Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ℂ𝔸ℙ 𝟛𝟝 > 𝕭𝖊𝖆𝖈𝖍


⚠️ANTES DE EMPEZAR⚠️

Quería comentar que estoy un poco triste al ver que la historia ya no está recibiendo tanto apoyo como somos recibir. Entiendo que sea porque ya Euphoria "dejó de estar en tendencia" por así decirlo, pero por otra parte pienso que es por mi culpa que no os esta gustando la historia. Por favor, votar es muy importante, pero lo que más me gusta y motiva es leer vuestros comentarios. Me encantan de verdad, es cierto que yo hay veces que no respondo, pero es porque no me llegan, no porque no quería leerlos o los haya ignorado. Por favor VOTAR y COMENTAR mucho.

AHORA SÍ, ¡EMPECEMOS EL CAP!

                                 ME DESPERTÉ A LAS 10 de la mañana. Miré a mi alrededor y observé cómo mis dos personas favoritas dormían plácidamente. Michael se encontraba en medio de nosotros dos, y Ashtray le daba la espalda.

—Para, das algo de repelús.— pronunció Ash con la voz ronca sobresaltándome.

—¿Repelús? ¿Desde cuándo usas esa palabra?—me burlé de él mientras el pelinegro sonreía de lado.

—Desde que tú la usas.— respondió haciéndome sonrojar.

Me incorporé y gateé por la cama hasta donde estaba él. Me subí encima de mi novio y me tumbé mientras lo abrazaba.

—Uy, ¿a qué se debe esto?— preguntó riendo.

Yo me acomodé mientras cerraba los ojos. —No sé, ¿no puedo abrazar a mi novio ahora?— pregunté divertida.

—Claro que sí, las veces que quieras.— respondió el con una sonrisa situando sus manos en la parte baja de mi cintura, se hacen una idea donde.

Yo sonreí ante su respuesta, debo decir que hizo que la velocidad de mi corazón acelerase.

—¿Tienes pensado hacer algo hoy?— preguntó el pelinegro mientras suspiraba.

—Creo que no.— respondí pensativa. —Y tú, ¿tienes algo que hacer?

—Qué va, nada.— negó también. —Aunque bueno, no se me ha olvidado que mañana tenemos entrenamiento.

—Agh, no me lo recuerdes.— me quejé divertida.

—Ya sé que te encantan mis entrenamientos, no hace falta que derroches tanta pasión y ganas,  nena.— dijo irónico Ashtray.

—Siempre me pones a hacer un montón de flexiones antes de empezar.— me volví a quejar.

—Obviamente, para ir calentando. ¿Con cuántas empezaste?— me preguntó.

—Creo que fueron con 30.— respondí.

—¿Y cuántas haces ahora?— volvió a preguntar mientras miraba al techo.

—65.

Él hizo una mueca. —¿Ves? Has progresado bastante, eso por no hablar de tu técnica de combate.

—Vaya, me motivas. Si no fuera porque estoy muy cómoda encima tuya, me pondría a hacer flexiones ahora mismo.— sonreí divertida mientras provocaba su risa.

Pasamos varios segundos en silencio hasta que se repente tuve una idea.

—Ash.

—¿Mh?

—¿Te apetecería ir a la playa?— le pregunté algo dudosa por su respuesta.

—A la playa, ¿eh?

—Ajá.

Él pensó durante unos segundos. —No es mala idea, ¿llevaremos a Michael?

—¿Tú quieres?— le pregunté.

—Claro, sin problema.

Justo cuando fui a responderle noté cómo me daban un pellizco en el trasero que me hizo moverme por el dolor.

—¡Ah! ¿¡Por qué me das un pellizco en todo el culo!? ¡No he hecho nada!— exclamé mirando a mi novio mientras me sobaba la parte adolorida.

—¿Qué? ¡Sólo tenía mis manos apoyadas en él, no te he pellizcado!— respondió confundido.

—Entonces, ¿quién ha sido?— pregunté levantándome e incorporándome un poco para mirar a Ash.

Ambos dirigimos nuestras vistas al bebé que teníamos al lado, el cual estaba sonriendo con un dedo en su boca.

—¡Ha sido Michael!— exclamé divertida entendiéndolo.

Ashtray negó. —Ay, Michael, qué complicado me lo pones. Llegabas a tardar unos segundos más, hubiera sido yo y hubiera triunfado...— decía cuando lo di un golpe en el pecho.

—Eh, hay niños delante, hombre. Hay que ser responsables.— bromeé con voz grave.

—Pues serás tú, porque Michael no es un niño pequeño. ¿A que no, Michael?— preguntó el pelinegro mirando a su cuñado.

El rubio aplaudió mientras gritaba. —¡Ahhh, Ashtay!

Os odio.— anuncié mientras me levantaba de encima de Ash y empezaba a recoger mis cosas tranquilamente.

—Woo, ¿a dónde vas?— preguntó confundido Ashtray.

—Tengo que ir a mi casa.— le respondí con una ligera sonrisa.

Él se confundió aún más. —¿Para?

—Tendré que ponerme el bikini.— reí. —Y preparar la maleta.

Sí, me reía por todo💀

Ah, vale. Adiós.— me respondió dándome la espalda y volviendo a intentarse dormir.

Yo hice una mueca confundida. —¿Adiós?

Cerré la puerta de la habitación de Ash y me adentré en el salón, allí estaba Fezco sentado en el sofá mientras veía la tele.

—Buenos días.— lo saludé con una sonrisa.

Él se giró hacia mí, no me había escuchado llegar. —Buenos días. ¿Puedo preguntar a dónde vas? Son las diez de la mañana.

—Voy a preparar una bolsa con cosas para irnos a la playa, nos vamos Ash, Michael y yo. ¿Te apetece venir?— le ofrecí aún sabiendas que iba a negarlo.

—Oh, no, gracias. No me gusta la playa, y a mi hermano tampoco.— sonrió divertido. —¿Qué le estás haciendo, Mills?

Yo reí ante su pregunta al igual que él.

—No sé, pero me gusta verlo así de feliz.— respondí sincera.

Él asintió con una sonrisa. —Es cierto, no lo veía así desde... que la abuela murió, ya tú lo sabes.

—Ajá.— asentí haciendo una línea con mis labios. —Es cierto.

Estuvimos varios segundos en silencio mientras yo agarraba mis últimas cosas de su casa para irme.

—Oye, Mills.— me llamo el pelirrojo antes de salir por la puerta.

Yo me giré hacia él.

—Dime, Fez.

—Gracias por todo lo que haces por Ashtray, todos sabemos que si está así es gracias a ti.

—Qué va, también es gracias a ti, Fez.— le sonreí sincera. —Él aprecia mucho todo el esfuerzo que has hecho desde siempre, criar a un hermano siendo joven no es nada fácil.

Él negó. —No, no lo es.

—Pues eso lo aprecia mucho también, créeme.— le asentí haciéndole sonreír algo tímido.

Era demasiado gracias cuando se sonrojaba, siempre hacia lo mismo, bajaba su cabeza con una sonrisa y se rascaba su nuca.

—Ten cuidado.— me pidió Fez.

—No te preocupes.— le respondí saliendo por la puerta.

Joder, hacía demasiada calor en la calle, dentro de la casa de Ash y Fezco siempre se estaba fresco. Y ahora encima debía andar unas cuadras hasta mi casa. En fin.

El motor de una moto sonaba detrás mía, posicionándose a mi lado.

—Hey, rubia.— me habló sobresaltándome. —¿Te llevo?

—Ay, qué susto.— dije mientras seguía andando.

Él hizo una mueca de confusión. —¿No me has escuchado con la moto?

—Como para no escucharte, en vez de una moto eso parece un concierto.— reí irónica. —Solo no sabía que eras tú, lo cual me tranquiliza que sí lo seas.

Él sonrió. —Te perdono esta, pero no vuelvas a meterte con mi moto. Si no, tendrás que volver a casa andando. ¿Y no quieres eso, verdad?

—No, claro que no.— sonreí siguiéndole el juego.

—Bueno, ¿te vas a montar o te explico cómo se hace?— bromeó Ashtray obvio.

Debo decir que estos dos o tres meses desconocía completamente a Ashtray. Si que es verdad que seguía teniendo su carácter y personalidad, pero había algo nuevo, el humor. ¿Alguien se podría imaginar a Ashtray hablando irónico, o gastando una maldita broma? Era simplemente maravilloso.

—¿Me estás ofreciendo subirme en tu moto?— pregunté como si aquello fuese algo extraordinario.

—Ajá.— asintió con una sonrisa.

—Vaya, eso suena como muy... emocionante.— respondí ladeando la cabeza mientras aún seguíamos andando. —Tipo, ¿debo sentirme especial por poder montarme en tu moto?

Él sonrió bufando mientras me acercaba a él. —Pues claro, nena. Eres la única que se ha montado y también la única que se montará.

—Vaya, eso me llegó realmente al corazón, Ashy. No me hagas llorar tan temprano, que se me pondrán unas ojeras feísimas y ya no me querrás.— le dije dramáticamente.

Era real, cada vez que lloraba por las mañanas, el resto del día tenía los ojos rojos y unas ojeras debajo de aquellos. ¿Raro? Un poco.

—Créeme que eso no pasará jamás.— me negó haciéndome sonreír como una tonta. —¿Lista?

—Lista.

—¿Me lo das?— preguntó Ashtray con el pequeño Michael sentado en sus piernas mientras lo sujetaban.

Nosotros también nos encontrábamos sentados en la arena, yo me encontraba intentando llenar un flotador que habían comprado para que Michael estuviese en el agua tranquilo. Me estaba costando bastante llenarlo, llevaba casi 10 minutos.

—Yo puedo, Ashtray.— respondí mientras volvía a pegar mi boca a la boquilla y expulsar el aire que anteriormente había cogido.

La verdad es que estaba ya un poco mareada.

—¡Trae para acá! Que al final te nos mueres aquí en medio.— me dijo el pelinegro mientras me arrebataba el flotador y comenzaba él a llenarlo.

Fue cuestión de dos minutos en los que ya nos encontrábamos en el agua metidos y con Michael en en flotador. Este consistía en un flotador que únicamente tenía dos agujeros, para meter en ellos las piernitas de Michael. Entonces al soltarlo, parecía como si el pequeño estuviese sentando mientras estaba en el agua.

—Parece que le gusta.— le comenté a Ashtray mientras ambos vigilábamos al pequeño al lado nuestra.

—Sí.— coincidió el pelinegro. —Menos mal que en esta playa no hay olas, y hoy ni siquiera hace viento ni hay corriente. Elegiste el mejor día.

—Es que soy perfecta.— respondí arrogante haciendo un gesto con mi mano.

—No lo niego.— dijo Ashtray robándome una sonrisa.

Sentí unos brazos por mis piernas que me elevaron ligeramente y me atrajeron al cuerpo de mi novio. Una pequeña risa se escapó de mí a la vez que enrollaba mis brazos alrededor de su cuello.

Ambos nos reímos y nos dimos un beso mientras seguíamos mirándonos. Michael empezó a chillar eufórico mientras aplaudía, pero también veía algo en el agua.

—¿Qué hay ahí?— pregunté curiosa mientras miraba al lado de mi hermano. —¡Hostia puta, un pez!

Grité asustada volviendo de nuevo al lado de mi novio y escondiéndome detrás de él.

Escuché como reía. —¿Te dan miedo los peces?

—Me da miedo todo lo que haya debajo del agua. Si hay peces, hay tiburones.— dije algo asustada. —Y aquí hay peces.

—No me lo puedo creer.— rió el pelinegro negando. —Tonta, aquí no hay tiburones, hay muy poca agua.

—Que no, que no, que seguro que al menos un tiburón pequeño puede haber.— negué yo.

—¿Por eso llevas varios minutos en el agua y no te has mojado el pelo?— preguntó Ashtray divertido.

Yo asentí. —Imagínate que me zambullo y viene un tiburón y me pega un bocado en la cabeza.

Ashtray empezó a reír sin creérselo. —Estás de broma, ¿no?

—No.— negué sincera.

—Levántate.— me ordenó.

Me levanté y el agua me llegaba por la cintura.

—Aquí no puede haber un tiburón, Mills.— no era cierto, Ash sabía que era posible, pero prefirió no decir nada.

—¿No?

—Claro que no, hay muy poca profundidad.

Yo asentí mientras volvía a ponerme de cuclillas en el agua para que me cubriese hasta casi los hombros.

—En ese caso...— decía Ash confundiéndome.

Giré mi vista hacia él y no me dio tiempo a reaccionar, se había lanzado sobre mí para hundirme en el agua.

Me enrollé en su cuello mientras sonreía y volvimos a la superficie ligeramente.

—¡Me has hecho una ahogadilla!— exclamé sin creérmelo señalándolo.

Él hizo un gesto de inocencia. —¿Yo? Claro que no, solo era... un chapuzón.

—¡Me toca, capullo!— esta vez me lancé yo encima de él sorprendiéndolo.

Nos hundimos inmediatamente. Uy, esta parte es más honda que el resto.

Bueno, como iba diciendo, la fría agua nos envolvió a ambos. Quedé arriba de Ashtray cuando sentí como enrollaba su brazo alrededor de mi cintura cambiándonos de posición. Él se situó sobre mí ahora, mientras que yo enrollaba mis brazos en su cuello y mis piernas en su cintura. Ambos teníamos los ojos abiertos, y sonreíamos como unos tontos, pero nos daba igual. Nos acercamos rápidamente y nos besamos con muchas ganas. Me daba exactamente igual que viniese un tiburón, pez, submarino... eso pasó a ser un segundo plano. Deseaba respirar bajo el agua para poder quedarme en esa posición el resto de mi vida.

Así estuvimos hasta que segundos después volvimos a la superficie, encontrándonos a Michael chapoteando sus manos contra el agua de su alrededor.

—Ve tomando apuntes, Michael. En un futuro te servirán, hazme caso.— bromeó Ashtray mientras aún me sujetaba.

Entrecerré mis ojos y le di un flojo cosqui en la cabeza de broma. —Tiene ocho meses.

—¿Y? Cuanto más se familiarice con ser un Casanova, mejor.

—Hoy estás muy gracioso.— le anuncié con una sonrisa. —Me gusta, me gusta.

—¿Te gusta cuando soy gracioso?— preguntó con una ceja elevada.

Yo ladeé mi cabeza. —Me gustas con tus ochocientas personalidades, Ash.— le respondí divertida. —Gracioso, enfadado, triste, cariñoso,... me gustas de todos formas. Sigues siendo mi Ashtray.

—Oh, toma nota de eso, Michael. He hecho que me dedique un texto bonito.— dijo haciéndome resoplar.

—¡Joder! ¡Qué manía con cargarte los momentos bonitos!— exclamé mientras me separaba de él algo molesta.

Aquello me fue imposible de realizar porque volvió a agarrarme impidiéndome separarme de él.

—¿A dónde vas, nena?— preguntó mientras me daba un beso en la mejilla. —¿Estás molesta?

Yo negué. —No.

—Sí que lo estás, te conozco muy bien.— respondió con una sonrisa.

—Ay, cállate.— le puse mi mano en su cara riéndome. —Es broma, tonto.

De repente, Ashtray se sumergió sin haber dicho nada. Sentí como alguien me impulsaba hacia arriba elevándome en el aire.

—¡Ah! ¡Ashtray! ¡Ashtray!— grite con miedo agarrándome a su cabeza. —¡Me voy a caer, me voy a caer!

—Si te sigues moviendo como una loca es cuando sí te vas a caer.— me respondió tranquilo.

Yo traté de tranquilizarme. —Me voy a pegar una tremenda hostia.

—¿Eres tonta? No te voy a soltar, no te caerás, ya lo verás.— me prometió.

Una señora mayor nos llevaba observando desde que habíamos llegado a la playa, con una sonrisa reflejando ternura.

—¡Ashtray, no me sueltes, eh! ¡Por favor, Ashtray, no me vayas a soltar!— supliqué con miedo.

Estaba sentada literalmente en sus hombros, y Ash no era bajito.

—Que no, rubia, que no te suelto.— negó sincero. Se giró hacia Michael y le habló. —Oye, ¿la lanzamos?

—¿¡Qué!? ¡Ni se te ocurra, desgraciado! ¡Ashtray, por favor, no!— lloriqueé.

Michael aplaudió contento mientras miraba a mi novio.

—Vaya, nena, creo que eso es un sí.— dijo malicioso mientras situaba sus manos por la parte superior y por atrás de mis muslos.

Me cargó como si de plumas se tratase.

—¡No, no, no, no, Ashtray, por favor!— exclamé.

—Tarde.

Noté como fui lanzada hacia la parte honda del mar, para no chocarme con el suelo. Inmediatamente mi cuerpo fue envuelto por las aguas cristalinas de aquella playa, amortiguando el golpe.

Me levanté tambaleando ligeramente mientras me ponía mis pelos en su sitio.

—¿Te ha gustado? ¿Quieres que te lance otra vez?— pregunto vacilón el pelinegro.

—No me hables.— respondí indignada mientras seguía de largo. —Vamos, Michael. Vamos a comer, ¡hay potitos!

El pequeño gritó de la alegría al entender lo que su hermana decía, el bebé amaba los purés de carne y verdura.

Los tres nos sentamos en una toalla que había ya puesta en la arena, y saqué una cesta que contenía varias comidas.

—Toma.— le dije con una sonrisa a mi hermano mientras le daba de comer con una cuchara.

Michael el problema que tenía era que comía demasiado lento, para un puré podía tardar perfectamente media hora o más.

Ashtray terminó de comer su sándwich y varias patatas fritas de paquete, mientras que yo aún seguía dándole la comida al rubio.

—Hey, yo termino de dárselo.— me dijo. —Come tú algo.

—No importa, Ash. No te preocupes.— le respondí con tranquilidad y una sonrisa.

—Claro que importa, no has comido nada. Dame el puré que yo se lo doy, vamos.— me pidió haciéndome parar y mirarlo. —Vamos.

Suspiré derrotada y se lo pasé mientras yo comenzaba a comer.

—Disculpad, ¿es vuestro?— preguntó aquella señora mayor señalando a Michael.

Ash y yo nos quedamos en silencio por la confusión, ¿qué quería decir?

—Me refiero a que si es hijo vuestro.— rio ligeramente.

—¡Oh, no! Él es mi hermano, y él mi novio.

Ella asintió. —Oh, entiendo. Os he estado observando y parecíais una preciosa familia.

—Gracias.— agradecí sin saber muy bien que decir.

—Lo digo en serio, tengo un don para estas cosas, y no me equivoco cuando os digo que duraréis muchísimo y seréis muy felices.— anunció con una sonrisa. —Conseguiréis lo que tanto deseáis.

—Vaya, eso es genial. Gracias.— volví a agradecer deseando que la señora mayor se marchara.

Por arte de magia, aquella se despidió y se marchó.

—Eso fue raro.— le dije a mi novio.

Él asintió. —La verdad es que sí.

¿Conseguir lo que tanto deseábamos? ¿Se estaba refiriendo a el hecho de poder tener un futuro con Ash?— pensé emocionada.


Narra Ashtray

Después de haber vuelto de la playa, fuimos a casa de la rubia. Su madre no se encontraba en casa como usualmente, entonces fuimos allí para pasar la noche.

En aquellos momento eran las diez y media de la noche, Michael ya estaba dormido en su cuna. Para nosotros poder irnos de la habitación dejándolo solo y estar pendiente de él, instalamos dos especies de walkie talkie. Uno iba al lado del bebé mientras dormía, y otro lo tenía o Mills o yo.

La música empezó a sonar, era un garaje insonorizado, para no molestar al exterior. Mills se encontraba apunto de subir a una barra de equilibro que allí tenía instalada.

Yo me encontraba en el marco de la puerta apoyando mientras la observaba como se preparaba. Puso la canción "In the night" de The Weeknd.

Se subió a aquella barra, podía apreciar como sus piernas le temblaban a causa del miedo que le producía estar de pie sobre ella. Era realmente complicado.

Una vez que se subió, empezó a hacer piruetas una tras otra, sin parar. Sin embargo, acabó cuando se resbaló y cayó en el suelo fuertemente.

No me inmuté, no pensaba ayudarla. Debía dejar que al igual que ella se caía podía levantarse de la misma forma. Aquello se llamaba autonomía. Sabía perfectamente que Mills era una mujer fuerte, y no venía nada mal hacérselo recordar de vez en cuando.

—Vamos, levántate.— le ordené seriamente.

Su mano se desplazó a una costilla, se había golpeado allí, una mueca de dolor se hizo presente en su rostro.

—Vamos.— la animé.

Ella se acabó levantando y volvió a subirse a la barra de equilibrio. Eso era algo que me encantaba en ella, que siempre luchaba hasta conseguir lo que se proponía.

¡Hola!— escuché que una voz femenina saludaba acercándose.

—Hey, Rue. ¿Qué te cuentas?— la saludé.

Ella negó. —Nada en especial, ¿tú te cuentas algo?

—Tampoco nada.

El estribillo de la canción captó nuestra atención y mirada, esta última se posó en la rubia. Mi novia hizo varios saltos muy complicados y varios giros rápidos, consiguiendo mantenerse equilibrada. Lo acabó consiguiendo.

Narra Mills

Me encontraba en mi cuarto: BB, Maddy, Rue y Kat nos encontrábamos juntas. Habían venido durante unas horas y ya luego se marchaban.

—Oye, Mills.— me llamó BB. —No nos has contado nada sobre Ashtray.

Oh, ni pienso contaros nada.

Yo reí algo nerviosa. —Bueno, nos va bien.

—¿Os va bien?— preguntó irónica Kat. —Os vemos todos los días y parece que lleváis juntos desde hace años.

—Vaya.— me sorprendí ante aquello.

—Eso es cierto.— apoyó Rue. —Os complementáis muy bien.

Maddy sonrió de lado perversamente. —Debe ser bonito poder llorar en el hombro en el que subes las piernas.

Todas rieron fuertemente, no entendía nada.

—Sí, bueno, Ash siempre me ha apoyado en todo y...— decía cuando por fin entendí. —¡Oh, por Dios, Maddy! ¡No hables de eso!

—¿Por qué? No es nada malo.— respondió ella indiferente.

—No he dicho que lo sea, simplemente no quiero hablar de eso.— conteste encogiendo mis hombros.

Maddy chasqueó su lengua quejosa. —¡Ay! Yo quería saber cosas, ya sabes...

—¡Ya ves!— exclamaron las demás excepto Rue. —Cuenta cosas, Mills.

—No.— respondí negando empezando a molestarme.

—¿Por qué no? Somos todas amigas, nos tenemos confianza.— dijo Maddy.

—He dicho que no.

—Vamos, Mills.— pidió Kat.

Me levanté del suelo muy molesta bajo la atenta mirada de todas.

—¡Os he dicho que no, coño! Lo que ocurra entre Ash y yo queda entre Ash y yo, ¿entendéis? Se llama respeto. No pienso contar nada, primero porque no os incumbe un carajo; y segundo porque no me da la gana.— expliqué malhumorada. —El hecho de que alguna de ustedes quiera contar lo que hace en su vida sexual es porque quiere. En mi caso no, no pienso contaros nada. ¿Queda claro? Además, la relación es entre Ash y yo, nadie más.

—Vale, tía, pero no te enfades.— dijo Maddy levantando sus manos.

—Hombre me es molesto e incómodo que me insistáis con eso cuando os he dicho que no pienso hablar.— les respondí.

—Está bien.

Acabaron yéndose todas a sus respectivas casas, mientras que Ash, Michael y yo nos quedamos durmiendo plácidamente y juntos.

Holisss bueno pues este es el cap d hoy.

Quería comentar que estoy un poco triste al ver que la historia ya no está recibiendo tanto apoyo como somos recibir. Entiendo que sea porque ya Euphoria "dejó de estar en tendencia" por así decirlo, pero por otra parte pienso que es por mi culpa que no os esta gustando la historia. Por favor, votar es muy importante, pero lo que más me gusta y motiva es leer vuestros comentarios. Me encantan de verdad, es cierto que yo hay veces que no respondo, pero es porque no me llegan, no porque no quería leerlos o los haya ignorado. Por favor VOTAR y COMENTAR mucho.

Por cierto, el futuro personaje llamado Mara cambiará su nombre. Sí, leí otro nombre del cual quedé completamente enamorada, es Amirah.

También, me encantaron las escenas d el a playa, fueron muy bonitas.

Y por último, la última escena es lo que yo siento cada vez que dos amigas hablan del tema del sexo con sus respectivas parejas. Si tienen confianza y sus parejas están de acuerdo pues muy bien que lo cuenten, peor si no es así, eso no está nada bien, es algo privado e íntimo.

Si encuentran alguna falta de ortografía es debido a que la mayoría de este cap lo escribí a las 7 de la mañana por culpa del jodido insomnio :(

~Pauu 👺👺

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro