10
Clan Denali
Los hermanos estaban yendo al aeropuerto para viajar a Alaska, lugar donde está un clan que tenía un integrante capaz de burlar el don de Demetri, Garrett.
Amadeo no estaba seguro de que el vampiro los ayudase al ser parte de los Vulturi, pero su hermana le explicó que ellos tenían a un ex-integrante de el clan con ellos, Eleazar, el cual había salido al igual que ellos con la bendición de Aro al encontrar a su compañera, Carmen.
El clan Denali estaba compuesto por Tanya, la matriarca; Kate y Garrett, Eleazar y Carmen. Se decía que tenían más integrantes los cuales fallecieron. La antigua matriarca del clan había muerto a mano de los Vulturi por crear un niño inmortal mientras Irina también por haber empezado la guerra por la híbrida de otro clan meses atrás.
- ¿Crees que nos ayuden? - Su hermano aún estaba nervioso por ser rechazados.
Caminaban con las maletas a sus lados, arrastrandolas hasta donde estaría el Jet privado que su madre les había dado para que viajasen, no era noticia que al ser un clan con más de dos mil años tenían demasiado dinero que no sabían en que gastar.
- Claro, y si no lo hacen, tendremos que viajar a Egipto donde Demetri no puede pisar. - Tranquilizó a su hermano.
- ¿Por qué no?
- Demetri fue creado por un clan de Egipto, un hombre llamado Amun lo mordió, cuando vio el don que tenía lo dejó en medio de la nada para que el sólo vuelva a casa utilizando su habilidad, estuvo más de seis meses sin nada, sólo su don hasta que volviese sólo. - Explicó con tristeza. - Desarrolló un odio tan grande hacía su creador que no quiso pisar nunca más el territorio de su clan.
- Pobre. - Se lamentó.
Llegaron hasta el Jet donde subieron para empezar el viaje a Alaska, sería la primera vez que los hermanos verían nieve.
Bajaron del avión con miradas curiosas del aeropuerto al ver a dos pequeños con tanto dinero.
Ignoraron las miradas para revisar el lugar con la mirada, después de horas de viaje estaban pisando la nieve por primera vez. Al ser híbridos no sentían una gran escala de frío, era como un día de otoño lo que para otros era la nevada más fría de todo el invierno.
- Hora del plan.
Sabían que habían dejado a Demetri atrás, tenían una semana como mucho antes de que los alcanze, así que no les quedaba de otra que apresurar su paso. Su amigo era el mejor rastreador de todo el planeta, esa es la razón por la cual estaba en la guardia real de su clan. ¿o ahora ex-clan? No tenían eso muy claro.
- ¿Cómo era que llegábamos?
- ¿Tengo que explicarte todo, Amadeo? - Rodó las ojos.
- Eres tú la del plan. - Habló con obviedad.
- Tenemos que viajar hasta una de las montañas más altas, allí habrá un faro donde nos indicará que entramos a su territorio. - Explicó con aburrimiento.
- Entendido. - Colocó dos dedos en su frente haciendo un saludo militar.
Tomaron un taxi hasta llegar al lugar donde empezaria el recorrido a la montaña donde estaba el clan. Por la mente de Amadeo pasaban varias cosas.
El como no había podido despedirse de Jane, sabía que la chica no le tenía ni un poco de cariño comparado con el amor incondicional que el sentía por ella, le dolía el saber que no era correspondido además de saber que era más que seguro que ella habría votado porque se vayan, algo que tal vez no era cierto.
Pensaba en su madre Sulpicia, en como la habían dejado por su egoísmo al querer buscar algo que tal vez no existía, el como la habían dejado por querer llenar ese hueco que sentían en su pecho, en haberla dejado con Aro, quien a pesar de llamarse su "padre" los había dejado irse solos por el mundo.
Podían cuidarse, eso no era novedad, pero aún así los habían alejado.
- Oye. - Su hermana lo sacó de sus pensamientos. - ¿Estas bien? - Lo rebajó con la mirada notablemente preocupada.
- Claro. - Sonrió con falsedad.
Asintió no muy segura para pagarle al chofer y así bajar.
Estaban en medio de la nada, rodeados de árboles que estaban bañados en la nieve blanca dejando sin rastro alguno de los verdaderos colores verdes y marrones que estos tenían. El camino mostraba las huellas de las ruedas del taxi, pero eran tapadas poco a poco con la nieve que caía a montones.
- Let's go, Alessia. - Pasó su brazo por los hombros de su hermana para empezar a caminar en dirección al interior del bosque.
- ¿Crees que hicimos lo correcto? - Pareció ser que su hermana por cada paso que daban, por cada profunda pisada que dejaban marcada en la nieve, empezaba a regañarse mentalmente.
- Si. - Respondió sin duda, sacando su brazo de los hombros de su hermana para alejarse unos pasos. - Parecíamos princesas encerradas en una torre. - Frenó de golpe para girarse a su hermana con un rostro que demostraba asco. - Es lo que éramos en realidad.
- Sip. - Chasqueó la lengua formando una línea fina con sus labios. Un golpe que impactó en su rostro el cual la despertó.
Le había arrojado una bola de nieve.
Alessia cerró con fuerza sus ojos, el impacto no le había dolido, la había sorprendido. Corrió detrás de un árbol armando bolas de nieve para lanzarle a su atacante quien también estaba preparando su armamento.
Cualquiera que los viera pensaría que era una linda escena, una digna de ser parte de una pelicula infantil, de esas que les ponían a los niños, las cuales los inspiraba a querer tener esa relación con sus hermanos.
La risa de Alessia hacia eco entre las hojas de los árboles, las carcajadas de Amadeo ahuyentaba a los pájaros que estaban admirando la escena.
- ¡Corre! - Su hermano la apunto con el dedo acusatoriamente después de que ella le lanzase una bola de nieve en el trasero.
Le hizo caso a la amenaza de su hermano mientras corría riendo, sintiendo las pisadas apresuradas de su hermano siguiendola para atraparla.
- ¡Eres más fuerte pero no más rápida! - Terminó su oración para atrapar a su hermana y girarla por el aire escuchando la risa que parecía no frenar.
- ¡Ya bajame, Amadeo! - Suplicó entre risas.
- ¡Jamás! Ahora estare el resto de la eternidad mareandote. - Demandó.
- No creo que eso sea posible. - Una tercera voz los paralizó.
Los hermanos quedaron como estatuas al escuchar una voz armoniosa, estaban seguros que era de mujer pero aún así se bastante grave y demandante, pero derrochaba diversión y amabilidad.
Amadeo la bajo lentamente colocandola detrás de el de manera protectora, sabiendo que ella podría cuidarse bien sola, pero su faceta de hermano protector salía al aire.
- ¿Quién eres? - Preguntó con cautela.
- Soy Kate. - La mujer era de cabello largo, rubio, sin ningún tipo de rulo o ondas. Su piel pálida dejaba resaltar sus ojos dorados al igual que su sonrisa de ternura, la cual iba dirigida a los menores.
- ¿Kate Denali? - Preguntó Alessia saliendo de detrás de su hermano. La mujer se sorprendió al escuchar el nombre de su clan, frunció su ceño con la sonrisa ladina que aún no se borraba.
Ella podía escuchar perfectamente los corazones de los chicos a pesar de ser lentos, también podía ver sus pálidas pieles a pesar de sentir su sangre recorrer por sus mejillas.
- Te estamos buscando. - Siguió, la mirada de atención y curiosidad estaba clavada en ella. - Somos Alessia y Amadeo... - Se mordió el labio sin saber como continuar -... Vulturi.
- ¿Humanos Vulturi? - Dijo después de un breve silencio.
- Somos híbridos. - Tomó la palabra Amadeo. - Aro nos encontró cuando éramos recién nacidos, nos dió un hogar hasta hace unos días. - La mirada de Kate era de total sorpresa. - Nos dejó irnos porque le pedimos que nos dejará ir en busca de algo, aún que no sabemos muy bien lo que buscamos. - Admitió rascándose la nuca nervioso.
- Pero sabemos que mandó a Demetri tras nosotros. - Continuó su hermana. - Necesitamos a Garrett, sabemos que es el único capaz de burlarlo.
La mirada de la mujer se volvió inexpresiva, sabía que eran sólo unos niños, cuando estuvo en la casi guerra contra los Vulturi fue una de las testigos sobre la nueva raza que se había desarrollado, también de como era la vida.
Ellos tenían la apariencia de unos doce años pero sabía que era a los siete años cuando tomaban su forma adulta, así que dedujo que debían tener unos tres años en realidad.
Podía ver como estaban nerviosos esperando a que los ayudase. Ella había podido ayudar a un ex integrante Vulturi, le dió lugar a un vampiro el cual trato de matar a la compañera de su primo, le dió un techo a su compañero a pesar de ser un nómada. ¿Por qué no podría dárselo a unos pequeños híbridos?
- Vengan conmigo.
Habían caminado unas horas contestando a todas las preguntas que les hacía la vampiro, sin preguntar nada por miedo a meter la pata, no era algo común para ellos el socializar.
Llegaron a una montaña con unas hermosas vistas que tenía una cabaña bastante moderna de tamaño promedio. De allí salieron dos mujeres con dos hombres, los híbridos pudieron diferenciar a cada uno por como venían.
Los dos castaños venían abrazados entre si con miradas curiosas pero amables, Carmen y Eleazar. Un hombre de cabello un poco más oscuro venía con una sonrisa divertida pero también llena de curiosidad, Garrett. La última era una mujer de mirada sería e interrogativa, rubia al igual que Kate pero el cabello lleno de rulos, Tanya.
- ¿Que es esto, mujer? - Preguntó divertido su pareja. - ¿Ya adoptaste niños sin mi permiso? Decías que era temprano para tener hijos. - Se burló acercándose.
- Son Alessia y Amadeo... Vulturi. - Dijo ignorando la burla de su compañero.
La montaña se sumergió en un silencio tenso, los híbridos pudieron ver como todos se volvían rígidos y fríos pero sorprendidos.
El sol se estaba ocultando por una de las montañas dando a entender que el anochecer estaba llegando.
- ¿Vulturi? ¿Humanos? - Preguntó Carmen confusa.
- No son humanos, amor. - Respondió su compañero sin dejar contestar al trío que recién llegaba. - Son híbridos, huelo su sangre a pesar de ser bastante disimulada pero siento sus dones, son algo fuertes eh de decir. - Admitió.
- ¿Híbridos con los Vulturi? - Se adentró en la conversación Tanya.
Los hermanos contaron un resumen de su historia como habían echo con la vampira en el viaje, cada palabra que soltaban era analizada con cuidado por cada uno de los presentes.
- ¿Quieren nuestra ayuda para burlar a los Vulturi? - Preguntó con un deje de burla la matriarca.
- Los ayudaremos. - Asintió sin duda Eleazar sorprendiendo a todos, el era más que amable pero la notoria seguridad de sus palabras eran sorpresa.
- ¿Disculpa? - Preguntó incrédula la matriarca.
- Tanto a mi como a Carmen nos aceptaron a pesar de que yo era un Vulturi ¿Qué cambia con ellos? - Cuestionó enarcando una ceja.
- Que a ustedes no los seguía Demetri. - Defendió Garrett.
- Pero a ellos si, y no es problema alguno para ti cuando puedes esquivarlo. - Se defendió.
- Aún así ¿Por qué deberíamos de ayudarlos? Son híbridos desconocidos para nosotros. - Habló nuevamente la matriarca.
- Son sólo niños. - Habló ahora Kate llamando la atencion de todos. - No tienen más de cuatro años de vida híbrida, estuvieron desde su nacimiento encerrados, ¿Qué nos cuesta ayudarlos? Nada. - Inquirió.
A los hermanos se les llenó el pecho con un sentimiento extraño al ser defendidos por la bella mujer. Se sintieron especiales.
- Tranquila, mujer. - Garrett tranquilizó el ambiente. - Sabes que tus deseos son órdenes para mi, el día que te conocí dije que te seguiría a todas partes incluso si eso significa salvar a estos híbridos por ti. - Abrazo a la mujer quien rodó los ojos con una sonrisa.
Los niños miraban con sonrisas de ternura la escena, en Volterra sus padres no se demostraban mucho amor, al menos no delante de ellos. Pero el amor que demostró el vampiro en esa oración tan simple provocó que los chicos quisieran algún día poder tener algo así.
- Muy bien. - El vampiro aún agarrado a la cintura de la rubia se giró a ellos con una sonrisa. - ¿Tienen hambre?
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