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♡09


Han pasado ya varias semanas desde la última vez que vi a Leo y Kate, y se acerca Navidad.
La última vez que hablé con Kate mencionó que Leo estaba muy contento con su nueva peli, la cual ya había visto el resultado final, y decidimos montarle una pequeña fiestecita para celebrarlo.
Solo estaríamos nosotros seis: Leo, Kate, Rachel, Diane, Tony y yo.
Algo pequeñito, vaya.

También le había preguntado a Kate y Rachel por qué andaban tan misteriosas, hablando en susurros y lanzándose miradas cómplices, pero decir que me ignoraron categóricamente era quedarse corto. Así que no pude averiguar nada.

Nuestros instintos de FBI fallaron, querida Amber.

Volviendo al tema de la fiesta, Leo no sabía nada. Me había costado no decírselo, porque estaba súper emocionada, pero conseguí contenerme. Y eso que Leo se había esmerado al máximo en intentar averiguarlo, pero consiguió el mismo resultado que yo con lo de Rachel: nada.

La fiesta será esta tarde, así que nos queda poco tiempo antes de que Leo llegase.
Bueno, en realidad, él solo no llegaría.
Habíamos decidido que lo menos sospechoso sería que yo quedase con él y lo llevase al local como quien no quiere la cosa.
Según Kate, ella o Rachel se chivarían, que quedase a solas con Diane sería raro y Tony argumentaba que él tenía que quedarse para terminar de decorar todo porque quedar a Rachel y Kate al mando sería firmar una sentencia de muerte para el local.
Aunque mi teoría es que querían que quedásemos a solas los dos. Independientemente de la fiesta.

Todavía no me quitaba de la cabeza la sensación que tuve con Leo la última vez. De hecho, cada vez ocurría más a menudo y con la cosa más pequeña: una risa, una mirada, un consejo o incluso cuando me acordaba de él.

¿Es eso normal? No lo sé. Pero me gusta esa sensación.

- ¡Amber! ¡Deja los mundos del yupi y vuelve a la Tierra! - me gritó Tony desde el otro lado del local, mientras colocaba una pancarta que decía "Leo, nuestro actor fav<3". Había al lado otra que decía "Seremos los primeros en ver tu peli" y yo quería que pusiesen una que decía "Estamos orgullosos de ti", pero no cabía.

- Ya voy, ya voy... - respondí

Seguí inflando globos y también revisé que la comida estaba perfectamente colocada. No podía salir NADA mal.

- Amber, ¿no le habías dicho a Leo que quedábais a las cuatro? Porque son las tres y cincuenta. - me dijo Kate.

No le pude responder porque en ese momento, Leo me llamó.

- Hombre, hola Leo! - dije, mandando callar a todos para que no se les oyese de fondo.

- Amber, te estoy esperando. ¿Donde estás?

- Voy de camino, te lo prometo. Cinco minutos y estoy allí.

- Venga, vale. Estoy sentado en un banco en la plaza.

- Hasta ahora!

- Adiós!!

Le colgué, cogí el bolso rápido y salí corriendo casi sin despedirme.

Recorrí las calles a la carrera, diciendo perdón a cualquiera que tuve que apartar a toda prisa. Cuando llegué a la plaza, vi a Leo sentado en un banco con el móvil. Lo alcancé mientras hiperventilaba.

- Ho..hola Leo - dije, recuperando la respiración. Menuda carrera me había pegado...

- Venías corriendo, ¿verdad? Anda, siéntate.

Me senté a su lado y, cuando mi respiración recuperó su ritmo normal, le dije:

- Bueno, ¿a dónde quieres ir?

- Te dejo elegir

- Genial Leo - pensé. - Colaborando con la situación.

- Perfecto, ¡sígueme! - le dije

Le mandé un mensaje a Kate para decirle que estaba con Leo, y me respondió diciendo que lo entretuviese, al menos, durante cuarenta y cinco.
Bueno, sería fácil. Soy una experta en eso.

Llevé a Leo a un parque precioso que había, le obligué a sentarse conmigo a tomarnos algo, aunque creo que él lo hizo por voluntad propia, y estuve paseando y charlando con él por las calles.

Cuando nos acercamos por la calle del local, por instinto le eché un vistazo al móvil, el cual no le pasó desapercibido a mi acompañante.

- Vale, Amber. Estás rara. ¿Qué te traes entre manos?

- ¿Yo? - pregunté, indignada - Nada. Si estoy normal.

Me miró con suspicacia, pero no dijo nada.
Mejor, porque en ese momento me llegó un mensaje de Kate diciendo que lo llevase ya al local.

Pasamos disimuladamente por delante, y entonces Kate abrió la puerta y dijo:

- Eh, Leo!

- ¿Kate? - preguntó él, extrañado.

Sonreí y le agarré la mano, tirando de él hasta entrarlo en el local, justo en el momento en el que todos gritamos:

- ¡SORPRESA, LEO!

- Uau! - exclamó - ¿Pero que es esto?

- Es para celebrar que ya has acabado de rodar la peli, esa de la que no nos quieres hablar - expliqué - Estamos muy contentos por tí. ¿Te gusta?

- ¡Pues claro! ¡Gracias, de verdad! - respondió, y me abrazó.

Luego abrazó a los demás también, pero me pareció notar que el mío fue el más largo, y no es la primera vez que lo hacía.

Volví a tener esa sensación de mariposas en el estómago, y una idea de por qué me sucedía sacudió mi mente. ¿Y si...? No, es imposible. Es solo mi amigo. Pero...

Tenía que hablar con Rachel cuanto antes.

Durante el resto de la tarde, me concentré en pasarlo bien con mis amigos. Y realmente lo hice. Pero, en un momento dado, Leo me llevó aparte para decirme algo.

- Leo, ¿qué querías decirme? - pregunté con nerviosismo.

- Bueno, es que todavía me siento un poco culpable por lo que te pasó hace unos meses, y quería compensarte de alguna forma.

- Leo, no hacía falta...

- Todas las vacaciones - dijo, interrumpiéndome - me voy de viaje a algún lado, y este año me voy a París. Y quería preguntarte si te gustaría venir conmigo.

Vaya, eso no me lo esperaba. Me quedé en shock, pero conseguí reaccionar a tiempo:

- Leo, pero un viaje así debe de ser carísimo.

- Eso da igual. - me aseguró - ¿Te vienes o no?

- ¡Pues claro que si! - respondí sonriendo, y le di un abrazo.

- Ey, Leo - dijo Rachel, de repente - Te la robo, vale?

Leo se rió, y Rachel tiró de mi brazo y nos llevó a un sitio más apartado.

- Venga, dime. ¿Qué te pasa con Leo?

- ¿A mí? - pregunté, confundida - No me pasa nada

- Si, claro. Y yo tengo el pelo negro. - ironizó - A ti te sucede algo, cuéntamelo.

Me lo pensé un poco, pero al final le expresé mis preocupaciones:

- En realidad, no lo sé. Antes no me ocurría, pero desde el día del campo, cada vez que estoy con él siento un tirón en el estómago, me pongo nerviosa o lo miro de más. Y no sé por qué.

- Yo tengo una teoría. Y, te guste o no, sabes que es así.

- ¿Y cual es tu teoría, oh, gran Rachel?

- Te gusta Leo

- ¿¡Qué!? - exclamé

- Pues eso, que te gusta Leo. Te pones nerviosa porque intentas impresionarle, lo del tirón es porque te gusta estar con él y lo de mirarlo mucho... Eso se explica solo.

Vaya, dicho así, tenía sentido.

- S...si, tienes razón. M...me gusta. - dije, y en ese momento, me di cuenta de lo cierto que era. - Pero, yo a él no le gusto.

- Bueno, no tires la toalla tan rápido. Nunca se sabe...

- Espera, ¿estás insinuando que...?

- ¡Adiós, Amber!

- ¡Oye, no me dejes así!

Pero se fue igual, dejándome con la duda.

¿De verdad había insinuado lo que yo creía?

Todavía pensaba en eso cuando me fui a dormir esa noche.

*          *          *          *

- Entonces, ¿se lo has preguntado? - me dijo Kate - ¿Qué te ha dicho?

- Ha aceptado - respondí. En verdad, estaba emocionado. MUY emocionado.

- ¡Eso es genial, Leo!

- Y tú, ¿has hablado con Rachel?

- Sí, no te preocupes. A ella también le gustas.

Suspiré, aliviado. El primer motivo por el que la invité a venir conmigo a París, además de ser el principal, era para poder pasar tiempo a solas con ella y poder pedirle salir. El hecho de que lo que siento sea correspondido pone las cosas mucho más fáciles.

- ¿Y cómo lo harás? ¿Tienes algo pensado? - me preguntó Kate

- En realidad no. Cuando sienta que es el momento, se lo diré. Espero que responda que sí.

- Seguro que lo hará. - aseguró Kate - ¿Cuando crees que empezó todo?

- Supongo que el día del campo, porque fue ese instante en el que me miró cuando sentí algo que no había sentido antes. Tuve que sacudir la cabeza para no quedarme embobado.

- Todo saldrá bien, Leo. No te pongas nervioso.

- A veces me olvido de lo mucho que me conoces.

A veces que me conozca tanto resulta útil, porque de no ser por ella, todavía seguiría confundido y sin saber que lo que siento por Amber en realidad no es el amor de mejores amigos que creía que era.

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