—Ay, mierda —. Solté un quejido mientras trataba de parar el sangrado en mi dedo índice. —Trato de hacer que te salven, ¿y así me pagas? Pájaro ingrato.

ㅤLa pequeña ave comenzó a piar, asustada por mi presencia, trató de emprender vuelo, pero no se pudo mover debido a su ala rota.

ㅤ—No te muevas o peor te vas a poner —dije, volviéndome a agachar para tomar al ave entre mis manos.

ㅤEl pájaro se dejó hacer, viendo que ya no tenía alternativa de escapar de lo que pensaba era un gran depredador que le iba a dar fin a su existencia. Lo envolví, esperando que el animal empezara a entrar en calor, aquella época en Italia era de las más frías y si el animal pasaba más tiempo fuera, moriría.

ㅤCaminé con discreción hacia las habitaciones compartidas, evitando a los niños y adolescentes que se encontraba con gran habilidad, bueno, en realidad no tenía que esforzarme, nadie me notaba.

ㅤMe moví con cuidado entre las camas, hasta que llegué a una que parecía que hace poco fue usada, busqué debajo de esta y encontré la caja que siempre usaba, dejé a la pequeña ave dentro y puse la caja encima de las viejas sábanas.

ㅤEscuché unos pasos que venían de forma apresurada, me alarmé, se supone que nadie está en las habitaciones a esta hora. Corrí hasta mi cama y me senté, tratando de parecer casual, pronto dos chicas atravesaron con rapidez la habitación hasta la cama en la que había estado momentos antes.

ㅤ—¿Nica es cierto lo que escuché ahí abajo? —. Era Adeline.

ㅤNica asintió ida, como si no se creyera lo que sea que hubiera pasado en el salón. —Sí, Ad. Me adoptaron.

ㅤTraté de no hacer ningún sonido de sorpresa, miré a Nica con impacto, ¿la habían adoptado?

ㅤ—¡Estoy tan feliz por ti, Nica! Por lo menos una va a poder salir de este lugar. ¿Cómo se llaman? ¿Cuándo...?

ㅤLas palabras de la rubia se quedaron en el aire cuando un pequeño piar salió de la caja que había dejado en la cama.

ㅤ—¿Otra vez? —preguntó Adeline con confusión.

ㅤNica se percató de la caja y la tomó entre sus manos con su habitual delicadeza, sus dedos llenos de curitas de colores abrieron con cuidado la tapa, revelando a un nuevo animal al cual cuidar.

ㅤSonreí al ver su cara cuando acarició al ave, haría esto por el resto de mi vida con tal de ver una de sus sonrisas.

ㅤ—Este necesita un palito de paleta, tengo unos en mi cajón, ¿me los podrías pasar, Ad? —le preguntó Nica a la rubia.

ㅤAdeline y yo conectamos miradas, la mía le indicaba que no abriera ni un centímetro de su boca y la suya me decía que no lo haría, por ahora.

ㅤ—Sí, Nica —. Adelina se dio media vuelta y abrió el cajón del pequeño mueble desgastado, como todo en el orfanato, cuando encontró un palito de madera, se lo pasó a Nica.

ㅤ—Oh, creo que no me queda tela para envolverla —dijo Nica con un ápice de tristeza.

ㅤAdeline me volvió a mirar. —¡Ey, tú! ¿Tienes un trozo de tela? —me llamó como si no me conociera.

ㅤRodé los ojos ante su tono, me levanté de mi cama y vi mis pantalones negros, estaban desgastados a tal punto que en algunas partes ya se estaba rompiendo, así que sin importarme menos, los rasgué hasta que vi que era suficiente tela, caminé hasta las dos chicas tratando de acercarse lo más posible a Nica sin incomodarla.

ㅤ—Ten —le dije.

ㅤNica me sonrió agradecida, en el momento en el que tomó la tela sus dedos rozaron con los míos, la sensación de las curitas pasando por encima de mi piel y las puntas de sus dedos tocando los míos hizo que un escalofrío pasara por todo mi cuerpo. Ese pequeño momento fue suficiente para recordarlo y repetirlo todo el tiempo en mi mente.

ㅤCaminé hasta la puerta, queriendo evitar que las chicas vieran mi creciente sonrojo en mis mejillas, mientras me alejaba escuché lo último de su conversación.

ㅤ—¿Cuándo te vas?

ㅤ—Dentro de una semana y media.

...

ㅤVeía a Nica y Rigel subirse al auto, junto con sus padres adoptivos, sabía que él había hecho todo a propósito, aunque lo niegue, quiere estar cerca de ella, después de todo se dejó adoptar luego de diecisiete años de súplicas por parte de otras familias.

ㅤSentí una presencia a mi lado, no era necesario voltear para saber quién era.

ㅤ—Debería pensar en que ella será plenamente feliz, Livia —me dijo con esa irritante voz.

ㅤ—¿Plenamente feliz? ¡Oh, claro! Con la persona que lleva molestándola desde que llegó viviendo con ella —dije con ironía.

ㅤ—Él la quiere —dijo en un tono bajo.

ㅤ—Tanto que la molesta solo porque no sabe expresar sus sentimientos, Adeline, yo también la quiero. Crecí en el mismo lugar que ellos, que él y nunca se me ha pasado por la cabeza hostigarla a tal punto de hacerla llorar a mares. Si amas a alguien, lo último que te provocaría placer o felicidad sería verle sufrir y más gracias a tus acciones.

ㅤEl auto se perdió de vista, me di media vuelta, tratando de entrar al orfanato, cuando la rubia me tomó del brazo.

ㅤ—Comprendo lo que dices, Livia. Yo también la quiero, como a una hermana y...

ㅤ—¿Y por eso te acostabas con la persona que le hacía sufrir constantemente?

ㅤSu cara perdió el poco color que mostraba, claro que lo sabía, los vi infinitas veces, no son nada disimulados.

ㅤ—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —preguntó con miedo.

ㅤ—Lo sé todo de todos, Adeline. Solo te voy a decir que una amiga de verdad, más bien, una hermana, no hace lo que tú hiciste —. Me acerqué a su rostro, mirándola con enojo—. Protegeré a Nica de todos, incluyéndote. Ella merece ser feliz.

ㅤMe solté de su agarre qué poca fuerza tenía y me dirigí a los comedores, recordando con satisfacción cada una de las expresiones de Adeline.

ㅤSiempre me entero de las mentiras y secretos de este lugar, sea como sea.