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—¿Qué tal este?— preguntó Irene, mostrándonos a mí y a Hoshi el vestido número cien de su armario.

Hoy tendría una cita con Junhui, estaba más loca que cuando tuvo aquella cita pésima con Yoongi. Espero con todo el corazón que este chico sepa valorar lo que el otro tonto no pudo, Irene en serio es una chica fantástica que se merece alguien que la valore y vea que es mucho más valiosa que todo el oro en el mundo, no lo digo por ser su mejor amiga, lo digo porque pase años viendo cómo mí amiga echaba lágrimas por alguien que simplemente nunca se daría la vuelta para verla.

Las lágrimas son como canciones, no se les dedica a cualquiera.

Eso decía mí abuelo.

Y Irene desperdició muchas de ellas solo por alguien que a penas y notaba su existencia. A veces ponemos nuestros ojos en personas que simplemente no valen ni un segundo de nuestro tiempo, tampoco nos damos cuenta cuando alguien de verdad nos mira, todo por estar perdiendo tiempo con gente que ni aunque nos disfracemos de la cosa más ridícula, se dará cuenta que estamos enfrente suyo.

—Irene, ya decídete por un atuendo— reprochó Hoshi —Nos has tenido toda la tarde encerrados aquí en tu habitación.

—Con lo que sea que te pongas estarás bien, si a Junhui le gustas, le vas a parecer hermosa con cualquier cosa— opiné. Ella suspiró frustrada y se tiró a su cama en medio de nosotros.

—En serio quiero estar bonita— musitó.

—Irene, te lo dije hace mucho cuando cambiaste tu forma de vestir solo por Yoongi, no hay necesidad de cambiar tu apariencia para que un chico se fije en ti— recordé y ella sonrió.

—Tienes a Lena y Jungkook como ejemplo— comentó Hoshi —Mira como se viste Lena y recuerda como eran las chicas con las cuales él se acostaba. A pesar de todo lo que es ella, él se enamoró de verdad y no por su físico, sino por su esencia, porque no cambió nada de ella para llamar su atención.

Sentí cosquillas en el estómago cuando Hoshi dijo eso, era verdad, soy una mierda como persona, pero aún así el orangután logro amarme, aún sabiendo que yo solo puedo insultarlo y que el cariño no es específicamente mí fuerte.

Pero es que eso es la definición de amor, ver más allá de lo físico, hoy en día ya nadie se enamora de la esencia de la otra persona, ni siquiera les importa si la persona que tienen a su lado es de buenos sentimientos, con tal de que tenga un buen cuerpo, está todo. Por eso las relaciones ya no duran más que semanas o días.

—Tienen razón, me pondré cualquier cosa— Hoshi y yo festejamos. Por fin nos dejaría de torturar con tantos cambios de outfit —Oye Lena, ¿tú no tendrías una cita hoy con tu orangután?.

—Así es— sonreí —Hoy en la mañana ya pasamos el día juntos y por alguna razón él quiere volver a repetir la salida ahora.

—Ese chico está raro— mencionó Hoshi —He escuchado que no jugó bien ayer, erró todos los goles, en vez de tirar la pelota al arco, la tiraba para cualquier lado.

—Si, lo sé— miré al suelo —Algo tiene, pero no sé que es. Ayer cuando me confesó que no quedo para el equipó para el que hizo las pruebas, creí que su bajo autoestima era por eso, pero en su mirada veo que es más pesado que eso.

—¿Le preguntaste?— cuestionó Irene.

—Si, pero me dijo que todo estaba bien.

—Pregúntale a Sunye— sugirió Hoshi —Ella te dirá lo que le pasa.

—No lo sé— divague —Siento que me estaría metiendo mucho en su vida y quiero que él sea quien me lo diga. Enterarme por terceros es algo feo, somos pareja, se supone que debe haber confianza entre nosotros.

—Entonces ya no se que decirte— exhaló Irene —¿Él vendrá a buscarte?.

—Si, de hecho dijo que...— me quedé callada cuando la bocina de un auto me interrumpió —Ya llegó— reí —Bien, nos vemos chicos.

Me despedí de ambos y salí corriendo para encontrarme con mí novio, era raro llamarlo así, más raro era mí entusiasmo cada vez que sabía que iba a verlo, irónico, antes ni en mis pesadillas lo quería encontrar.

Al salir de la casa de Irene, corrí hacia él como si está fuera la primera vez que nos viéramos, él no dudo en recibirme con los brazos abiertos, sus abrazos se habían vuelto raros, ahora me abrazaba mucho más fuerte, su rostro lo escondía en mí cuello y respiraba fuerte mí aroma, quizás yo me estoy volviendo paranoica, pero sentía como si él se estuviera por ir lejos y quisiera aprovechar estos momentos conmigo.

Lena, deja de pensar en tonterías.

—Hola ratita bonita— dejó un beso en la punta de mí nariz. Hice una mueca disgustada por su apodo.

—Solo ratita, nada de bonita, ni preciosa, ni hermosa, ni ninguna de esas mierdas— demandé cruzando los brazos. Él soltó una risita.

—Eres el Grinch del amor— mofó —Pero igual te quiero— se inclinó a mis labios y plantó un pequeño beso en estos.

—¿A dónde iremos esta noche?— indagué curiosa.

—A un parque de diversiones y a cualquier lugar— acunó mí rostro con sus manos, eran tan suaves y siempre olían rico —Está noche es nuestra, al igual que cada rincón de la ciudad— murmuró pegando nuestras frentes.

—Te siento raro— quería decir aquello desde ayer, pero no sabía cómo. Él suspiró y meneó la cabeza.

—Estoy bien.

—Pues yo siento que no es así— me encogí de hombros —Dime que si te ocurre algo me hablaras con la verdad. No quiero mentiras entre nosotros, Jungkook, ambos debemos ser sinceros, o sino ¿qué clase de relación tenemos?. La base de una pareja es la confianza— mis palabras al parecer le causaron algo de dolor, pues sus ojos me lo decían.

Se que tienes algo guardado, orangután.

¿Por qué no confías en mí?.

—Tranquila ratita— dejó un beso en mí frente —Te diré si algo ocurre.

Sonreí no muy convencida. Dejamos la plática a un lado y nos dispusimos a subir al auto, el orangután se notaba inquieto, su cuerpo estaba aquí, pero su mente en otra parte. Me dolía el alma de solo ver qué aquel chico alegre y tan energético, hoy este tan apagado, sin ganas de nada, algo le hicieron, lo siento muy dentro de mí, mí orangután está lastimado, algo no lo está dejando tranquilo, lo quiere gritar, pero al mismo tiempo pareciera que tiene atada la garganta.

¿Acaso cree que yo me enojaré por lo que sea que esté ocultando?.

Quizás mí maldita personalidad lo atemoriza de alguna manera, pero es que ya he sido lo más comprensible que he podido, ¿qué más debo hacer?, le he demostrado con acciones que puede confiar en mí, porque para mí las acciones valen más que unas simples palabras.

Frenó el auto en un semáforo, su rostro se mantenía neutro, mientras que sus piernas se movían inquietas, aproveché ese momento para tomar su mano, él bajó su vista, viendo como nuestros dedos estaban entrelazados, luego su vista decayó en mí, por fin sus ojos brillaban de nuevo, la anatomía de su rostro había recuperado algo de luz y su sonrisa había vuelto.

Llevó mí mano a sus labios y dejó un pequeño beso delicado sobre el dorso de esta, cuando tuvo que arrancar de nuevo, la soltó, pero no tardó mucho en tomarla de nuevo.

Estoy aquí, orangután y no pienso irme a ningún lado. Confía en mí.

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Mañana primer capítulo de "Diablo".

Falta el capítulo de la cita, que va ser muy emotiva y luego de eso, veremos qué pasa con el orangután.

¿Se irá o no?.

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Eternitely

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