IV
📍 MADRID, ESPAÑA
FEBRERO 2022
Toni's POV
¿Cómo me siento? Ni yo puedo responder aquella pregunta, han transcurrido algunos días desde aquel encuentro desagradable. No he hablado con Jessica, únicamente he ido a su casa por mis hijos, asimismo, en algunas ocasiones ellos vinieron y se quedaron conmigo.
¿Qué hizo en ese tiempo libre? No me lo quiero ni imaginar.
De hecho, una parte de mí se niega a creer lo que vi. Este no ha pasado ni un maldito mes de nuestra separación y está con otro como si nada, que descaro. Allí, la verdadera razón de divorciarnos, nunca lo hubiera imaginado.
— ¿Podemos proceder? — Con mi abogado estoy buscando la posibilidad de quedarme con mis hijos. De ningún modo dejaré que convivan con un extraño.
— Hay una posibilidad, pero tenemos que comprobar que Jessica mantenía una relación con esa persona cuando aún estaban casados.
— Vale, hay que hacerlo.
— Toni, ¿estás seguro?
— Los vi yo mismo, mis hijos no deben tener idea de lo que hace su madre.
— Sí, aunque debes tener en cuenta que este tipo de juicios demoran tiempo, además de que la relación con tus hijos puede salir afectada. — Me quedo callado. — Si procedes legalmente los acuerdos con Jessica no servirán de nada.
— Ella se quiere llevar a mis hijos a Alemania con ese hombre, ¿entiendes eso? Puedes tan siquiera ser empático conmigo. ¿Qué haría si ves a tu exmujer con otra persona y tus hijos están a metros de ahí? — Él no dice nada. — ¿Ahora me entiendes?
— Solo espero que no te arrepientas, Toni.
Solo quiero el bienestar de mis hijos y si hago esto es porque así lo conseguiré. Si felicidad está a mi lado.
Horas más tarde salgo de casa rumbo al centro de la capital, debido a una campaña publicitaria del equipo. Todo con la finalidad de que vuelva al ojo público, pues los chismes de mi divorcio se disipan poco a poco.
Estacionó el automóvil en el parking dejándole la llave al encargado, subo por el ascensor hasta el piso 9 del edificio.
Cuando las puertas se abren las moradas de algunas personas se ponen en mí, el jefe del área de comunicación del club se acerca a mí y me presenta con cada persona que forman parte del proyecto.
Pasamos a la otra parte de la suite, específicamente el balcón que conecta con el comedor, dónde están tomando algunas fotografías a una joven modelo.
— Toni Kroos. — El fotógrafo se percata de mi presencia dejando su trabajo de lado. — Un placer. — Estrechamos nuestras manos en un saludo cordial.
— Igualmente. — Respondo.
— Dalia, ven. — Aquella mujer la reconozco de algún sitio. — Te presento a Toni Kroos, aunque ya debes de conocerlo.
— Es un gusto, Toni. — Me dedica una sonrisa.
— Dalia es nuestra modelo estrella. — Explica. — He trabajado con ella en otros proyectos, los cuales han resultado un éxito. Esperen, tengo que resolver algo urgente. — Su mirada muestra frustración y se va, al igual que el jefe de comunicación.
— Toni, puedo pedirte un favor.
— Claro, ¿qué cosa?
— Mi hermano es fanático tuyo y quiero darle una sorpresa, crees que antes de irte puedas firmar una camiseta.
— Sin problema, Dalia.
— Dalia Monroe. — Expresa.
Ya escuché ese nombre antes, pienso.
— ¿Dalia? ¿Dalia?
— Uh, sí.
— Disculpa, este ya había escuchado ese nombre, pero creo que te estoy confundiendo.
— No te preocupes.
— ¡Toni a camerinos!
— Dalia, sigamos con las fotografías.
— El deber nos llama.
— Te veo luego, Dalia.
Esto es lo mismo de siempre, me prepararon para la sesión de fotos, posteriormente me puse uno de los vestuarios elegidos.
Al regresar al área de trabajo me dan instrucciones de lo que tengo que hacer, ya que Dalia ha terminado con su parte.
Simplemente, hago mi trabajo, no soy tanto de cámaras, pero esto es cosa del club y Adidas, no me puedo negar si quiero evitar problemas.
Pierdo la noción del tiempo que ha pasado, cuando parecía que terminé, llaman a Dalia nuevamente.
— Bien, ahora ustedes irán juntos. La primera parte será en este mismo sitio, después bajaremos al área del jardín para continuar con la tercera parte.
•••
19:28 hrs.
— ¡Listo! ¡Hemos terminado! — Exclama el director de la campaña.
— Ya era hora. — Suelto provocando la risa de Dalia.
— ¿No estás acostumbrado a esto, verdad?
— Se nota.
— Un poco, he estado en otros proyectos donde hemos estado hasta muy tarde trabajando, pero es comprensible. Lo tuyo es jugar fútbol.
— Y me enfoco únicamente en eso.
— Iré al camerino por la camiseta, no quiero hacerte espera más.
— Vamos, te acompaño.
Juntos regresamos a la suite, cada uno entra a su camerino para cambiarse. Cuando termino mi teléfono suena dejando ver el nombre de Jessica.
— Jessica.
— Toni, Leon quiere hablar contigo.
— Ah sí.
— ¿Papá?
— ¡Hola, campeón!
— Papá, ¿estás en casa? Puedes venir, mi hermana y yo queremos ver una película contigo y mamá.
— Leon, lo siento, pero estoy trabajando.
— Pero es muy tarde, papá.
— Lo sé, hijo. — Se escucha que tocan la puerta y me levanto para abrirla dejando ver a Dalia. — Estoy por terminar, ¿te parece si llegó en una hora?
— ¡Sí!
— Vale, campeón. Voy en camino, dile a tu madre que esté al pendiente de la puerta. — Cuelgo.
— Creo te interrumpí, lo siento.
— No te preocupes, hablaba con mi hijo.
— ¿Tienes hijos?
— Sí, dos. Un niño y una niña. ¿Y tú?
— No, no tengo hijos. — Murmura.
— ¿Está es la playera?
— Sí, como imaginarás, tienen grabados tu nombre y número. Una firma lo hará más que feliz.
— Listo. — Firmo. — Espero le guste el obsequio.
— Yo también lo espero. — Sonreímos. — Bueno, Toni fue un placer.
— Al contrario, Dalia.
— Que tengas una excelente noche. — Asiento y ella se va.
•••
Dalia's POV
Dejo mis cosas a un lado al entrar a mi departamento, me quito mi abrigo para colgarlo en el perchero, posteriormente me dirijo a la sala, aunque un ruido proveniente de la cocina provoca que me desvíe.
— Hija. — Mi madre me asusta.
— ¡Mamá! — Grito. — ¿Por qué N le dijiste que estabas acá?
— Quería darte una sorpresa, cariño.
— Mamá, para la otra, avísame porque me diste el susto de mi vida.
— Ya, ya, no exageres pequeña. ¿Tiene hambre?
— Un poco, ¿hiciste de cenar?
— Por supuesto, ven, ayúdame a poner la mesa.
— Vale.
Sigo a mi madre hasta el interior de la cocina, saco los platos de la alacena y los acomodo en la mesa; eso mismo hago con los vasos y cubiertos.
— ¿Cómo te fue en tu trabajo?
— Bien, mamá. Lo de siempre, nada nuevo que contar. — Me siento. — ¿Y tú?
— Igual, cariño. Las cosas en el restaurante están bien.
— ¿Sí? Te recuerdo que pasó la última vez que me mentiste.
— Tu hermano se está haciendo cargo de las finanzas, no tienes por qué preocuparte está vez.
— Aun así iré más seguido para revisar todo, pero confío en mi hermano.
— Tu hermano hoy tenía una cena con su novia, me parece que irían a cenar con la familia de ella para hacer oficial su compromiso. — Sirve la comida en cada plato.
— Me alegro mucho por él, mamá. Elizabeth es una buena mujer.
— Estoy feliz porque uno de mis hijos se va a casar, sin embargo, me pondría aún más alegré si fueran los dos.
Sí, ya sé a dónde va está conversación.
— Mamá...
— ¿Qué pasó, hija?
— Sabes que no me gustan ese tipo de comentarios.
— Ay cariño, exageras.
— Mamá, sabes que el compromiso es un tema delicado para mí.
— Ya pasó un año, mi vida.
— No importa, me sigue doliendo.
— Hija. — Se sienta y toma una de mis manos. — Es hora de que pases página y sigas con tu vida.
— Es fácil decirlo cuando a ti no te abandonaron el día de tu boda.
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