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30

Pequeña junta

Aro estaba en el trono con Marco, Caius, sus esposas y el cuarteto, estaban decididos a tratar de que los híbridos no los vuelvan a dejar, no querían volver a pasar años sin ellos.

- Ellos sólo quieren libertad, maestro. - Tomó la palabra Alec. - Ellos quieren salir, recorrer el mundo. Tal vez podría mandarlo a misiones con nosotros. - Sugirió.

- ¿Misiones? - Cuestionó interesado.

- Es una buena idea. - Apoyó Marco - No deben ser misiones agresivas, pueden ir a los viajes de negocios o a las revisiones de las treguas - Propusó.

- Me gusta la idea. - Se sumó Sulpicia. - Les encanta conocer gente nueva además recorrer lugares, incluso su carisma lograría varias treguas amistosas. - Razonó.

- Por más que no me guste la idea estoy de acuerdo. - Se unió Caius. - Estarían aquí para que la alegría de Sulpicia y Athenodora, pero también saldrían para ellos tener su felicidad.

Los demás asintieron estando de acuerdo.

- Amos - Llamó la atención Félix. - En dos días tenemos la junta con el Nixie. Podríamos dejar que nos acompañen, incluso decían que sería una fiesta, es el aire a lo que acostumbrado Alessia y Amadeo. - Opinó.

Los reyes pensaron aquella sugerencia. Podría ser de gran ayuda que los híbridos vayan a aquel encuentro, ese clan ama a las personas sociables, incluso podrían sumar puntos en su alianza.

- Vamos a llevarlos. - Decretó Aro.

Por esa orden, le preguntaron a los híbridos si aceptarían ir a aquella misión donde solamente tendrían que hacer acto de presencia, lo cual aceptaron. Irían los tres reyes y el cuarteto de vampiros.

- Alessia, ten. - Sulpicia le dejó un vestido al mismísimo estilo Vulturi.

Era un hermoso vestido, casi medieval, al estilo princesa, color negro acorde a la capa Vulturi.

- Amadeo. - Athenodora dejó un traje negro con toques rojos también acorde a la capa Vulturi.

Ambos hermanos se supieron la ropa con las mujeres afuera esperando a que salgan. Alessia se sentía como una princesa, lo cual en este punto ya era. Amadeo se sentía demasiado sexy, lo cual con aquel traje era cierto, se veía de lo más ardiente. Salieron de los vestidores para mostrar como les había quedado.

- ¡Qué lindos! - Chillaron al unísono las mujeres.

- Lo sabemos. - Sonrieron de manera egocéntrica.

- Y encima con autoestima, no hay duda que son Vulturis. - Alagó su tía.

Soltaron unas escasas risas para que ambos hermanos sí ya se tengan que ir, Demetri y Félix los esperaban del otro lado de la habitación, mientras los dos restantes del cuarteto estaban con los reyes.

Amadeo abrió la puerta dejando pasar a su hermana primero, al salir, incluso a Félix le pareció que aquel vestido le quedaba hermoso.

- Que ardientes están mis futuros cuñado y novia. - Alagó el vampiro rastreador.

- Ardientes, si. Tú futura novia, no. - Le sonrió con falsedad pasando a su lado donde el otro vampiro le tendía una capa.

- Lo serás. - Aseguró girandose para seguir admirandola.

- ¿No te parece cómico? Las cosas se voltearon . - Le susurró el grandote al híbrido al ver como los dos restantes cambiaron de papeles.

- Es más divertido de esta manera. - Contestó de misma forma.

- Andando, chismosos. - Apuró la híbrida.

No se hicieron de rogar, empezaron a caminar detrás de los hermanos hasta llegar a la sala del trono donde los esperaban ya todos vestidos. Los reyes vestían con trajes elegantes completamente negros.

Alec tenía una camisa negra con un simple jean de mismo color. Pero Jane tenía un vestido negro un poco debajo de la rodilla, ceñido al cuerpo.

Pudieron ver como al híbrido, al ver a la última nombrada, tragó en seco.

- Pero miren que lindas creaciones - Sonrió su padre. - Me gusta como les queda ese tipo de ropa.

- Es más... apropiada a la que usan normalmente. - Agregó Caius.

Los hermanos tuvieron que aguantarse a no rodar los ojos. Desde su vuelta no habían tenido ningún tipo de charla con el rubio, no tenían ni un poco de aprecio por su tío, se les hacía demasiado anticuado, pero no como su padrino o padre. Anticuado a la manera de esos padres de época que eran del todo brutos.

- Gracias, supongo. - Le dió una sonrisa del todo falsa a su tío quien sólo gruño desviando la mirada.

- Bueno, ya podemos irnos. - Apresuró su padrino al ver que si no interrumpían terminarían en pelea.

- Jane sera la acompañante de Amadeo - Sonrió su padre, una sonrisa cómplice - Demetri con Alessia.

Las dos mujeres tragaron un nudo en la garganta que se les había formado, Alessia se mordia la lengua para no quejarse.

Aro había visto los recuerdos del rastreador un día antes, el había vuelto de una pequeña misión donde tuvo que mostrarle a el rey que había cumplido. Lo que no contó era que también buscaría recuerdos para ver como se comportaban los híbridos, viendo así cada uno de sus escenas. El rey Vulturi estaba más que feliz de ver a los pretendientes de su pequeña, y que mejor que su mejor rastreador.

Se retiraron de allí, totalmente tensas. Ambas habían tratado de esquivar a aquellos hombres pero era difícil cuando no tenías escapatoria.

En el jet tuvieron que sentarse de igual manera. Lo que no sabían era que el híbrido al llegar trataría se que la vampiro a su lado le hable. El había estado con demasiadas mujeres, podría estar con quien quisiera, pero el sólo quería a esa gruñona a su lado.



La fiesta estaba infestada de vampiros, de cierto modo se sentían incómodos al ser mitad humanos, pero su padre los tranquilizó diciendo que ellos sabían de su llegada y tendrían autocontrol.

Amadeo tomó delicadamente la cintura de la vampiro para alejarla un poco de aquella sala.

- ¿Por qué todas las mujeres ignoran a alguien después de tener un lindo encuentro? - Le preguntó ya cansado de que lo evite al igual que su hermana con el rastreador.

- No te estoy ignorando. - Se quiso volver a ir pero la volvió a tomar delicadamente del brazo.

- Si lo haces. - Se puso delante de ella con cautela. - Jane, tuvimos un lindo encuentro, pero eso no es motivo para que me evites o ignores, tampoco es como si nos besaramos. - Gruñó.

La vampiro sólo desvió la mirada. No, no se habían besado, pero querían.

- Jane. - Volvió a llamarla, ella se giró apretando la mandíbula. - No nos besamos pero quería hacerlo porque me traes loco mujer, me enamoraste de niño, me enamoraste de adolecente, y me enamoras ahora. Me traes remotamente loco. - Admitió - ¿Qué te cuesta amarme igual? ¿Por qué no puedes permitirte amar a alguien que no sea tú hermano? ¿Sabes la fuerza que tuve que hacer para no lanzarme y besarte porque es probable que me mates? Si fuera por mi te hubiera besado cada vez que te cruzaba.

Era la primera vez que alguien se le confesaba, era la primera vez que alguien se le acercaba tanto. El estaba rogando por su atención e incluso lo hacía con cautela por tener miedo a su rechazo. ¿Por qué no podía corresponderle a aquel amoroso chico con fachada de intimidante? El era todo lo contrario a su físico, era un chico atento, cariñoso, detallista, y bromista, era todo lo que una mujer sueña, y ella lo tenía ahí pidiendo su atención.

El se acercó unos pasos con cuidado pero ella no se movió, lo dejó acercarse.

- Déjame amarte, Jane - Pidió acercándose a su rostro - Permíteme hacerte la vampiro más feliz del mundo, pero también date el lujo de amarme. Déjate amar.

Posicionó con delicadeza las manos sobre sus pálidas mejillas. Se acercó con lentitud hasta rozar sus labios donde dudó un segundo en acercarse, pero para su sorpresa, fue ella quien acortó esa poca distancia. El le estaba robando el primer beso a Jane Vulturi.



- Me quiero ir - Gruño la híbrida.

No le gustaba estar en un lugar donde no había comida, ni sangre, ni su hermano, que por cierto, no sabía donde se había metido, lo había perdido de vista al igual que a Jane.

- Deja de gruñir Alessia. - Se escuchó el murmuró del otro lado de la sala, de Alec. - Desde aquí escucho, pareces animal.

- Me aburro - Se excusó.

- Hay una vampiresa pelirroja, ve a jugar y deja de quejarte. - Le avisó desviando la mirada.

En los ojos de la joven apareció un brillo especial, extrañaba poder besar a hermosas mujeres, las del clan eran en su mayoría heterosexuales, además de que cierto vampiro ahuyentaba a su ganado.

Se alejó con sigilo de su acompañante que hablaba con otro vampiro para ir en busca de aquella supuesta pelirroja que había visto su amigo. El sabía que esas hermosas cabellera rubio fresa eran su debilidad.

Encontró a aquella hermosa vampiro de cabellos anaranjados apoyada contra una pared con rostro aburrido. La híbrida dio una semisonrisa coqueta para acercarse.

- ¿Aburrida la fiesta? - Preguntó a su lado.

- Ni te imaginas - Se giró a ella con una sonrisa mostrando esa dentadura blanca con un labial rojo que iba a juego con sus ojos carmesí - La famosa híbrida ¿A qué debo el honor de que me hable?

- Así es - Asintió sin quitar esa sonrisa - Digamos que tuve que escaparme de mi acompañante que evitaba que los vampiros se me acerquen para poder hablar con esta bella dama.

- Cherryl - Estiró su mano en dirección a la híbrida con una sonrisa, ahora coqueta.

- Alessia - Aceptó la mano. - ¿De qué clan eres?

- Nixie. - El mismo al que habían venido.

- ¿No debería divertirte tú propia fiesta? - Cuestionó divertida.

- Debería. - Reafirmó.

Así fue como la híbrida logró su conquista de la noche, puro coqueteo entre charla pero con cautela de tener modales.

- ¿Y si vamos a dar una vuelta? - Sugirió la vampiro.

- Claro, ¿Por qué no? - Le tendió la mano, la cual Cherryl aceptó dejándose guiar por aquella híbrida.

Cuando estaban de salida, pudo ver a su hermano entrando con una sonrisa al igual que una apenas visible en el rostro de Jane. Los ignoró para salir con aquella sexy vampiro.

Llegaron a una sala entre risas bajas para no ser oídas, donde una vez adentro, la pelirroja atacó los labios de la híbrida. A pasos torpes se acercaron a la mesa que estaba allí donde la vampiro la acorraló.

- Permíteme ponerle diversión a la fiesta. - Susurró sobre sus labios.

Mientras los ojos de ella se volvían oscuros del deseo, los de Alessia se volvían carmesí.

- Como gustes. - Volvió a besar aquellos labios pintados de color rojo.

Pero al vampiro no se llenaría con simples besos. Subió a la híbrida a la mesa agarrandola de los muslos. Ella quería escuchar a la híbrida suspirar con su nombre. Alessia se dejó acostar sobre la mesa sin darse cuenta de lo que hacía.


Demetri estaba buscando a su acompañante entre los invitados, pero no la lograba localizar, estaba a nada de utilizar su don para buscarla mejor pero ella entró a la sala sacándole un suspiro de alivio, que luego se transformó en gruñido.

Alessia tenía unas marcas en su cuello que se estaban sanando, tenía un poco de labial corrido que se iba limpiando con una servilleta y ojos carmesí que iban volviendo a su color chocolate. Detrás de ella apareció Cherryl, la tercera al mando del clan Nixie con ojos negros que poco a poco se volvían carmesí, y también un poco de labial corrido.

Antes de que pudiera acercarse, fue Amadeo quien se adelantó con una sonrisa traviesa.

- ¿Qué hiciste, Alessia? - Preguntó divertido en voz baja.

- Me acosté con la vampiro. - Susurró sorprendida de si misma.

- ¿Te que? - Se giró totalmente sorprendido.

- Me acosté con ella. - Volvió a susurrar pero con un poco de cara asustada.

- Por Lucifer... - Su hermana nunca había tenido relaciones con nadie, tampoco el, pero no creía que se acostaria con una vampiro de un clan con el que tienen que hacer una alianza.

Ambos se alejaron un poco de la fiesta, necesitaban aire. Amadeo se había declarado a su amor platonico, consiguiendo un beso de ella. Alessia se había acostado con alguien por primera vez, en una reunión. Fue una pequeña junta intensa.

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