004; 𝐇𝐎𝐌𝐄
ADOLESCENCE — Ashtray
004; HOME!
DESPUÉS DE HABER VISTO a la rubia en el cine y haberse enfadado ambos, no pudo quitarse de su cabeza aquello, ¿tanto le dolió lo que ocurrió? ¿Por qué? Tampoco era para tanto, ¿o tal vez sí?
Hundido y vencido por sus pensamientos fue a visitar a la rubia, a pesar de que eran como las diez de la noche. Lo que sí deseaba, era que no estuviesen sus padres en casa, y mucho menos el salido de Jose.
Cuando por fin llegó, justamente empezó a llover. Era una noche de nieblas y algún que otro trueno o relámpago de vez en cuando. La casa de la rubia estaba toda oscura, menos una habitación a la cual se llegaba por una enredadera, estaba iluminada acogedoramente.
—Es increíble que esté haciendo esto por ella —susurró para sí mismo tratando de ocultar el vértigo.
El joven empezó a trepar hasta que llegó a una especie de superficie que daba a la ventana de la joven. El pelinegro se quedó un rato viendo a través de ella su habitación. La rubia se encontraba en su escritorio haciendo matemáticas mientras comparaba los resultados de su calculadora con los suyos. Llevaba unas gafas plateadas y finas puestas, y su pelo recogido en un moño, y luego un pijama de verano.
La mirada del joven se desplazó hacia su cama, donde una pequeña figura yacía jugueteando con sus propios dedos extendiendo sus bracitos, boca arriba.
—Ten cuidado Michael, no te vayas a caer —le advirtió la rubia sin mirarlo, para luego darse cuenta de que ni siquiera le entendía.
Unos segundos más tarde la rubia se levantó bruscamente celebrando, mientras chillaba y saltaba.
—¡Vamos coño, me ha salido la puta ecuación al fin! —gritaba bailando, pero luego se arrepintió.
Se aproximó hasta su cama y cargó a su pequeño hermano.
—Oh, I'm sorry, my little dear. I shouldn't have said those things in front of you. Do you forgive me? —le dijo en inglés con una voz suave y tierna mientras lo observaba, esto hizo que algo dentro de Ash se removiera, pero brindándole una sensación nunca antes conocida.
De repente, el pequeño miró hacia la ventana, encontrándose con su amado príncipe azul llamado Ashtray, que también por cierto, era como su babero oficial.
Michael empezó a moverse bruscamente emocionado y riendo mientras intentaba aplaudir. Esto fue por lo que rápidamente Ahtray tocó varios golpes en la ventana, no fuera a pensar la rubia que llevaba rato allí observándola.
La rubia miró instantáneamente hacia la ventana y su expresión cambió a una seria y levemente preocupada.
Aún con su pequeño hermano agarrado con un brazo, se aproximó a la ventana para abrirla del todo.
—¿Ash? —preguntó confundida.
—Hey.
—¿Qué haces aquí con la tormenta que está cayendo? Vamos, pasa —dijo la rubia haciendo que este pasase rápido.
—Nada, venía a veros —contestó tranquilo indiferentemente.
—Estás loco, Ash —dijo riéndose la rubia suavemente.
—Tu madre no está? —preguntó curioso el pelinegro.
—Qué va, se fue con José a mediodía. Y ya son las diez de la noche, o sea que no viene hasta mañana —dijo dándole una sonrisa triste.
—Ajá —asintió sin preguntar más.
—¿Te quedas a dormir hoy? —preguntó la rubia.
—¿Qué?
¿Aprovechando el bug? Puede ser.
—No pensarás irte luego con la que esta cayendo —dijo señalando la ventana disimuladamente.
—Claro que sí, no te preocupes. No me va a pasar nada —suspiró el pelinegro.
—No, y punto.
—Ash... jahsjwuus —pronunció Michael de repente mientras estaba sentado en la cama y miraba al joven.
Los dos adolescentes miraron al pequeño con los ojos abiertos como platos, ¿acababa de decir su nombre?
—Esto debe de ser coña —dijo la rubia.
—¡Ja! Ha dicho mi nombre —celebró el pelinegro.
—¿Su primera palabra y es tu nombre? Y una mierda, seguro no dijo eso —dijo la rubia sonriendo mientras empujaba juguetona varias veces al joven.
—Acéptalo, rubia. Yo soy su favorito —contestó riéndose mientras aguantaba los brazos de la joven por encima de su cabeza.
Una media hora aproximadamente pasó, y los tres se encontraban en la cama de matrimonio de la rubia. Con el pequeño entre ambos, los dos hermanos se quedaron dormidos, y dejando al pelinegro observando a la rubia, que estaba de espaldas. Estaba tan metido en sus pensamientos que de repente, pegó un bote cuando sintió una pequeña mano estamparse contra su cara dándole en toda la nariz.
—¡Ah, Michael! —susurró el joven apoyando su mano sobre su nariz, la cual le dolía.
El pequeño solo se rió a carcajadas mientras encogía sus piernecitas y agarraba sus pequeños pies. Esto hizo que él rodara y chocara su carita contra el pecho del pelinegro. Ash alarmado de que el pequeño empezase a llorar lo miró atento a su reacción. Para su sorpresa, Michael empezó a reírse aún con la cabeza pegada al pecho.
—Dios, me quejaba de tu hermana. Pero tú tampoco eres muy normal, ¿eh, Michael? —preguntó despegando al pobre bebé, para que este pudiese respirar bien.
Michael solo rió aplaudiendo, haciendo que el pelinegro sonriese. Pero su expresión cambió totalmente cuando Michael lo agarró de las mejillas apoyándole las manos en ellas, y se aproximaba hacia su cara con la boca abierta llena de sus babas.
—No, no, no. A tu hermana, a tu hermana —le indicó el pelinegro señalando a la joven que se había girado quedando cara a ellos.
El bebé volvió a sonreír y se aproximó a la rubia, juntando su cara con la de ella. Una silenciosa risa salió de Ash al ver como el pegote de babas transparentes descendía por la parte de la mejilla de ella, haciendo que esta se despertase lentamente.
—¿Qué...? Joder, ¡qué asco, Michael! —dijo haciendo una arcada después de ver a su hermano sentado sentado al lado de ella con la boca abierta sonriendo, ella ya sabía que era el líquido espeso aquel.
—¿Le has dicho que lo haga, Ashtray? —preguntó alterada mirando al pelinegro.
—Bueno, como podemos observar, tu hermanita tiene un despertar de mierda —decía el joven mirando al pequeño.
—¿¡Despertar!? Si es por la noche, yo lo único que quiero es dormir —dijo fingiendo llorar, llamando la atención del pelinegro.
—¿En serio estás llorando? —dijo apoyándose en el hombro de la rubia para asomarse a verle la cara, sin embargo estaba dormida, ¿qué cojones?
A la mañana siguiente, los tres jóvenes se encontraban en la cocina. Ash le estaba preparando un biberón al pequeño mientras Millie le daba un poco de potito.
—Millie.
—Dime —contestó desviando su atención al pelinegro, parando de darle la cuchara al más pequeño.
—¿Esto está bien? —preguntó enseñándole cómo había preparado el biberón, esperando la aprobación.
—Sí, ahora tienes que agitarlo así para mezclar los polvos —dijo la rubia poniendo sus manos encimas de las del pelinegro, haciendo contacto visual durante unos segundos, y haciendo que ambos se sintieran conectados el uno con el otro.
—¿Sabes lo de la fiesta hoy de Maddy? —preguntó la rubia una vez yendo al instituto, era viernes por la mañana.
—Ajá, ¿tú vas? —preguntó el pelinegro fijándose en la facciones de la joven, quien era unos centímetros más baja e iba a su lado.
—No se con quién dejar a Michael —contestó.
—Vamos, tu madre ya estará de vuelta. Descansa un poco de tu labor hermana mayor, que el niño es de la madre —dijo riendo levemente mientras entraban por la puerta del instituto.
—Bueno, entonces si tú vas —anunció la rubia sonriendo mirándolo mientras el hacia lo mismo.
Seguro de sí mismo, le echó el brazo por encima de los hombros de la joven, haciendo que su corazón se acelerara. Todas las miradas recayeron sobre ellos, pero sin embargo, les daba igual.
—Mh, entonces eso es un sí, rubia —finalizó el pelinegro acompañándola.
Pero, ¿qué ocurrirá en aquella fiesta?
FUN FACT: Mi tutor/maestro de geografía recibe el apodo de potito, entonces fue muy gracioso para mi escribirlo (el apodo es por su altura, "es bajito porque de pequeño no comió potitos" HAJAJAJAA)
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