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05

Hilos

A los vampiros se les hacía complicado el no agarrarle cariño a los niños con todo el tiempo que pasaban juntos, era noche, mañana, tarde compartiendo tiempo con los mellizos. Una desventaja más era que ambos tenían personalidades bromistas, alegres incluso amorosas.

A principio fue bastante pesado el que ambos niños necesitarán tanto afectó, ahora tan solo esperaban la hora en la cual cruzarse con ellos para reír un rato.

Estaban en la sala de tronos jugando con el cuarteto de vampiros bajo la supervisión de los amos.

Félix estaba obligado a jugar a los coches con Amadeo, para ventaja del segundo al ser hijo del rey Vulturi podía manipular al grandote, así que lo obligó a dejarse disfrazar de oso.

Alessia estaba aún aprendiendo a jugar ajedrez con Demetri, este estaba divertido al ver a la pequeña sacar la lengua cuando se concentraba.

Alex y Jane estaban a un lado de los mayores vigilando con la mirada.

Marco podía ver la sonrisa que Félix trataba de ocultar, el hilo de color violeta que se formaba entre el y el menor, significado de amistad era algo que se había formado. El hilo que tenía Jane, apenas visible pero estaba, se quería formar con el pequeño Amadeo que a diferencia de el, su hilo rojo era más que notorio. Significado de amor.

Podía ver los hilos dorados que tenían los niños, los cuales iban directo a Aro, quien los miraba con el sentimiento que creyó que en el estaba apagado, el hilo significaba amor paterno.

Podía ver el hilo violeta que se empezaba a formar en Alec con todos, apenas visible pero estaba.

También podía distinguir el hilo rosa que lo unía con los pequeños, hilo de amor familiar, amor infantil, amor de verdad. Mismo hilo se formaba en los niños a Caius, pero este casi no se veía por parte de el, trataba de desvanaserce pero el de los niños lo mantenía.

Pero el hilo que el anhelaba era el que se formaba en Demetri y Alessia. Un hilo que luchaba por unirlos, que se mezclaba con el color violeta pero mantenía colores rojos, deseaba ver para que color tiraba ese pequeño hilo.

Al ver la habitación llena de esos pequeños colores le recorrió un buen sentimiento.

- Son la alegría que el clan necesitaba hace más de 800 años.

Dejó la oración al aire, había llamado la atención de todos en la sala, algunos sonreían un poco al pensar en eso. Marco estiró su mano a Aro quien entendió su referencia.

Acepto la mano de su amigo para ver lo que el había estado pensando, viendo y recapacitando anteriormente.

El pelinegro sonrió en grande al ver todos los hilos que se habían formado a causa de los niños, después de unos segundos largo una risa que extraño a todos los vampiros de la sala excepto a los híbridos que no le dieron atención. Era una risa salida en suspiro, una risa amorosa, pacífica, cariñosa. Fijo su mirada  en los menores quienes le sonreían a su padre para después volver a sus juegos.

Los mellizos estaban en la biblioteca, Amadeo pintaba en el lienzo con los candelabros encendidos, trataba de aprender a pintar como estaban los cuadros de al rededor del castillo.

Alessia estaba jugando sola al ajedrez, quería mejorar para así llegar al nivel de Demetri, pero recién había empezado a entender el juego. Le tocaba demasiada práctica.

La híbrida se paró de su lugar para ver que era lo que pintaba su hermano, al llegar a su lado pudo ver como era un intento de pintar a Jane.

Su hermano se giró a ella con una sonrisa - Se casará conmigo - Aseguró.

- Ella te odia. - Apoyó su mano en el hombro de el, negando con la cabeza para luego ir de nuevo a donde estaba jugando.

- Ya lo verás. - Sonrió orgulloso.

Siguieron en sus actividades hasta que a la habitación entró Alec leyendo un libro sin darse cuenta de la presencia de los hermanos quienes lo miraban con cejas alzadas. El castaño levanto su vista de su libro por el olor a los hermanos que había sentido, dándose cuenta que estaban allí.

- Hola Alec. - Saludaron al unísono volviendo a sus actividades.

- ¿Qué hacen aquí?

- Jugando ajedrez - Señaló a su hermana - Pintando. - Señaló el lienzo frente a el.

- ¿Que es eso? - Preguntó horrorizado al ver la pintura.

- Jane. - Respondió Alessia sin levantar la mirada de su juego.

Alec no sabía que opinar respecto al supuesto retrato de su hermana, frente a el sólo había una manzana con cabello rubio.

Asintió para después retirarse de la habitación pero fue detenido por que uno de los mellizos lo llamó.

- ¿Sabes jugar ajedrez?

Alec no tenía paciencia para estar con alguien que no sea su hermana o sus amos, a los dos vampiros restantes de su grupo los soportaba porque a duras penas compartían charlas que eran a causa de los dos niños de la habitación, pero en las décadas que habían vivido no eran mas de dos palabras las que compartían.

- Quiero patearle el trasero a Demetri. - Agregó al ver que el chico no se volteaba pero eso fue suficiente para sacar una sonrisa ladina en el chico.

- De acuerdo. - Se acercó hasta colocarse frente a la chica para empezar a indicarle como ganar una partida en dicha situación.

Caius quien pasaba por los pasillos en busca de su amada, vió la puerta de la biblioteca de sus sobrinos abierta, se asomó para ver si allí estaban encontrándose con la escena.

El rubio mentiría si diría que no le sorprendió el ver a el chico más callado que Marco sentado frente a la híbrida enseñándole a jugar ajedrez.

Su rostro era serio pero con las cejas alzadas, expresión que cambio al ver el horroso cuadro que pintaba Amadeo, arguyó su nariz viendo que el chico pintaba una especie de tomate con peluca.

Se fue de allí ignorando lo que había presenciado. Sin darse cuenta el pequeño hilo rosa estaba empezando a ser más visible.

Hoy era día de entrenamiento, los chicos iban a entrenar sus dones, pero esta vez los usarían con vampiros que los Vulturis tenían encerrados por delitos. Procuraron ponerles telas en las bocas evitando que dijeran algo que lastimara sentimentalmente a los híbridos.

- Empiezen

El primero era un hombre de unos cuarenta años de apariencia, color moreno de piel y cabellos negros afro.

Amadeo se acercó dudoso. Jane al ver que no podría hacerlo, se acercó al niño para colocar su mano el hombro del pequeño, sabía que eso sería suficiente para que el lo haga. Amadeo con ánimos suficientes uso su don hasta que el vampiro quedase dividido en partes.

Alessia estaba a un lado de Aro, tomandole la mano. Era su turno así que sin mas, tuvo que ir delante de el hombre que parecía de unos veinte, cabello anranjado de piel demasiado pálida.

- Tú puedes. - Susurró para si misma pero todos la escucharon. Soltó un suspiro y su cara se volvió inexpresiva, parecía un pequeño demonio salido del infierno. Apretó sus puños para tener fuerzas de utilizar su don, segundos después el hombre comenzó a agrietarse hasta separarse en partes pareciendo un juego de cerámica recién roto.

- Siguiente.

Así estuvieron hasta que mataron a unos veinte vampiros, viendo ante sus ojos los gritos ahogados por vendas de sus víctimas, viendo sus ojos rojos suplicando por su vida, viendo pedazos de los mismos en suelo. Al terminar llevaron a los híbridos a comer.

En la mente de Alessia se revivia una y otra vez la imagen de los vampiros cerrando sus ojos con fuerza hasta que ya no se abrían más.

Por la mente de Amadeo se revivian los gritos, los llantos, los sollozos, todos ahogados por sus vendas.

Esa misma noche tuvieron pesadillas, pero no eran de el chico de ojos dorados, eran de lo sucedido en el día. Estuvieron bastante apagados ese día, no podían sacarse dichos recuerdos de la mente y todos lo habían notado, inclusive Caius.

La pequeña estaba en la biblioteca mirando el lienzo blanco que esperaba a ser pintado mientras Amadeo estaba en el suelo mirando la llama del candelabro en silencio.

Alessia se posicionó frente al cuadro donde empezó a dejarse llevar por el pincel. Trazaba líneas sin ver a donde iban, dejaba su mano fluir por el pequeño utensilio, su mirada parecía ida pero estaba concentrada en el retrato que estaba haciendo.

Amadeo se levantó para buscar que hacer, hasta que llegó a la parte de instrumentos, donde se encontró con un violín, a principio lo dudó pero quería aprender. Se acercó donde un estante que tenía libros de música para sacar el correspondiente a notas de su instrumento.

En tan pocos minutos habían descubierto el verdadero talento del otro. Después de la tormenta que había pasado en sus cabezas decidieron alejarlas con sus nuevos pasatiempos.

El pequeño híbrido reflejaba su estrés en el violín dando paso a una melodía trágica pero movida, triste pero emotiva.

La pequeña híbrida dejaba todos sus sentimientos negativos en su pintura.

Horas pasaban que para ellos eran leves minutos dentro de sus burbujas, estaban sumergidos en sus mundos de tragedia que a simple vista parecían reflejar paz, que en realidad era lo que buscaban.

El cuarteto de vampiros estaba detrás de ellos, mirando la escena con una especie de tranquilidad al verlos tan sumergidos en ellos mismos, al ver un aire tan emotivo pero tan quieto.

Pareciera que ambos acabaron con sus sufrimientos al mismo tiempo, pues cuando uno terminó su cuadro el otro había acabado su melodía.

El cuadro de Alessia era de una hermosa cabaña en medio del bosque que tenía una canasta en la puerta, que ella parecía no reconocer pero el cuarteto que la estaba mirando si lo hizo.

- Quien diría que los híbridos sirven de algo. - bromeó Félix logrando que los mellizos rían y los otros rueden los ojos.

- Más que tú de seguro servimos - Se volvió a burlar Amadeo corriendo a abrazar a Jane quien sólo se quedó como piedra, como era costumbre.

- No te creas tanto niño.

- ¿Quieres repetirlo? ¿O prefieres mirar detrás de ti antes? - Se burló ahora Alessia corriendo a los brazos de Demetri quien la recibió con una sonrisa burlona a su compañero.

- Mocosos. - Murmuró para irse.

- ¿Jugamos ajedrez? - Demetri quien pensaba que la propuesta era para el, además de ofenderse, se sorprendió al ver que era para Alec.

- En otro momento, Alessia - Dijo el chico saliendo también de la sala.

- ¿Me acabas de cambiar por el inexpresivo de Alec? Me dueles Alessia. - Fingió indignación el vampiro que la tenía en brazos. Se sentó en el sillón con la niña que sólo se rió por su comentario y fue en busca del juego de ajedrez para practicar un rato más.

- Jane, ¿Me llevas a dormir? - Amadeo miro con ojitos de cachorro a la chica quien sólo lo tomó en brazos para llevarlo sin decir alguna palabra.

Al jugar aquel día con Alec, el hilo que unía a Demetri con Alessia había cambiado. La pequeña había dejado de sentir ese amor rojo que sentía por el chico al ampliar su círculo de relaciones, dándose cuenta que había más personas interesantes en el clan, pero aún así había pequeños fragmentos de ese color que luchaban por permanecer.

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