Solo faltaba una clase más para que el día terminará.

Las cosas con Irene se solucionaron, ella se disculpó por la forma tonta en que se había comportado, aunque yo también acepte un poco la culpa de lo que sucedió, pero aún así decidimos dejar eso en el pasado.

Caminábamos por la cafetería rumbo a nuestra mesa, era la que más alejada de todos se encontraba, de paso le eche un vistazo a la mesa de los populares, dónde se sentaban los del equipo de fútbol y las porristas. Mi mirada fue directa a Jungkook, estaba hablando con su pálido amigo Min Yoongi, aunque el chico tenía una cara de disgusto, adivino a que le está hablando sobre la cita y por eso tiene esa cara.

Y se preguntarán ¿por qué le pedí a Jungkook que consiguiera una cita con su amigo para Irene si yo no estoy para nada de acuerdo con ese enamoramiento?, sonara cruel, pero quiero que mi amiga se desilusioné lo más rápido posible, así pasamos a las etapas, ella se deprime, yo la consuelo y en menos de lo que canta un gallo recupero a la Irene de antes, que si tenía neuronas.

No va ser muy difícil que Yoongi la haga poner los pies en la tierra, ese chico es igual que yo, dice las cosas sin importar a quien puede o no herir.

Comencé a comer tranquila mi comida, hasta que de la nada mi celular timbró, un mensaje me había llegado, pero figuraba como "número desconocido". Fruncí el entrecejo y entre para ver qué decía, con solo leerlo ya podía descifrar de quién se trataba. Lo que me sorprendía era que tenía mi número.

¿Cómo lo habrá conseguido?.

—¿Y esa sonrisa?— pregunta Irene, dándose cuenta de la sonrisa rara que tenía mientras leía el reciente mensaje —¿Acaso murió alguno de los populares?.

Puse mis ojos en blanco sin dejar de sonreír;—No, desafortunadamente. Pero si tiene que ver con uno de ellos.

—Pues cuenta— dice desesperada por saber.

—Acepte ser la tutora de Jungkook— sus ojos se abren hasta más no poder —Pero ahí no termina todo, no le iba a hacer las cosas tan fáciles, le pedí algo a cambio.

—Esto es demasiado para mi pobre cerebro— sostiene su cabeza con ambas manos —No puedo creer que tú y Jeon Jungkook, el capitán del equipo de fútbol hayan llegado a un acuerdo. ¿Y como es posible que no le hayas arrancado la cabeza?.

—Creeme que fue bastante difícil contenerme— ella ríe negando.

—¿Y que fue lo que le pediste?.

—Algo para ti— muevo mis cejas hacia arriba y abajo. Ella me mira con miedo —Le dije que si conseguía que su mejor amigo tuviera una cita contigo, yo lo ayudaba a estudiar.

—¿¡Que!?— exclama alterada y todos los que estaban en la cafetería nos miran.

—Grita más fuerte, en la NASA no te oyeron— sonríe apenada.

—¿Enserio hiciste eso? ¿Por qué? Que yo recuerde a ti no te gusta la idea de que a mí me guste Yoongi.

—Y no he cambiado de parecer, pero para serte sincera, lo hice para que conozcas a ese chico como de verdad es. Jungkook me acaba de enviar un mensaje diciéndome que la cita está confirmada, pero estoy más que segura que si él no lo hubiese presionado, ni en sueños hubiera querido.

Ella hace una mueca de disgusto;—¿Por qué juzgas a todos sin conocerlos? No sabes si Yoongi es un chico lindo.

—Solo digo y hago lo mismo que ellos hacen con nosotras, o que ¿crees que hablan bonito acerca de los nerds?. Abre los ojos, Irene.

—Los tengo abiertos, Lena— asegura y sigue comiendo su comida. En todo lo que duro el receso no me volvió a hablar, ni siquiera cuando le dije que mañana sería la cita con Yoongi.

Las clases por fin terminaron, Irene no me habló en todo lo que duro la última clase, lo único que hizo fue suspirar como una tonta y como siempre, escribir en todo su cuaderno el nombre de Min Yoongi con miles de corazones al rededor de este.

Me da diabetes y cáncer ocular.

—¡Ratita!.

Sabía perfectamente de quién era esa voz, pero aún así no me detuve y seguí caminando por los pasillos, necesitaba llegar a casa y tirarme a dormir por muchas, muchas horas. Cómo lo esperaba, Jungkook se posiciona enfrente mío deteniendo mi andar, se veía cansado, su pecho subía y bajaba, me daba felicidad saber que corrió para alcanzarme.

—¿Acaso eres sorda?— cuestiona agitado.

—Nop, te escuché, pero no tenía ganas de detenerme— respondí simple.

—Cumplí con mi parte del trato, ahora te toca a ti— yo solo levanto mis cejas, me hice a un lado para seguir caminando, pero él tomo con brusquedad mi brazo —¿A dónde vas? Debes cumplir tu parte, no quieras jugar conmigo, Lena.

—Enserio estás desesperado— reí. Pero eso solo lo hizo enfurecer más, a tal punto de que hiciera más presión en mi brazo.

—Dejate de juegos o no te va a gustar nada verme enojado— sentencia. Yo sigo neutra —La hora.

—11:30 a.m— sabía que no me preguntaba por la hora actual, pero me gustaba verlo enojado.

—Sabes perfectamente que no te estaba preguntando por esa hora— si seguía enojandose la vena de su frente explotaría.

—A las cuatro— ruedo mis ojos rendida.

—En mi casa— dice para luego soltarme —Y más te vale que vayas, porque sino iré yo mismo por ti a tu casa y no te va a gustar para nada el escándalo que armare.

—Ah no, niño, las cosas se harán como yo diga— dije con voz clara y firme —No te equivoques conmigo, porque así como tú, yo también soy capaz de armarte un escándalo y creeme, no te va a gustar nada.

Ríe con sarcasmo;—No me das miedo, ratita.

—No subestimes a esta ratita, Jungkook, porque puedo sorprenderte.

Luego de advertirle de lo que soy capaz, lo esquivo y sigo con mi camino. Idiota, cree que por ser más alto, más fuerte y ser un popular puede intimidarme, yo puedo dar más miedo que todos ellos juntos y eso que solo soy una rata de biblioteca como todos ellos me llaman.

Muchos de los nerds se sorprenden cuando ven que yo soy la única que no retrocede cuando un popular se acerca o no me quedo callada cuando nos insultan. Sufrí por muchos años bullying y hace años atrás cuando los estúpidos de mis compañeros me hicieron ir a terapia por querer suicidarme, me jure a mi misma jamás dejar que nadie más me pase por encima o que se burlen de lo soy.
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—Ilyxjk
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