El despojar de sus prendas sin cuidado alguno, la forma tosca con la que estaba siendo tocado a tal grado, que en su cabeza no cabían pensamientos coherentes desconociendo cómo había terminado de aquel modo, manteniendo los orbes fijos a las acciones que cometía el adverso sintiéndose impaciente e inquieto sin saber qué demonios le haría.
Sus manos se removieron inquietas en las ataduras cuándo el mayor descendió mediante ósculos húmedos que acompañaban el tornear de la sinhueso en las extensiones de piel que sin preámbulos succionaba creando un sendero a su entrepierna, jalando de las cuerdas contempló el rastro brilloso de la saliva contraria impregnándose en su anatomía y cómo aquellos orbes grises se entornaron gélidos mirándole con atención a modo que su lengua se encargaba de recorrer la extensión ahora erecta de su hombría sin pudor alguno al centrarse en el glande chupando el mismo.
El arder de sus mejillas delató la temperatura creciente de su cuerpo, con las piernas traicionándolo al abrirse un poco más dándole mejor espacio al castaño para tumbarse entre estas con el pecho al colchón, pasando los brazos por debajo de sus muslos sosteniéndolo con firmeza al barrer la zona de su entrada con la lengua ausente de vergüenza, un suceso que logró tensar al menor quién se removió pretendiendo alejarse resultándole imposible, quejándose a modo bajo con la vista clavada a la cabellera castaña que se distinguía desde allí abajo mediante Kim parecía bastante entretenido con el labor de abrirse paso a través de la sinhueso en aquella cavidad.
—Taehyung n-no... mierda.—Bien, había jugado con fuego y terminó quemándose, sabía que haber tenido aquella intimidad previa a su salida con Kim no sería una buena idea, cometió un grave error y ahora yacía pagando las consecuencias, lo supo en el preciso momento dónde después de espetar el nombre ajeno se encontró con aquella mirada casi sin vida observándolo al levantar la cabeza.
Taehyung lucía como algo irreal, un suceso de expresión neutra con el entrecejo fruncido, los belfos entreabiertos mostrándose rojizos algo hinchados y brillantes debido a su saliva, misma que se escurría leve en una de sus comisuras, de cabello desordenado, mejillas sonrojadas y jadeante respiración, un animal salvaje hambriento deseando consumir todo de él a su paso, afirmándole dicho pensamiento cuándo aquella media sonrisa fue mostrada notoria sin remordimiento.
Jungkook no podía sentirse más desorientado en esos momentos, tiempo en el cuál Kim ascendió lo suficiente cómo para alcanzar sus belfos sosteniéndole el mentón, adueñándose de su boca en un ósculo violento que comenzó con el morder de su labio inferior rompiéndolo sin cuidado alguno con la sangre brotando en fusión a la saliva de ambos, dando paso a un juego dominante por parte de ambos dónde sus lenguas se abalanzaron sobre la ajena buscando quién sería ganador en el acto de romper la boca del contrario. En un éxtasis que únicamente Kim Taehyung podía causarle, jalando un poco las ataduras de sus manos, sus orbes se entre abrieron contemplando hacia abajo encontrándose con la zurda del mayor deshaciéndose de sus propias prendas inferiores, dándole nervios sin entender por qué coño se sentía ansioso de un cuerpo que ya había sentido en muchas ocasiones y es que quizá, Jeon Jungkook nunca se sentiría lo suficientemente valiente como para mostrarse vulnerable ante quién hace años atrás se proclamó su dueño.
—¿Cuántos?—La voz de V resonó cercana a los belfos ajenos en un amague de besarlos evitando esto con una sonrisa burlona ante la confusión adversa.—¿cuántos te tocaron antes de tenerme aquí contigo, Kookie?—El nombrado frunció su ceño fijando los orbes a la mirada grisácea del mayor, jadeando nervioso y removiéndose cuándo fue testigo del glande ajeno posándose en su entrada, con Taehyung sujetando su hombría al alinearse manteniéndose un poco inclinado hacia un lado, conservando aquella expresión burlesca aguardando por la respuesta del menor.— más te vale que no haya sido ninguno y si fue alguno, que al menos haya valido la pena cómo para joderme la existencia, pequeño.
Pero Jungkook no respondió, no porqué hubiese existido alguien más en su cama, si somos sinceros, por más que intentó follar con otras personas nunca pudo hacerlo; su silencio se basaba en la intimidación que aquella mirada le provocaba al punto de dejarlo mudo, un silencio que se acortó ante el casi grito que pegó tras ser penetrado de golpe.
Lágrimas se aglomeraron en sus orbes dejándose derramar por sus mejillas sintiéndose dolorido, arqueando la espalda y mordiendo violentamente sus cerezos sin poder hacer más que removerse inútilmente contemplando de vista nublada, la forma en que el castaño se incorporó quedando de rodillas entre sus muslos, abriendo con rudeza la propia camisa dejándose expuesto su torso ahora con más cicatrices que antes, mientras sus grandes manos se adueñaban de las extremidades ajenas subiendo una de estas a su hombro mientras la otra era obligada a hacerse un poco más a un lado, abriéndole de par en par levantándolo del colchón de modo que el trasero del menor quedase despegado del mismo con su cadera alzada para así poder embestirle con libertad y violencia.
Jungkook simplemente se quedó mirándole unos instantes, emitiendo jadeos sonoros que trataban de disimular sus gemidos quienes exigían ser expulsados con total libertad de retumbar en aquellas paredes, siendo receptor de las estocadas bruscas que proporcionaba el castaño arremetiendo a su interior clavándose en este con violencia profanadora, un salvajismo digno del sádico perfecto pues en el fondo eso era Kim Taehyung, un gran cabrón e hijo de puta sin pena por el sufrimiento ajeno gozando del caos.
—Te pregunté algo, mi amor.—Dos palabras, para algunos significan sentimientos para otros la demostración perfecta de odio. —¿Cuántos te han tocado aparte de mí?—Jeon le miró silencioso, presionando sus belfos sintiéndose nervioso ante la sonrisa siniestra que se apoderó de la expresión adversa tras no obtener una respuesta, ocasionando que la zurda del mayor se alzara impactando de lleno en el rostro del menor golpeándolo fuertemente al punto de empeorar la herida de su labio inferior, con Jungkook quejándose sonoro sin saber por qué fue, si se trataba de cómo su cabello fue tomado jalándole con violencia o la forma en qué el adverso se inclinó ocasionando que su hombría se clavara profundamente en su interior dándole a su punto, lo que le causó desespero.— respóndeme, hijo de puta o juro que te haré arrepentirte de lo que hiciste horas atrás y de todo lo que haz hecho en tu vida.
—¡Na-nadie!—Casi gritó histérico, sus orbes se abrieron enormemente mostrándose desesperado e intimidado y Taehyung sonrió ladino nuevamente alzando una ceja pareciendo no creerle.— no he estado con nadie...—Balbuceó de nueva cuenta en un tono roto, derramando lágrimas constantes que el mayor se inclinó burlón a lamer de sus mejillas causándole ardor en la golpeada anteriormente.— n-no me dejaría tocar por nadie, lo sabes bien. Lo in-intenté pe...pero no pude, no puedo, no puedo, no eran tú, yo no puedo y lo sabes.
¿Lo sabía? Quizá si, quizás no, quién coño sabe a estas alturas y en realidad tampoco importa una mierda.
Un nuevo gemido audible se hizo eco en la habitación cuándo el mayor rió amargamente colocando esta vez ambas piernas del menor sobre sus hombros, inclinándose lo suficiente cómo para apoyar sus palmas a los lados de la cabeza ajena sosteniéndose viéndolo desde arriba, comenzando así a embestirle con constancia y brusquedad, una que se mostró en el resonar de sus pieles chocando entre si oyéndose pegajoso el contacto, con los orbes azules del menor mirándole extasiado, dependiente y jodido, muy putamente jodido, pues Jeon Jungkook se encontraba perdido por ese cabrón quién se hallaba follándolo cómo un desquiciado y él dejándose hacer cuál imbécil.
—Su-suéltame—Habló una vez más, sin embargo su pedido no sonó a exigencia como antes sino que esta vez se mostró un dejo de súplica en su tono.—por favor, desátame, necesito...—Sollozó arqueando su espalda nuevamente dejando caer la cabeza hacia atrás.—quiero...
—¿Qué?—Demandó saber el castaño queriendo reírse de la expresión abrumada del niño bajo suyo.—¿qué coño quieres, Jungkook?
—Tocarte,—La respuesta lo tomó por sorpresa unos instantes, no porqué le resultara algo imposible de concebir sino que se trataba de algo que no esperaría que el menor pidiese con tanto desespero.—por favor, Vante.
Vante, ese apodo resonando en su cabeza haciéndole doler cómo los mil infiernos, un hecho que comenzaba a notarse con el sangrar de su nariz dejándose caer un par de gotas sobre el pecho del menor quién le miró confuso e inclusive asustado, queriendo preguntar si se encontraba bien pues el desconcierto de Taehyung logró preocuparlo. El mayor lucía en una especie de trance dónde hasta sus estocadas se detuvieron momentáneamente, mirando al pelinegro de ceño fruncido casi viéndose molesto al tocarse sus fosas nasales contemplando la sangre.
—¿Ta-Taehyung?—Le llamó entonces con cierto temor, uno que se minimizó de a poco cuándo las manos del mayor se deslizaron a sus ataduras deshaciendo las mismas hasta liberarlo, un hecho que fue seguido del jalar de su anatomía terminando arrodillado de nueva cuenta con el pelinegro sentado sobre su regazo arreglándoselas para apoyar sus rodillas del mismo modo en que el castaño lo hacía, situando las manos en los hombros ajenos sosteniéndose cuando las adversas se posaron en sus glúteos amasando los mismos y azotándolos con rudeza mediante comenzaba a imponer saltos constantes.
No entendía qué estaba pasando exactamente, sus zafiros se fijaron a los grises del contrario e inmediatamente no observó nada en ellos, una visible y palpable ausencia de vida que logró helarle la sangre al instante donde la diestra ajena se apoderó de su hombría apretándola con fuerza robándole un quejido sonoro, bajando la mirada a cómo el mayor comenzaba a masturbarle con constancia provocándole espasmos que tambaleaban su cuerpo siendo sostenido por el brazo libre impropio rodeándole la cintura.
Esos ojos, nunca comprendería qué diablos poseía la mirada de Kim Taehyung para volverla tan única, un océano congelado que alberga un sinfín de secretos en su profundidad amenazando con enloquecer a todo aquel que trate de conocer lo que la oscuridad oculta. Era de temer en sus mejores momentos, vulnerable de alma agonizando en el dolor silencioso, cruel cómo ninguno otro, dañado cómo únicamente él podría estarlo, Vante, simplemente una criatura demoniaca habitando el mundo terrenal para propagar el odio y la muerte.
¿Y quién comenzó siendo Jeon Jungkook sino un simple peón más en el tablero de ajedrez que el gran V manejaba?
Un peón que se convirtió en la reina del tablero que derribó la torre de lógica que poseía el heredero haciéndolo perecer.
—¿Qué ocurre, lindura?— Preguntó con burla reflejada en su tono, contemplando la escena dónde Jungkook no era más que un caos de gemidos, un cuerpo tembloroso bañado en sudor, de belfos rotos y sangrantes, con su azabache cabello apegándose a la frente ya húmedo casi por completo, mirándole suplicante a través de esas piedras preciosas que resultaban sus zafiros orbes encontrándose acuosos e incomparablemente brillantes; Jeon albergaba una galaxia en su mirada, de eso no existía duda alguna. Sonrojado, sorbiendo su nariz, repleto de marcas tornándose violáceas, mordidas que el mismo Taehyung proporcionaba de manera constante en la zona de su cuello, hombros y clavículas.— ni pienses en correrte porqué aún no he acabado contigo, aunque pensándolo bien, quizá nunca lo haga.
Jungkook no comprendió el sentido de aquellas palabras.
—Vante...—Nuevamente y retumbando en su cabeza, la sangre delatora que aún emergía de sus fosas nasales era evidencia del mal estado de su sistema, esbozando una sonrisa maliciosa tras ser llamado nuevamente de aquel modo accionando por impulso, empujando al menor de manera tal que su cuerpo cayó sin delicadeza sobre el colchón de nueva cuenta mostrando la expresión confundida del pelinegro.—¿Tae?
Jeon se encontraba hecho un desastre maravilloso, no se cansaría de verlo, mucho menos de contemplar aquella bonita erección del menor viéndose goteante, húmeda y seguramente dolorosa requiriendo atención de inmediato, ocasionando que Taehyung riera burlón retirándose del interior ajeno, presenciando el contraer de las paredes anales del pelinegro apretándolo de modo tal que una ola placentera se instaló en su sistema haciéndolo gemir ronco al finalmente separarse por completo, confundiendo al muchachito quién abrió bastante sus orbes luciendo atónito cuándo el castaño se acomodó sobre su regazo tomándole el miembro en la palma zurda.
—Te dije que te tomaría hasta cansarme y como quisiera, voy a usarte a mi antojo, Jeon Jungkook.— Volvió a advertir sin esperar respuesta formulada a través de palabras, ahogando un gemido bajo cuándo alineando la erección del pelinegro a su propia entrada, descendió con rudeza robándole un quejido inocente al más pequeño. El ojiazul lucía confuso e inexperto, nervioso incluso sin saber qué coño hacer con sus manos manteniéndolas a los lados de su cuerpo, un hecho que causó cierto grado de ternura momentánea en el mayor, con este tomándole de las muñecas llevándolas a los costados de la cabeza adversa reteniéndole con firmeza a modo que comenzaba a moverse en cortos círculos que causaron un gemido casi lloriqueo por parte del muchachito.—¿Te gusta, mi amor? sé que si, estoy casi seguro de que de esta manera eras un virgen de mierda, apuesto lo que sea a qué tu linda polla nunca se metió en ningún agujero ¿no es así Kookie?—Preguntó divertido sin esperar una respuesta pues, la expresión avergonzada del más pequeño quién se sonrojó notoriamente, fue lo que le dió la razón en lo citado.— siempre esperando Jungkookie, tan patéticamente inocente e ingenuo.
El menor se quedó callado entrecerrando los orbes, mordiendo fuertemente su labio inferior cuándo sin entender a su propia anatomía, se impulsó de caderas alzando la pelvis en una estocada que causó un gemido sonoro en el mayor sobre sí haciendo sonreír a este quien alzó ambas cejas manteniendo aquella sonrisa. Fue una idea jodida, lo supo entonces cuándo el castaño apoyó ambas palmas sobre su pecho sosteniéndose para así poder comenzar a dar saltos constantes y violentos que le provocaron un desequilibrio de su sistema, enterrando la cabeza en la almohada llevando sus propias manos a la cintura de Kim agarrándola con firmeza mientras este lo montaba a su antojo.
¿Por qué iba a contradecir las palabras de V si después de todo eran la jodida verdad? Jungkook nació para ser utilizado por él de una forma o mil formas, era suyo y siempre lo sería.
—Hyung y-yo...—Como un maldito promiscuo inexperto, de ese modo se sintió ante la risa burlona que emitió el mayor bajando la mirada cuándo al detenerse dejando de saltar, se alzó lo suficiente como para contemplar el semen del pelinegro escurriéndose entre sus muslos.—lo si...siento, lo siento, yo...
—Pequeño e inocente Jeon Jungkook, cabroncito enfermo.—Riéndose como si aquello fuera lo más divertido del mundo y con el menor a punto de llorar, se apartó e inclinó entre las piernas del contrario mirándole atentamente, acercándose lo suficiente a la hombría adversa, mordiéndose la lengua propia con sádica fuerza como para lastimarla haciéndola sangrar, barriendo toda la extensión del falo ajeno impregnándolo de aquel líquido escarlata que se fusionó a los fluidos compartidos que le bañaban mezclándose con la esencia amarga del más pequeño.
Un panorama bizarro dónde Jungkook no pudo hacer más que apresar las sábanas a los lados de su cuerpo mordiendo fuertemente su labio inferior, contemplando la imagen del castaño lamiendo su hombría manchándola de sangre como si fuera lo más entretenido del mundo, sintiéndose cansado sin fuerzas para oponerse y dejándose hacer, más aún cuándo una nueva erección se estaba adueñando de su sistema observando al mayor quién sin preámbulos se apartó girándolo con brusquedad.
Un quejido emergió de sus belfos oyéndose lastimero, acomodándose de manera tal que su trasero quedó levantado a gusto de Kim con este acomodándolo bien al mismo momento dónde se posicionaba de rodillas tras él. Otro sollozo sonoro resonó en la habitación tras presenciar la hombría ajena alinearse otra vez a su entrada e inmediatamente todo volvió a comenzar, pues Taehyung tomando los cabellos azabaches de su nuca, le jaló hasta conseguir que la espalda del pelinegro se apegara a su pecho rodeándole por la cintura con uno de sus brazos, llevando la mano libre a masturbarlo en mismo ritmo en qué encaminó sus embestidas, causando que un atontado ojiazul girara el rostro mirándole entre un llanto silencioso que se volvía mudo ante los gemidos mostrándose dominantes, con el más pequeño tomándole del mentón de mano temblorosa para así rogarle a través de aquello un mísero beso, uno que el de orbes grises complació sin pensarlo devorando la boca ajena como si su vida dependiera de ello.
Un desastre de gemidos, sudor, sangre y súplicas, eso eran sus dos cuerpos unidos consumiendo todo el uno del otro, con Jungkook preso de aquel éxtasis que añoró durante tanto tiempo sintiéndose en el puto cielo. Un hecho que se volvió casi imposible de tolerar, cuándo sin previo aviso se vió a sí mismo corriéndose de nueva cuenta con su semen manchando las sábanas que a estas alturas, estaban totalmente sucias y estropeadas, sollozando sonoro dejándose caer hacia adelante tras ser soltado sin delicadeza, escondiendo el rostro en la almohada ahogando cualquier sonido allí, presenciando el inclinar del mayor sobre él, impartiendo repetidos ósculos en la zona de su nuca y espalda, mismos sitios que mordió violentamente a tal punto que Jungkook estaba seguro de que aquellas mordidas estaban sangrando, lo entendió cuando fue testigo de un líquido caliente descender de ellas y el dolor punzante apoderándose de su piel ardiente, gimiendo agudo e impulsando el trasero a las estocadas del castaño al ser receptor de su esencia espesa con Taehyung corriéndose en su interior aún si dejar de moverse.
—Siempre tan mío, Kookie—Murmuró entonces cercano a su oído de tono ronco, con el menor asintiendo desorientado sin comprender ni saber nada de lo que ocurría a su alrededor, desconociendo la forma en que la diestra del castaño se extendía hacia la mesa de noche entreabriendo uno de los cajones de allí.—siempre tan mío, hermanito.—No pudo reaccionar, sus orbes casi se abrieron de golpe e inmediatamente en el momento dónde fue a responder, un dolor punzante se alojó en su cuello con aquella jeringa enterrándose en el mismo nublándole la consciencia, volviendo pesados sus ojos cerrándose nuevamente con todo a su alrededor tornándose oscuridad y silencio.—Siempre inteligente, perrito pero no más que tu dueño.
Una risa carente de humor fue lo que espetó el castaño al separarse finalmente e incorporarse con pesadez, levantándose de la cama mediante con suma calma se arreglaba volviendo a vestirse dejando únicamente su torso desnudo y quedándose de pies descalzos.
Sus grises orbes contemplaron la imagen del menor totalmente desnudo sobre la cama, un cuerpo inerte repleto de mordidas, sangre, de marcas hechas por él y cubierto de su semen, una imagen jodidamente caliente que le ocasionaba deseos de volver a follarlo aún cuando Jungkook no sería consciente de ello, algo que claramente le importaba una mierda, después de todo, ese mocoso era suyo.
Inclinándose entonces, con su mano acomodando los cabellos adversos dejando un casto beso en la frente del más pequeño, sonrió separándose abriendo nuevamente el mismo cajón de dónde había tomado el sedante, mismo líquido que Jeon había usado con él el día anterior, para de aquella cajonera tomar esa jodida carta en su mano apretándola fuertemente arrugando el papel.
—¿Te gustó joderme la vida mientras no me acordaba de una mierda, perrito?—Habló esbozando una media sonrisa, un roto sonreír repleto de rabia que se reflejaba en lo herido de su mirada tornándose cristalina casi acuosa conteniendo un llanto consumido por el enojo.—¿te gustó odiarme tanto por lo que te he hecho, eh? maldito bastardo hijo de puta, tú...—Murmuró riéndose de la nada al dar un par de pasos hacia atrás sin dejar de mirar al menor inconsciente.—tú no tienes puta idea de lo que es odiar y hacer sufrir a alguien con verdadero dolor, Jungkookie, no lo sabes, pudiste someterme durante todo este tiempo a todo ese mundo asqueroso cómo cuando era un niño, pero lo que no sabes,—Sonrió siniestro llevando la carta arrugada a su pecho, ladeando la cabeza con su expresión volviéndose neutral sin mostrar ninguna reacción o sentimiento.—es qué yo me crié en ese infierno y me acostumbré tanto a el, que hacérmelo vivir otra vez no es doloroso para mí sino que monótono, tú no sabes devolver el sufrimiento, Kookie, tú no pero yo si y joder, estoy putamente ansioso por darte verdaderas razones para odiarme y amarme, porqué carajo, haré que me ames tanto a través del dolor, haré que agonices a tal punto, que lograré que te vuelvas un puto loco demente, un enfermo que suplique por el final de su horrible existencia, te haré sufrir tanto por haberme abandonado, por haberme traicionado, por haberme dejado solo, que cuándo llores te haré llorar más y más, porqué quiero que llores, Jungkook, llores hasta conseguir que vuelva amarte y cuándo eso suceda, —Rió en una carcajada casi macabra.—voy a matarte y voy a matarme cómo juré hacerlo.
Y volvió a reír, una risa herida que resonó en aquella habitación de la cual salió casi a tropezones dirigiéndose a la sala, no sin antes rebuscar entre las cajas tomando el peluche color azul que le pertenecía al menor, llevándose el mismo junto a la carta terminando por encontrarse de pie en medio del salón principal.
Su mirada desorbitada se fijó al espejo roto de cuerpo entero mirándose atentamente, sonriendo como si estuviera feliz de lo que veía mientras lágrimas no paraban de descender por sus mejillas en un llanto silencioso.
Fue entonces que se acercó al reflejo mirándose con rencor, alzando la mano libre para así golpear violentamente el espejo en la zona dónde su rostro se mostraba, con un grito desgarrador emergiendo de su garganta maldiciendo varias veces sin dejar de golpear el cristal haciéndose trizas, sonriendo mientras veía su puño sangrante y se inclinaba tomando un trozo de vidrio apretándolo fuertemente en la palma.
—¿Por qué nos hiciste esto?—Balbuceó entre llanto y risa, incorporándose para así mirarse en el trozo que quedaba de aquel espejo roto, apretando el peluche junto a la carta en su mano con rudeza.—¿estás feliz con esto? dime...¿¡DIME VANTE ESTÁS FELIZ CON ESTO!?—Gritó llevando el pedazo de vidrio a su pecho comenzando así, a trazar cortes constantes lastimándose así mismo.—pero claro que sí, si, si, si lo estoy, estoy jodidamente feliz, estoy putamente feliz ¡SI COÑO, SI LO ESTOY!—Volvió a reír antes de mirarse otra vez soltando un sollozo sonoro y lastimero.—es tu culpa, es tu culpa, es tu culpa, maldito, maldito, mil veces maldito, me mentiste, tú nos separaste, me dejaste, nos dejaste y te odio, te odio, te odio tanto ¡TE ODIO Y ME ODIO! TE ODIO Y VOY A MATARTE, TE ODIO Y VOY A MATARNOS, porqué soy Vante, soy Vante, soy el maldito heredero Kim, soy Kim Taehyung, soy...—Se acalló en palabras a causa de su llanto incrementándose, sus manos soltaron todo objeto dejándolos caer al suelo e inmediatamente se dirigieron a su cabello tomando en puños este jalándolo con fuerza tal que estaría seguro de que arrancaría mechones, dejándose caer de rodillas entre los cristales importándole poco si se lastimaba, meciéndose de atrás hacia adelante constantemente.—soy Tae, soy...no, cállate, cállate, cállate, CÁLLATE ¡DEJA DE DECIRME QUE HACER! DEJA DE REÍRTE, DEJA MI CABEZA, CÁLLATE ¡TE ODIO!—Gritó otra vez sin dejar de llorar como si quisiera reprimir algo, una risa que emergía perezosa entre sus sollozos.—me odias, me odias tanto como yo a ti, como a todos, nos odiamos, me odias y voy a matarte, Vante, Vante y Kookie, mi perrito, —Rió burlón a modo que golpeaba su propia cabeza con sus manos hechas puños.—Kookie, Jungkookie, mi amor, mi...mi maldito amor, yo...no ¡NO CARAJO! no, no, no, no, te dije que te calles ¿¡por qué no te callas!? —Gruñó impactando su cabeza esta vez repetidas veces contra la pared.—DEJA DE DECIRME QUE DEBO HACER, SIEMPRE LO HACES, CÁLLATE IDIOTA, CÁLLATE—Se golpeaba así mismo y cuántas más lágrimas derramaba sin consuelo, cuánto más fuertes eran los golpes dados a su propia anatomía, más reía a carcajadas.— TE ODIO, DEJA DE HABLARME, DEJA DE DECIR ESO, DEJA DE REÍRTE, BASTARDO, NO SOY UN MONSTRUO, TÚ LO ERES, TÚ, SOLO TÚ, TÚ ERES EL MALDITO MONSTRUO, TÚ ME OBLIGASTE A HACERLO, YO NO QUERIA, NO QUERIA, NO QUIERO, NO QUIERO, NO QUIERO—Peleaba internamente sin consuelo.— basta, basta, basta, YA BASTA.
Cinco. No puedes hacer nada más que llorar, es demasiado tarde.
“¿Por qué lloras? no me digas que te duele lo que hicimos.“
Cuatro. ¿Duele verdad? siempre dolerá lo que hiciste.
“CÁLLATE, MONSTRUO, MONSTRUO, maldito monstruo, eso eres, eso siempre has sido.“
Tres. Su nariz sangra, sus oídos zumban, su cabeza duele, todo lastima.
“Mira lo que hiciste, lo lastimaste, enfermo, jodido enfermo mental, das asco, deberías haberte muerto cuándo todos esos viejos asquerosos te metían la polla siendo un mocoso cobarde, tú no lo cuidaste bien.“
Dos. No vas a ganar, nunca pudiste hacerlo, jamás podrás salvar el amor de hermano que sientes por quién lleva tu sangre.
“ESO NO ES VERDAD SI LO CUIDÉ, si lo hice, yo lo hice, si lo hice.“
“No lo hiciste, lo condenaste y ahora es mío, mío, solo mío, por tu culpa, es tu culpa, puto enfermo das risa follándote a tu hermano.“
“DIJE QUE TE CALLES, CÁLLATE, CÁLLATE, CÁLLATE VANT-“
Uno. Él gana y tú pierdes.
Y su llanto se detuvo, sus orbes se abrieron quedándose neutral de expresión nuevamente, disponiéndose a tomar las pertenencias que había tirado mirándolas con atención al ladear su cabeza. Ya no habían lágrimas, gritos, no existía casi reacción humana más que aquella sonrisa ladina extendiéndose en sus belfos antes de suspirar, mirando a la mesa de la sala donde yacían los cigarrillos de Jeon, disponiéndose a tomar uno encendiéndolo para así, comenzar a fumar calmadamente a modo que tomaba el teléfono marcando casi de memoria el número que conocía muy bien.
—¿Choi?—El hombre al otro lado se quedó callado por la sorpresa unos instantes, respondiendo con un “señor“ no siendo pregunta sino que afirmándolo.— escúchame con atención, no tengo mucho tiempo para explicaciones. Estoy en Hong Kong, necesito que prepares la casa para cuando regrese a Corea, tiene que ser hoy mismo así que envíame el avión, —El sujeto al otro lado le respondió de inmediato con un “si, jefe.“—no tenemos que ocuparnos de lo demás, ya tengo a Jungkook conmigo, te daré la dirección de dónde estamos, di que me vengan a buscar y tráeme un sedante lo suficientemente efectivo como para que el mocoso no despierte hasta estar en Seúl otra vez, eso es todo.—Y cortó, terminando aquella llamada una nueva sonrisa se apoderó de su expresión dando una calada profunda al cigarrillo.—Volveremos a casa, perrito. Allí, vas a aprender que nunca, jamás en tu puta vida, debiste haberme traicionado y todos estos bastardos que te han ayudado sabrán, que Kim maldito Vante, ha vuelto por lo que le pertenece, ha vuelto por ti, mi amor.
No se lo esperaban eh, quiero teorías y comentarios porque amo leerlos, espero les haya gustado este capítulo y vamos a prepararnos para lo bueno que es malo porqué se viene lo cabrón, amores.
Sin más por decir, se despide Jungmin hyung.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro