11
Sólo por un tiempo
Los mellizos estaban en la sala de la cabaña Denali acompañados de Kate quien no quería separarse de ellos ni por un segundo, estaban esperando a Garrett quien había salido acompañado de Eleazar para borrar el rastro de ellos.
Carmen se acercó con dos tazas de té para los pequeños con unas galletas recién horneadas, era algo común el que dos niños pongan de cabeza a las vampiro sabiendo que ellas nunca podrían tener hijos.
- Aquí tienen. - Les dió a cada uno una taza las cuales ellos aceptaron gustosos.
- Te dije que la sonrisa de Demetri y Félix era algo rara en la batalla. - Habló Kate en dirección a Carmen.
- ¿Que sonrisas? - Preguntaron al unísono los híbridos.
- En la batalla... - Empezó a narrar Carmen. - Habíamos ido como testigos porque un clan que era vecino nuestro había tenido una híbrida, uno de los vampiros tuvo una hija con su tua cantante. El día de la batalla un híbrido de otro clan había aparecido para mostrar su ADN y demostrar que no eran un peligro. Cuando dijo la edad que tenía Félix y Demetri se miraron sonriendo en grande, yo le di una mirada confundida a Kate quien también miraba sus expresiones, incluso Alec y Jane tenían sonrisas ladinas. - Admitió.
- Jane... ¿Sonrió? - Preguntó con un brillo en los ojos el pequeño.
- Si... raro.
Amadeo miró a su hermana con una brillante sonrisa, ella le guiño el ojo como contestación.
- Eso significa que los Vulturi sabían de los híbridos antes de la guerra, por eso Aro le dijo a Caius que no tomarían acciones. - Analizó la rubia.
Siguieron tomando sus bebidas calientes contestando las preguntas que les hacían las amables mujeres hasta que entró la matriarca del clan con su mirada sería, logrando que quede un silencio incómodo.
- ¿Tienen donde quedarse? - Preguntó sorprendiendo a todos.
- Íbamos a irnos después de la ayuda de Garrett a recorrer el lugar. - Contestó Alessia.
- Pueden quedarse un tiempo si gustan. - Ofreció.
Amadeo se sorprendió al ver a la mujer bella e intimidante ofrecerles un techo, Alessia sonrió agradecida mientras las restantes mujeres sonrieron en grande al ver a Tanya mostrando su lado maternal.
- Podríamos quedarnos... - El híbrido miró a su hermana con súplica. - Sólo por un tiempo.
Alessia quería quedarse pero no estaba acostumbrada a estar rodeada de vampiros que no sean del clan a pesar de que estos eran mucho más inofensivos, se alimentaban de animales cosa que era más que un alivio para ellos. Pero también quería recorrer todo para poder volver con su madre.
- Podríamos acompañarlos a recorrer el lugar si lo desean, Garrett los ayudaría constantemente además de que podríamos conocerlos mejor. - Animó Kate.
La vampiro de verdad quería que acepten los menores, desde su encuentro con la híbrida de sus primos había quedado encantada con la niña y ahora tener a dos pequeños iguales no era una coincidencia para ella, quería creer que después de mas de mil años sin saber de la raza híbrida, encontrar a cuatro en menos de una década no era coincidencia.
- Sólo por un tiempo. - Afirmó la híbrida.
Los híbridos estaban haciendo un ejército de muñecos de nieve a las afueras de la cabaña. Estaban más que felices al poder disfrutar de la nieve con un clan que los cuidaba como si fueran el mayor tesoro de sus vidas.
Los cuidaban de manera muy distinta a la que estaban acostumbrados, los vigilaban de manera amigable, jugando con ellos. Pasaban el tiempo como si de una verdadera família tratase, eso provocaba que los niños se sientan de manera extraña hacia sus sentimientos con su ex-clan.
- Mirame, Alessia. - Amadeo estaba dentro del cuerpo de un hombre de nieve. Ahora su cuerpo estaba echo a base de la nieve y de el sólo se mostraba su cabeza.
- ¿Engordaste? - Bromeó haciéndose la confundida.
- Me ofendes, adelgaze. - Entrecerró sus ojos en dirección a su hermana fingiendo indignación. Podían escuchar las bajas risas que emanaban Garrett y Kate.
Siguieron jugando, se tiraban bolas de nieve hasta que una sin querer impactó en el cabello de Garrett quien se giró con una sonrisa en dirección a los híbridos, a continuación en segundos tenía varias bolas de nieve en sus manos con una sonrisa malévola.
- Vendetta. - Sentenció empezando a arrojarselas a los híbridos quienes se cubrían detrás de sus muñecos de nieve.
Amadeo tiraba a diestra y siniestra bolas de nieve en dirección al vampiro, Alessia hacia una muralla de nieve delante de sus muñecos para reforzar su lado, pronto Kate se unió a Alessia para pasar tiempo juntas.
Se escuchaban las risas de la rubia al ser atrapada en brazos de su compañero mientras la giraba gritando "Tengo a una rehen" a la vez que los híbridos le arrojaban bolas de nieve para que la suelte.
- ¡Suelta a nuestra guardiana! - Gritaron al unísono tirando más bolas.
- ¡Ayuda! - Gritaba la rubia entre risas.
Seguían jugando mientras su carcajadas resonaban en la montaña con la nieve resaltando la escena. El sol dejaba resaltar algunos rayos que iban a los vampiros dejándolos brillar como bolas de disco, mientras también ayudaba a resaltar los rasgos de los menores quienes reían a no dar más.
Tanya observaba la escena desde la puerta de la casa con una sonrisa ladina, no podía negar que le gustaba verlos reír se tal manera pero tenía miedo a encariñarse, habían perdido a demasiados integrantes.
Pero algo llamó su atención.
En su mente vino la imagen de la híbrida de su amor no correspondido, Edward. Podía divisar como ambos chicos eran de cabellos castaños oscuros al igual que Isabella, como ambos tenían los mismos ojos marrones que la pequeña Renesmee además de que los tres eran de la misma raza, incluso edad.
Sacudió su cabeza negando, sólo estaba alterada por Edward.
Años atrás, incluso antes de que aparezca la compañera del recién nombrado, Tanya había conocido al clan Cullen, había desarrollado un amor por el, deseaba con todo su ser que el le corresponda, que sean compañeros de vida, pero el lector de mentes la rechazo, ella había quedado devastada, incluso más cuando se enteró que el había encontrado pareja, cuando se casó y tuvo una hija.
Pero la duda de que sean parientes de la híbrida quedó en su mente.
Eleazar estaba en la montaña con los híbridos, quería conocer sus dones y como lo habían desarrollado.
- Cuentenme.
- Según nos contaron, de niños nos daba celos que se acerquen a Demetri o Jane, entonces los usábamos sin darnos cuenta. - Contó el híbrido. - Hasta que al crecer aprendimos a controlarlos.
- ¿Podrían darme una demostración? - Preguntó amable.
- No creo que sea buena idea. - Se rascó la nuca nervioso. - Podemos lastimarlos demasiado.
- ¿Pero podemos curarnos? - Volvió a interrogar.
- Si, pero tardan demasiado. - Respondió esta vez la híbrida.
- ¿Cuanto?
- Unas horas, incluso días. - Volvió a responder.
- Puedo tolerarlo. - Respondió ofreciéndose para ser la muestra de los dones de los híbridos.
Eleazar tenía el don de sentir cuando un vampiro o humano tenía un don por desarrollar o desarrollado incluso, el de los híbridos era demasiado fuerte, incluso letal así que quería saber con que niños trataba.
Es por eso que formaba parte de los Vulturi, antes de ir a una batalla trataba de saber con que clase de dones trataba, incluso lo usaba con humanos, a pesar de que era más complicado y requería más concentración, para así saber cuáles sería buena idea transformar para unirlos al clan.
Alessia asintió no muy segura para empezar a usar su don, aún así los vampiros Denali estaban detrás de ellos por precaución.
Después de un silencio tenso, el vampiro empezó a gritar con grietas formándose en su cuerpo, estuvo tres exactos segundos hasta que paró.
- Lo siento, lo siento, lo siento. - Murmuró la híbrida yendo a ayudarlo con su hermano.
- Tranquila. - Soltó una queja para poder levantarse y admirar su cuerpo agrietado. - ¿Hasta qué nivel llega?
- Hasta que se rompen en partes. - Contestó con la mirada agachada recordando las veces que los habían utilizado para matar a reclusas de su clan.
- Eso es fuerte. - Murmuró Garrett. - Son muy jóvenes para ver eso.
- Hablas del clan Vulturi. - Atacó Tanya. - No es algo novedoso que utilizarán a cualquiera sin importar su edad con tal de que tengan un gran don.
Los híbridos se sentían incómodos en esa conversación, si bien su padre no era el mejor del mundo, mucho menos el más cariñoso aún así lo querían, no era tan malo como lo pintaban. Su tío si era enojon y sádico eso no podían contradecirlo pero su padrino era sólo un alma en pena que sufría por la muerte de su compañera.
Kate notó la incomodidad de los niños así que decidió cambiar de tema.
- ¿Qué tal si acabamos? Ya tienen la muestra. - Garrett entendió el porque de su cambio así que decidió asentir.
- Claro, ¿Vamos adentro? - Propusó.
Alessia sentía una gran emoción al ver como el vampiro seguía cada cosa que proponía su pareja, le era demasiado tierno que el no protestara a lo que ella decía, claro si era que sabía que ella estaba en lo correcto.
Todos entendieron su referencia así que decidieron entrar, Alessia pidió irse a dormir, usar su don la cansaba demasiado mientras Amadeo pidió un pastel de chocolate.
Horas pasaban en las que Alessia se había sumergido en un sueño profundo, el cual después de bastante tiempo era del chico de cabellos dorados, hace más de un año que no soñaba con el gracias a Demetri quien le contaba historias, pero ya no estaba allí para ella.
- Charlotte, no les hagas caso, no saben lo que dicen.-
Le susurraba una y otra vez acariciando su corto cabello mientras le sonreía con tristeza.
- No dejaré que te lastimen -
Se levantó de golpe con la respiración acelerada, sus mejillas estaban húmedas, había llorado mientras dormía.
Sollozo por el miedo que había sentido al saber que no era real, al hacerlo perdido, lo extrañaba a pesar de que cada vez que soñaba con el lloraba. Extrañaba un simple sueño que no era real. Ilógico para ella.
Kate quien escucho su débil sollozo corrió a la habitación para encontrarse con la híbrida abrazando la almohada y la mirada perdida.
- ¿Qué pasó, cariño? - Se acercó a ella con cautela.
- Es una pesadilla que tengo de niña. - Murmuró con voz temblorosa. - Demetri me ayudaba a no tenerlas pero ahora estoy huyendo de el. - Soltó una risa amarga. - Irónico.
A la vampiro se le revolvió el estómago al verla así, tomó aire a pesar de no necesitarlo y se recostó a su lado acariciando su cabello.
- ¿Te puedo ayudar?
- ¿Como conociste a Garrett? - Preguntó mirándola de reojo para que le cuente la historia así dormir.
- Fue bastante divertido... - Empezó a contar con una sonrisa. - Fue en la guerra hace tres años contra los Vulturi. - Alessia se sorprendió al ver que casi toda su historia siempre chocaba con esa batalla.
>Isabella tenía un don que no sabía manejar, un escudo mental, Eleazar lo descubrió así que decidimos ayudarla a aumentarlo para así poder ampliarlo en el campo y evitar que nos afecte los dones del resto. En la práctica electrocute a Edward para que la mujer use su don y lo cubriera. Garrett dijo que mi don no era tan fuerte así que lo electrocute a el. - Soltó una risa baja.
>> El dijo que se enamoró de mi en ese momento y en la batalla me dijo " Si sobrevivimos a esto te seguiré a todos lados, mujer" así como lo dijo, lo cumplió.
Siguió acariciando el cabello de la híbrida recordando ese día, escuchando como su respiración se había más calmada hasta que cayó nuevamente en los brazos de Morfeo.
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