₃. Fυeɢo
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JiMin tenía un completo debate mental. Para empezar, la estrella había sacado a todos de la habitación, incluso a su manager. Jamás pensó que JungKook aceptara continuar con la entrevista, pero no podía desaprovechar la oportunidad.
—Genial —habló con seguridad. El cantante ni despegaba sus negros y profundos ojos de él. Tomó asiento en el sillón de nueva cuenta y abrió su libreta.
—Procede —ordenó Jeon al aventar la botella que sostenía al piso. El estruendoso sonidos de vidrio quebrándose logró poner nervioso a Park.
—Dices que no hay persona que te conozca más a ti que tú mismo. Entonces, ¿puedes decirme quién es Jeon JungKook? ¿Qué se siente ser tú? —preguntó fijando sus ojos en los contrarios.
¿Qué se sentía ser él mismo? Jamás le habían preguntado eso. Miró a JiMin con curiosidad y pudo notar nerviosismo en sus bellos ojos. Aquel chico lo intrigaba. Por supuesto que sabía que los entrevistadores se tenían que interesar en las estrellas, pero con JiMin era diferente. Podía sentir mucho más que simple interés por trabajo.
—¿Qué se siente ser yo? ¿Quién soy yo? —bufó Kook con burla—. ¿De verdad no se te ocurren preguntas más creativas, ChimChim?
—Mi nombre es Park JiMin, y por favor le voy a pedir que responda mis preguntas —contestó con molestia y prosiguió—: Supongo que será pan comido para usted. Se conoce demasiado...
JungKook pasó su mano tatuada por su cabello, estilizándolo así y logrando que los ojos del entrevistador brillaran. Se levantó del sillón y caminó lentamente hacia JiMin.
Debía admitirlo, se sentía demasiado cohibido por el hombre que tenía en frente. Es que Jeon era... casi perfecto. Sus músculos se veían demasiado duros; sus ojos grandes y preciosos. Ni hablar de los tatuajes que cubrían su desnuda piel del abdomen.
—¿Quieres saberlo? ¿Confidencialmente? —susurró Kook una vez que estuvo cerca de JiMin. Básicamente estaba invadiendo su espacio personal. Las mejillas del periodista se colorearon de un leve carmín y trató de evitar el contacto visual.
—Sí. —Fue lo único que pudo salir de su boca. El cuerpo del otro estaba demasiado cerca; lo deseaba de una manera secreta y desesperada.
—Sexo.
Park JiMin ni pudo evitar sobresaltarse al escuchar esa palabra. Por supuesto que era normal, pero en ese momento... no entendía porqué se sentía tan nervioso. No se sentía incómodo, pero sí tenía unas ganas inmesurables de besar al chico que invadía su espacio.
—Las proyecciones de otras personas de lo que quieren que yo sea. —Su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse al momento en que el cantante tomó su mentón y lo obligó a encararlo, mirarlo a los ojos—. O lo que tú y tus lectores quieren que yo sea.
—Yo soy sexo, alcohol y drogas. —Su pecho subía y bajaba exageradamente. Cada vez necesitaba más oxígeno. Había algo en aquel chico que mostraba esos bien trabajados y duros abdominales que lo volvía loco; ya no estaba pensando con claridad. Es como si lo abrazara y lo hundiera dentro de un lago de lujuria pura y curiosidad.
—Soy un esclavo del rock and roll —añadió JungKook con sus labios a centímetros de tocar los ajenos. JiMin comenzó a producir demasiada saliva al pensar en besar esos labios ahogados de alcohol—. Nadie puede conocerme mejor que yo, porque yo vivo aquí.
—Yo puedo. Yo quiero —susurró Park con prisa. Necesitaba besarlo en ese momento.
Sus ojos se conectaron con intensidad antes de unir sus labios en un sediento y necesitado beso. Las manos de JiMin recorrieron todo el abdomen del contrario y lo disfrutó con locura. El beso no era flojo; al contrario, era salvaje.
Las lenguas de ambos habían ansiaado encontrarse con locura; sus salivas se conectaron al instante y era algo embriagante, sobre todo por el hecho de que Jeon aún sabía a alcohol.
No pudo evitar subirse sobre el cantante. Se sentó sobre su pelvis mientras lo besaba con pasión y pasaba sus manos por el largo cabello. La playera negra del periodista desapareció en segundo, y su tersa piel fue recorrida por las expertas manos de Jeon.
Nadie podía decir una palabra. Sólo se dedicaban a disfrutar del momento; nadie lo había planeado, pero vaya, los dos cuerpos se necesitaban el uno al otro. JungKook, sin duda, era sexo. Y JiMin lo corroboró cuando sintió su miembro endurecerse y crecer debajo del pantalón.
—Ah... JungKook... —jadeó cuando los ardientes besos del susodicho bajaron por su mandíbula y se instalaron en su cuello.
—Bebé, disfrútalo. Se mío por este momento —pidió mientras devoraba el cuello del pequeño chico que le había gritado minutos antes.
Debe admitir que sintió cómo su vida se le escapaba cuando estuvo debajo de las manos de aquel hombre. No podía pensar en otra cosa que no fuera JungKook. No podía pensar en otra cosa aparte de la erección del otro.
Por lo mismo, se bajó del regazo de Jeon y se arrodilló frente a él. Comenzó a luchar contra el pantalón de cuero de la estrella; para bajarlo, tenía que desabrocharlo jalando los hilos que ajustaban la cintura y terminaban en un nudo en la parte de enfrente.
Jeon acariciaba los cabellos rubios de Park y echaba su cabeza hacia atrás. La verdad es que su gran erección lo estaba matando en ese momento y el entrevistador de piernas delgadas se estaba tardando una eternidad en liberarlo de ese martirio.
Cuando finalmente logró bajar el pantalón, se dio cuenta de que el artista no llevaba nada más que eso; por lo tanto, se maravilló con el tamaño de aquel grueso y largo pene. Se mordió el labio inferior y con delicadeza besó el glande.
—Oh, bebé. Si lo haces de nuevo no creo poder aguantar —pudo apenas decir antes de sentir cómo JiMin introducía toda su extensión dentro de esa cálida y linda boquita—. Detente. No sigas, por favor —rogó Jeon.
A pesar de sus peticiones, JiMin hizo caso omiso y siguió succionando con esmero el pene del contrario. Le encantaba delinear las venas del pene de la estrella con la lengua, lo excitaba demasiado. No iba a parar, por supuesto que no. Necesitaba su semen empapando sus papilas gustativas.
—Amor, detente, para ya. Estoy a punto... —suplicó Kook antes de dejar escapar un varonil gruñido de su boca.
JiMin saboreó hasta la última gota de elixir que era el esperma de su ídolo. No dejó que ninguna gota se desperdiciara y el sabor amargo invadió su gusto.
—Pequeño, lo hiciste increíble. Pero ahora, me temo que tendré que hacete rogar para que me detenga. —Una vez que se recuperó del orgasmo provocado por la linda boquita del periodista, se levantó del sillón y lo cargó sobre su hombro.
Caminó con él hasta llegar a la mesa de billar que se encontraba a la mitad del cuarto. Lo sentó al ras de esta y tomó el borde del pantalón blanco con posesión.
—Oh, JungKook...—jadeó JiMin al sentir la profunda mirada del chico contrario sobre su cuerpo.
Desabrochó el pantalón y bajó el cierre. De un movimiento le dió la vuelta al delgado chico, logrando así que este último colocara sus codos sobre la mesa y su trasero quedara elevado.
Su pantalón fue bajado de un tirón; JungKook observó la hermosa piel de sus piernas y las acarició con parsimonia y experiencia. Seguido de esto, retiró la ropa interior blanca de Park y se maravilló al ver ese aro de músculos que tanto deseaba. Es que el periodista no podía ser más perfecto.
—¿Estás listo, amor? —preguntó mientras acariciaba la espalda contraria; JiMin asintió con la cabeza y Jeon lamió su dedo índice antes de introducirlo en su ventrículo.
Gemidos se escucharon y el cuerpo de JiMin temblaba bajo el toque de su ídolo. Sus piernas flaqueaban cada vez que los dedos llegaban y se acercaban a su próstata. Sólo se limitaba a jadear y a babear sobre la mesa.
—Mmh, Kook...
El cantante no pudo evitar morderse el labio y cerrar los ojos cuando tomó su erección con una mano y la froto un poco; seguido tomó el condón que había estado guardado en su pantalón y se lo colocó. Adoraba ver a ese chico volviéndose loco y temblando bajo sus manos.
Sostuvo sus caderas con fuerza y levantó su trasero. Era casi glorioso este chico. No podía creer que desperdició tanto tiempo follando con mujeres en lugar de hacerlo con chicos como JiMin.
Comenzó a introducir con lentitud su miembro en ese apretado agujero. Se sentía tan bien cómo el interior de JiMin se amoldaba a la perfección con su longitud. Los gemidos de ambos se hicieron presentes a lo igual que las embestidas.
Eran profundas y certeras. El chapoteo de sus cuerpos impactando uno contra el otro tampoco se hizo esperar y ambos se sintieron acogidos por el espíritu del rock.
Todo era sexo. Todo era coger; follar si quieren. Pero para Jeon, hacerlo con aquel joven periodista era lo que le daba sentido a su vacía vida. Escuchar sus gemidos y súplicas era lo más hermoso del mundo. Era mejor que cualquier melodía que pudo haber compuesto él mismo.
Cada vez que golpeaba su próstat, JiMin gritaba fuerte; sus piernas se doblaban y tenía miedo de caer al suelo. Pero la fuerza de JungKook era tal, que podía sostenerlo sin ningún tipo de dificultad.
—Ah... ¡JungKook! ¡Más, joder! ¡Más! —pedía. Y fue cuando se sintió vacío; JungKook había salido de su interior.
Jeon volvió a hacer un movimiento brusco con JiMin y lo subió a la mesa por completo; esta vez, el entrevistador lo vería a él mientras era follado.
La estrella se subió sobre la mesa de igual manera y volvió a entrar en el cuerpo de Park. Su espalda se arqueaba con cada embestida y sentía su cuerpo aún más débil que antes; la follada que estaba recibiendo le estaba arrebatando la vida. Su abdomen recibía descargas y pequeños jalones cada que veía el rostro sudado de Jeon tan cerca del propio.
Era hermoso. Era simplemente hermoso ver a JungKook tan cerca. Sus profundos y hambrientos ojos lo fascinaban; sus cuerpos se estaban fusionando debajo de la lujuria. El orgasmo de ambos se avecinaba.
JiMin no se puso resistir a lamer a su pareja por esa noche. Lamió desde su barbilla y recorrió su mandíbula hasta llegar a la oreja con miles de perforaciones.
—Eres genial, JungKook —susurró segundos antes de que llegarán al orgasmo; Jeon se vació dentro del condón que había colocado sobre su pene y JiMin lo hizo sobre el abdomen de ambos.
Después de correrse, el cantante de rock cayó sobre la mesa junto al chico que se había follado y trató de recobrar el aliento. Por otro lado, JiMin, quien apenas lograba recobrarse del enorme orgasmo que había experimentado, trató de recorrerse un poco; sin embargo, la mesa se terminó y terminó en el suelo frío.
—Ah, demonios. —Se quejó el periodista en voz alta.
—Eso fue... increíble —mencionó JungKook unos segundos antes de que la puerta fuera golpeada—. ¡¿Qué?! —gritó con fastidio.
—Señor Jeon, sale en cinco minutos. —Se les fue anunciado y el cantante se levantó de un salto.
—Perfecto, pequeño. Puedes agarrar tu ropa e irte, yo tengo un concierto que dar —habló mientras volvía a subir sus pantalones y a estilizar su cabello largo. JiMin se levantó con rapidez y agarró sus pantalones—. De verdad espero un gran artículo de tu parte.
Sus ojos se volvieron a conectarse; Jeon sostuvo el mentón contrario de nuevo y le dio un corto pero lindo beso. Y, sin embargo, Park se sintió confundido, ese beso fue algo desinteresado. ¿Había sido un error coger con ese hombre? ¿Lo hizo únicamente por el artículo?
Kook le dedicó una última sonrisa antes de salir de la habitación y dejarlo confundido y desnudo. Por supuesto que no olvidó tomar otra de las miles de botellas que había en el carrito de las bebidas antes de salir; jamás se le olvidaría algo tan importante.
—Mierda... —susurró para sí mismo.
La gente era una locura debajo del escenario. Las luces se apagaron por completo y los gritos comenzaron a intensificarse. Por primera vez, Jeon JungKook se presentaba como solista; la gente estaba vuelta loca.
Había pasado ya mucho tiempo desde que el cantante pisó el escenario, y cuando subió a él en la oscuridad, volvió a sentirse bien. Volvió a sentirse consumido por las embriagantes llamas del verdadero placer; el rock.
La música empezó a sonar y el espectáculo de luces impactó a cada uno de los espectadores. Los símbolos del rock no se hicieron esperar, pues el público levantaba sus brazos con seguridad y el símbolo del diablo era formado en sus manos. Estaban listos para rockear.
Una vez que el escenario estuvo completamente iluminada y Jeon comenzó a cantar, el fuego comenzó a salir y el ave fénix fue llamada.
“Love is like a bomb, baby.
C’mon get it on.
Livin' like a love with a radar phone.
Looking like a tramo, like a video vamp.
Demolition woman, Can i be your man?”
Todo el mundo gritaba al escuchar cantar a su artista favorito. Era obvio que segundo antes de entrar al escenario, el chico no pudo resistirse a meterse algo; esto con la intención de poder lograr su actuación.
El público entero cantaba junto con JungKook. Las chicas se volvían locas al ver el buen definido torso del cantante; sus movimientos eran demasiado provocadores sobre el escenario.
JiMin, por otra parte, estaba haciendo lo posible por terminar de vestirse y agarrar todas sus cosas. Escuchaba al chico cantar y su corazón se aceleraba a más no poder; era su canción preferida.
El alcohol abundaba por el lugar, nadie podía despegar su vista del escenario y soltar su botella. Los músicos de atrás tocaban con toda la energía del mundo, es que Jeon podía incendiar un escenario en minutos.
—¿Ves? ¡Te lo dije! Jeon es el mejor cantante de rock de la época. Te dije que no te arrepentirías —gritó el manager en el oído de SeokJin. HoSeok no podía parar de cantar junto con el público y la estrella.
—Seguro que lo dijiste, Jeon es una estrella —aseguró Jin.
El periodista salió por fin del camerino y corrió a mezclarse entre el público. JungKook era excepcional. Su manera de cantar volvía loca a la gente, sin mencionar que era el chico más sexy del mundo.
Se sintió algo extraño cuando, después de rociar una botella de cerveza sobre el público mientras cantaba, subió a una chica al escenario. Por supuesto que nadie lo tenía planeado, y esto se notó cuando la chica no pudo controlarse y comenzó a manosear el precioso cuerpo del cantante.
JiMin no podía sentirse enojado, después de todo, solamente habían follado antes del concierto y nada más. Pero finalmente, la chica se desmayó cuando Jeon le guiñó el ojo y continuó cantando.
“Pour some sugar on me!
Ooh, in the name of love...
Pour some sugar on me!
C’mon fire me up...
Pour your sugar on me!
Can’t get enough...”
Todo el mundo estaba gritando la letra de aquella canción. Todo el mundo, excepto JiMin; no podía pensar en otra cosa que no fuera Jeon: lo deseaba de nuevo... deseaba su cuerpo. Pero había algo más, deseaba conocerlo de verdad.
“I’m hot, sticky sweet
From my head to my feet, yeah”
Después de este pequeño verso, el solo de la guitarra se hizo presente y se sintió acogido en los brazos del rock and roll. No había retorno, JungKook estaba viviendo lo que amaba. Tal vez no de la mejor manera porque estaba drogado, pero lo estaba disfrutando más que a cualquier otra cosa.
Jeon abrió los ojos y su mirada se encontró con la de Park que lo miraba desde el público. Le sonrió de la única manera en la que podía hacer que alguien se derritiera: funcionó con JiMin. Para el siguiente verso, lo señaló.
“You got the peaches, I got the cream
Sweet to taste, saccharine
‘Cause I’m hot, say what, sticky sweet
From my head, my head, to my feet”
Un grito se hizo presente por parte del cantante y la gente correspondió y gritó en respuesta. Sin duda, era la mejor noche de la vida. Para todos en general.
SeokJin se estaba hinchando los bolsillos de dinero; NamJoon había revivido a una estrella del rock; JungKook estaba haciendo lo que más disfrutaba en el mund; y JiMin... él se estaba enamorando.
Todo el escenario ardió en llamas cuando el cantante continuó presentando todas las canciones famosas de la época. Sin duda, iniciar con: »Pour some sugar on me« había sido un éxito. Jeon JungKook estaba de nuevo en el juego.
Sólo faltaba que el artículo que publicara cierto joven de eyesmile fuera bueno para volver a ganar la aceptación de la gente y los críticos.
—¡Estamos aquí por el rock and roll! ¡Vivamos por el rock! ¡Hagamos el amor a plena luz del día, emerjamos de nuestras cenizas como las mismísima ave fénix!
Todos gritaron en aceptación de lo que había gritado el cantante cuando terminó su concierto. JiMin salió corriendo de ahí, sinceramente ya no podía seguir sintiendo aquello. No podía seguir pensando en aquella estrella, porque eso era: una estrella inalcanzable para él; una estrella que podía tener lo que quisiera, ¿por qué querría a JiMin?
Era hora de escribir ese artículo. Sin duda, Jeon se había ganado mucho más que el regreso como solista; se había ganado el corazón del periodista Park.
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