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Jeon Jungkook

4 de noviembre.

Hoy es el cumpleaños de la ratita provocadora. Ya había pasado una semana desde aquella pequeña pelea que habíamos tenido, su comportamiento ha cambiado, aunque suene un poco imposible. Ya no es aquella chica que te lleva la contraria cada que abres la boca, o la que te aleja cuando le quieres mostrar afecto, claro, su mal humor sigue ahí, pero es menor al de antes.

Hoy era su día y quería hacerle algo especial, hablé con Irene, Hoshi, hasta con su familia para saber que era lo que le gustaba, claro, además de confundirme con sus actos, volverme loco con su mal humor y frialdad. Yo no sabía mucho de ella, a penas se el nombre de su bicicleta, Lena no era muy abierta, no contaba mucho sobre si misma y sus gustos, a parte de saber que ama la ropa holgada.

Pero las personas de su entorno me dejaron de la misma forma, sin saber hacia dónde ir. Lena cambió sus gustos luego de la muerte de su abuelo, se alejó de todos, incluso ni su propia familia sabe lo que le gusta, ya que ella no es muy habladora de eso. Aunque también me dijeron que no gastará mi tiempo en organizar una fiesta, a Lena no le gustaba celebrar su cumpleaños, la muerte de su abuelo la había destruido completamente.

Lena no tenía muchos amigos cuando era pequeña, en sus fiestas nadie iba, ni siquiera sus primos o tíos ya que vivían muy lejos. Su abuelo era quien le alegraba sus cumpleaños, cada año se vestía de algo distinto y jugaba con ella, Lena se acostumbro a eso, pero cuando él ya no estuvo, para ella la fecha de su cumpleaños solo se convirtió en un día más.

Entonces no supe que hacer, porque si hacía una especie de celebración, solo me ganaría el odio de ella y no quiero eso, hemos estado más que bien en este último tiempo y no quisiera cagarla. Así que se me ocurrió otra cosa, en vez de hacerle una fiesta, solo haré algo especial para ambos.

La iba a llevar al mirador donde tuvimos una de nuestras tantas discusiones, iba a hacer algo especial, en serio quería que no pasara su día dentro su habitación aburriendose. Tuve que insistirle demasiado para que aceptará, y al final, luego de mil intentos sin descanzo, aceptó.

—No era necesario que hicieras algo para mí, con que me dijera feliz cumpleaños me bastaba— protestó. Estábamos ya estacionados en el mirador, como siempre ella en modo negativo.

—¿Algún día dejaras de ser tan negativa?— levanté una ceja y ella resoplo mirando por la ventana.

Lena era un dolor de cabeza hasta en su cumpleaños, jamás creí conocer a una persona tan amargada con ella, era como el Grinch de su propio cumpleaños. Espero que no se ponga más odiosa cuando vea todo lo que preparé, mucho menos que le dé esos arranques de ira, porque no gaste todo mi tiempo decorando el lugar y comprando comida para nada.

Baje del auto y lo rodeé para ser un caballero y abrirle la puerta, pero estamos hablando de Lena Park, ella solita se abrió la puerta y bajo. Dios, ¿qué es lo que le ví para enamorarme de ella?. Su expresión era la de siempre, neutra, sin mostrar ni una sola emoción.

—Cambia esa cara— pedí, posando una mano en su mejilla derecha.

—Obligame— replicó retadora.

Sonreí de lado y frunció el ceño, amaba esa personalidad agrandada que tenía, solo que conmigo siempre se le iba a la mierda. Acerque mi rostro al suyo y ante de que se hiciera para atrás, aplaste sus labios con los míos, sus pequeñas manos hicieron presión en mi pecho, me quería alejar, pero yo no la dejaría. No sabía que su cumpleaños era el día en que más amargada se ponía.

—No me retes, ratita, conmigo no puedes— volteó los ojos y eso solo provoco que le robara otro beso.

—¡Ya!— se alejó. Era tan linda cuando se enojaba— Muéstrame lo que sea que hayas hecho y ya vámonos de aquí— cruzó los brazos y comenzó a caminar sola.

Dios, dame paciencia.

Corrí tras ella, porque quería estar presente para ver su expresión cuando viera todo lo que me esforcé para hacer de este día algo inolvidable. La veía caminar con la mirada en el suelo, era raro verla otra vez con falda, aunque me ponía feliz ver qué traía puesto aquel saco que le regale.

—¿Desde cuándo te volviste fan de las faldas?— pregunté, para romper con el silencio.

—Yo no quería usarla, me la regaló mi madre y me obligó a ponermela— suspiró agobiada —Detesto está porquería, más aún detesto que las personas elijan cómo debo vestir. ¿Qué hay de malo con mi ropa?— paró y se dió la vuelta para verme.

Sonreí para acercarme a ella, tome sus manos y la mire directo a los ojos. Ella podrá insultarme, tratarme mal de todas las formas posibles, pero cuando veo sus ojos, ellos solo me dan amor.

—Tu ropa no tiene nada malo, eres hermosa con lo que sea que te pongas— me incline para besar su mejilla, la cual de inmediato se pinto de color rojo.

—Hay que seguir caminando— dijo, evitando lo que acababa de pasar.

El camino hacia dónde estaba lo que preparé, era bastante alejado, así que teníamos mucho por recorrer todavía. Aunque en compañía de ella no me molestaba caminar millones de kilómetros, la luna era nuestra acompañante, brillaba hermosamente y con su luz volvía más bonita a Lena, estaba tan idiota por esa chica.

La ratita se detuvo en seco cuando llegamos al lugar, me pare a su lado para ver su reacción. Sus labios estaban entreabiertos, sus ojos brillantes, aunque para mí quería llorar. Ahora mismo me mataba la duda de si le gustó o no.

—¿Te gusta?— pregunté tímido.

—Es...— parpadeó un par de veces y luego aclaro su garganta —Es muy bonito.

Entonces mi corazón se sintió aliviado y siguió latiendo normal. Ella camino sonriente hasta lo que había preparado, que no era la gran cosa, pero al parecer para ella valía mucho, solo bastaba ver la forma en que lo veía todo.

—¿Tú hiciste todo esto para mí?— me miró con la vista iluminada.

—Claro que si— me acerque a ella, quedando frente a su diminuta persona —Mi idea principal fue hacerte una fiesta, pero luego me dijeron que no te gustaba festejar tu cumpleaños, así que decidí ir por algo más íntimo, solo para los dos.

Sus labios se estiraron mostrando una bonita sonrisa dental. Lena me dejó atónito cuando sus brazos se enredaron alrededor de mi torso, me estaba abrazando, cosa que por lo general casi nunca hacía, ella no mostraba afecto por nadie, pero estaba siendo más blanda conmigo.

—Gracias por haberte gastado por esto— murmuró, sin soltarme.

—No me molesta gastar mi tiempo en ti, todo vale la pena cuando te veo feliz— bese su frente.

Su bonito rostro se despegó de mi pecho, se paró de puntitas para poder alcanzar mis labios. Me mataba su forma tierna de besarme, cuando ella lo hacía, no movía los labios, solo los dejaba estáticos. Lena utilizaba su amargura como un escudo para no sentir, ella necesitaba que alguien quitará ese escudo para poder mostrarle que el cariño no era malo.

Mi ratita solo tiene miedo de salir lastimada, la entiendo, todos tenemos miedo a salir destruidos por una persona en especial. Quisiera ponerla en una cajita de cristal para que nadie la dañará.

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Volvió su pareja favorita, gracias por esperar <3

No puedo creer lo rápido que crece está historia, incluso cuando no he actualizado. Gracias por su apoyo <3

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Eternitely

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