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ℂ𝔸ℙ 𝟙𝟜 > 𝕿𝖊𝖘𝖙

          —ESTÁ BIEN, TE COMPRO UNA, no te preocupes.— decía Mills hablando por teléfono con una nerviosa Cassie. —Justo me pillaste en la tienda de Fez.

—Gracias, gracias, de verdad. Es solo para asegurarme, ya sabes...— decía apurada.

—Sí, claro. Ahora te veo.— se despidió. Mierda, ¿cómo iba a comprar una prueba de embarazo en la tienda de Fez sin que se diese cuenta?

Revisando a sus lados de que nadie la estaba observando, agarró uno de la estantería mientras buscaba la pegatina de su precio, 3 euros. Se aproximó rápidamente hacia la caja registradora poniendo la clave necesaria para que esta se abriera. Su familia le tenía tanta confianza a la rubia que hasta ella sabía la clave de todo el dinero. Sin perder nada de tiempo, depositó aquellos tres euros para luego cerrarla de nuevo y salir de la tienda rápidamente sin ser vista, o al menos eso creía.

A pesar de que era por la tarde, alrededor de las 5, el día estaba oscuro a causa de las lluvias de ese día, a pesar de que estaban septiembre, y en su país era como si fuese verano prácticamente. Por ello, la rubia llevaba una chaqueta bastante ancha, la cual le permitió guardar aquella prueba y no ir dando el cante por las calles.

Sumisa en sus pensamientos, fue interrumpida por unos pasos que se daban detrás de ella. Ella algo nerviosa, se giró para enfrentar a aquel sujeto, ¿que la seguía?

—Joder, Ashtray.— suspiró recuperándose.

—¿A dónde vas? Ni siquiera te has despedido.— preguntó cruzándose de brazos extrañado.

—Lo siento, es que tengo prisa. Además, estoy reventada del entrenamiento.— se excusó.

—¿Y eso? ¿A dónde vas?

—A casa de Cassie.

El pelinegro bufó elevando las cejas. —¿De Cassie?

—Ajá, nos hemos... reconciliado, supongo.— contestó elevando los hombros.

Para ser todos sinceros, Ashtray había observado por las cámaras de seguridad cómo la rubia agarraba una de aquellas pruebas de embarazo, y lo último que se le pasó por la cabeza era que aquella era para una de sus amigas. Rápidamente, pensó en aquella fiesta y en lo que dijo Rue... por Dios, no. Mills no haría algo así, ¿o tal vez sí? Un fuerte malestar sentía Ashtray, mientras sentía que lágrimas rebeldes iban a escaparse, o que iba a vomitar en cualquier momento por culpa de las náuseas... En el momento en el que Millie le dijo que iba a casa de Cassie, lo único que pensó es que la rubia iba a hacerse la prueba con Cassie puesto que a esta última le ocurrió lo mismo...

—¿Qué haces fumando?— preguntó la rubia sacándolo de sus pensamientos. —¿Estás bien?— apoyó su mano en él tonificado hombro del joven preocupada.

—Sí, solo... estoy intentando mantenerme relajado. Como se me apague el maldito cigarro por la lluvia... juro que me cargo a alguien.— contestó dándole una calada mientras cerraba los ojos y seguía andando con la otra mano en el bolsillo. El joven era zurdo.

—¿Relajado? ¿Qué ha pasado?— preguntó confundida, mientras el joven le daba una mirada hacia abajo por culpa de la diferencia de altura.

—Nada, solo... me he enterado de algo de lo que jamás hubiera querido que pasase. O... algo así, creo.— explicó tratando de evitar el tema, cosa que ella captó.

—Oh... entiendo. ¿Puedo darte un consejo?— preguntó haciendo que el pelinegro bufase encogiendo sus hombros, ¿fastidiado?— Pregúntale su versión, tal vez estás equivocado pensando algo que no es.

—Mh, lo tomaré en cuenta, supongo.— dijo dándole una mirada fría haciendo que la rubia sintiese escalofríos por sus adentros.

Cuando llegaron a la casa de las Howard, la joven al ir delante del pelinegro, se giró para despedirse; sin embargo, se dio cuenta de que aquel ya se estaba alejando de ella así marchándose, sin decirle nada. ¿Qué le pasaba?

—Mills.— la llamó Cassie llamando la atención de la rubia. —Vamos, pasa, hace frío.

—Voy, gracias.— contestó. Al entrar ambas se dieron un corto pero sincero abrazo, las dos se encontraban regular de ánimos.

—¿La tienes?— preguntó frotando sus manos nerviosamente.

—Sí, claro.— dijo sacándose la prueba de debajo de la sudadera.

—¿Tenías la prueba... escondida en las tetas?— preguntó confundida señalándola, haciendo que la rubia se confundiese aún más.

—Oh no, es por la sudadera por la que no se notaba... no por otra cosa.— finalizó mientras Cassie solo asentía. —Bueno, ve a hacértela, ¿no?

—No sé, Mills. Me hice la prueba solo una vez... a lo mejor salgo negativa y fue un error. Pero lo más seguro es que no, y yo ya cometí este error antes... Como esté embarazada, no sé qué voy a hacer.— contó suspirando con una sonrisa triste, haciendo que la rubia se compadeciese.

—Escucha, Cass. Ve a hacértela, y ya lo que salga lo veremos y buscaremos una solución, ¿vale? Las dos.— contesto brindándole seguridad y confianza a la rubia.

—Está bien, gracias por todo lo que estás haciendo.— agradeció para adentrarse al baño y comenzar a hacerse la prueba.

Varios minutos pasaron, quedaban unos 2 minutos para poder obtener los resultados. Ambas rubias se encontraban con el corazón bombardeándoles a 170 pulsaciones por minutos, gotas de sudor recorriéndoles los rostros, las manos, etc.

—El resultado este será definitivo. Esta marca es la más precisa y más fiable que hay en pruebas de embarazo. La que yo me hice siendo honesta, no era muy fiable...— contó desviando su atención a la otra joven.

—No le des más vueltas, Cassie. Ya lo que salga, saldrá, y podremos solucionarlo.

—Toma, míralo tú primero, no puedo hacerlo yo.— dijo entregándole la prueba a Mills, la cual ya había dado un resultado.

La joven solo suspiró tranquilizándose, y miró hacia la diminuta pantalla donde se marcaba si un pequeño embrión estaba creciendo en el vientre de su amiga en aquellos momentos. Una expresión de sorpresa mezclada con seriedad se reflejaba en el rostro de Mills, haciendo que Cassie se impacientara y se pusiera aún más nerviosa.

—Mills, ¿qué ha salido?— dijo mordiendo su uña mientras temblaba.

—Negativo.— contestó con una sonrisa mientras suspiraba.

Cassie al principio no pudo creérselo, pero cuando se dio cuenta de que realmente era verdad y no estaba embarazada, saltó emocionadamente y abrazó fuertemente a la joven.

—Muchas gracias, Mills. Por todo, de verdad.— dijo mientras notaba como una lágrima de felicidad y tranquilidad descendía por su mejilla.

Oye, ¿estas bien?
—¿Ash?
—Contéstame, se que estás leyéndolo.
—Ashtray joder, contesta. ¿Estás bien?
—Bueno pues nada.

Escribía la rubia desde su teléfono móvil a su mejor amigo, quien no daba señales de vida desde hacía un día y medio.

—Michael, ¿a que no te imaginas a quien vamos a ir a visitar? Sí, a Ash.— anunció agarrando una manta para envolver con ella al pequeño bebé y amarrarla a su torso, quedando el pequeño sujeto a la joven.

—Ash...— pronunció el pequeño aplaudiendo y empezando a mover sus piernecitas gorditas animadamente, mientras reía enseñando ya un diente que le estaba empezando a salir.

-Sííí, a Ash.— contestó la joven depositando un beso en la pequeña cabecita del niño.

Ambos hermanos recorrieron el trayecto que tan bien se conocían, hacia la tienda de los otros dos hermanos. Una vez que llegaron, Fez estaba en el mostrador mientras observaba a dos clientes que se encontraba en la tienda también comprando.

Una sonrisa se reflejó en el rostro de Fez. —Hombre, si son Mills y Michael...

—Ey, Fez.— saludó chocando puños. —¿Y Ash?

—Se encuentra en su cuarto. Lleva varios días encerrado allí, cada vez que le hablo, no me contesta. Está algo raro, deberías ir a verlo, seguro que te escucha a ti.

—Está bien, quédate con Michael de mientras, porfa.— dijo algo preocupada por lo que le acababa de contar el pelirrojo.

—¿Qué? No, no...— se rehusaba cuando se dio cuenta de que la rubia ya se había ido hacia dentro del establecimiento, a un pequeño cuarto donde el joven tenía un ordenador y pasaba la mayor parte del tiempo. El pelirrojo desvió su mirada hacia el pequeño, quien tenía su manita metida en su boca. —Sácate la mano de ahí, hombre. No seas puerco.— lo regañó agarrándole suavemente el brazo y retirándoselo de la boca.

—¿Ashtray? ¿Estás aquí?— preguntó observando cómo la puerta de la habitación estaba abierta. Él estaba sentado en la silla con una regular postura para la espalda. —Vale, veo que sí. ¿Estás bien?

No obtuvo respuesta, solo una mirada fría para luego devolverla al ordenador.

—¿Estás enfadado conmigo?— preguntó confundida.

—No.— menos mal, ya le había respondido.

—¿Entonces? ¿Por qué no me respondías?— preguntó sentándose un sillón que había también en la habitación.

—¿Por qué me lo ocultas?— preguntó enfadado cambiando de tema, haciendo que la rubia se confundiese.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Esto es increíble...— comentó Ashtray con desagrado.

—Pero, ¿el qué? No te entiendo, Ash...— trataba la joven volviéndose a poner de pie para acercarse a él.

—Te vi agarrando una prueba de embarazo.— dijo, haciendo que en el estómago de la rubia se formase un nudo.

—Ash... yo no...— trataba de exucsarse mientras el pelinegro la observaba con una ceja alzada. —¿No pensarás que era para mí, verdad?

Al ver que no obtuvo ninguna respuesta más, decidió volver a hablar y contárselo. Sabía que Ash iba a guardar el secreto y jamás se lo iba a contar a nadie.

—Era para Cassie.— suspiró mientras el joven se sorprendió. —La encontré llorando en el baño de McKay, hicimos las paces y me contó que una prueba le había dado positivo, y no sabía quién era el padre... Total, al final compré la prueba para asegurarnos del resultado, y dio negativo.

—Cassie no había...— decía cuando la rubia asintió.

—¿Quedado embarazada antes?— terminó por él, haciendo que este asintiera. —Sí, pero parece ser que esta solo fue un susto.

—Ah.— comprendió.

—¿A qué jugabas?— preguntó curiosa viendo la pantalla del ordenador.

—A Fornite, ¿quieres jugar?— preguntó recibiendo un asentimiento por parte de ella. —Ven, siéntate.— dijo indicándole encima de sus piernas.

El joven parecía tranquilo ante aquella acción, pero la rubia sentía un conjunto de mariposas revolotear por sus adentros. —¿No peso mucho?— preguntó una vez que se sentó, no quería lastimar al joven.

—No, claro que no. ¿Sabes jugar?— preguntó.

—Nop.— dijo agarrando el mando mientras inspeccionaba todos los botones que tenía.

—Está bien, te enseño.— contestó situando ambas de sus manos encima de las de la rubia, y apretando con uno de sus dedos a otro de la rubia cuando debía darle a un botón, mientras tenía apoyada su cabeza entre el hombro y el cuello de ella, respirando toda su fragancia a vainilla.

En ese momento, ambos jóvenes sentían como sus piernas y menos temblaban, sus corazones se iban a salir de sus pechos, y cómo iban a literalmente vomitar mariposas... ¿cuándo se armarían de valor para confesárselo el uno al otro?

Holisss, ¿les gustó el cap? :)

Muchas gracias por todos los comentarios que me pusisteis en el anterior capítulo, me sentí muy bien y me alegro de poder decir que las cosas por ahora van bien, y nada más. Muchas gracias de verdad❤️‍🩹❤️‍🩹

No se olviden de VOTAR y COMENTAR.

~Pauu ❤️‍🩹❤️‍🩹

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