Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

006; 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃


ADOLESCENCEAshtray

006; BLOOD!



     DESPUÉS DE AQUELLA FIESTA no tan bien acabada, de vuelta a casa en coche, iban Fezco, Ash, Rue y nuestra protagonista, las dos últimas en la parte de atrás. Y como siempre, Rue drogada.

De repente, una canción empezó a sonar en la radio, haciendo que la de rulos empezase a moverse como si estuviera bailando, mientras cantaba fuertemente desafinando.

—Dios, me va a estallar la cabeza —se quejó levemente la rubia apoyando su mano en la cabeza y apretando sus ojos.

—¿Podrías callarte? —se volvió Ash hacia la morena, quien simplemente negó con la cabeza mientras seguía cantando, haciendo que los restantes suspirasen.

—Rue, hazme el favor de callarte... —pedía el pelirrojo mientras conducía.

—No. Oh, vamos Mills canta conmigo, que todos aquí sabemos que te gusta esta canción —pidió la morena llamando la atención de todos.

—¡No! Millie, no por Dios, tú no —pedía cabreado Ash mientras Fez asentía, pues todos sabían lo mal que cantaba la rubia.

—¡Eh! ¿cómo que no? A cantar se ha dicho, Rue —exclamó la morena para empezar a cantar con ella de nuevo.

Durante todo el resto del trayecto, fueron cantando y bailando las dos, provocando fuertes dolores de cabeza a los dos restantes que iban en el coche montados.

—Adiós, Rue —mencionó el pelirrojo aliviado con una sonrisa en su rostro, contento de que esta por fin se marchara.

Mientras despedían a la morena y volvían a ponerse en marcha ahora los tres, Mills sintió un escozor en sus nudillos, los tenía casi rotos e inundados de sangre, ¿pero qué diablos? De repente, un dolor de cabeza muy agudo hizo eco por toda su cabeza, haciendo que la joven rubia se desmayara sin más allí en el coche, sin que los hermanos se dieran cuenta.

Cuando estacionaron frente a la casa de la rubia, un suspiro fuerte resonó por todo el coche, Ashtray había divisado que el coche de Jose se encontraba en la entrada a la casa, el se quedaría a dormir allí; esto hizo que el joven se planteara muchas situaciones que podían ocurrir allí.

—Fezco, vámonos. Esta noche se queda con nosotros —ordenó repentinamente.

—¿Qué? ¿Está todo bien —preguntó Fezco confundido dándose cuenta de que la rubia se había "dormido".

—No, ese tipo no me da buena espina, y siempre está demasiado cerca de ella. Hoy se queda a dormir conmigo —sentenció Ashtray serio mirando fijamente aquel coche.

—Vale, bruh. Relájate —dijo el pelirrojo tranquilo mientras volvía a poner en marcha el auto para ir en dirección a su casa.

Cuando estacionaron en el garaje de aquella casa y cerraron la puerta de los vehículos, ambos se giraron para mirar si ya estaba despierta; sin embargo, esta yacía durmiendo acostada en los sillones traseros.

—¿Está respirando? —preguntó un confundido Fezco entrecerrando un ojo.

—Claro que sí, no digas estupideces, ¿o no la ves? —dijo serio y de mala gana.

—Vale, bruh, relájate. Yo solo preguntaba para asegurarme —contestó el pelirrojo levantando las dos manos en señal de inocencia, haciendo que el pelinegro suspirase rodando los ojos.

—Déjalo, yo la cargo —dijo el más joven bajándose del coche y abriendo las puertas de la parte de atrás.

—Está bien. Nadie te la va a quitar, colega —escupió su hermano riendo levemente, mientras el joven lo asesinaba con la mirada.

El chico agarró a la joven cargándola como un saco de papas, a decir verdad, ella no pesaba tanto y era fácil mantenerla. Los dos hermanos junto a ella, se adentraron en la oscura casa. Al encender la luz unas gotas se oían caer en el suelo, debajo de la rubia. Esto hizo que Ashtray retrocediera un paso y mirara al suelo, al igual que el pelirrojo.

—Joder, ¿eso es sangre? —preguntó abriendo los ojos Fezco; por primera vez en su vida, energéticamente hablando.

—Parece que sí —contestó confundido observando aquel charco, donde aún seguían cayendo gotas.

—¿Crees que puede ser la... ? —preguntó el pelirrojo refiriéndose a la rubia señalándola.

—¡Agh, por Dios, Fezco! No digas estupideces —dijo el joven con cara de desagrado.

Movió su cabeza repetidamente tratando de retirar los pensamientos que le vinieron.

—Esto debe ser alguna herida o algo que debe tener —comentó de nuevo el pelinegro comenzando a revisar a la rubia por encima, queriendo descubrir donde había sido el supuesto incidente.

—Fezco, mira —dijo el joven agarrándole una mano a la rubia, enseñándole los nudillos de la mano derecha ensangrentados excesivamente.

—¡Joder! ¿Cómo ha ocurrido? —preguntó Fez alterado observando la mano derecha de la rubia.

—Ni idea, hoy ella se metió en pelea en la fiesta —comentó Ashtray llamando la atención completa de su hermano.

—¿Se metió en pelea? ¿Nuestra Mills? —preguntó bufando; realmente la rubia no era para nada violenta, no le gustaban las peleas, ni los ruidos fuertes como los gritos, la alteraban intensamente.

Esto era porque le recordaba al ambiente que solía haber en su casa, sus padres peleando a gritos limpios mientras ella tenía a su hermano recién nacido con ella, ambos llorando; su madre que cuando le hablaba era siempre chillando (ya fuera por su problema de audición o no) y otras cuestiones que ya saldrán a luz, tiempo al tiempo.

—Sí, yo tampoco podía creerlo; pero la enfadaron, y pues normal que actuara así —afirmó este dándole razón a la rubia y defendiéndola.

—Joder, y, con quién fue?

—Con la gilipollas de Cassie, pero igualmente le metió tremendo empujón Mills —dijo Ash sonriendo de lado mientras dirigía su vista de nuevo a la rubia, Fezco solo rió imaginándose la escena—. Bueno, voy a ir a curarle la mano.

El joven al llegar, sentó a la joven medio dormida en la tapadera del vater, y la zarandeó suavemente para que esta se fuera despertando de una vez, y así poder conversar con ella.

—Eh, rubia —la llamó delante de ella.

—Hmm, ¿Ashtray? —preguntó confundida tratando de levantarse; pero fue empujada lentamente de nuevo a su sitio de origen por los brazos del joven.

—Quédate ahí, tengo que curarte la herida —comentó mientras empezaba a cortar un trozo de venda para ella.

—¿Herida? ¿Don...? Oh, joder, qué asco —se quejó cerrando los ojos con fuerza al volver a divisar aquella herida.

—Mh— bufó el pelinegro.

Dejando a Mills confundido.

—Oye, ¿puedo preguntarte algo? —preguntó de repente el pelinegro llamando la atención de la rubia, quien tenía los ojos un poco entrecerrados.

—Sí, claro, ¿qué pasa? —asintió rápidamente mientras una expresión de confusión se reflejaba en su rostro.

—¿Como te has hecho esto? —preguntó apoyándose en el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos en su pecho, mirando seriamente a la joven.

—No lo sé —contestó encogiéndose de hombros mirando su mano ahora vendada por los nudillos.

El joven bufó—. ¿Te has literalmente destrozado los nudillos y no sabes cómo? —peguntó sin creérselo.

—Sí, no sé cómo —afirmó mirándose de nuevo la mano derecha.

—Ah, pues eso es genial. Tú, siendo zurda, te destrozas los nudillos de la mano derecha —dijo sarcásticamente.

—¿Qué tiene eso que ver? —preguntó confundida, realmente Mills a veces lo ponía de los nervios.

—Quiero decir, que si tú te hubieras pegado con alguien, se supone que hubieras usado tu mano izquierda, puesto que eres zurda, ¿o no? —preguntó tratando de ser lo más paciente posible con ella.

—Ah, pues no sé. Jamás me he pegado con alguien —dijo sonriendo, haciendo que el joven se diera cuenta de que debía de ser paciente con ella.

A decir verdad, todos sabían que Mills no era una niña como las otras del pueblo. No es por discriminar a las otras ni nada, pero como que ellas estaban demasiado espabiladas, mientras que Mills solo era una joven de 16 años inocente. Muchos la confundían también con una joven indefensa y débil; pero sin embargo, nadie sabía lo fuerte que era esa niña por el simple hecho de estar viva.

—Está bien. Bueno te traigo ropa para que te cambies, espera aquí —comentó yendo a salir del baño, cuando fue interrumpido.

—Ash —lo llamó.

—Dime —dijo girándose.

—Gracias por todo, de verdad, lo aprecio mucho —una leve emoción o sentimiento de culpabilidad se reflejó en el rostro de la joven, se sentía como un estorbo allí con los hermanos, esto pudo ser percibido por Ashtray.

—Mh, fue Fezco quien te quiso traer, yo te hubiera dejado abandonada en la fiesta, rubia —bromeó el joven haciéndola sonreír y sentirse más aliviada.

Varios minutos después, Ashtray volvió con una camiseta suya de mangas cortas y unos pantalones cortos oscuros.

—Toma, cámbiate —le entregó todo.

—Gracias —dijo con una sonrisa.

—No es nada nada —salió de aquel baño.

Varios minutos después, la rubia salió de aquel baño, encontrándose con un pasillo oscuro, sintiendo la madera levemente crujir bajo sus pies cubiertos por unos gordos calcetines que curiosamente llevaba ella en su bolso. A pesar de las condiciones en las que estaba, allí se sentía en casa, querida y a salvo de cualquier cosa. Eso sí, no podía negar que no echaba de menos a su pequeñín revoltoso que estaba un poquitín obsesionado, ¿con su mejor amigo?

Metida en sus pensamientos, no se dio cuenta que al otro extremo del pasillo una figura esbelta estaba observándola con la cabeza levemente ladeada, era Ashtray.

Este no podía parar de observar lo perfecta que se veía la rubia con su ropa puesta, ¿cómo puede ser una persona tan perfecta?, pensaba para sus adentros.

Cuando la joven se dio cuenta, ambos conectaron sus miradas, provocándose el uno al otro una serie de sensaciones extrañas en sus interiores, nunca antes conocidas. Ambos podían jurar en sus distintas versiones, que habían visto destellos o brillos en los ojos del otro. Las respiraciones medianamente nerviosas de ambos inundaban el pasillo así haciendo eco, ninguno de los dos estaba dispuesto a apartar la mirada del otro, podían llevarse así una vida entera, observándose.

Así podría haber ocurrido, si no fuera porque un alto pelirrojo interrumpió aquel momento de interacción entre los jóvenes.

—Eh, parecéis unos zombies los dos ahí en el pasillo, ¿vamos a cenar o qué? Porque me estoy muriendo de hambre, bruh —se quejaba el hombre haciendo que los dos jóvenes le siguieran a la mesa un tanto confundidos por lo que acababa de pasar.

—¿Cómo llevas la mano, Mills? —preguntó Fezco sacando un tema de conversación.

—Ya no me duele tanto como antes, Ash me puso una venda. Gracias por preguntar, Fez —contestó la rubia enseñando su mano vendada ilusionadamente, presumiendo como si acabara de haberse comprado el anillo más caro del mundo, haciendo que unos hoyuelos se marcasen en su rostro.

Luego de cenar, ambos jóvenes se encontraban en los lados de la cama del pelinegro. Mills se encontraba viendo Instagram, no había cogido el móvil en casi todo el día. Mientras, un Ash inseguro tenía un brazo apoyado en la cintura de la rubia rodeándola por delante, y viendo con ella aquella red social. Después de varios scrolls, la foto de una modelo rubia apareció, haciendo que la joven parase a observarla detenidamente. Por este gesto, Ashtray apartó su mirada del móvil de su mejor amiga para observarla a ella.

Esta lucía en su rostro su boca entreabierta y sus ojos abiertos, observando cada detalle de aquella modelo, quería ser igual que ella, ¿por qué no podía? Luego, una sensación de tristeza se cruzó por sus ojos, pudiendo transmitírsela a cualquiera; pero sin embargo, se aguantó las ganas de romper en llanto y de ir corriendo hacia el baño para poder expulsar toda la comida que había comido aquel día, no podía recaer otra vez. Desde luego, nadie me va a querer siendo así, pensaba.

Cuando finalmente dejó el móvil, unos fuertes brazos la rodearon atrayéndola hacia él. Por la leve diferencia de altura, la cabeza de la joven daba al cuello de él, haciendo que ella se sintiera aún más segura de lo que ya se sentía anteriormente.

Y por primera vez en mucho tiempo, logró dormir tranquilamente durante toda la noche.

Definitivamente, aquel era el safe place que siempre había anhelado y deseado. ❤️‍🩹

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro