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Jeon Jungkook

Ya estaba de nuevo en casa. El sol ya se estaba yendo y le daba paso a la luna, había sido una buena tarde, no se cómo explicar la sensación que sentí al ir con Lena al panteón de su abuelo, quizás no lo dijo con palabras, pero que me haya llevado a visitar la tumba de su abuelo, me hizo darme cuenta que ella me ama sinceramente.

Está fue la primera vez que la ví un poco vulnerable, siempre se muestra como una chica imbatible, pero hoy demostró que no siempre es así, su abuelo, él es el único que puede poner triste de verdad a la ratita.

Papá estaba en casa, su perfume importado perfumaba cada rincón de la casa, era raro que estuviera tan temprano, por lo general llega luego de que Sunye y yo estuviéramos dormidos. Quise pasar de largo la sala porque no tenía ganas de verlo ni a él, ni a mi madre, pero cuando estuve a solo unos pasos de pisar el primer escalón de las escaleras, él aclaró su garganta y no me quedo de otra que retroceder.

Estaba sentado en un sofá junto a mi madre, la pequeña Sunye se veía atemorizada, sus manos estaban entrelazadas sobre sus muslos, sus dedos se movían inquietos, su mirada estaba en la alfombra. Nada bueno ocurría y ella era suficiente prueba.

Por otro lado, papá se veía serio como siempre, con su pierna derecha encima de la izquierda y con su brazo derecho sobre el brazo del sofá. Hoy se veía más imponente que de costumbre, esa mirada de perro rabioso no me daba una buena sensación.

—¿Dónde estuviste toda la tarde?— averiguó papá.

—Con mi novia— respondí con seguridad. Noté como mamá viró su rostro hacia otro lado y sonrió con sarcasmo. Lena no le agrada y se que mamá tampoco es de su agrado.

—Pasas mucho tiempo con esa chica— alegó. Arqueé una ceja.

—¿Algún problema?.

—Ella no te conviene— intervino mamá, ganándose un apretón de mano por parte de mi padre. Ella lo miró mal y solo cayó.

—Mamá, ya estoy bastante grande para saber quién me conviene y quién no— declaré.

—Todavía eres un chiquillo, Jungkook. No sabes nada de la vida, ni siquiera lo que quieres, estás en la edad dónde cambias de chica como cambias de camiseta— replicó papá.

—Eso era antes, ya no soy un chiquillo inmaduro, se lo que quiero— miré a Sunye, la pobre parecía estar temblando —¿Puedo irme a mi habitación? Estoy cansado.

—Te irás cuando yo lo diga— decretó. Papá podía ser odioso cuando quería —Tu madre me ha contado sobre unas pruebas para un equipo de fútbol y sobre ese sueño absurdo de ser un futbolista profesional— abrí mi boca para hablar, pero él no me dejó —Mira hijo, me encanta que hagas deporte, que seas el capitán de un equipo y todas esas cosas. Pero el fútbol no es una profesión, a menos, no aceptada en mi familia.

Eso ya lo sabía, no hacía falta que me recordara que en los Jeon si no tienes un título profesional de algo universitario, eres visto como la deshonra de la familia, un mediocre que no llegara a nada nunca. Para mí padre que es amado por los medios, sería una vergüenza si por primera vez un Jeon fuera visto de esa forma.

Es totalmente estúpido, por mantener en alto el jodido apellido debo de rechazar a mis sueños. Peor aún, mis padres aceptan eso, todo por no perder un poco de prestigió.

—También se que esa chica...Lena, te acompañó— prosiguió —Por eso creo que lo mejor será que termines con ella. No solo porque es la hija de uno de mis empleados, sino que también porque no te aporta nada bueno.

—¿Es en serio?— reí sarcástico —Quítame el sueño del fútbol, aunque duela lo superaré, pero Lena, eso sí que no te lo voy a permitir. Solo porque tú no quieras perder tu popularidad, significa que yo tengo que arriesgar mi felicidad— sus pupilas se dilataron, pude ver cómo la furia se iba aumentando dentro suyo —Lo siento, padre, pero no voy a obedecerte.

—¡Basta!— se levantó de golpe. Miré de soslayo a Sunye, sus ojos estaban cerrados y de estos caían pequeñas lágrimas. ¿Por qué estaba así? —Escúchame bien, Jungkook— me apunto con su índice —Dejaras a esa chica, al igual que dejaras esos estúpidos sueños.

—Dejo lo que tú quieras, pero si la dejo a ella sería como dejar de vivir— lo enfrenté. Di un paso más hasta quedar más cerca.

Papá y yo éramos iguales, teníamos la misma estatura, incluso en cantidad de músculos éramos iguales. Lo único que nos diferenciaba, era que yo no soy tan insensible, pienso en los demás, en sus sentimientos. Mientras que él solo piensa en cómo hacer más millones, sin importar que en el trayecto lastime a su propia familia.

Papá tenía todo el cuerpo tensado, sus puños estaban cerrados tan fuertes, que su piel se había vuelto más blanca que un papel, todas las venas se le marcaban, lo había cabreado en serio. Se dió cuenta que yo no daría mi brazo a torcer, fue entonces que sentí mi mejilla arder, su mano se estrelló con mi piel, quemando hasta mi alma.

—¡Papá!— oí gritar a Sunye —¿¡Cómo puedes golpear a tu propio hijo!? ¿¡Es que acaso no tienes corazón!?.

—Cierra la boca, Sunye. ¿O tú también quieres que te maté a golpes?— levantó nuevamente su mano, Sunye cerró los ojos esperando el golpe, pero no sé lo iba a permitir. Él asombro pasó por un efímero momento por los ojos de mi padre, mi mano sostenía con fuerza su brazo, mientras protegía a Sunye detrás mío.

—Haz lo que quieras conmigo, pero a ella no le toques ni un pelo— siseé rabioso. Solté su brazo con brusquedad. A estas alturas me daba igual si él era mi padre, mire a mamá decepcionado de ver cómo solo se quedaba callada —¿Qué clase de madre eres?— cruzó los brazos y desvió la mirada.

—Te irás a Santa Mónica con tu abuelo— mi vista decayó nuevamente en papá, me quedé perplejo al oír lo que salió de sus labios. Por la forma en que me miraba, sabía que lo decía en serio —Allá con él aprenderás a comportarte y te olvidarás de ese estúpido sueño y de esa mocosa que no hace más que envenenar tu mente.

—¡No hables así de Lena!— vociferó Sunye. Por primera vez en la vida, ví la furia plasmada en mi hermana —¿Cómo puedes ser tan despiadado? ¿Qué no te das cuenta que estás pisoteando la felicidad de tu hijo?. ¡Por dios, papá!, no puedes mandar a Jungkook a otra parte, solo porque quiere ser algo diferente.

—Tú no te metas— demandó apretando los dientes —Lo que yo digo se hace y si no les gusta, ahí está la puerta, pueden irse cuando gusten, vamos a ver cuándo tiempo duran sin dinero, porque de mi y su madre, no obtendrán un mísero centavo.

—He conocido a muchos hijos de puta, pero ninguno se compara a ti— Sunye salió corriendo antes de que papá la matara.

Yo no dije nada, ¿qué podía decir?, ya estaba todo más que claro. Me tendré que ir, tendré que dejar a mi ratita, justo ahora que todo estaba yendo bien. Por fin estaba siendo feliz, por fin me había pasado algo verdadero y de pronto, todo se oscureció y las cosas comenzaron a derrumbarse encima mío.

Subí las escaleras, corriendo detrás de Sunye, se que ella no solo llora y siente impotencia por mi, sino porque sabe que un futuro cercano, ella deberá enfrentar lo mismo que yo, tendrá que pasar por esta guerra entre lo que quiere y lo que nuestros padres desean.

—Sunye— la llamé antes de que entrara a su cuarto. Cerró la puerta y se dió vuelta para verme —Ven aquí— abrí mis brazos y ella no dudo en correr hacia a mi. Odiaba verla llorar —Shhh...todo estará bien— besé su cabeza.

—No, nada lo estará— su voz se quebró —Te irás, me dejaras a mi y también a Lena. No te mereces esto— apreté mis ojos con fuerza al oír el nombre mi ratita, no quería llorar, debía ser el soporte de Sunye.

Joder, como cuesta.

—Por favor, Sunye, no le cuentes nada a Lena— me soltó de la nada, me veía incrédula.

—No puedes ocultarle esto, ya lo hiciste con el tema de las pruebas. Lena no te perdonará tantas mentiras.

—¿Crees que no lo sé?— pase mis manos por mi rostro. Esto era demasiado para mi cabeza —Solo no lo hagas, Sunye.

—Hay que llamar a la abuela— soltó de la nada.

—Estas loca— negué con la cabeza —No podemos hablar con esa mujer, ni siquiera tenemos su número.

—Llamó a papá hace un par de días, su número quedó registrado en su celular, solo debo meterme en él y...

—No, Sunye— dije firme —No te meteras en el teléfono de papá, ni llamaras a la abuela.

—Que fácil te rindes— se dió la vuelta y se metió a su cuarto dando un portazo.

No es que no quiera a la abuela, simplemente nunca he tenido contacto con ella. Hace años engañó a mi abuelo, yo era un bebé todavía, todos le dieron la espalda, porque no podían creer lo que le había hecho a su esposo, mi abuelo se fue a Santa Mónica para nunca más cruzarse con ella. Ni Sunye, ni yo la conocemos en persona, solo por unas fotos que hace mucho hayamos en el ático, era una mujer de verdad muy hermosa.

Me hubiera gustado pasar tiempo con ella, se que Sunye igual, pero papá siempre ha sido el obstáculo principal, él la odia y por lo tanto, asume que nosotros también debemos hacerlo. Pero no podíamos hablar con ella para que nos ayudará, ni siquiera sabe quiénes somos, mucho menos intentó alguna vez acercarse a nosotros.

Lo mejor era resignarme, me iré y mi vida acabara para siempre y junto a ella, mi felicidad con la ratita.

¿Por qué las cosas tienen que complicarse siempre?.

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Vayan preparando los pañuelos :)

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Eternitely

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