14
Vendetta
- ¡Pancho!
Los híbridos habían vuelto de la cena bastante cansados, decidieron que a penas llegarían se acostarian para caer en los brazos de Morfeo.
Cosa que no lograron hacer.
Pensaron que su querido perro estaría esperándolos, como se les hizo costumbre, encima de la almohada de Alessia, pero no. Lo buscaron debajo de la cama, pero tampoco, terminaron por dar vuelta la habitación sin resultado alguno.
Garrett estaba abajo mordiendose las uñas de los nervios mientras Kate estaba quieta cual estatua sin saber que hacer. Eleazar no sabía si reír o llorar mientras las mujeres restantes estaban confundidas.
Los mellizos bajaron las escaleras con algunas lagrimas de desesperación. Buscaban a Pancho por toda la cocina hasta llegar a la sala.
- Tío Eli... ¿Dónde está Pancho? - Podían notar como la niña tenía un nudo en la garganta.
- No lo sé, cachorra. - Se limitó a contestar viendo de reojo a los vampiros que se morían por dentro.
- ¿Mamá Kate, papá Garrett? - Ahora Amadeo los miraba tenso esperando respuesta alguna.
- ¿Si, cielo? - Fingió inocencia la rubia.
- ¿Dónde está Pancho? - Podían escuchar como su corazón empezaba a acelerarse.
- Ehh... - Garrett miraba cualquier cosa evitando hacer contacto visual con los híbridos. - El... - Se rasco la nuca nervioso.
- ¿Te lo...? - No pudo ni si quiera terminar la oración.
Garrett les dirigió una mirada de culpa.
Ellos se llevaron las manos a sus pechos soltando gritos ahogados demasiado agudos. Un tic apareció en el ojo derecho del híbrido mientras su hermana tenía cara de espanto.
A causa de que el vampiro haya bebido la sangre de su pequeño cachorro parecía estar en el blanco de los niños quienes les dirigían miradas decepcionantes cada que chocaban sus ojos.
Un gritó se escuchó por toda la casa para que después Garrett salga con toda su ropa de color rosa fosforito. Dirigío una mirada a los híbridos pero ellos sólo lo miraron con decepción.
No le dirigian la palabra por nada del mundo y todos notaban eso, por parte les divertía pero por otro lado les daba pena el castigo que le ponían al vampiro.
Los hermanos corrieron a la biblioteca de Garrett donde harían su siguiente broma.
Cada libro tenía escrito en la tapa "Vendetta" y debajo una foto de pancho, ambas cosas no podrían quitarse sin romper los libros. Al leer las páginas tenían escrito en el centro "Pancho" de color rojo y en letras grandes tapando la mitad de la lectura.
- ¡Los libros no! - Se escuchó otro grito del vampiro.
Cabe agregar que cada tres días el vampiro tenía el cabello de distintos colores, no sólo le ponían tintura al shampoo sino que también al acondicionador. Al jabón le ponían una capa de esmalte para que a la hora de utilizarlo no funcione.
Cuando el vampiro estaba distraído lo llenaban de miel, para que vaya a bañarse y de la desesperación que sentía por limpiarse no recordaba las tinturas en el shampoo.
También ponían talco en el secador de cabello para que cuando quisiera secarse terminará bañado en el polvo blanco.
El vampiro ya estaba más que cansado de la cruz que le habían echo los híbridos, pero explotó al momento en el que ellos casi le cortan un mechón de cabello.
- ¡Le ponen una mano encima a mi cabello y les cortó las manos!
Se dió la vuelta para encarar a los híbridos quienes sonrieron inocentes para irse a la cocina. Garrett resolpló para ir detrás de ellos.
- Ya, lo siento, cachorros ¿Pueden hablarme? - Suplicó mirandolos con ojos de perro regañado.
- ¡Te comiste a Pancho! - Le gritaron al unísono.
- ¡Lo siento! - Les devolvió el grito.
Ellos sólo desviaron la mirada para comer lo que recién les había servido su tía Carmen. Garrett se fue a acostarse en el sofá arrastrando sus pies.
- Ya pago suficiente ¿no creen? - Su tía los miraba con compasión.
- Tía Cissy, le quitas la diversión a la venganza.
La miraron con reproche para terminar su plato de comida. No odiaban a Garrett, es mas ya lo habían perdonado, se dejó llevar por el impulso, no podían hacer nada, pero aprovechaban para hacerle bromas.
Era ya el cumpleaños número cuatro de los pequeños.
Ellos estaban durmiendo plácidamente en su cama sin darse cuenta de los vampiros que estaban a su al rededor esperando a levantarlos.
Eleazar y Garrett estaban con huevos y harina en sus manos esperando a la señal de la matriarca. Carmen sostenía un pastel y Kate tenía una cámara para capturar el momento.
- ¡Ahora!
Los híbridos se levantaron por el grito, lo siguiente fueron los huevos estampandose contra el centro de sus cabezas, la harina pegándose de manera asquerosa con los huevos y un flash que llegaron a escuchar a causa de no poder ver por la harina en sus ojos.
- ¡Feliz cumpleaños! - Gritaron al unísono.
Sus pechos se apretaron ligeramente al sentirse tan queridos por el clan, era como estar de vacaciones en la casa de unos primos.
Cuando creyeron que habían terminado. El pastel que sostenía Carmen fue a estamparse directo a sus rostros.
¡Feliz cumpleaños a ti!
¡Feliz cumpleaños a ti!
¡Feliz cumpleaños híbridos pesados!
¡Feliz cumpleaños a ti!
Cantaron al unísono los hombres de la casa provocando carcajadas en el resto. Se levantaron para abrazarlos, llenandolos de harina y huevo pero con risas de por medio.
- Ahora vayan a bañarse que otro pastel los espera abajo. - Avisó Tanya con una sonrisa.
Se fueron a bañar para ponerse la ropa que les habían dejado. Amadeo tenía un shean ajustado color negro con una camisa blanca mientras Alessia tenía un vestido verde por abajo de las rodillas.
Al bajar todos estaban vestidos más elegantes que un día normal, aún así no lo suficiente ya que seguían estando dentro de casa y preferían algo cómodo.
Encima del sofá había varios regalos, sobre la mesa habia un pastel de chocolate para los híbridos.
- No hacía falta - Estaban felices pero no querían ser una carga para el clan.
- Claro que si, nosotros hace décadas dejamos de festejar nuestro cumpleaños pero ustedes no. - Tanya los miraba con un cariño que era más que reconfortante - Feliz cumpleaños, cachorros.
Ellos la abrazaron sin dudarlo y ella los recibió gustosa.
Pasaron la tarde entre risas incontrolables a causa de los malos chistes que soltaban.
Los híbridos habían sentidos varias puñaladas ese día, pero no les daban atención por que de alguna manera el haber conocido al clan Denali los había calmado de alguna manera. Tal vez era el que necesitaban salir y conocer más gente, el dejar de estar encerrados, no tenían una respuesta correcta, pero querían creer que era eso.
Les encantaba ver como Eleazar contaba malos chistes y Carmen se reía sin poder evitarlo, para ella hasta el más absurdo comentario de su compañero sería motivo para reírse.
También estaban fascinados con Tanya, la veían casi como una abuela a pesar de lo joven que era físicamente, ella los trataba con un amor que sólo ella sabía demostrar.
Pero la admiración que sentían al amor que se tenían Garrett y Kate era más grande, no podían dejar pasar la manera en la que se miraban, cada vez que conectaban miradas podían hasta llegar a ver un brillo especial en sus ojos. Su amor era más que profundo.
- Tengo hambre. - Murmuró Amadeo viendo el delicioso pastel que reposaba sobre la mesa.
- Siempre tienen hambre. - Se quejó Eleazar.
- Eso no es cierto - Se defendió la híbrida - Yo no tengo hambre, yo tengo sueño.
- Es cierto, parece ser la droga de ambos. - Se rió divertido Garrett recibiendo un golpe en la nuca de su pareja.
- Que mal ejemplo para unos niños. - Lo regaño.
- Igual tiene razón, uno come hasta atragantarse y la otra duerme más que la bella durmiente. - Dijó entre risas el híbrido.
- Concuerdo. - Lo señaló dándole la razón Carmen.
Para finalizar el cumpleaños de los híbridos decidieron hacer una de sus actividades favoritas, pijamada.
Amadeo estaba con los hombres en una parte de la casa jugando a videojuegos o charlando. En la habitación estaban las mujeres.
Tanya estaba acostada sobre la cama mientras Carmen estaba parada buscando una película, Alessia se dejaba peinar por Kate.
- Dinos cachorra, ¿Ya superaste tú amor por Demetri? - Carmen seguía mirando la televisión en busca de la película.
- ¿Demetri? - Chilló sorprendida la rubia que la peinaba.
- No es amor - Contradijo - Es sólo admiración, pero aún así el me ve como una niña, y tiene razón sólo tengo cuatro años con quince de apariencia. - Se encogió de hombros restandole importancia- Nunca me querría como yo a el, nunca me miraria como yo lo hago, ante sus ojos sólo hay una pequeña niña que hasta con cuarenta años seguira siendo sólo eso, una niña.
Las mujeres compartieron una mirada que reflejaba comprensión, todas habían pasado alguna vez por eso. Incluso podían llegar a entender sus gustos, Demetri no era un feo chico, era apuesto físicamente, hasta su don era increíble.
- El nunca me verá como la mujer que desearía ser. - Murmuró con un deje de decepción.
- Para nosotras ya eres una mujer. - Tanya le dió una sonrisa ladina.
- Incluso con la edad que tienes física y cronológica eres más mujer de lo que podrían ser algunas. - Kate besó su coronilla dando por terminado su peinado.
- Bueno dejemos de hablar del idiota que no ve lo que tiene delante de el, y veamos la película. - Carmen dió por cerrado el tema.
En el piso de abajo estaban jugando a la play. Usaban su supervelocidad para poder usar super movimientos en el juego, hasta creían que el mando podría romperse.
- ¿Es cierto lo de Jane? - Garrett abrió tema de conversación.
Horas antes los híbridos habían contado sobre algunos de sus muchos cumpleaños, al crecer más rápido le festejaban los meses y años de cumpleaños. Tampoco festejaban si día de nacimiento, que era exactamente tres días antes de su nacimiento, en realidad festejaban el día que los encontraron.
El clan no podía creer que Jane había acariciado el cabello del híbrido hasta dormirse incluso llegaban a dudar que les ponga un dedo encima.
- Sip - Se limitó a contestar aún con su mirada en el juego.
- ¿No uso su don contigo después de eso? ¿No te torturó? ¿Nada? - Cuestionó incrédulo sin dejar de ver la pantalla.
- Nou, soy su tua cantante, su futuro compañero de vida, soy hijo de sus maestros incluso soy amigo de su hermano, no podría hacerlo si quisiera. - Contestó con obviedad.
En ese momento, cuando el híbrido a penas contó el primer motivo, habían quedado en shock.
No podían terminar de procesar que el pequeño que tenían a su lado era compañero de la mujer más demente, intimidante, sádica, terrorífica vampiro que existe en el mundo.
El menor aprovechó su trance para ganar la partida. Soltó un gritó de festejo sacando a los vampiros de su shock.
- Ya, ya, ya - Lo tomó del pijama para sentarlo de nuevo en el sofá. - ¿Es en serio? - Su tío lo miraba incrédulo, incluso con pánico.
- Si, no es tan mala como creen. - Los tranquilizó volviendo su vista a la pantalla.
Los vampiros se miraron para nada convencidos. Cualquier vampiro que sepa de la existencia del arma mortal más importante de los Vulturi sabría que es sólo eso, un arma sin sentimientos o pensamientos propios, sólo sabe lo que es matar e incluso lo hace por placer o diversión.
Eleazar había podido conocerla, ni una sola palabra fue la que compartió con esa mujer, ni si quiera una mirada, sólo la había visto de lejos pero nada. Juraba que su hermano era con el único que ella podría compartir más de dos palabras, se ve que se equivocó.
Garrett no los había conocido, sólo había chocado con ellos una vez que fue en la guerra pero después sólo había visto a Demetri una vez. Pero a Jane con la única vez que compartieron miradas le bastó para no querer hacerlo nunca más en toda su inmortalidad.
- Si tú eres feliz - Murmuraron no muy convencidos y con temor. Tambien cierto sarcasmo. Dudaban que llegue a ser feliz con una mujer así de tenebrosa.
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