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22

Crecimiento pausado

Frente a ellos aparecieron dos siluetas. Un hombre de unos veintiún años aparente, de cabello castaño amarrado en una coleta, tenía el cuerpo bastante trabajado el cual relucia un bronceado en su piel; a su lado había una mujer que tenía el cabello con hermosos rulos levantandolo, misma piel bronceada al igual que el muchacho, la diferencia era que ella tenía ojos color carmesí. Ambos estaban vestidos con ropa de aborígen.

- ¿Nahuel? - La voz de Amadeo hizo eco en todo el bosque.

El hombre pareció sorprenderse por escuchar su nombre de los labios de un desconocido.

- ¿Son hibridos? ¿Son hijos de Joham? - Preguntó después de largos minutos de silencio.

- No, somos hijos de otro padre pero si somos híbridos. Te venimos a buscar por ayuda. - Tomó la palabra su hermana.

Era algo común en ellos el que la voz de ambos sea Alessia. Ella era alguien que ante los ojos ajenos merecía y emanaba respeto, era fría, directa pero siempre tenía las palabras correctas para expresarse.

- ¿Qué necesitan? - De un segundo a otro su cuerpo pareció relajarse ante la información dada, pareciera ser que no le fascinaba la idea de que aparezcan más hermanos.

- Queremos pausar nuestro crecimiento.

Huilen se había mantenido en silencio, escuchando todo lo que decían atenta, parecía analizar cada letra de cada sílaba que decían con detalle.- ¿Por qué habríamos de ayudarlos?

- No tienen razón para hacerlo, pero nosotros no conocemos a otro híbrido, sabemos de una chica pero no es mayor que nosotros según tenemos entendido. En cambio ustedes saben más a fondo sobre el tema. - Caminó hasta ponerse al lado de su hermano abrazando su cintura mientras el la abrazaba de igual manera.

No sabían como convencerlos, sólo quedaba que los ayuden por humildad, que quisieran hacer su obra de caridad del día. Si decidían no ayudarlos sólo les quedaría ir a por Joham, padre de Nahuel.

- Los ayudaremos.

En el camino habían hablado sobre su historia con Nahuel, era el que más interés demostraba por los híbridos, su tía se mantenía al tanto pero no hablaba demasiado a menos de que sea para corroborar en alguna historia que contaba su sobrino.

El híbrido resultó ser todo lo contrario a lo que creían, era una persona bromista al igual que ellos, era bastante amable a pesar de demostrarse de manera ruda a principio. Huilen era más estricta.

Ambos tenían una vida de nómadas, la mayoría del tiempo viajaban de Brasil a Chile y viceversa. Eran los territorios en los cuales más conocimiento tenían.

Cuando se cruzaron con ellos habían vuelto de Brasil, les pareció bastante cómico que habían estado en el mismo lugar sin darse cuenta.

Al parecer el chico tenía un enamoramiento por la misma híbrida la cual era prima del clan Denali pero que estaba luchando por su corazón contra un metamorfo que se había imprimado de ella.

Se sorprendió cuando le contaron que eran parte del clan Vulturi, incluso su tía había hablado sobre que les había extrañado la manera tan simple en la que su clan los había dejado irse en aquella guerra, ahora todo les cuadraba.

- ¿Como haremos para frenar nuestro crecimiento? - Amadeo caminaba del lado derecho de Nahuel, hablando como si fueran amigos de toda la vida.

- Primero que nada ¿Alguna vez probaron sangre humana?

Con sólo la mención del delicioso líquido rojo logró que ambos hermanos se tensaran. No lo habían echo pero varias veces habían tenido tentaciones por probarla.

- No, sólo sangre animal. - Se rascó la nuca incómodo.

- Ya veo, bueno les explico. - Siguió con la caminata. - Tienen un lado humano el cual los deja alimentarse de comida, les permite respirar, tener un corazón que late y el tener sangre corriendo por sus venas; pero su lado vampiro los deja poder beber sangre, aguantar la respiración por más tiempo de lo normal, latidos lentos sin llegar a morir al igual que lograr que su sangre se disminuya a un veinte porciento.

>> Es por eso del que los vampiros no tienen sed por nuestra sangre, les es difícil olerla al ser tan poca cantidad en nuestro cuerpo pero en todo caso de que logren beberla nunca se llenarían. Nuestro olor es igual al de un vampiro peor también puede ser igual al de un humano. Nuestros latidos pueden ser tan lentos que hasta una máquina de hospital no lograría escucharlos.

>>Para conseguir frenar su crecimiento necesitan reprimir el lado humano. - Concluyó.

Los hermanos caminaron tratando de procesar la información innecesaria que lee había dado el híbrido.

- Aja. - Se relamio los labios para después porderse el labio inferior.

- Ya, pero ¿Cómo hacemos eso? - Preguntó su hermana con obviedad viendo que no respondió a la pregunta.

- Primero, deberán darle a su lado vampiro todo sus gustos para que tome la mayor parte del control, eso implica beber sangre... Humana.

A ambos hermanos no les gustaba la idea. Habían estado en un Volterra con vampiros de ese tipo de dieta, pero eso no significaba que estaban de acuerdo. Ellos utilizaban a una de las vampiro para que se haga pasar como una guía de turistas al rededor del castillo. Les daba un recorrido a través de una parte del lugar hasta llegar al trono de los reyes donde allí los encerraban para que el clan se alimente.

Lo peor de todo eso era que no llevaban sólo adultos, los turistas eran desde niños de dos años hasta ancianos de noventa. Cuando les tocaba alimentarse los híbridos estaban los suficientemente lejos para no escuchar sus gritos de horror.

Pero no les quedaba de otra, si querían quedarse a esa edad, eso harían. Si iban a estar el resto de la eternidad de una manera querían que al menos sea con la apariencia de unos dieciocho años.

Así que allí se encontraban. Cazando a unos campistas en medio de el bosque de Chile.

- ¡Oye amigo trae unas cervezas! - Gritó un joven que no parecía ser mayor de treinta.

Eran al rededor de las cuatro de la madrugada. Estaban acechando a unos hombres que estaban de campamento. Había seis de ellos, dos parecían de unos veinticinco mientras otros dos parecían de treinta, uno parecía ser de diescisiete mientras el último era aún más joven.

- Ustedes pueden. - Alentó Huilen empezando a caminar por donde se había ido el que parecía ser más joven.

- Háganlo. - Alentó su sobrino yendo a por uno que estaba dentro de una de las tiendas.

- Nosotros podemos. - Se alentaron ellos mismo empezando a correr a donde estaban el resto al rededor de una fogata.

Caminaron con total normalidad hasta llegar frente a ellos quienes los miraron entre sorprendidos y desconfiados.

- ¿Que tal? ¿Vienen a divertirse? - El olor a alcohol de su aliento llegó a ellos. - ¿Compartes a esa chica?

Esa última oración fue suficiente para que en los ojos de Amadeo aparezca el mismo fuego del infierno. Sin remordimiento alguno se lanzó sobre el hombre, nadie se insinuaba de esa manera sobre su hermana, sobre ninguna mujer, sobre nadie.

Los gritos del hombre le dieron luz verde a los otros nómadas para que se acerquen a sus presas. Alessia corrió hasta llegar a uno de los hombres para drenarlo, el sabor metálico se deslizaba por su garganta aliviando el leve ardor que sentía.

Los hermanos habían perdido todo rastro humano en su mirar, sus ojos parecían ser de la misma noche, sus gargantas tenían una cascada de sangre bajando por dentro de ellas, su lado vampiro estaba saliendo a la luz mientras el humano se reprimia.

[•••]

Cada paso que daban en su viaje con la compañía de los nómadas era una nueva experiencia cada día. Habían cazado humanos a pesar de años atrás jurar nunca hacerlo pero en ese entonces no sabían lo placentero que era hacerlo.

Su dieta ya se había cambiado rotundamente, a duras penas comían lo que se acostumbraba, ahora sólo cazaban deliciosos humanos. Pero no cualquiera.

Los humanos que drenaban ni siquiera merecían el título de humanos, en su mayoría eran adultos que decían o intentaban hacer cosas obscenas sobre Huilen y Alessia, los cuales eran cazados sin culpa alguna por ellos. Tambien eran personas que intentaban lastimar a mujeres en algunos callejones.

En una de esas cacerías, Alessia, había encontrado a una de sus muchas tuas cantantes. Ella había olido el hermoso olor kilómetros atrás, era una chica de cabello rubio fresa, ojos verdes, labios rosados fuerte con piel pálida y varias pecas.

Alessia se había quedado plasmada con la belleza natural que tenía esa muchacha, incluso pensaba en lo más hermosa que llegaria a verse convertida pero esa idea fue descartada cuando sintió su olor. Tenía un aroma a rosas, té de vainilla y libros, su sangre le pedía a gritos que la beba. Sin poder evitarlo lo hizo.

Nunca había sentido tanto placer, no había placer alguno que pueda llegar a ser comparado con beber la sangre de una tua cantante.

Los nómadas estaban orgullosos de lo fácil que era para ellos aprender, los seguían a todos lados sin protestar. Huilen poco a poco empezó a abrirse más con los híbridos, incluso les llegó a agarrar cariño mientras su sobrino cada día sentía una leve atracción por Alessia y desarrollaba una gran hermandad con Amadeo, era el hermano que siempre quiso tener y viceversa.

- ¿Las híbridas pueden embarazarse?

La pregunta logró que su hermana se atragante con su propia saliva.

- ¿Embarazaste a tú hermana?

Ahora fue el turno de Amadeo de ahogarse con su propia saliva al escuchar la pregunta de Huilen.

- ¡No! - Gritaron horrorizados.

- ¿Entonces?

Aveces les sorprendía el poco tacto que tenía la vampiro al preguntar cosas, pero ella era cien años mayor, venía de una tribu que en ese entonces no tenía civilizacion.

- Era por curiosidad. - Su rostro de espanto le provocó una risa al tercer híbrido.

- No lo sabemos. Las hermanas de Nahuel son quienes tendrían respuesta a esa pregunta pero dudo que tengan relaciones con alguien, están demasiado concentradas en el plan de Joham sobre crear la nueva raza. - Escupio con veneno el nombre del hombre.

- Aún así lo dudo. - Siguió la respuesta el híbrido al ver como su tía se ponía de mal humor con sólo recordar a el vampiro. - Después de todo siguen siendo mitad vampiro lo cual las haría como mujeres infertiles. En cambio el hombre no.

- ¿Pero los cadáveres no podían embarazarse? Preguntó nuevamente.

- ¿Me acabas de llamar indirectamente cadáver? - Su hermana le envió una mirada ofendida.

- No eres la única, a Huilen también. - Agregó el tercer híbrido.

Ambas mujeres quedaron boquiabiertas.

[•••]

Ya pasaron cuatro meses con la compañía de los nómadas, se estaban quedando en una parte del bosque con campañas para que los híbridos duerman pero lo hacían cada cinco días. El máximo que habían estado sin dormir era una semana, después ya empezaban a tener sueño. La dieta de sangre paso a ser cada cuatro días.

En su campamento había un árbol clave, el cual demostraba si tenían crecimiento, allí se encontraban.

- Ya no hay crecimiento.

Después de meses de reprimir su lado humano podrían decir que ya tenían la apariencia que buscaban, su propósito de viaje ya se había cumplido.

Su viaje a través del mundo, sus aventuras a lo largo de su gira se habían acabado, ya tenían todo lo que habían deseado, pero... seguían incompletos. Aún así sabían lo que les tocaba hacer. Volver.

- Alex

- Amadeo

Se miraron con una mezcla de alegría pero sonrisas tristes.

- ¿Volvemos a casa?

- Volvemos.

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