
53. 𝐇𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐭𝐢, 𝐬𝐢𝐧 𝐭𝐢.
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La luz pálida del invierno se colaba a través de las cortinas gruesas, bañando la habitación en una calma engañosa. El vapor del café llenaba la cocina mientras _____ se apoyaba contra la encimera, aún en pijama, observando cómo Loki hojeaba tranquilamente un libro de cubiertas doradas en el sofá del salón común.
Todo parecía normal...
Demasiado normal para todo el caos que habían manejado esas últimas semanas.
El café burbujeó en la cafetera como si intentara advertirle de algo. Ella bajó la mirada y apretó la taza entre sus manos con fuerza. No había dormido bien. A pesar de la noche, del calor compartido, de las caricias que casi parecieron pertenecer a otra versión de sí misma... no podía quitarse de la cabeza que aún no se lo había dicho.
Washington.
El proyecto.
La propuesta.
Un posible cambio.
Pero no sola o eso era lo que no quería hacer.
¿Y si se molestaba por no contárselo antes?Como sucedió con la fiesta y Nicolás. ¿Si creía que se lo ocultaba? ¿O si... simplemente no quería ir?
Sobrepensaba hasta que el le dijera que la abandonaría solo por que ella le preguntara sobre su lectura. Se giró hacia él con la taza entre las manos, intentando romper el silencio sin parecer desesperada.
—Dormiste bien —dijo, más como una afirmación que como una pregunta.
Loki no levantó la vista del libro. Pero sonrió, apenas. Eran las primeras palabras que cruzaban aparte del "buenos días" rutinario.
—No más de lo necesario. Aunque admito que tus pies congelados me despertaron dos veces.
Ella rodó los ojos, caminando hacia el sofá y sentándose en el borde, con la taza entre las piernas cruzadas.
—pudiste calentarme con magia... O dejar de quejarte como un anciano amargado y taparme los pies con la manta.
—¿Y privarme del dramatismo que te podía hacer? Jamás —dijo él, cerrando el libro con suavidad, pero sin apartar su mirada de ella—. ¿Tú dormiste bien?
Ella lo pensó. Luego mintió con una sonrisa ladeada. Claramente se la pasó toda la noche dando vueltas en la cama pensando en que hacer ahora con su vida, con Loki y consigo misma.
—Claro. Como una piedra...
Él entrecerró los ojos, como si pudiese leerle las grietas en la piel o las mentiras entre los poros, después de todo "ella no sabía mentir"
—¿Y la culpa? ¿También dormía contigo?
Ella giró la cabeza hacia la ventana, tragando saliva, sintió ese vacío en el estómago que era como la ansiedad vuelta una sensación.
—¿De qué estás hablando? —lo miró por un momento.
—Nada —respondió Loki, pero la palabra pesó como una amenaza velada. Se levantó, estirándose con pereza—. ¿Tienes planes para hoy?
—No. Bueno... no sé. Tal vez. ¿Por qué?
—Curiosidad. Estás inquieta. Y cuando estás inquieta escondes algo... o estás planeando algo ¿desastroso? Tal vez.
El silencio se volvió espeso. Ella sintió la garganta cerrarse. Trataba de mentirle al mismísimo Dios de las mentiras y ella era malísima en eso.
No sabía que lo sabía.
O eso creía.
Pero Loki, por supuesto, no había descubierto nada por accidente.
Día anterior después de la discusión por la película...
El olor a soldadura y metal recalentado lo golpeó apenas cruzó la puerta del taller. Loki frunció el ceño detallando cada uno de los objetos del taller con vista rápida; pero Aún le incomodaba que ese lugar —el corazón latente de Stark— le resultara cada vez más familiar.
Tony, inclinado sobre una mesa de trabajo, llevaba puestos sus inseparables lentes de aumento y tarareaba jazz con una taza de café olvidada al borde del teclado. No se molestó en voltear.
—Qué milagro, "cuñado". ¿Vienes a fundir mis servidores otra vez o solo estás aburrido de pelear con una mujer hormonal con complejo de espía rusa?
Loki alzó una ceja, imperturbable.
—la verdad estaba considerando lanzarme al vacío desde el piso ochenta, pero decidí intentar algo menos extremo... como hablar contigo.
—Claro, claro —Tony soltó un suspiro teatral—. Siempre puedes venir aquí a elevar mi presión arterial.
—Tu sentido del humor mejora cuando estás solo —respondió Loki con ironía, cruzando los brazos—. ¿Tienes algo que necesite arreglarse o solo estás oxidándote con estilo?
Tony levantó su mirada y solo enarcó una ceja un tanto confuso.
—La mitad de este taller necesita terapia, y la otra mitad ya se rinde cuando te ve entrar —replicó Tony, arrojando una herramienta sobre la mesa con fuerza innecesaria—. Pero ya que estás aquí...
Se hizo a un lado y deslizó un circuito hacia él.
—Sostén esto. Y por favor, no lo hagas explotar.
Loki no replicó, se acercó hasta donde estaba y tomó la pieza entre los dedos, analizándola. Hizo levitar la pieza con magia, ajustando la vibración hasta dejarla suspendida con la precisión de un cirujano. Chispas volaban mientras Tony soldaba con atención.
Era una escena ridícula: un dios y un genio trabajando como si fueran dos técnicos de mantenimiento, compartiendo sarcasmos, herramientas y silencios tensos. Pero ahí estaban.
Resultaba casi... doméstico.
El ruido metálico del taller era hipnótico. Chispas saltaban en el aire mientras Loki seguía sosteniendo piezas con magia flotante uno a uno de los nuevos prototipos de una armadura mientras Tony las soldaba. De alguna manera inesperada se tomó el atrevimiento de usar al dios como ayudante personal; aunque Loki prefería la palabra "genio milenario" con talento impecable que accidentalmente se volvió útil.
Era extraño estar ahí con Tony, considerando que apenas se toleraban. Su relación se asemejaba a la de un padre renuente aceptando que su hija adulta estaba saliendo con el peor candidato imaginable: un chico con tatuajes, olor a cigarro y un notorio desdén por la autoridad. Solo que en este caso el "chico" era un dios. El dios de las travesuras, para ser exactos.
La desesperación lo había traído hasta el taller. Tras una tarde de discusiones hormonales y cambios de humor impredecibles, Natasha le había ayudado a "escapar" de una cuchara cargada de helado de pistacho que Louise ya había considerado arma blanca.
—Nunca pensé que realmente servirías para algo —comentó Tony, medio en broma, medio en serio mirando la pieza con genuino asombro—. Pero debo admitirlo, tus brillos mágicos estabilizan la vibración electromagnética de forma hermosa.
—No es la primera vez que me subestiman —respondió Loki, examinando la pieza como si fuera arte—. Y siempre es un error.
—Sí, sí. Como digas engreído. Ahora ven —le hizo un gesto con la cabeza hacia otro banco de trabajo—. Aún hay algo que falta por... arreglar.
Tony colocó un pequeño dispositivo rectangular sobre la mesa. No tenía adornos, apenas un diseño funcional. Casi aséptico. Loki se acercó con curiosidad. Lo tocó con la yema de los dedos.
—¿que se supone que es esto?
—Esto... es algo que quiero hacer para ella—empezó Tony, bajando el tono, como si estuviera a punto de decir algo que no debía sonar blando—... es una pulsera de monitoreo biológico. De esas que se conectan a los tratamientos hormonales. Detecta niveles, alertas, fluctuaciones emocionales, todo lo que los humanos ignoramos hasta que alguien nos lanza un plato por la cabeza.
—¿y por qué estás haciendo eso?
Tony lo miró por un momento, formulando lo que diría.
—normalmente estas cosas les ayudan a la mayoría de mujeres que están pasando por lo mismo de ella... la cosa es que sabemos que mi pequeñita, no tiene nada de normal.
Loki asintió, pero aún estaba un poco confundido.
—aún está como un prototipo realmente... pero quiero arreglarlo para que lo use durante esto. Para ayudarle de alguna manera.
Loki pareció entender. notaba que Tony se sentía como el, inútil, insuficiente e incapaz de ayudarla en la mayoría de las ocasiones.
Decidió ayudarle con ese pequeño proyecto, tal vez, a si sentiría que estaba aportando más que su poca salud mental durante ese proceso con ella.
Pasaron algunas horas ajustando, calibrando y mejorando funciones, aunque no estuviera del todo lista en ese momento. Pero era un avance, sorprendente que fuera entre ellos dos.
—Terminamos por hoy —dijo Tony, dejando caer la herramienta con un ruido metálico seco—. Si sigues aquí vas a convertir esto en una terapia grupal con destornilladores y encantamientos. Y no me pagan lo suficiente para eso.
Loki limpió la grasa de sus manos con un gesto casi negligente. No había dicho nada en la última hora. Había reparado parte del pequeño dispositivo sin quejarse, sin comentario alguno... lo cual, para Tony, era aún más preocupante que cualquier burla directa.
—¿Qué piensas hacer esta noche? —preguntó Stark, sorprendiéndose incluso a sí mismo por decirlo.
Loki lo volteó a ver con intriga burlona.
—¿Planeas invitarme a una cita? —replicó Loki con una ceja alzada tratando de adivinar si era a eso lo que se refería.
—Solo si prometes no intentar robarme el alma en el baño. Vamos, a tomar algo. Hoy no pareces estar en tu... encantadora versión de siempre.
Loki lo estudió con recelo. Aparentemente, pasar una tarde entre chispas, sarcasmos y dispositivos de última tecnología había ablandado mínimamente al hombre de hierro.
—¿Y qué versión crees que estás viendo ahora, Stark?
—La que necesita whisky. Y quizás una conversación a medias donde no intentemos matarnos.
—¿por qué siento que puede terminar mal?
—oh por favor, hasta yo necesito salir a tomar con alguien. Llámame sentimental si así lo prefieres.
Loki accedió, de por sí no creía que había mucho que hacer. Lo mejor era distraerse haciendo algo diferente aunque eso involucrara salir con alguien que deseaba verlo primero muerto que en su propio auto.
Cada uno fue a cambiarse, era obvio que el salir con una mancha de grasa en la camisa no sería propio de un príncipe. Al cruzar la sala principal notó el ambiente tranquilo y silencioso. Fue hasta la habitación en donde supuso que estaría tal vez recostada trabajando o durmiendo, pero solo había un severo desorden, como si un huracán hubiera arrasado con los cajones. Dedujo que su drama con patas había salido con Natasha.
Con unos movimientos y encantamientos arregló la habitación, en lo personal odiaba el desorden y eso era algo que predominaba en ella.
Salieron cerca del anochecer. Stark conducía un Audi negro como si le perteneciera la ciudad. Lo que, de hecho, no estaba tan lejos de la realidad.
Loki iba en el asiento del copiloto con una chaqueta oscura sin adornos, el cabello recogido en una coleta baja, y su rostro ligeramente alterado con magia. Nada drástico. Solo detalles suficientes para volverse olvidable a los ojos humanos: ojos color verdes más oscuros, rasgos más planos, menos ángulos marcados.
— Que discreto, No está mal —comentó Tony al estacionar—. Casi pareces un hombre funcional. Aunque no del todo.
—¿Y tú siempre vas armado a tomar whisky? —preguntó Loki, señalando la pistola semioculta bajo el abrigo de Stark.
—Viejas costumbres y malas compañías —respondió, bajando del auto.
El bar no era uno de los lugares públicos que Stark frecuentaba para ser visto. Si no todo lo contrario: madera oscura, iluminación tenue, olor a roble y música tipo jazz. Un santuario de alcohol y anonimato.
Se sentaron en un rincón al fondo en una mesa de tipo redonda con asientos de cuero. Tony pidió bourbon como si fuera lo de todos los días, Loki eligió lo mismo, más por cortesía que por gusto.
—que lugar tan...
—¿escondido? Obviamente, no quiero que me vean tomar con quién casi trato de matar a toda una ciudad.
El pelinegro solamente formó sus labios en una línea, con cierta incomodidad pero recordando con gracia su intento fallido de conquista.
—iba a decir "refinado" pero parece que tomaste mi comentario por otro lado.
—Bueno, contigo nunca se sabe.
La mesera llegó con lo pedido, sin disimular su cara de fascinación por ambos hombres en especial por Stark. Cualquiera que tuviera a Tony se quedaba viéndolo de tres maneras: odio, deseo o envidia. En cualquiera de ellas eso solo lograba subirle el ego más cada vez.
El solo le guiñó un ojo a la castaña cuando notó esa mirada hacia el. Cuando los dejó solos hubo un micro silencio pero de esos que se tornan automáticamente en unos incómodos.
—Se supone que esta es la parte donde fingimos que nos toleramos, ¿verdad? —dijo Tony mientras le pasaba el vaso.
—¿No es lo que hacemos desde que me dejaste vivir en tu torre? —replicó Loki, tomando el cristal entre los dedos con gesto casi elegante.
—Sí, pero al menos allá hay puertas que puedo cerrar con contraseña.
Brindaron sin mirarse. El primer trago fue lento, silencioso, cargado de una tensión que no sabían si ignorar o dejar fermentar.
—Así que... ¿vas a decirme por qué hoy decidiste actuar como un adulto funcional en el taller? —preguntó Tony al cabo de unos minutos.
—Digamos que me cansé de escuchar lloriqueos por actores que se apuñalan, aparte de que trataba de apuñalarme con una cuchara.
Tony se rió por lo bajo, asintiendo.
—Sí, bueno... louise no llora. Lanza cosas. Es parte del paquete.
—Y tú aceptaste ese paquete voluntariamente —murmuró Loki, tomando otro trago.
Hubo un silencio breve, no incómodo.
—¿Sabes? —dijo Tony después del primer trago tratando de romper el silencio—quisiera saber qué es lo tanto que ah pasado con ella desde que te apareciste.
Soltó esa bomba, pedía aclaraciones desde otro punto de vista. Confirmar versiones y poder saber más de lo que pasaba en el encerrado mundo de su hija. Loki solo ladeó la cabeza.
—¿para que? Estoy seguro que ella ya te habló de todo lo que ocurrió en Asgard y demás.
— creo que sabes sobre quién te estoy hablando ¿no? —lo miró con un poco de molestia—. Parece que heredó por mi ese gusto de querer guardarse las cosas y problemas. No sabía lo frustrante que era... hasta que me tocó vivirlo con ella.
Loki lo meditó un momento, no sabía si sería correcto, pero de alguna manera su padre quería saber por su hija. Algo que le pesó por lo mismo que a él casi nunca le ocurrió eso en lo personal.
—en Asgard las cosas no fueron las mejores —dijo mesiendo el cristal—. No creí que ella a diferencia de todos lo que me han llegado a conocer, quisiera seguir hablando conmigo después de saber todo lo que hice.
Tony lo miraba atento, parecía estar presenciado la muestra de honestidad y sinceridad de un dios con el orgullo del tamaño de un titán.
—fui "castigado" por mi excepcional comportamiento con asuntos de tu tierra y otros más por cuestiones... familiares.
—se nota que eres la oveja negra de la familia —añadió Tony dando un sorbo—. No tan diferente a lo mío.
—¿problemas paternales?
—algo así.
Tony se quedó en silencio para que el siguiera hablando, debía aprovechar ese momento con el dios.
—en resumidas palabras, por mi culpa y la de la gema, quisieron controlarla. De alguna manera creyeron que únicamente con un matrimonio o una ejecución lograrían mantenerla "al margen".
—¿Perdón? ¿Matrimonio? —Tony entrecerró los ojos—. Me imagino que no te referías a ti, ¿verdad?
Loki negó con la cabeza.
—No. Pero alguien más sí. La rubia de mi hermano aún se siente culpable por eso.
—Con razón. Me preguntaba por qué tenía esa cara de funeral aquella vez que vino con esa canasta de condolencias.
—Thor también se opuso —dijo Loki, dando un sorbo amargo—. Todo terminó cuando una aprendiz de mi madre fue enviada a engañarla. Y lo logró... fue demasiado fácil.
Tony asintió frunciendo el ceño y los labios, atando cabos y uniendo piezas de ambas versiones.
—no la culpo, la ingenuidad ah sido algo clave en ella. Desde que llegó a la puerta de mi casa —soltó una risa al recordarla—. Era como una pequeña delincuente que hablaba entre dientes y con groserías en ruso, pero con curiosidad por todo lo que veía. Pocas veces la vi dudar de alguien, bueno no siempre. cuando pasé el problema del secuestro ella siempre tuvo ese algo con un socio mío... Obadiah Stane.
—¿Obadiah qué?
Tony lo miró, ladeando la cabeza.
—Stane. Calvo, siniestro, con voz de villano de película barata. Fue socio de mi padre, amigo de la familia... y luego trató de matarme con mi propio reactor. Un clásico, vaya. ¿No te suena?
—No todos los traidores del reino Midgardiano entran en los registros Asgardianos —respondió Loki con desdén
Loki prestó atención al micro relato de Tony.
—Siempre lo vio raro, ¿sabes? —continuó Stark, girando el vaso con los dedos—. Nunca se tragó esa imagen de "viejo amable de negocios". Yo estaba muy metido en mis cosas para notarlo. Pero ella... Ella siempre fue desconfiada con él. Lo observaba demasiado, preguntaba cosas que yo ni siquiera consideraba importantes. Tenía ese instinto... ese maldito instinto que yo me pasé años ignorando.
Loki no interrumpió, pero el brillo en sus ojos se agudizó.
—El día del secuestro, justo antes de que tomáramos el vuelo a Afganistán, ella me dijo que no confiara en él. Que algo no cuadraba con los números de I+D y que había visto movimientos extraños en los contratos militares. Yo me burlé. Le dije que si quería jugar a ser espía, que hablara con Fury.
Se rió sin humor, y luego apretó la mandíbula con rabia contenida.
—Y después... boom. Me secuestran, ella estuvo cuando pasó y se quedó sola, el bastardo casi se hace con toda la empresa. Nunca me lo dijo, no de inmediato. No me dijo que casi la silenciaron también por meterse en donde no debía. Me enteré por Pepper... y aún así, ella lo negó todo. Como si no quisiera preocuparme más.
—Esa parte suya... es agotadora —comentó Loki en voz baja, girando su copa—. Guarda tanto dentro de sí que a veces parece que ni ella sabe lo que siente. Solo "sigue adelante", como si fuera una maldita obligación.
Tony sonrió, era irónico como ambos se estaban entendiendo por fin en algo.
—Tal vez, esta vez, no se equivocó contigo —admitió Tony, desviando la mirada—. Tal vez porque tú hiciste todo al revés.
Loki lo pensó un momento, era cierto, habían cosas en las que ella no fallaba y era en su pequeño talento de saber leer personas, con el no había sido la diferencia. Después de todo ella fue la primera en darse cuenta de lo que él sentía desde hace tiempo solo.
—Bueno, continúa brujito. Creo que aún hay más cosas por qué me cuentes.
El dios bufo, sentía que solo contaba una historia que se volvía a repetir una y otra y otra vez.
— bien... yo creí que ella murió, nadie la encontró en el reino, ni siquiera Heimdall.
Tony frunció el ceño llenando más su vaso.
—tiempo después atacaron Asgard y de alguna manera terminé... muerto.
—si... aún no entiendo eso.
Loki soltó un suspiro de como quien cree que lo que está a punto de explicar no fuera fácil de entender para un midgardiano común.
— ella logró traerme devuelta gracias al libro de los condenados.
—¿te refieres al libro ese gigante que daba una vibra súper extraña?
El asintió mirando a la nada mientras apretaba sus labios. El recordarlo le generaba un verdadero escalofrío por la espalda.
—con ese libro... conoces la magia del caos. Algo que no se controla, no del todo —lo miró con seriedad—. Quien lo use está condenado a estar bajo su influencia siempre. Y eso le sucedió a ella.
Tony estaba confundido, no entendía el porqué ella tendría ese libro.
— me estás diciendo que prácticamente le vendió su alma a un demonio —dijo confundido mientras veía como el asentía—¿de dónde carajos lo sacó?
Loki suspiró fuertemente, y lo miró a los ojos.
— fue a Asgard y lo trajo. de alguna manera ella y Thor lograron engañarme —rio a lo último como si aquello hubiera herido su ego de alguna manera.
"¿Qué?" Fue lo poco que pudo formular Tony. No entendía en qué momento había ocurrido todo eso, según nunca se habían movido de la oficina a la torre o a la casa de yung.
—quiso arreglarse por dentro con un hechizo de ese libro, pero una vez que te entregas. Es difícil o casi imposible salir del control de esa magia.
Stark lo miró confundido, no lo entendía completamente. Para él era raro todo lo que le sucedía pero más el hecho de nunca enterarse del todo de lo que pasaba con ella. Era como luchar con una versión suya más pequeña y terca. Recordó ese día, cuando la encontró desmayada en su cuarto, ahora tenía sentido. El por qué ya no tenía esa gema y en cambio sus dedos cambiaron y con ello su comportamiento.
—pero creo que ella... ¿ya no lo usa verdad?
Loki negó y dio un sorbo corto a su trago.
—me deshice de eso, nos costó un día normal y unas cuantas palabras hirientes de su parte. Pero era necesario para que pudiera volver a ella misma.
Tony se quedó en silencio, tenía una que otra pregunta pero se le revolvían las ideas penasando y imaginando cada situación, parecía una historia muy difícil de creer, una mentira perfectamente diseñada por el dios que las maneja como si el las hubiera inventado. Pero no le quedaba nada más que creerle, de alguna manera las acciones y conversaciones tenían sentido y uniendo piezas parecía decir la verdad. Algo que el poco creía pero prefería hacerlo.
—supongo que te agradezco por lo del libro... pero no te perdonaré lo de Asgard realmente.
Loki lo miró por el rabillo del ojo y soltó una sonrisa diminuta.
—no te pediré perdón por lo que le pasó, la persona que necesitaba eso ya tuvo mis disculpas. Solo me queda el resto y es no terminar de arruinar lo que sea que tenemos...
Ambos se miraron nuevamente, sin decir nada se dijeron mucho. El dios dio otro sorbo para luego servir más del licor.
—¿Te conté alguna vez cómo llegó? —preguntó Tony, con la voz un poco más rasposa de lo habitual. No por el whisky, sino por el recuerdo.
Loki giró ligeramente el rostro, curioso.
—¿____?
—Sí. Tenía catorce años. Un lunes cualquiera. Yo venía de una gira promocional en Japón, con jet lag, resaca y cero paciencia Llego a la casa que tenia en Los Angeles—suspiro hondo con una sonrisa melancolica—. y lo primero que veo es a Pepper mirándome con cara de "vas a querer volver a subirte al avión".
—Suena prometedor —murmuró Loki.
—Me entrega un sobre de Manila. Arrugado. Casi sin remitente. Solo mi nombre escrito con marcador permanente, como si fuera un paquete de Amazon y un logo de SHIELD.
—¿Y qué había dentro? ¿Una bomba? ¿Un dedo cortado?
—Peor —dijo Tony, sonriendo con ironía—. Una prueba de ADN. Mi nombre. Otro nombre al costado: ______. Y una notita pegada con cinta adhesiva que decía: "tenemos que hablar."
Loki levantó una ceja.
— que romántico.
—Casi me atraganto con el café. Pensé que era una broma, o una trampa, o algún tipo de chantaje emocional de una ex despechada con acceso a mi basura genética. Pero mandé la muestra al laboratorio. Y sí. Coincidencia del 99,98%. Genéticamente Stark. Y como si el universo dijera "¡Sorpresa!", al día siguiente llego con fury y después estaba en mi sala de estar: catorce años, ojos como cuchillas, una mochila casi vacía y un expediente más lleno de tachaduras que palabras.
—su pasado... ¿en Hydra?
Tony asintió.
—Sí... Nunca supimos todo. Había lagunas en su historial, archivos desaparecidos, cosas quemadas... Pero lo poco que sabíamos bastaba para saber que había estado en contacto con ellos. En uno de sus "nuevos" programas y aún así, ahí estaba. De pie. Mirándome como si pudiera leerme el alma —lo miro con cierta gracia—¿Lo primero que me dijo cuando estuvimos solos? "No necesito un papá. Solo no dejes que me lleven ahi otra vez."
Loki se quedó en silencio por un momento. Luego, con tono bajo:
—Muy... de ella.
Tony rió, sin alegría.
—No aceptó comida que no fuera diferentes la de shield aunque siempre se quejara de ella. No sonrió. Se sentó con la espalda recta como si estuviera lista para un interrogatorio. Y cuando le pregunté por qué habían traido, me respondió: "Porque no tengo a dónde más ir y tú eres el nombre en el papel."
—Conmovedor. Seguro te derritió el corazón de piedra en ese instante.
—No, al principio me asustó —admitió Tony—. Nunca había tenido una responsabilidad que respirara, me odiara y fuera sarcástica a la vez, estaba en una etapa de mi vida en la que no podia nisiquiera conmigo mismo, como ahora, pero luego con el tiempo... me di cuenta. Ella no vino buscando amor, vino buscando estabilidad o lugar donde no tuviera que dormir con un cuchillo bajo la almohada.
Loki lo observó, ya sin burla.
—¿Y le diste eso?
—Lo intenté —respondió Tony, encogiéndose de hombros—. Le compré una cama, una computadora, diez tipos distintos de cosas para que se distrayera y no me molestara. despues vino el ballet y unos campamentos cuando no sabía que más hacer con ella... Al principio me hablaba solo para decirme lo que necesitaba.
El recordar el pasado era como beber un poco de vinagre con agua estando sediento, no quitaba la sed pero dejaba esa sensación extraña en la garganta. Nostálgico y un poco triste.
— Luego empezó a quedarse en la cocina conmigo por las noches. —continuó—. En silencio. Y un día, sin previo aviso, me dijo: "¿Sabes que nunca he tenido un cumpleaños?" algo de mi sintio ese peso, como el sentido paternal que no crei tener. Le preparé con pepper y Happy uno al día siguiente, aunque no fuera la fecha de su supuesto cumpleaños, Con pastel, globos, y toda esa porqueria que según le gustaba a los niños en ese entonces.
—¿Y lloró?
Tony sonrió recordando el momento.
—No, Me lanzó el pastel a la cara. Pero fue lo más feliz que la había visto.
Loki dejó escapar una pequeña risa, apenas audible.
—Así que no solo heredó tu ego y tu genio... también tu incapacidad emocional para aceptar afecto.
—Correcto. Un combo completo. Pero aún así, la vi crecer. La vi abrirse, despacito. Aprendí a leer sus silencios, sus sarcasmos, sus estados de ánimo catastróficos los cuales me imagino que los has vivido con ella.
—algunos... —dijo en un susurro, terminando de tomar su wiskey.
—Y ahora... ahora no puedo imaginar la maldita Torre sin ella.
ambos se quedaron en silencio, la musica llenaba el ambiente. entre recuerdos nostalgicos y confuciones.
—¿tanto miedo tienes de que se vaya en algún momento?
Tony apretó los labios y lo penso mientras asentía lentamente, miró al dios y no pudo evitar reirse, era claro que el trago le estaba subiendo a las mejillas.
—temo que ese momento este más cerca de lo qué pensaba...
El tono en el que lo dijo, le provoco una mirada de confusión al dios. sabia que el alcohol le estaba pegando a tony algo rapido, pero habia algo entre esas lineas que le provocaban inquietud. Loki lo miro con clara intriga, grataba de decifrar el verdadero codigo detras de lo dicho por el.
Bebieron en silencio durante un rato. Tony parecía más relajado, pero Loki lo observaba con atención, como si esperara que algo se resquebrajara.
Y entonces, ocurrió.
—Por cierto, cuando se vaya, asegúrate de que lleve la pulsera cuando este terminada. La última vez que se saltó una dosis, casi incendia a babas con la mirada.
Loki parpadeó.
—¿Cuando se vaya?
—Sí, a Washington —respondió Tony con naturalidad ebria, como si hubiera dicho "al supermercado"—. SHIELD está montando una base allá para el Proyecto Insight y...
Se interrumpió demasiado tarde.
El rostro de Loki cambió.
Muy poco.
Pero suficiente para que tony lo notara, frunció el ceño y no evito hacer una pregunta... estupida dada la situacion.
—¿No te lo dijo... verdad?
Loki bajó lentamente el vaso sobre la mesa, sin apartar la mirada de él.
—No.
—mierda —murmuró Stark, frotándose el rostro con una mano—. Pensé que ya lo sabías.
—¿Desde cuándo lo sabes tú?
—Hace días. fury me lo propuso, y luego lo discuti con Romanoff. Pensamos que sería bueno para ella. Un respiro y tal vez un nuevo enfoque. con mas seguridad y distancia de... todo esto.
Loki no dijo nada. Solo volvió a tomar el vaso con notable molestia.
—No es que se haya decidido aún —intentó suavizar Tony—. Solo es una opción. Un "por si acaso".
Stark temia la reaccion de loki, claramente no queria provocar un intento de conquista a su bar favorito por hablar de más.
—¿Y crees que me lo habría dicho... si no lo descubro así?
Tony lo miró, serio por primera vez en la noche.
—No lo sé. Pero si me preguntas, creo que no quiere hacerte a un lado. Aunque al hacerlo... lo está haciendo de todos modos.
el ambiente cambio, parecia que no habia nada más de que hablar. la botella del licor estaba vacía y lo unico que quedaba era irse.
Salieron del bar cerca de la medianoche. El aire era frío, afilado. Nueva York rugía a lo lejos con su caos habitual, pero entre ellos dos solo había un silencio tenso y escarcha restante del invierno que estaba llegando a su fin.
—¿Y ahora qué vas a hacer? —preguntó Tony, apoyado contra el auto.
Loki se acomodó el abrigo. Su rostro seguía ligeramente alterado, pero sus ojos eran los mismos. Helados. Intensos. Heridos.
—Lo que hago siempre —respondió con suavidad.
—¿Mentir?
—Esperar —corrigió Loki mirandolo serio—. Y ver si ella cree que esta vez vale la pena decir la verdad... o dejar que me la oculte.
Y sin más, se subió al coche.
se separaron al llegar al penthouse, Tony se despidio con una palmada en la espalda y dejo al dios, solo en medio de la sala. el ambiente era silencioso.
suspiro y fue por un baso de agua, como si eso pudiera clamar todo lo que estaba sucediendo. tomo el impulso y con su sutil sigilocidad fue hasta la habitacion de ____, que practicamente era una que compartian juntos. miro por una pequeña apertura y la vio, serena leyendo un libro.
se veia tranquila, relajada, como si no ocultara nada aunque realmente su mente estuviera llena de una tormenta de confusiones y cosas que no sabia como manejar sin llegar a mentir. analizaba todo, por mas que lo hablaran parecia ser que no podian mantenerse sin discutir o ocultarse cosas, tal vez lo mejor era hablarlo.
Cosa que claramente no hicieron esa noche, la discusión se fue prácticamente por la tangente... y el tema apenas se veía asomarse esa mañana.
La taza de café ya estaba fría.
____ la observaba como si pudiera encontrar ahí una respuesta, una señal, cualquier cosa que la ayudara a ordenar lo que tenía en la cabeza. Loki, sentado frente a ella, hojeaba el mismo libro de cubiertas doradas con los dedos demasiado tranquilos.
Demasiado.
El tipo de calma que viene cuando estás decidiendo qué tanto puedes soportar sin decirlo en voz alta.
—¿Vas a ir a entrenar hoy? —preguntó él, sin levantar la vista.
Ella dudó.
—No lo sé. Natasha mencionó algo de una rutina suave... pero no me siento con ganas.
Loki asintió. No dijo nada más.
Ella esperó que insistiera, que preguntara qué le pasaba, que mencionara siquiera lo de anoche. Pero no lo hizo. Solo pasó página tras página con la serenidad artificial de quien conoce perfectamente el caos que se esconde entre líneas.
—¿Tú tienes planes? —dijo ella por fin, harta del silencio que no podía leer.
—Nada fuera de lo común. Puede que baje al taller —respondió sin levantar la vista—. Stark sigue intentando que algo funcione como él quiere. O que termine practicando con Romanoff también.
Ella apretó los labios, notando el tono. Neutro. Limpio. Quirúrgicamente ajeno. Lo que en Loki equivalía a una declaración de guerra no dicha.
—¿Y tú...? —preguntó, sin mirarlo jugando con sus dedos—. ¿Estás enojado conmigo?
Él giró una página con lentitud. Luego otra. Entonces cerró el libro con precisión casi ritual.
—¿Debería estarlo?
Eso bastó para que ella soltara un suspiro casi burlón.
—No sé. Tal vez porque no te dije algo que aún no estaba segura de querer decir...
Loki se levantó del sofá con una fluidez que casi parecía felina. Se acercó hasta la barra, sirvió un vaso de agua y lo bebió como si el mundo no se estuviera desmoronando en silencio.
—No estoy enojado —dijo, al fin—. Solo... me intriga saber qué cosas te cuesta decirme. Porque tú no eres de las que se calla.
—No es lo mismo.
—¿No? —se giró hacia ella con esa ceja alzada que le sacaba ganas de besarlo y golpearlo al mismo tiempo—. Dime qué parte es diferente. ¿La que implica irte a otra ciudad sin avisar, o la que implica quedarte sin saber si yo quiero estar ahí?
Ella lo miró, molesta.
—No es que quiera irme sin ti.
—Pero tampoco me preguntaste si quería ir contigo.
El silencio cayó como un cuchillo.
Ella apartó la mirada. Tragó saliva.
—Iba a hacerlo.
—Lo sé. Pero pensabas hacerlo después de decidirlo —replicó él con suavidad—. Y eso no se llama hablar en pareja, se llama notificación tardía.
—¡¿Y qué querías que hiciera?! —espetó ella—. ¡No puedo tomar ninguna decisión sin sentir que voy a romperlo todo!
—Yo tampoco puedo —dijo Loki, mucho más bajo—. Pero al menos intento no dejarte fuera cuando estoy por hacerlo.
La frase no fue dicha con rabia. Fue dicha con tristeza.
Y dolió mucho más.
Ella bajó la vista. Quería decir algo. Quería gritar. Quería justificarlo. Pero nada le salía.
—No quiero irme si tú no vienes —dijo finalmente, con un tono suave.
—Y yo no pienso quedarme si tú te vas —respondió él, firme—. Pero la próxima vez... mírame cuando lo pienses. No cuando ya lo tengas decidido.
Loki dejó el vaso en la barra. Se acercó, pasó junto a ella y le dejó un beso en la cabeza. Apenas un roce. Suficiente para doler.
—Estaré en el piso 28 si decides entrenar. Natasha quiere intentar romperme la cara también, y no quiero decepcionarla.
Ella sonrió con los labios cerrados, sin levantar la cabeza.
—No tardes en rendirte —murmuró.
—Jamás me rindo con mujeres peligrosas. Ya deberías saberlo.
Y se fue.
____ se quedó sola con el café frío. El libro aún sobre la mesa. Y esa sensación familiar de estar a punto de hacer algo que podría cambiarlo todo.
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Ustedes que dicen... ¿Nos vamos para Washington o no?
Porque entre mudanzas emocionales, pulseras improvisadas y un dios que no estaba mirando... alguien tiene que tomar decisiones antes de que el caos empiece a empacar solo.
🗓️ Próximo capítulo: miércoles – 7:30 p.m. (hora COL)
(Sí, hay golpes, tensión sexual... y una palabra que no deberían haber despertado).
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