Cambia - Formas

Habían decidió hacer el viaje a Córdoba en auto, querían realizar varias actividades de las películas que habían visto. Hacer un viaje de horas con música al máximo volumen era una de esas.

Así que mientras Amadeo manejaba y Alessia iba de copiloto, iban cantando canciones que aparecían en la radio.

- Let's raise a glass or two. To all the things I lost on you - Alessia cantaba a todo pulmón.

- Tell me, are they lost on you. Just that you could cut me loose - Siguió el canto su hermano quien bailaba mientras usaba el volante como tambor.

- After everything I've lost on you. Is that lost on you? - Terminó de cantar para que se unan en un coro.

- Is that lost on you? ¡Ohhh! - Canturreaban con todo el aire de sus pulmones.

En definitiva amaban las canciones que pasaban a pesar de que no se parecían en nada al ritmo o la letra, pero eso les importaba poco mientras pudieran cantar juntos.

Eran horas de viaje cantando sin cansarse, disfrutaban al máximo el momento.

I'd walk through fire for you. Just let me adore you - Amadeo podía manejar y cantar tranquilamente al estar la carretera desierta sin correr peligro de tener un accidente.

- Oh, honey ¡Ahhhh ahhh ahhh! - Se unieron al coro.

- I'd walk through fire for you. Just let me adore you - La híbrida bajó la ventanilla del automóvil para sentarse sobre la ventana y sacar los brazos mientras cantaban.

- Like it's the only thing I'll ever do. Like it's the only thing I'll ever do - La música con el coro de ambos sonaba en eco por toda la carretera y el campo que los rodeaba.

No podían pedir más nada que no sea la compañía del otro, a pesar de estar vacíos por dentro no podían sentirse más completos al estar tan solo ellos dos, sólo ellos en compañía del otro.

- Son tus ojos marrones. Esa veta verdosa. - Ambos cantaban en pose de divas.- Es tu cara de niño. Y esa risa nerviosa. I'm addicted to you. - Parecía que se lo dedicaban a alguien cuando en verdad sólo lo hacían para sentirse dentro de un vídeo músical - Porque es un vicio tu piel. Baby I'm addicted to you. Quiero que te dejes querer.

Llegaron a la provincia de Córdoba donde tuvieron que adentrarse al bosque, allí había una pequeña cabaña con una habitación, un baño, sala y cocina.

Los hermanos aún seguían con la costumbre de dormir juntos, esperaban seguir con eso durante varios años.

- Muy bien, ¿Qué hacemos, Alex? - Preguntó tirándose sobre el sillón.

- Podemos ver películas, jugar damas, ir a recorrer el bosque... - Iba a seguir pero fue interrumpida.

- Bosque.

- ¿Bosque?

- Bosque.

Sin decir más nada ante la seguridad de las palabras de su hermano, levanto las manos en señal de paz para ir a cambiarse.

Ambos se pusieron ropa deportiva para estar más cómodos así ir a dar unas vueltas por los hermosos árboles que rodeaban la cómoda cabaña.

Ambos caminaban con total tranquilidad, si se perdían sólo tendrían que trepar algún árbol hasta la copa para ubicarse.

Aveces parecía que ambos compartían pensamientos o simplemente eran tan parecidos que pensaban sobre los temas al mismo tiempo. Pensaban en el híbrido.

Eh de decir que ambos tenían conocimientos de la vida del híbrido gracias a los Denali. Cuando había terminado su encuentro, el Mapuche les había contado bastante de su vida. Como su família, su don, su raza.

El híbrido se llamaba Nahuel y vivía una vida de nómadas con Huilen, su tía, ambos se alimentaban de humanos a pesar de que el tuviera la opción de comida humana, pero el estar en medio del bosque era más fácil cazar a algún turista perdido.

La madre de Nahuel había quedado embarazada por un vampiro que se hacía pasar por un "ángel". Para la mujer eso era creíble ya que nunca había visto o escuchado de un vampiro. Además de ser de ojos rojos con piel pálida, cuerpo perfecto y belleza sobrenatural ayudaba a su fachada de ángel caído del cielo.

Cuando la embarazo, desapareció. Su tía, la hermana de la mujer, Huilen, cuando le contó sobre sus encuentros supo al instante de que era un vampiro así que al ver que su hijo era progenitor de un monstruo se la llevó al bosque porque la humana insistía en tener al bebé.

Huyeron de su tribu para poder dar a luz sin que maten al niño, cuando llegó el día del parto, la mujer murió y el bebé al salir mordió a su tía, convirtiéndola.

Con el paso de los años apareció el vampiro, padre de Nahuel, pidiéndole que vaya con el. Al parecer el hombre ya había tenido tres hijas híbridas además de el, se autollamaba el creador de la nueva raza. Aún así Nahuel se negó a ir con el por haber utilizado a su madre como una incubadora y luego dejarla morir.

Nahuel tenía el don de un veneno en su saliva mientras Huilen no poseía alguno, y vivían en Chile.

Un crujido de rama los sacó de sus pensamientos.

- ¿Oiste eso? - Preguntó asustada.

- Si. - Se limitó a contestar.

Sabían que podría ser algún animal, pero estaban en un lugar perfecto para que haya un clan de vampiros o una manada de metamorfos.

A pasos sigilosos se acercaron. Delante de ellos había un precioso venado alimentándose de pasto. Era una hermosa imagen.

El estómago de ambos rugió dando a entender que tenían hambre.

- ¿Y si...? - Preguntó a su hermana sin terminar la oración, sabía perfectamente que se refería a tratar de cazar el animal.

- Podemos probar.

Dieron un paso para acercarse al animal, después otro y otro, hasta que cuando estaban bastante cerca el animal levantó la vista.

- Shh, sh, sh. - Amadeo levantó la mano intentando que el animal no se asusté. - Tranquilo.

Un paso en falso de Alessia provocó que el animal se asusté. Empezó a correr lejos de los hermanos pero ellos se sonrieron mutuamente para después seguirlo.

Se sentían como en la cacería que les habían enseñado los Denali. Corrieron hasta adelantar al animal donde lo tomaron del cuerpo para frenarlo.

- Primero las damas.

- Entonces deberías ir tú primero. - Se burló. El rodó los ojos mientras su hermana se acercaba.

Dudosa clavó sus colmillos en el, succionó cada gota del cuerpo, el ardor de su garganta se calmó mientras su cuerpo parecía relajarse.

- ¡Por Lucifer! Que delicioso. - Se limpió la gota que caía de su labio.

- Mi turno.

Siguieron corriendo hasta que ante sus ojos apareció un zorro.

- Subete al árbol, no quiero que tus pasos lo asusten. - Indicó a su hermana quien Bufó indignada.

Se trepó al árbol con total sigilo, subió unos cuatro metros para poder estar con una buena vista. Su hermano en un rápido movimiento tenía al zorro en brazos.

- Provecho. - Murmuró para si mismo antes de clavarle los colmillos.

Amadeo tenía la misma sensación que tuvo su hermana minutos antes pero su almuerzo se vio interrumpido por un golpe.

- ¡Cuidado!

A las fosas nasales de Alessia había llegado un olor a perro mojado que no era para nada agradable, segundos después su hermano fue embestido por un lobo gigante, un cambia-formas.

Bajó del árbol de un saltó recibiendo un empujón de otro lobo, ella se estampó contra un árbol soltando un quejido.

Al levantar su mirada pudo ver una manada de metamorfos, eran unos siete. El que estaba más adelante era de un color marrón oscuro, el alfa.

Ella se levantó para acercarse a paso inseguro a su hermano. Por cada paso que daba un gruñido salía de cada lobo que los observaba.

Los habían visto beber la sangre de un animal, dudaban que pudieran safarse de eso hablando como seres sobrenaturales civilizados.

- ¿Usamos nuestro don? - Preguntó en un bajo susurró.

- Si.

Después de esa contestación, el alfa estaba retorciendose en el suelo chillando de dolor, los demás lobos viendo eso tomaron carrera para atacarlos.

Los hermanos corrieron sintiendo los pasos de los lobos detrás de ellos.

- ¡Sube a los árboles! - Gritó Alessia.

Su hermano no se hizo de rogar, trepó rápido un árbol mientras en unos adelante su hermana estaba sobre las ramas de uno, estaban varios metros arriba mientras los metamorfos saltaban para intentar morderlos.

- ¿Qué hacemos? - Preguntó el con terror.

- Matarlos.

Ambos usaban sus dones con dos lobos a la vez viendo como empezaban a quejarse mientras se retorcian de dolor el en suelo, mientras escuchaban sus huesos quebrarse.

- ¡Vienen más! - Avisó a su hermano al oler el aroma de perros desde el este.

Ambos empezaron a correr sobre los árboles hasta alejarse un poco, pegaron un saltó para correr en tierra ya que era más cómodo que ir dando saltos los cuales en un mal movimiento los perjudicaría.

Corrían con toda la fuerza que tenían en sus cuerpos. Amadeo volteó viendo como los lobos les pisaban los talones mostrando sus afilados colmillos.

- ¡Alex!

Un lobo de color rojizo había aparecido a un costado tirándose sobre su hermana. El saltó sobre el animal, rodeandolo con sus brazos mientras rodaban por el césped. Quebró al animal pero un mal movimiento provocó que este le rasguñe el ojo.

- ¡Amadeo!

El enojo la consumió al ver a su hermano gritando de dolor. Usó su don con el lobo, tanto odio tenía acumulado en ese momento que lo mató en menos de un segundo.

Corrió para pasar un brazo de su hermano sobre sus hombros y trepar un árbol, lo suficiente alto para que los lobos no lo alcanzen.

- Lo siento tanto. - Susurraba con dolor mientras tenía una mano sobre la herida de su hermano.

- Alex. - Gimió de dolor mientras arqueaba la espalda apoyándose contra el árbol.

Los lobos lograron alcanzarlos, al llegar vieron al integrante de la manada muerto pero ya en forma humana mientras veían a los hermanos manchados de sangre.

Allí los lobos se confundieron, los habían lastimado incluso matado sin tocarlos, pero tenían sangre. Tres de los lobos se alejaron volviendo en forma humana.

- ¿Qué rayos son? - Les gritó uno de los muchachos.

- ¡Maldito pulgoso somos híbridos! - Podían jurar que ella tenía humo saliendo de sus orejas. - ¡No matamos a ningún humano sólo a animales! ¡Nos atacaron sin pensar maldito perro!

- ¡Ustedes mataron a uno de los nuestros!

- ¡No hubiera sucedido si ustedes hubieran hablado como gente civilizada! - Volvió a pasar un brazo de su hermano por sus hombros para bajar del árbol. - ¡Si no les molesta malditos chuchos debo llevarme a mi hermano!

Los lobos le gruñeros por todos los apodos que les había puesto pero no hicieron nada, los dejaron irse a regañadientes por una orden del alfa. Después de todo la chica tenía razón.

Al llegar a la cabaña, Alessia sentó a su hermano y corrió por vendas para curar la herida. Eran híbridos, eran difíciles de lastimar pero un rasguño de metamorfo bastante profundo era también complicado de curar.

- Lo siento tanto - En todo el camino no paró de disculparse, tenía en mente que había sido su culpa aún que no sabía muy bien que parte de todo.

- Ya para de disculparte Alessia.

Ella se sentó a su lado en el sofá empezando a limpiar la herida, quitar la sangre para ver si había sufrido heridas en el ojo.

Para suerte de Amadeo no había llegado a lastimar su visión, había sido un rasguño profundo en su ojo derecho. Terminó de limpiar la herida para dejar que su cuerpo lo cure sólo.

- ¿Crees que deje marca? - Preguntó frustrado.

- Si te soy sincera creo que si. - Admitió apretando sus labios en una línea fina. - Recuerda que no hace magia la curación, es lo mismo que si te cortas un brazo. El brazo no va a crecer de nuevo, sólo va a cicatrizar.

El asintio algo desganado.

- Malditos perros. - Maldijó apretando los dientes.

- Tranquilo, al menos no nos mataron.

Alessia aún seguía con el miedo en su cuerpo, no había sido un encuentro para nada lindo, los dejaron en paz por ver la sangre que tenían pero si no hubiera sido así...

- No te lamentes, no fue tú culpa, Alex. - Su hermano la sacó de sus pensamientos al ver que ella empezaba a dejar caer sus lagrimas - Estoy bien.

- Por poco no. - La voz se le empezaba a quebrar, el pánico que sintió al casi perder su hermano no tiene comparación.

Se fundieron en un brazo para intentar calmar la adrenalina de sus cuerpos, ella temblaba del terror mientras el lloraba en silencio. Nunca habían tenido un encuentro tan cerca de la muerte o si quiera haber estado en una pelea que no fuera entrenamiento.