
AtRapaDaAaAA

JAJAJAJJDJSJJD AY NO.

No se, pero yo si ya me woa Mimir sjjsjsjsjjss son las 3 am :') lo que hago por ustedes.

¿Cómo están mis corazones?

Si, yo actualizando más rápido, se va a acabar el mundo JAJAJAJDJJSJSJS.

Quería pasará rapidito a este cap que ya también lo tenía escrito como a la mitad ayer y bueno si se pudo ea

Y bueno, acá también hay una mención especial para otra de mis lectoras bellas, espero te haya gustado el cap y ya sabes que si necesitas algo solo avísame 💕

Espero les haya gustado, ya saben que amo cada que me comentan lo que les pareció y tal.

Se me cuidan y toman awita