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Jeon Jungkook
Ahora entiendo el miedo que Lena tenía por enamorarse y sentir, es una verdadera mierda cuando te tienes que separar de la persona que quieres. Tienes esa necesidad de atar a esa persona a ti y llevarla lejos para que no te separen de ella, ni hablar del jodido dolor que se hace sentir por cada rincón de tu cuerpo, quitándote las ganas para todo.
Me encontraba en el suelo, recostado por mi cama, viendo en mi celular la foto de aquel dibujo que nos hizo el hombre en el parque, ese fin de semana que salimos en bicicleta. Era como echarle más sal a la herida, saber que me ire, que no la volveré a ver, me está matando lentamente.
Mi padre no cambiaría de opinión, siempre que él ordena algo, se tiene que hacer, no hay vuelta atrás. Tendré que dejar toda mi vida, y me sigo preguntando ¿por qué?, de haber sabido que soñar me iba a traer tantos problemas, nunca los hubiera tenido.
Mire la hora en mi teléfono, me quedaba poco tiempo para ir a la escuela, ahora comenzaría la verdadera tortura, ¿cómo haré para verla directo a los ojos?. Ya le he mentido demasiado, lo sé, pero es que ¡joder!, si le digo todo lo que le he guardado, no solo va a querer matarme, sino que no va querer volver a verme en todo lo que le resta de vida y no quiero irme habiendo peleado con ella, aunque se que irme sin decir nada, será aún peor.
Bajaba por las escaleras sin ánimo alguno, mí cabeza era un lío entre lo que debía y no debía hacer. Papá cruzaba justo por la parte de las escaleras, quise ignorarlo, pero claro, era imposible.
—Buenos días hijo— saludó como si nada.
¿Qué tiene de buenos?.
—Hola— respondí frío, mirando al piso.
—Tú y yo debemos hablar.
—No, no tenemos— lo enfrenté —Ya me dijiste lo que querías, ya me dejaste más que claro que vas a arruinar mí vida hasta el día que me muera.
—Jeon— pronuncia con un tono de voz duro —Yo y tú madre solo queremos lo mejor para ti y también tu hermana. Ahora están muy jóvenes para entender, pero cuando en algún futuro tengan hijos, lo entenderán.
—La típica mierda que todos los padres dicen, cuando destruyen la vida de sus hijos— reí amargado —Si algún día llego a ser padre, te aseguro que no le cortaré las alas a mí hijo y lo apoyaré en cada decisión que tome, así no sea de mí agrado— aseguré. Mis palabras ya lo estaban haciendo enojar de nuevo —Y aunque seamos adolescentes todavía, entendemos mucho más que ustedes los adultos.
—Me hablas así porque estás enojado, lo entiendo y no me importa. Ya sabes cómo funcionan las cosas en esta casa, lo que yo....
—Lo que el señor Jeon diga se hace— interrumpí completando su típica frase —Dí algo que no repitas las veinticuatro horas del día.
—Bien, si así lo quieres— arregló su traje —Pasado mañana viajas a Santa Mónica, tu abuelo está muy feliz con la noticia. Así que ve preparando tus cosas.
¿Pasado mañana?.
Solo me que hoy y mañana para estar con Lena por última vez, creí que el viaje se extendería un poco, por lo menos hasta que terminara este año y comenzar el último allá, pero claro, entré más rápido me vaya, mejor será para papá y mamá, creen que el abuelo será capaz de borrar de mí mente a Lena y el sueño de ser futbolista.
Papá se retiró yendo hacia su despacho, a veces me pregunto cómo puedo ser hijo de ese ser tan despreciable y de esa mujer sin escrúpulos. ¿Acaso ellos nunca soñaron?.
Pero lo que más me duele, es pensar en la pequeña Sunye, harán con ella lo mismo que conmigo, apenas tiene quince años y se que no la dejarán vivir su vida feliz, pero con el carácter que tiene, se que les será difícil lograr que ella haga lo que ellos quieren.
Había llegado ya a la secundaria, dudaba si bajar o no, quería poner en marcha el auto e irme lo más lejos de todos y todo, pero eso solo levantaría más sospechas, aunque no sé si seré capaz de fingir una sonrisa cuando esté ahí dentro.
Todos se veían felices, mientras que yo tenía una cara de querer morir hoy mismo. Al llegar a los pasillos de los casilleros, mí vida tuvo un poco más de sentido, Lena estaba buscando cosas en su casillero, hoy traía el cabello recogido, lo tenía atado en una coleta baja, con dos mechones sueltos adelante.
Mí ratita, quien sabe cuándo nos volveremos a ver.
Ella viró su rostro en dirección a mí, sus labios se ensancharon mostrando una sonrisa dental, podía decir con seguridad que era la más hermosa que he visto en toda mí vida, solo una sonrisa de ella bastaba, para ver cómo todos los problemas se desvanecen.
No me aguanté más y corrí hasta ella, se veía confundida, la pobre no entendía ni la mitad de las cosas, mientras que yo solo necesitaba sentirla contra mí. Ni siquiera la dejé respirar, abracé su pequeño cuerpo, apretándola contra mí pecho, cerré mis ojos e inhale su delicioso aroma a frutilla, quería guardarlo para recordarlo siempre.
—Orangután ¿qué ocurre?— se separó un poco. Sus ojos, el brillo en ellos me quemaba el alma.
—Te extrañé, eso pasa— forcé una sonrisa.
—Pero si nos vimos ayer— hizo una mueca.
—¿Qué hay de malo en que un novio extrañe a su novia?.
—Nada— levanta sus hombros y los deja caer de nuevo.
Tomé su rostro y me incliné a sus labios, los tomé con los míos, robándole todo el aire que tenía. Nunca había probado a alguien tan dulce como ella, es como si todos los besos que he dado a otras mujeres, no valieran nada. Mí corazón se aceleró cuando sus manos tocaron mis mejillas, su toque quemando cada centímetro de mí piel, nuestros corazones subiendo de ritmo con cada movimiento.
Sus labios sueltan los míos, su frente se pega a la mía, su respiración al igual que la mía eran muy aceleradas. Ella no lo sabía, pero estos serían nuestros últimos besos, nuestros últimos momentos.
—Te amo, nunca lo olvides— besé su frente.
—Me estás asustando— manifestó con preocupación en su mirada —¿Ocurre algo?.
Me iré lejos de ti, eso ocurre.
—Estoy bien— besé sus labios por un corto tiempo —¿Esta tarde puedes ser solo para mí?.
—¿Por qué?— frunció el ceño.
—Lena, es mejor si no haces preguntas, solo responde si o no.
—Si— contestó no muy convencida —No tengo nada que hacer en la tarde. Hoshi debe ir a ver a su abuelo y Irene tendrá una cita con Junhui.
—¿Entonces ese arroz ya se cosió?— sonreí de lado.
—Le falta un poco todavía, solo poquito— sonrió dándome un guiño —¿A dónde iremos esta tarde?.
—No lo sé— me encogí de hombros. La estaba confundiendo —Quiero decir, que hoy andaremos sin rumbo fijo, iremos donde el destino quiera que vayamos.
—¿Te golpeaste la cabeza o te metiste drogas?— se cruzo de brazos. Era tan linda.
—Claro que no— reí —Solo quiero pasar un día diferente contigo y mañana también.
—¿Okey?— respondió desconfiada.
El timbre sonó, debíamos ir a nuestros respectivos salones. Debía ser más claro cuando hablaba con ella, mí comportamiento extraño podía hacerla dudar y lo más seguro es que se ponga a preguntar, hasta sacarme la verdad.
Perdóname ratita.
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¿Se irá o no se irá?
¿Lena se enterará de la verdad?
¿Junhui con Irene?
¿Sunye hará algo?
Muchas preguntas, pero todavía sin respuestas :)
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Eternitely
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