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ℂ𝔸ℙ 𝟚𝟙 > 𝕮𝖍𝖆𝖙𝖘

⚠️*Lenguaje y escena bastante fuerte basada en hechos reales.*⚠️

RESPONDE LA PREGUNTA.— me dijo el director de nuestro instituto seriamente

Me encontraba sentada en su oficina.

—¿Por qué agredió físicamente a Jacobs?— su pregunta me volvió a sacar de trance.

—Porque es un gilipollas.— contesté enfadada mientras el director me daba una mirada de advertencia sobre el lenguaje que había usado. —Y me da igual que haya dicho una palabrota, de hecho, me he quedado hasta corta con ese bastardo.

—Entiendo. Mills, tú no eres una joven problemática, ni mucho menos, constas de un expediente impecable. Comprendo que tuvieses un día malo, todos lo tenemos, pero debes tratar de controlarte respecto a tus acciones.— me explicó tranquilo.

Las lágrimas se comenzaron a formar en mis ojos. El coraje que sentía en aquellos momentos era indescriptible.

—Usted no lo entiende.— contesté mirando hacia abajo.

—Eso es lo que intento, Mills, comprenderte. Quiero que sepas que lo que me cuentes lo apoyaré y te ayudaré, sé que tú no agredirías a nadie por tener únicamente un día malo. Puedes contármelo, Mills, de verdad, haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte.— dijo bastante sincero, haciéndome sentir bien.

Tomé unas bocanadas de aire tratando de auto controlarme antes de empezar a contar todo.

—Todo empezó el día de la feria,— empecé mientras el director se acomodaba interesado asintiendo. —aquel día había quedado con Maddy para ir juntas las dos.

No quise mencionar a Ash ni a Fez respecto a su puesto de Pretzels, por si acaso llegaban a interrogar o a investigar y descubrían lo de la venta de drogas.

—¿Maddy Pérez?— preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Ajá.— asentí para luego seguir contando. —Luego, Maddy no se presentó, entonces mi novio Ashtray me recogió.

—¿Ashtray O'Neil es tu novio?— me volvió a preguntar para asegurarse de que me estaba refiriendo a él, haciendo que yo asintiese. —Los nombres que me das debo de apuntarlos por si acaso, ¿sí?

—Sí, por supuesto.— asentí. —Estuve un gran rato con él en su coche, hasta que decidí dar una vuelta yo sola. Ya se lo imagina, necesitaba estar sola un rato.

Hasta ahora estaba mintiendo bastante bien, estaba segurísima de que el director la última parte de la estaba creyendo entera.

—Entonces comencé a dar una vuelta por el parque. Iba tranquila hasta que alguien me agarró y empezó a golpearme fuertemente, hasta el punto de casi ahorcarme. Ese fue Nate.— explicaba mientras la voz se me tornaba temblorosa.

—Dios... es algo que jamas hubiese imaginado.

—A los días, mi novio le proporcionó una paliza a Nate por lo que me había hecho, y él le hizo lo mismo a Maddy hace unos días. Entonces cuando me enteré me fui hacia él y pues ya sabe el resto.

El director asintió preocupado.

—Oiga, ¿podríamos seguir mañana? No me encuentro muy bien...— pedí algo nerviosa.

—Sí, por supuesto. No te preocupes.

Salí por aquella puerta de la oficina literalmente corriendo mientras lloraba. Sentía como mi cabeza en cualquier momento me iba a estallar a causa del dolor.

Sentí unas manos posarse en mi cintura frenándome cuidadosamente. —Eh, rubia, tranquila.

—Ashtray.— mencioné su nombre mientras veía una dulce sonrisa reflejada en su precioso rostro.

—¿Estás bien? ¿Cómo ha ido?— preguntó para luego agarrar mi pesada maleta del instituto y colgársela en el hombro.

Ambos comenzamos a andar hacia la salida del instituto a la vez que yo lloraba y negaba nerviosamente. Sentí muchas miradas sobre mí, la mayoría eran de compañeros nuestros de clase.

—Te he mencionado en lo que he contado.— solté al entrar en el coche como si hubiese hecho un crimen.

—¿Qué?— preguntó confundido.

—Te he mencionado, ahora por mi culpa te investigarán a ti y lo que estabas haciendo aquel día, y descubrirán lo de la venta de drogas.— expliqué nerviosa mientras trataba de tranquilizarme. Sin embargo, él comenzó a reír flojamente.

—Cielo, yo ya tengo experiencia en esto. Todo está controlado, no te preocupes.— contestó tranquilo mientras ponía el coche en marcha.

—¿Cómo...?— iba a preguntar cuando fui interrumpida.

—Relájate, todo irá bien. Ya lo verás, rubia. Ahora deja de llorar.— pidió apoyando su mano en mi muslo mientras conducía con una única mano.

Más tarde, me encontraba en mi casa. Mi madre, Jose y Michael estaban jugando en el patio al tenis. Sí, al tenis literalmente con un bebé, ustedes ya lo entienden.

Yo me encontraba sentada a oscuras en el salón, escuchando a The Weeknd, era inexplicable lo que ese hombre me ayudaba cuando estaba mal con únicamente su música como recurso.

De repente, el móvil de mi madre sonó, un sonido muy diferente al de la red social WhatsApp que solía utilizar siempre. La curiosidad me invadió por completo y me levanté hacia el mueble de la entradita, en busca de aquel pequeño aparato.

Sabía que aquello iba a terminar mal conmigo, sabía que seguramente iba a encontrar algo que no quería en aquellos chats; pero era algo estrambótico la satisfacción que sentía hacia el hecho de que acerté con mi madre y mi suposición de que estaba hablando con otros mientras mantenía una relación con Jose.

Desbloqueé el móvil y entré en aquella red social, enseguida pude divisar nuevos chats de hombres que jamás antes había visto, aquellos eran recientes y nuevos.

Decidí meterme en uno llamado Isaac Mecánico, recuerdo como mi madre me había hablado de él en varias ocasiones, refiriéndose a él como él mecánico al que quería llevar su coche para hacerle una especie de revisión, aunque yo siempre supe que eso era falso.

Mi mano hizo un movimiento y provocó que los mensajes se movieran yendo hacia abajo, estaba buscando mensajes antiguos. De repente, paré en unos audios que mi madre le había mandado hacía unos días.

No quise escucharlos y simplemente pasé a leer los mensajes de aquel hombre a mi madre, y quedarme de piedra se me quedaba corto.

Un escalofrío invadió todo mi cuerpo, acompañado de una fuerte fatiga la cual me daba ganas de vomitar. Tratando de consolarme, llegué a pensar que aquel hombre podría ser algún tipo de escritor erótico, o que estaban teniendo sexo virtualmente, lo cual es horrible también pero en físico es peor.

Desafortunadamente, escogí un audio de seis segundos de mi madre para escucharlo y aclararme las dudas de una vez.

Sinceramente con esto ya aclaro todo. El asco y el coraje que le tenía a mi madre aumentó, sobre todo por el hecho de que ocurrió el día que ella nos dejó con papá para irse de comprar, ya no podía fiarme de ella...

Oye, Ashtray.— llamé al pelinegro por teléfono.

—¡Rubia! Dime, ¿estás bien?— preguntó algo preocupado.

—Ajá es solo que... Michael y yo vamos a estar solos hoy, mi madre se va con Jose, ¿crees que podríamos quedarnos en tu casa? Si nos dices que no, está bien, no te preocupes.

—Sí, claro que sí. Yo también me quedo solo, Fezco se va a un viaje algo lejos durante unos días. Claro que podéis venir.— contestó robándome una sonrisa.

—Gracias, Ash.— agradecí para luego colgar y empezar a meter algo de ropa y cosas que íbamos a necesitar durante aquella estancia en casa de Ashtray.

El trayecto se lo conocían prácticamente de memoria, la felicidad que sentían mientras lo recorrían al saber que iban a pasar un buen rato con aquellos hermanos los alegraban.

—Ey, rubia. ¡Michael! ¿Qué pasa campeón?— saludó Ashtray dándome un corto beso en los labios y luego cargar a Michael, mientras el pequeño reía fuertemente y se movía como si estuviese bailando.

—A veces creo que te quiere más a ti que a mí.— dije divertida viendo como ambos jugaban.

—Deja de creer tanto algo y date cuenta de que es la pura realidad.— me contestó el pelinegro riendo.

—¡Eh! Me dolió.— fingí divertida a pesar de sentirme súper decaída; él sin embargo, rió. —Bueno, ¿qué vamos a cenar?

Dios, este tema ya sí que me interesaba, la comida, y me daba igual que fuesen las 7 de la tarde.

—No sé, creo que hay pasta por ahí, la compré cuando me dijiste que veníais, sé lo mucho que te gusta.— dijo tranquilo.

—¿En serio hay pasta?— pregunté emocionadisima. Me encantaba el plan de cenar pasta y luego irme a dormir.

—Ajá, está en la despensa.— señaló hacia la cocina.

—¡Dios, me acabas de alegrar el día!— salté aplaudiendo y dirigiéndome hacia allí.

—Dios no, he sido yo, Ashtray.

—Ja ja ja.— reí falsamente.

Luego de unos minutos, nos encontrábamos los tres en la cocina. Ashtray le preparaba un biberón a Michael, he de decir que se ha vuelto un experto en prepararlo; mientras que yo terminaba de preparar la pasta, para luego echarle tomate.

Me giré en busca de una servilleta y lo que vi hizo que mi corazón bombardease aún más rápido de lo normal. Ashtray tenía al pequeño en sus brazos, mientras que con una mano le daba el biberón, haciendo que Michael se la agarrase con las suyas.

—Dios, os tengo que echar una foto ahora mismo.— dije sacando mi móvil y metiéndome en cámara.

—Otra vez con Dios, qué pesada.— dijo sonriendo Ash.

Yo no le hice caso omiso y tomé dos fotos; en una salía Ash mirando a la cámara sonriendo guapísimo junto al pequeño Michael, quien estaba agarrando las manos del joven concentrado en tomar el biberón; y la segunda era prácticamente igual respecto a Michael, solo que en esta Ashtray estaba mirando a mi hermano como si de un tesoro se tratase.

—Me encanta, me encanta, me encanta.— dije emocionada. —Me la voy a poner de fondo de pantalla.

Ashtray rodó sus ojos divertidos ante mi comentario.




Lo pasamos genial el resto del día. En la noche, Michael estaba en su cuna junto a la cama donde Ashtray y yo estábamos acostados.

Mis ojos se caían del cansancio y del sueño, pero jamás podía conciliarlo. Me incorporé en la cama y me apoyé suavemente en Ashtray tratando de no despertarlo, mientras me asomaba a su mesita de noche, joder, eran las 3 de la mañana.

Millie, ¿estás bien?— su ronca voz me asustó, no me la esperaba.

—Sí, claro. Solo miraba la hora, perdón por despertarte, Ash.— me compadecí un poco de él.

—No puedes dormir, ¿eh?— dije sonriendo con los ojos aún abiertos. —Cuéntame tus penas y te sentirás mejor.

Enseguida se me vino a la cabeza lo ocurrido en el móvil de mi madre entre ella y aquel hombre, pero no me atrevía a contárselo. —No pasa nada, estoy perfe.

—Mills, te conozco desde que tienes... ¿5 años? No seas idiota, sabes que me puedes contar cualquier cosa que te ocurra.

Los ojos se me volvieron a aguar, joder,¿por qué tenía que llorar siempre? —No, no puedo.

La voz me temblaba y eso hizo que Ashtray abriera sus ojos alarmado. —Ey, ¿por qué lloras?

—No puedo contártelo.— lloré algo más fuerte.

—Claro que sí, inténtalo.— me animó empujándome hacia él para abrazarme y quedar cara a cara.

—No, me da vergüenza.— suspiré.

—Vamos, tú puedes.

Al recordarlo todo volví a llorar de nuevo, escondiendo mi cabeza en el tonificado pecho de Ash, quien apoyó su mano en mi nuca y empezó a masajear mi pelo.

—Es mi madre.— contaba. —Agarré su móvil y me metí en los chats que tenía con un hombre llamado Isaac.

Las caricias de Ash sobre mi cabeza se pausaron, él ya se imaginaba lo que iba a ocurrir.

Joder... ¿qué ocurrió más?

—Leí unos mensajes en los que ponían cosas horribles.— no me creía que estaba hablando de mi madre.

Mi voz era aguda y floja, mientras que lloraba aún más fuerte apretando al pobre de a Ashtray, quien se había quedado petrificado.

—Joder.— exclamó pasando sus dos brazos ahora por mi espalda, metiendo una mano por dentro y comenzando a acariciarla.

Aquello me relajó un montón, hasta el punto de parar de llorar en cuestión de unos minutos.

Estaba apoyada en su brazo mientras dejaba caer mi brazo en sus costillas, él mantenía las mismas caricias y la misma posición que antes.

—Me avergüenzo de ella. Son hombres de por aquí, imagínate que la gente se entera de lo que hace mi madre con muchos hombres, se burlarían de mí de por vida.— temí yo.

Ashtray miraba a un punto fijo de la habitación mientras pensaba. —No sé, nadie tiene que enterarse, Millie. De todas maneras, quien lo haga le partiré las piernas con un palo.

Aquello me hizo reír y apretar mi agarre contra él en señal de cariño.

—¿Se lo has contado a alguien más?— me preguntó más serio mientras yo negaba. —Bien, no lo hagas. Ni a Maddy, ni a Rue, ni a nadie. La gente hoy en día es lo más perro que hay.

—Está bien.— asentí. —Gracias Ashtray, te quiero mucho.

Noté como el calor subió a mis mejillas al mencionar aquello y que el pelinegro me mirase sonriendo ladeadamente.

—Yo también te quiero mucho, rubita.— contestó plantando un suave beso sobre mis labios, para luego volver a abrazarme y poder fundirnos los dos en un largo y agradable sueño finalmente.

Holissss, bueno este es el cap de hoy. Es un poco raro porque cuenta varias cosas un poco estrambóticas, pero he de decir que me han sucedido hoy desgraciadamente y quise expresarme por aquí como siempre hago, me hace sentirme mejor la verdad.

Que les pareció? :)

Ig: paulamarin_07

~Pauu👺👺👺

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