Rachel y Diane se quedaron a dormir después de la premier debido a que llegamos tarde, aunque no pudimos escaquearnos del interrogatorio express que nos hizo mi madre. Le dijimos que nos habían dejado entrar a ver la peli, aunque mentimos un poquito al decirle que fue porque sobraron pases y los sortearon.

Lo sentimos, mamá. Hay cosas que nos guardamos para nosotras.

Mi hermano, en cambio, no se tragó la mentirijilla.

- Entonces, según vosotras, sortearon los pases y os tocaron...

- Exactamente - respondió Diane

- Ya... - dijo Tony, desconfiado - No me lo creo. Ahora en serio. ¿Cómo entrásteis?

Las chicas y yo nos miramos, dudando de si contarle o no. Después de un rato, entendimos que Tony no iba a ceder, y que lo mejor sería decírselo ya.

- Bueno, a ver... - empezó a decir Rachel - Llegamos allí como cualquier fan normal...

- Os fuisteis cinco horas antes para que no os quitaran el sitio - comentó mi hermano con una ceja levantada.

- Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. En fin, lo que iba diciendo. Llegamos, nos hicimos fotos con los famosos y ya está.

- Sin embargo - dije yo, remarcando las palabras - le caimos bien a Kate Winslet y a Leonardo DiCaprio, así que nos coló en la premier.

- No estaréis bromeando, verdad? - preguntó, y al ver que no respondíamos, se tomó nuestro silencio como una afirmación - No estáis bromeando, vale... ¡Que pasada!

- Lo sabemos, estábamos allí - exclamó Diane

- Vuestra vida podría cambiar a partir de ahora, lo sabéis, verdad? - remarcó Anthony - Ser amigo de un famoso implica que la gente te empiece a conocer y a relacionar con él en todo momento.

- No lo había pensado... - murmure, y era verdad.

Ser amiga de un personaje público, un famoso, un actor de la talla de Leonardo DiCaprio, no es poca cosa. Y lo mismo pasa con Kate.
Aparte de todo lo bueno que implica eso, también trae consigo el hecho de que, probablemente, nadie se lo crea si lo cuento.

- Primo, eso es lo de menos - prosiguió Rachel - Ellos son muy simpáticos. Te caerían bien.

- Ya me los presentaréis...

Ese día fuimos a la piscina, cantamos nuestras canciones favoritas a todo pulmón, mi hermano nos "intentó" enseñar a regatear, vimos alguna película que encontramos por casa y comimos helado a la sombra. Pasamos un día tranquilo de verano como cualquier otro, con la única diferencia de que no me quitaba de la cabeza lo que mi hermano había dicho antes.
Rachel se dio cuenta de que me pasaba algo, y me apartó del grupo para hablar a solas conmigo.

- A ti te pasa algo - me aseguró - ¿Qué es? ¿Sigues pensando en lo de antes?

- Un poco. Es que si le decimos a alguien que somos amigos de dos actores, todos se burlarían.

- ¿Y qué? Peor para ellos

- Bueno, sí, pero... no sé. Tengo la sensación de que nuestra vida ha empezado a cambiar, y no sé si para bien o para mal.

- No te preocupes por eso. Diane y yo estamos contigo, y Tony igual. Cualquier cosa, nos dices. Y estoy segura de que Kate también querrá ayudarte.

- Gracias, Rachel. De verdad.

- Bueno, y eso sin contar a Leo. Él es que ni siquiera se lo pensaría. - dijo, y su tono cambió a uno un poco más sugerente - Parece que os lleváis muy bien...

- No empieces

- No empiezo - levantó las manos en señal de inocencia - ¿Estás mejor?

- Sí - le aseguré - Ahora... ¡te echo una carrera hasta la piscina!

Salí a correr, y alcancé a escuchar a Rachel decir "¡oye, es trampa!" antes de que me tirase a la piscina de golpe. Poco después, Rachel se tiró también. Empujamos a Tony e incluso obligamos a Diane a meterse.
Lo pasamos muy bien, y ya no me preocupaba nada.

Aunque, sí, tenía razón.
En todo lo que dije.
EN TODO.

En lo bueno...

...y en lo malo.