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Cuatro corazones


Aro estaba con Marco tratando de no reírse de la furia de su tercer rey. La alianza con el clan Nixie había salido más que perfecta, pero no por las razones que ellos creían. Cherryl Nixie era la tercera al mando de aquel clan. Misma vampiro que se acostó con la híbrida.

Los del aquelarre estaban en duda sobre aceptar aquel tratado con los Vulturi, pero en medio de la junta se unió la vampiro, la cual era conocida por ser la más difícil de impresionar siendo que todo le aburría. Ella dijo que aceptaría esa alianza sólo si los híbridos se unían a las juntas.

Los reyes se sorprendieron por aquella condición que había puesta, no tenían idea de lo que pudiesen haber echo como para ganarse la aprobación de aquella mujer. Cuando volvieron llamaron a los híbridos a la sala del trono con el cuarteto para averiguar lo que había sucedido.

- ¿Qué diablos es lo que hicieron para que Cherryl acepte? - Cuestionó el rubio.

Los hermanos se miraron sin saber que decir, no tenían manera de atajarse ante aquella acusación. Sólo les quedaba decir la verdad.

- En realidad... - Tomó la palabra el híbrido, pero frenó al ver que nada saldría de su boca, suspiró haciendo una mueca para volver a hablar - Esta vez no tuve nada que ver - Sonrió con inocencia.

Su hermana se giró a el ofendida al ver que la vendía en bandeja de plata a los tres de adelante.

- Alessia. ¿Qué fue lo que paso? - Preguntó su padre con cariño para que hable.

- Puede... - Murmuró en un hilo de voz, tosió para aclarar su garganta, cerró los ojos con fuerza sin saber como decirlo.

- ¡Habla! - Exigió Caius.

- Me acosté con ella. - Susurró demasiado bajo y rápido, que si no fueran vampiros no hubieran podido entender.

- ¿Tú que? - Aro posó su mano en su barbilla, apretando los labios en una línea fina.

- Que... Yo me acosté con ella - Sonrió de manera culposa.

El cuarteto quería que la tierra los tragase, su amiga había formado una alianza a través de relaciones sexuales.

- ¿Te acostaste con Cherryl? - Preguntó su padrino con una pequeña sonrisa.

- Si, es que ella estaba alejada de la fiesta, quise hablarle, la charla se volvió coqueta, me pidió un paseo y...

- Ya - La interrumpió el rubio. - ¿Cómo se te ocurre acostarte con alguien que debía opinar sobre una alianza?

- En mi defensa, me dejaron sin supervisión - Se excusó - Coqueteo con la gente cuando me aburro.

Su padre soltó una risa por la personalidad y excusas que tenia su hija para justificarse. Su padrino no podía creer lo que sucedía mientras su tío quería ahorcarla.

- ¿No debías estar con Demetri? - Aro se giró al recién nombrado.

- Sólo me voltee un segundo, maestro. - El rastreador tenía sus puños apretados, su mandíbula tensa, y se mordia ligeramente el labio.

- Eso para Alessia es tiempo suficiente - Dijo con obviedad el híbrido hundiendo a su hermana aún más en el barro.

- Gracias, hermanito. - Se defendió con sarcasmo.

- De nada - Le sonrió. - Miren en lado bueno, ayudo en la alianza - Alzó los hombros con una sonrisa inocente.

- ¡Una alianza no es a través de sexo! - Le recriminó el rubio

- Dicho así, si suena mal - Alessia arrugó la nariz asintiendo varias veces.

- ¿Así? No me digas, creí que sonaba bien - Dijo con sarcasmo queriendo ahorcar a la híbrida.

Siguieron discutiendo sin saber que hacer respecto al tema, llegando a la solución de que dejarían la alianza de esa manera, si la vampiro pedía ver a Alessia ella haría lo que sea que le parezca correcto sin llegar a poner en riesgo el tratado.

Amadeo últimamente se escapaba en las noches creyendo que su hermana estaba dormida, pero la joven podía sentir cuando su hermano abandonaba la habitación. Ella tenía la duda de que era lo que hacía cada vez que huía en medio de la oscuridad.

Así que decidió seguirlo.

Alessia estaba acostada en la cama fingiendo dormir, minutos más tarde pudo sentir el lado de la cama donde dormía su hermano ser levantado lentamente. Estaba tratando de irse de nuevo. Sin poder evitarlo sonrió.

Amadeo cerró al puerta en silencio pero su hermana se levantó curiosa para ver a donde era que se escabullia. Abrió la puerta con delicadeza para asomarse, logrando ver a su hermano caminar entre los pasillos, en dirección al jardín.

- ¿A donde vas? - Preguntó al aire

Se puso una capa encima de su corto camisón para taparlo e ir detrás de su mellizo.

Camina descalza por la piedra del castillo, sin hacer sonido alguno que alerte a su hermano quien iba atento a no ser descubierto.

Se escondía detrás de pilares o paredes, trataba de estar a una distancia prudente para que no la oliera o escuchara. Hasta que llegaron a su destino. En el jardín estaba una silueta con una capa, en medio del patio siendo iluminada por las estrellas al compás de la hermosa luna llena. Allí su hermano se encaminó.

- Tardaste - Regaño esa voz que tanto conocía

- Alessia no se dormía - Se excusó

La silueta se quitó la capa dejando ver a Jane Vulturi con una sonrisa que demostraba cariño del sincero. Se acercó a Amadeo para poder saludarlo con un suave beso.

Alessia parecía haber visto a un fantasma. El color abandonó su rostro totalmente, sus ojos estaban abiertos como platos mientras su mandíbula se endureció. No era capaz de mover un músculo.

- Te extrañe - Paso sus manos por el pecho de Amadeo.

Esa no era Jane, no era Jane, no era Jane, no era Jane, no... era... Jane.

No era la vampiro que ella conocía, esa parecía ser una niña enamorada. Alessia tenía ganas de gritar sin saber si tenia razón alguna, sólo quería gritar. Se giró para apoyarse en la pared tratando de que sus gelatinosas piernas funcionen pero parecían estar descompuestas.

¿Alec sabía esto?

Fue la primera cosa razonable que se pasó por su cabeza. Era más que obvio que tenía que ser un si. Salió de allí con el mismo sigilo que entró para ir en busca de su mejor amigo, el debía tener respuestas a las miles de preguntas que rondaban su cabeza.

¿Cuando sucedió? ¿Como pasó? ¿Dónde ocurrió? ¿Por qué no lo sabía? ¿Jane y Amadeo estaban juntos? ¿Estaba soñando? ¿Sería un sueño o una pesadilla? ¿Qué rayos...

Pero esa duda existencial que estaba sucediendo en su cabeza se vio interrumpida por un jalón de brazo. Ella se preparó para golpear al vampiro pero descubrió que era su tan querido amigo rastreador.

- ¿Qué haces despierta a esta hora? - Le preguntó cerca de su rostro

Inspeccionó con la mirada aquel lugar, estaba en la habitación de Demetri. Estaba llena de colores rojos o marrones, todo echo a roble oscuro con hermosos objetos mismos de Grecia.

- Estaba siguiendo a Amadeo - Admitió

- Pasa por aquí casi todas las noches - Se encogió de hombros sin interés

- ¿En serio? ¿Nunca te dio curiosidad a donde iba? - Preguntó aún qué fue más un regaño.

- ¿Por qué me daría curiosidad lo que haga tú hermano? - Hizo énfasis en la palabra "Tú" - ¿Por qué estas en pijama?

Antes de que pudiera contestarle sobre la pregunta a su hermano, logró que se sonroja levemente al ver que estaba en ese corto vestido color rojo que le había dado Sulpicia como pijama.

- ¿Para que se usa pijama, Demetri? - Bufó con obviedad

- Para dormir - Rebajó con la mirada a la híbrida sin pudor alguno.

Pudo apreciar como el corto pijama dejaba ver sus piernas que estaban al total desnudo sin algún calzado en sus pies que tenían esmalte negro. Recorrió los brazos de la chica que estaban levemente tapados por la capa.

- ¿Ya terminaste de comerme con la mirada? - Se burló

Alessia mentiría si dijera que no le provocaba cierta vergüenza estar en pijama delante de el vampiro, pero no lo admitiria.

- Si fuera por mi estaría haciendo otra cosa - Sonrió traviesamente. Ella abrió los ojos levemente sorprendida - Claro si es que no te molesta estar con alguien que no sea cierta vampiro Nixie

- ¿Celoso? - Se acercó un poco más divertida ante las reacciones del vampiro

- Si - Se mordió el labio inferior logrando que algo en ella se encienda

- ¿Por qué? - Miro los labios de aquel vampiro que estaba delante de ella admirandola como si fuera el mayor tesoro de su vida

- Ya te lo dije - Pasó una mano suavemente por su cintura haciendo que la sensacion del fuego quemar sus pieles empieze a aparecer

- ¿Qué era? - Susurró logrando estar más cerca de sus labios

- Porque te dije que serías mía, Alessia

Demetri había echo que cada una de las preguntas de la cabeza de ella se borren, que el motivo por el cual iba en esa dirección se le olvide, que lo que había sucedido con su hermano sea algo de un pasado que parecía totalmente lejano.

Subió la mano rozando con cada centímetro de aquel vestido hasta llegar al borde de la capa, la desabrochó dejando sus hombros al descubierto para el. Paseó su mano hasta el cuello de la chica donde lo rodeó alzando un poco su cabeza.

- Y serás mía - Aseguró antes de besarla

La besó con todo el cariño que deseaba mostrarle, con todo el amor que anhelaba poder regalarle. El no quería que ella este con cualquier vampiro, quería que está sola y únicamente con el. Quería que fuera su compañera de vida.

Alessia sentía que cualquier beso que dio no era nada comparado con este. Era un beso que tenía algo que el resto no. Algo que parecía llenar una parte de aquel dolor que sentía aveces en el pecho.

Mordió levemente el labio inferior de el haciendo que largue un gruñido

- Lástima que yo no sea de nadie - Le susurró encima de sus labios - Podrás quererme, desearme o amarme, pero nunca podrás tenerme, porque yo no soy un objeto - Se alejó para tomar su capa bajo la desconcertada mirada del vampiro - Si tú me quieres, tendrás que aprender que las mujeres ya no le pertenecemos a nadie, tienes que ganarte mi amor. No mi cuerpo. Debes pensar con la cabeza y el corazón, no con la entrepierna

Salió de la habitación dejando a aquel vampiro entre confundido, deseoso, caliente, dolido, pero sobre todo aún más enamorado. No sabía porque, pero lo había flechado aún mas.

Ella en el pasillo, el en su habitación, pero ambos en sincronía llevaron sus manos a sus labios, tocando suavemente aquella zona recordando ese beso.

La luna llena de esa noche fue testigo de que cuatro corazones fueron unidos, fueron mezclados e incluso amado. Fueron encontrados entre los otros para darle comienzo a su nueva historia. Los cuatro habían encontrado a sus compañeros de vida.

Ese brillo de diversión que se veía en los ojos de los híbridos ya no eran por las travesuras que realizaban, eran por pequeños momentos que se reflejaban en su mente. Pequeños momentos que tenían que ver con dos vampiros que se decía no tenían sentimientos pero allí se encontraban. Flechados por dos hermanos que eran bromistas, amorosos, traviesos.

Jane Vulturi estaba enamorada de Amadeo Vulturi Denali a pesar de haberlo esquivado por casi seis años. Estaba enamorada de su tua cantante. De su compañero de vida

Amadeo Vulturi Denali estaba enamorado de Jane Vulturi, la cual estuvo fuera de su alcanze por años, por la cual luchó y juro algún día desposar. A la cual conquistó sin duda alguna. Conquistó a su compañera de vida.

Demetri Vulturi estaba engatusado por la híbrida con la que jugó ajedrez desde su niñez, estaba perdidamente enamorado de la chica que no tenía ni la más mínima idea de como cocinar, de la cual escuchaba sus historias de niña. Estaba enamorado de Alessia Vulturi Denali. Su compañera de vida.

Alessia Vulturi Denali estaba enamorada de el famoso rastreador que alguna vez pintó en un lienzo, estaba hechizado por el vampiro que le robó suspiros de niña, de adolecente y de adulta. Estaba enamorada de Demetri Vulturi

Los cuatro decían que el amor no existía. Los cuatro encontraron a las personas que le daban sentido a su vida.

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