28
Cocina
Alessia estaba caminando por el castillo tratando de buscar algo que hacer, hasta que el vampiro rastreador se cruzó por su camino.
- Demetri. - Llamó su atención.
El vampiro se giró al ser llamado con una sonrisa.
- Alessia.
Se acercó hasta ella con esa sonrisa en su rostro aún marcada, dejando ver esos pequeños hoyuelos en sus mejillas.
- ¿Sabes cocinar? - Le sonrió de manera traviesa.
- ¿Cocinar? - Preguntó extrañado.
- Si, tengo ganas de cocinar, tú eres como cien años mayor, podrías ayudarme - A pesar de que se ofendió de que básicamente le haya dicho viejo lo ignoró.
Demetri nunca había cocinado, en su época eso no era algo de lo que debía preocuparse, después cuando se transformó no tenía motivo para hacerlo.
- No tengo idea de como cocinar, pero si quieres aprendemos juntos. - Propuso.
En verdad quería pasar tiempo con la híbrida, desde su llegada casi no habían estado juntos, parecía otro simple compañero de clan y listo.
- Bueno, si sale mal se lo damos de comer a Amadeo - Dijo como si nada haciendo reír a su amigo.
Caminaron hasta la cocina donde había varias recetas de comida, una de ellas era de un pastel de chocolate, parecía ser fácil, sólo era mezclar loa ingredientes, no era tanta complicación.
- Lets'go vampirucho. - Empezó a caminar hasta la mesada donde estaban los ingredientes.
- No hace falta que me digas vampirucho. - Bufó.
- No seas sensible. - Se burló sonriendole.
Rodó los ojos para ir a leer la receta que había elegido su amiga. No le gustaba la idea de ensuciarse pero no le quedaba de otra.
- No se puede cocinar sin manteles. - Razonó con una sonrisa traviesa.
- No, no me disfrazare como lo haces con tú hermano, es perder la dignidad. - Se negó con cara de asco.
- ¿Tenías dignidad? - Murmuró dentro del armario. El vampiro bufó dolido.
- Claro que si, recupere la dignidad que tenía cuando tú te fuiste. - Se atajó.
- Ah burno, ¿Yo te quite la dignidad? - Salió del armario con fingida indignación.
- Si. - Admitió.
Ella soltó una risa tendiendole el mantel, cosa que el negó pero ella volvió a insistir así que no le quedó de otra.
- Primero - Leyó en el libro. - Harina, huevo, y toda esa mierda que usan en las películas. - Le restó importancia.
- Debes dejar de ver películas. - Murmuró.
Ella soltó una risa mientras buscaba los materiales en la cocina. Ambos buscaban todo en silencio, dejaron todo en la mesa para ir por el siguiente paso.
- Si quemamos la cocina te echare la culpa. - Avisó el vampiro
- Si no lo haces sabrían que fui yo de todos modos. - Cada vez que pasaba algo malo iban directo a los mellizos.
- Cierto. - Sonrió inocente, ella le devolvió la sonrisa para volver a leer el libro.
- Pon la harina. - Ordenó. El vampiro puso lo que le pidió sin saber muy bien cuanto. - Rompa dos huevos en tazon...- Volvió a romper los huevos. -... Pero sólo las... ¡AHHH!
La híbrida estalló a risas confundiendo al vampiro quien la quitó del medio con delicadeza para ver que era lo que había echo.
- Alessia, no sirves. - Se rió al ver que no había que romper los huevos sino que sólo poner las claras.
- Te avise. - Se defendió limpiando una lágrima que había caído a causa de su risa.
Demetri se puso a leer mientras ella ponía las cosas en el tazón, ambos tenían sonrisas inconscientes tratando de hacer aquel pastel.
- Quiero ponerle chispitas. - Avisó antes de terminar. Caminó hasta llegar al mueble pero no llegaba. - Vampirucho, ayúdame. - Le ordenó.
El rodó los ojos por el apodo pero fue aún así, antes de que ella pudiera correrse puso una mano impidiendole salir mientras del otro lado tomaba las chipas que ella queria.
Alessia pudo sentir el olor tan característico de el, un olor que te recordaba a la misma Grecia, lugar de donde el venía, al igual que su acento tan llamativo.
El bajó las chispas para dárselas dándose cuenta de la cercanía. Movió su mano tratando de darle espacio, apoyandola sin querer en su cintura.
- Ten. - Murmuró viendo esos hermosos ojos.
- Gracias. - Lo tomó viéndolo de igual manera.
Se encontraba una batalla de miradas entre carmesí y chocolate, ambos sentían que todo se había frenado, pero Alessia no quería eso. Se alejó de el para volver a la mesada así poner las chispas.
A Demetri le dolió aquella acción, el quería acercarse para probar esos tentadores labios rosados que le pedían a gritos acercarse. Fue hasta donde estaba ella ignorando lo recién sucedido para seguir ayudando.
- Listo. - Suspiró - Sólo falta la peor parte, que no se pase el horno. - Chasqueó la lengua.
- Sólo son cuarenta minutos, Alessia. - Abrió el horno dejando que ella meta la bandeja. Se separó para poner el tiempo en aquel pequeño reloj de cocina.
- No te quemes, no te quemes. - Rezaba en voz baja mientras se sentaba sobre la mesada soñando un pequeño crack. - ¡No! - Se paró se un saltó asustando al vampiro.
- ¿Que? - Preguntó preocupado.
- Me senté sobre... un huevo. - Se giró mostrando que había un huevo roto en su trasero.
A pesar de que el vampiro pudo ver aquella parte de su cuerpo tan detalladamente no pudo evitar reírse al ver la cáscara de huevo rota en su pantalón.
- No te rías. - Regaño con los cachetes colorados. Al ver que el no se callaria tomó un pedazo de harina, arrojandoselo al rostro.
Al vampiro escupió le harina que le había entrado a la boca siendo ella quien se reía.
- Chistosita. - Murmuró apretando los dientes.
Agarró otro huevo y se lo rompió en el cabello parando la risa de la híbrida para mirarlo furiosa.
- Idiota. - Tomó el agua que estaba allí para tirarsela
La cocina se convirtió en una guerra entre esos dos individuos, ambos reían mientras se tiraban comida, estaban hasta con colorante comestible encima.
Las puertas de la cocina se abrieron, haciendo que su pequeña batalla acabe para girarse, viendo a Félix en la entrada con un rostro sorprendido.
- Vaya. - Murmuró atónito.
El reloj de la cocina sonó indicando que el pastel había sido cocido. La híbrida lo ignoró para abrir el horno con cuidado, tratando de evitar que los ingredientes que tenga encima no se caigan sobre el.
- ¿Quieres que te bese, Demetri? - Escuchó a su grandote amigo preguntar.
Se giró en un rápido movimiento para ver que rayos era ese tipo de pregunta.
- ¿Eh? - Preguntó la híbrida.
Los dos empapados en comida estaban en shock por aquella pregunta.
- En su mantel dice "Kiss the cook" - Dijò con obviedad. Salió de allí al ver que no se habían reído de su chiste dejando a dos chicos sorprendidos.
Alessia ignoro aquello para dejar el pastel sobre la mesada. Viendo como Demetri se sacaba la harina del rostro al igual que ella lo mismo. Fijó su mirada en el mantel para comprobar si era cierto lo que decía.
- ¿Que? ¿Acaso quieres besar al cocinero? - Preguntó entre burlón y pícaro el vampiro al verla leer su mantel
Ella se rió mientras se acercaba a el.
- ¿Tú a la cocinera? - Preguntó de misma manera
Alessia no sabía lo que estaba haciendo, se acostumbró tanto a devolver los coqueteos de las personas que hasta ya parecía que lo hacía automáticamente. Demetri se sorprendió al verla hacer eso pero siguió.
- Si. - Admitió.
La híbrida sintió su corazón acelerarse al recibir aquella respuesta. El se acercó un poco hasta sentir la respiración de la híbrida. Ella se relamio los labios inconcientemente haciendo que el vampiro se sienta aún más atraído a querer besarla.
- ¿Alessia? - Amadeo tocó la puerta de la cocina haciendo que ambos se separen rápido reaccionando a lo que estaban por hacer. El híbrido entró a la cocina viendo todo el desastre. - ¿Qué hacen? - Preguntó divertido sin tener la más mínima idea de lo que acababa de interrumpir. - Félix me dijo que venga a besar a Demetri.
Los presentes soltaron unas cortas risas sabiendo que el vampiro era capaz de decir eso.
- Estamos haciendo pastel, ya terminamos. - Su hermana se apoyó en la mesa con sus brazos a sus costados señalando el pastel a su lado.
- ¿Pastel? ¿Tú? - La señaló con un deje de burla.
- Cocina terrible pero yo la ayude. - Defendió el vampiro.
Amadeo se acercó para probar el pastel dándole la espalda a los dos restantes quienes se miraron sin querer al recordar lo de recién. La híbrida fue La primera en apartar la mirada para ver a su hermano.
- Esto está buenísimo. - Alagó con la boca olena - No es como los de Sulpicia pero para ser su primero esta muy bueno.
- Gracias. - Suspiró. - Hablando de mamá iré a verla, los veo luego. Además debo ducharme, tengo restos de comida en el cabello. - Se quitó el mantel para irse sin esperar respuesta.
Demetri la vio alejarse, no sabía que sucedería la próxima vez que la vea al rostro, al menos sabía que tenía una pequeña oportunidad.
En el jardín estaban paseando Alessia y Jane. La híbrida había evitado a Demetri el resto del día, no sabía que haría el, pero ella quería dar por olvidado aquel casi-beso.
- Quedate ahí. - Ordenó la híbrida sacando su cuaderno de dibujo.
- Bien. - Se limitó a contestar sentándose sobre una banqueta.
Alessia iba a pintar a Jane, tenía ganas de hacer un retrato detallado a lápiz, los cuadros que hable con eran de memoria, ahora quería probar con una modelo delante de ella.
Para la vampiro no era importante estar horas en la misma posición, después de años sin saber que hacer con su inmortalidad era fácil estar horas en la misma posición tratando de pasar el tiempo.
- Jane. No te muevas pero... tengo una pregunta. - La nombrada dió un gruñido en aprobación. - ¿Aceptas a Amadeo como tú tua cantante?
La vampiro estuvo pensando en eso últimamente, no sabía que hacer respecto a aquel tema, estaba empezando a desarrollar sentimientos por el híbrido a pesar de no demostrarlo.
Antes de que pudiera contestar, Alec llegó con ellas con el ceño fruncido.
- ¿Desde cuando te dejas pintar? - gruño con una ceja enarcada.
Las dos mujeres voltearon a verlo, Alec era el que siempre demostraba su molestia cuando le hacían algo a su hermana.
Jane miro a la híbrida, luego miro a su hermano. En su mente se revivió la pregunta de recién, estaba por abrirse con la híbrida olvidando que era una asesina en serie, estaba pensando en sus sentimientos hacia el híbrido, estaba cambiando.
- Creo que me estoy haciendo blanda por los híbridos. - Admitió con disgusto. Se levantó de su lugar enojada con ella misma para irse adentro.
- Gracias, Alec. - Agradeció con sarcasmo su amiga. - Ahora quedó mi retrato a la mitad.
- No te quejes, tú le hiciste una especie de brujería a mi hermana. - Gruño saliendo de allí.
Ahora se había quedado sin retrato, sin respuesta a su pregunta, y con un mejor amigo más gruñón de lo normal. Había tenido un día bastante complicado.
Amadeo estaba en la biblioteca jugando a las cartas con su hermana. Decidió contarle a su hermana de la vez que arregló aquella caja de música con la vampiro, tenía que contárselo a alguien o estallaria de alegría en cualquier momento gritandolo a los cuatro vientos.
- Ayer hable con Jane, le pregunté que onda contigo pero Alec interrumpió, aún así creo que estaba por admitir que siente algo por ti. - Le contó.
Su hermano dejó de jugar para mirarla shockeado, eufórico. Sin darse cuenta estaba empezando a apretar las cartas de su mano logrando que salgan volando, haciendo que su hermana sonria.
- ¿Deveritas? - Preguntó como el burro de Shrek
- Deveritas, deveritas. - Aseguró.
El híbrido se levantó de un saltó empezando a saltar por toda la biblioteca mientras sonreía como bobo enamorado.
- Te dije una vez que se casaría conmigo. - Sacó su cabeza por el lado de un estante. - No estoy muy lejos de cumplirlo.
- Amadeo, no te ilusiones tanto, te puede costar hasta cien años. - Le dió una sonrisa triste, no quería que su hermano sufra por amor.
- Incluso si me toma mil años la conquistare. - Dijó con toda la seguridad del mundo.
Su hermana sonrió al verlo tan feliz, ella sólo deseaba que el tenga lo mejor del mundo, incluso si eso sea que quiera a la psicópata de Jane.
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