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13

Pancho

Los Denali estaban más que felices con la nueva compañía que tuvieron estas dos últimas semanas.

Los habían llevado a recorrer todo el bosque, miraban con ternura además de sorpresa a los pequeños chicos quienes admiraban como todo como si descubrieran un mundo nuevo, que era lo que sucedía en verdad.

Los habían llevado a la cima de las montañas vecinas, incluso los llevaban cuando iban de caza para que vean lo que era ser un vampiro con dieta animal. Los hermanos admiraban demasiado a los vampiros del clan, eran más que sorprendentes sus movimientos, la rapidez, el sigilo que usaban cuando iban de cacería.

Kate y Garrett eran los más apegados a los híbridos pero el resto no quedaba atrás, aprovechaban cada segundo para estar con ellos.

- Papá Garrett - Alessia estaba bajando después de su siesta de varias horas.

Ella y Amadeo habían apodado a cada uno de los integrantes. Estaba papá Garrett, mamá Kate, tía Cissy, tío Eli, y tía Tanya.

- ¿Qué sucede, cachorra? - El vampiro no se quedaba atrás, a los pequeños los había llamado por cachorros cuando en una de sus cacerías habían cruzado un perro y estos habían chillando de la emoción al ser el primero que veían.

- ¿No tienes que bañarte antes de que venga mamá Kate? - Le cuestiono divertida enarcando una ceja.

- No, si no se entera. - Le guiño el ojo volviendo a leer el libro que tenía sobre la barra de la cocina.

Largó una risa mientras encima de su cabeza una lamparita imaginaria pareció encenderse, mientras su mente hizo click. Corrió a velocidad híbrida donde estaba su hermano.

- ¿Le hacemos una broma a Garrett? - Le susurró lo suficientemente bajo para que el vampiro de abajo no escuche. Incluso al híbrido le costó escucharlo.

- ¿Qué tienes en mente? - Le contestó de igual manera.

Ella soltó largo una risilla. Tomó el brazo de su hermano y ló arrastró a su armario, al abrirlo la vió buscando entre el fondo de este, sacando ropa a montones hasta que sacó un pequeño frasco con algo dentro de color verde.

- ¿Para que es eso? Mejor dicho ¿Qué es? - Arrugó su nariz viendo aquel líquido.

- Es lo que usaremos. - Le guiño el ojo para ir al baño. - Ahora la pregunta real es ¿Le teñimos el cabello a Garrett? - Su hermano asintió repetidas veces con una sonrisa brillante.

Su hermano la seguía con la mirada hasta que la chica le pidió ayuda, el no se negó.

Terminaron su broma justo a tiempo pues mamá Kate había llegado a la casa con la comida. Al tener niños que si comían, a pesar de tener la opción de cazar animales, debían ir a comprar alimentos y cocinarle a los pequeños.

- ¡Garrett no se baño! - Los niños se pararon detrás de el, acusándolo con sus dedos índice.

- Traidores. - Se giró a ellos con el entrecejo fruncido.

- ¡Garrett! No seas mugrosucio y ve a bañarte. - A la mujer se le pegaban las expresiones que usaban los menores de vez en cuando desde que eran pequeños.

- ¡Ya, mujer! - Se levantó a regañadientes.

El hombre les dió una mirada indignada además de molesta a los niños quienes sonrieron inocentemente. Se fue a bañarse mientras Kate los miraba con una sonrisa.

- ¿Qué quieren comer? Traje bastantes cosas. - Murmuró yendo a la cocina.

Los chicos se compartieron una mirada cómplice que no pasó desapercibida por Eleazar quien estaba sentado detrás en el sofá. El hombre había sido víctima de algunas bromas de los chicos pero le divertía que mayormente iban directo al otro hombre del clan.

Eleazar estaba perfectamente seguro de que la traición a su amigo sobre delatarlo por no haberse bañado había sido con un propósito.

Los híbridos estaban dando su primer bocado a la comida ya servida a velocidad vampirica que les había echo Kate, pero un gritó resonó por toda la casa interrumpiendo su acción.

Garrett bajó con una toalla rodeando su cintura y otra rodeando su cabello, el cual dejaba ver un pequeño mechón de color verde neón. Su mirada estaba penetrando los ojos divertidos de los híbridos.

- Los voy a matar. - Su mandíbula estaba más tensa que nunca, incluso a duras penas pudieron entenderlo. Podían jurar escuchar sus dientes rechinar.

- ¿Cielo? ¿Qué sucede? - Preguntó su compañera entre preocupada y asustada. - ¿Por qué estas en toalla?

El soltó un suspiro a pesar de no necesitarlo. Eleazar se paró de su lugar al ver a Carmen llegar. Se pusieron a un lado de los híbridos quienes tenían sonrisas enormes.

- ¿Por qué no te quitas la toalla de tú cabello? - Todos entendieron lo que sucedía con escuchar la pregunta de Amadeo y el gruñido de Garrett.

- Quitatela. - Apresuró la híbrida.

Kate no pudo con la curiosidad y le quito la toalla dejando ver un Garrett de cabello igual de pintoresco que el de el mismiso Joker.

Carmen como reflejo se llevó las manos a la boca ahogando una exclamación de sorpresa. Eleazar quedó boquiabierto mientras Kate apretaba sus labios para no reírse, pero fue en vano, poco a poco su risa salía. Los híbridos estaban igual que la rubia.

Tanya iba entrando cuando se topó con tal escena. Parecía pez fuera del agua tratando de formular alguna palabra o pregunta.


Todos se encontraban en la sala, habían pasado dos días desde la broma, Garrett recién horas antes había podido recuperar su cabello. El clan aún no superaba ver a su compañero de tal manera, reían sin poder evitarlo cuando lo veían pasar. Empeoró cuando vieron sobre la cocina un cuadro del hombre de cabello verde que los híbridos habían tomado.

- Merecen un premio por tal acción. - Alagó Kate.

- ¡Merecen un castigo! - Su compañero la miraba con total indignación pero diversión.

- No seas chillón, fue divertido. - Se alejó unos pasos para sacar una caja y ponerla sobre la mesa.

Todos miraban la caja curiosos. Era blanca tirando a un gris, tenía pequeños agujeros al rededor de ella con un moño color verde sobre la tapa. Los híbridos miraron confundidos a la mujer pero sólo les dió una sonrisa y se sentó sobre el regazo de su compañero.

Carmen y Eleazar, al verlos dudosos, les dieron ánimos para que abrieran la caja. Ellos a paso inseguro sacaron el moño para después destaparla. Sus caras al ver el interior debieron ser cómicas por las risas que largó el clan.

Dentro había un pequeño perro de raza salchicha durmiendo plácidamente.

- Por Lucifer. - Susurró atónita la híbrida. Miraron a los mayores en busca de respuestas.

- Es suyo. - Contestó Tanya mirando los con ternura. Ellos no sabían que hacer, estaban en total shock. Sus ojos abiertos como platos mientras sus ceños fruncidos.

- Vamos, es un regalo. - Animó Kate.

Con sumó cuidado Alessia lo tomó en brazos mientras unas lagrimas traicioneras se le escaparon. Nunca en su corta vida pensó que le regalarian un perro, menos que fueran los Vulturi, pero se encontraba con un hermoso can que es un regalo de la hermosa família Denali.

- ¿Nuestro? - Preguntó como una niña de dos años.

- Suyo. - Asintió con mariposas en su estómago al verla tan feliz.

Amadeo se acercó a acariciarlo con gran emoción.



Sin darse cuenta ya llevaban otras dos semanas en el clan con su nuevo integrante perruno. Los híbridos no se separaban de el, incluso le hacían un lugar en la cama para que durmiera con ellos.

Los Denali estaban más que alegres, les encantaba tenerlos allí, las bromas que hacían o las risas que sacaban a la hora de su cena.

Veían películas con Eleazar, Carmen estaba más que encantada con Amadeo, le cocinaba todos los desayunos, almuerzos, meriendas, excepto cena ya que eso le tocaba a Kate.

Tanya no estaba tan apegada a ellos como lo estaba su hermana pero le alegraba tenerlos allí, incluso había llegado a olvidar su tonta idea de que llegasen a ser parientes de Edward. Esos pequeños eran demasiado abiertos, amorosos, bromistas e incluso emocionales como para ser hijos de el o Isabella. Incluso diría que parecen más hijos de Garrett.

Estuvieron enseñándole trucos a Pancho, su perro en la nieve para que se costumbrase al frío, pero lo mantenían lejos de Garrett ya que más de una vez casi lo cenaba.

Hoy los pequeños irían a un restaurante con Carmen y Tanya para recorrer un poco de Alaska.

Los híbridos admiraban la manera de vestirse de las mujeres, era de pura elegancia pero comoda, la mejor combinación, además de que todo les quedaba perfectamente armonioso.

- ¿Qué quieren ordenar? - Una mesera se acercó a ellos con una sonrisa. Los híbridos no supieron diferenciar si la chica tenía envidia o dudaba de su sexualidad al ver a las mujeres.

- Queremos hamburguesa de alce. - Leyó Amadeo. El siempre era quien ordenaba y su hermana nunca se oponía a lo que decía.

- De acuerdo. - Dijo sin quitarle el ojo a las mujeres quienes le sonreían amables.

A los híbridos les vino a la memoria el día que cenaron con Lucius y Tom. Sonrieron divertidos a pesar de ser con tristeza, poco a poco empezaban a extrañar a su clan. No encontraron eso que tanto buscaban, pero estar con ese clan los había reconfortado un poco.

Trajeron las hamburguesas, tres para Amadeo y una para Alessia. Alessia a principio de edad comía lo mismo que su hermano, al crecer le fue más la siesta que la comida. En cambio a su hermano a pesar de ser mitad vampiro y no necesitarlo tanto, comía a diestra y siniestra.

Amadeo terminó de comer y miro con ojos de cachorrito a su hermana quien entendió el mensaje.

- Quiere más. - Soltó divertida.

- ¿Quieres más comida? ¿En serio?  - Le preguntó su tía Carmen sorprendida.

El híbrido asintió con un puchero en sus rosados labios en dirección a la vampiro quien resopló con diversión para después pedir más comida.

- Es increíble. - Carmen admiraba como el chico se devoraba la hamburguesa atónita. - Y yo que no como hace décadas.

- De lo que te pierdes. - Bufó con pena a la vampiro quien sólo se rió de como hablaba sobre la comida con tal orgullo.

Estuvieron comiendo entre bastantes charlas, era sorprendente el cambio que habían podido apreciar los Denali en los menores. Estaban casi por cumplir cuatro años de edad con la apariencia de catorce años.

Cualquiera que pasase por la mesa pensaban que las mujeres eran un matrimonio o hermanas que cuidaban de los pequeños quienes parecían ser hijos de alguna de las dos. Pero todos admiraban como las mujeres eran bellas mientras los niños "heredaron" sus encantos, porque si, al ser híbridos resaltaban ahora que empezaba su madurez pero su belleza no era tanta como la de un vampiro.

Sabían que si eran vampiros podían incluso ver aún más bellas a las mujeres al tener visión mejorada, pero su naturaleza sólo las dejaba apreciar la mitad, no podían pensar en como las verían los humanos si tuvieran su visión, si ya las creían hermosas... ¿Como las definirán después?

- Alessia. - Tanya sacó de los pensamientos a la pequeña. - ¿Te puedo hacer una pregunta? No tienes que responder si no queres.

- Dime. - Respondió sin dudar. Los dos restantes las observaban expectantes.

- Siempre hablas de Demetri, Amadeo es tus cantante y posible compañero de Jane si ella lo desea, pero tú... ¿Eres compañera de Demetri?

Así como días antes Demetri había tenido esa duda en la cabeza reviviendo las posibles respuestas, ahora estaba ella en su posición.

No tenía respuesta a eso, ella sentía atracción al vampiro que creía lo confundió con admiración el escucharlo hablar sobre Grecia, su lugar de origen, o sobre sus misiones como Vulturi. Con el tiempo que se alejaron de ellos pudo ver que eso era una posible opción.

- No lo creo. - Contestó después de unos segundos. - Es un amor platónico que sientes aveces, nada más. - Le resto importancia, la mujer asintió satisfecha. - ¿Tú tuviste alguno?

- Si, uno, no correspondido. - Contestó tranquila

- Estamos en las mismas. - Murmuró.


Pero lo que no sabían en esa burbuja de paz era que en la casa Denali estaba surgiendo un verdadero problema:

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