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—¡Jungkook detente!.
Si, parecía una loca gritándole hace más de media hora que fuera más lento, Lili no es una de esas bicicletas último modelo que van como un rayo, ella necesita su tiempo, o más bien yo soy muy mala hasta para pedalear, mis piernas deben hacer ejercicio. Hasta los ancianos van más rápido que yo en sus bicis de la época de los dinosaurios, es demasiado humillante.
—¿Ya llegaste ratita?— pregunta con burla al detenerse.
—Cállate— espeté, quitando mí casco y lo único que podía oír era la risa escandalosa de Jungkook.
—Eres muy lenta.
—¿Pues que esperabas de mí? Yo no soy flash— respondí algo molesta —Y para hacerlo aún más humillante, dos ancianas sin dentadura se burlaron de mí cuando me pasaron más rápido.
—Lena, es que en serio debes ejercitarte— comentó riendo.
Dejando de lado las burlas a mí mal estado físico, decidimos dar una vuelta por el gran parque en el cual habíamos estacionado, era el más importante de la ciudad, aquí te podías encontrar con diversos tipos de artistas, desde bailarines, hasta pintores que retratan a las personas sin cobrarles nada, mimos, acróbatas, malabaristas, magos, cantantes, etc, etc, había de todo un poco. El lugar estaba lleno y era de esperarse tratándose de un lugar tan enorme y más porque de noche se vuelve aún más llamativo cuando sus luces se encienden.
Yo observaba todo con mucho detenimiento, aunque jamás me di cuenta de que Jungkook tenía una de sus manos entrelazada con la mía y la verdad, no me molestaba, su tacto era algo a lo cual cada parte de mí cuerpo ya estaba acostumbrado y siendo sincera, me gustaba estar así con él, era tranquilizante. Nos habíamos detenido cerca de un hombre que estaba retratando a dos niños muy tiernos, era increíble lo que podía hacer solo con una hoja, lápices y la pura imaginación, las texturas eran magníficas, las líneas, las formas, tal cual la realidad que frente a nuestros ojos estaba.
—¿Quieres uno?— musitó el orangután luego de que el señor terminara con los niños y les entregará su retrato. Ellos corrieron felices para mostrarles a sus padres aquella obra de arte.
—No, mejor sigamos caminando, yo no soy muy fotográfica y no me siento cómoda estando parada en un solo lugar y sintiendo la mirada de alguien— quise escapar, pero él no me dejó.
—Vamos, eso se puede solucionar.
Iba a seguir protestando, pero él solo me jaló detrás suyo llevándome hacia donde estaba el hombre, yo me quedé alejada a tan solo unos pasos mientras observaba como el orangután le decía cosas al oído al hombre y este reía como si lo que el tonto le dijera fuera lo más chistoso que ha escuchado en su vida. Me molestaba un poco no saber de que hablaban y de porque lo hacían en silencio, ¿qué no debía oir?, o es que quizás el orangután está coqueteando con ese señor, okey, eso sería raro.
Jungkook vuelve hacia mí con una gran sonrisa brillante plasmada en sus labios, que la verdad, no me dejaba para nada segura. El señor tomo sus lápices y comenzó a dibujar quien sabe que cosa, yo solo me quedé ahí parada con el orangután a lado mío tomando mí mano con la suya, el hombre ni nos miraba, ¿cómo se supone que nos dibujé si no nos mira?, o este hombre tiene un tercer ojo o yo me estoy volviendo loca, una de dos. Luego de unos segundos más, el pintor levanta la mirada del dibujo y llama Jungkook, este al ver el dibujo comienza a reírse sin parar.
Ahora yo también quiero ver eso.
Jungkook le dio la mano al señor, agradeciéndole por tomar su tiempo para dibujarnos o eso creía yo. Fui tras él cuando comenzó a caminar sin despegar la vista de ese papel, lo peor era que no dejaba que yo viera, aunque mí estatura tampoco ayudaba mucho.
—Quiero ver— pedí. Él me observó como si recién se hubiera dado cuenta de mí existencia.
Me entrega el papel y miró aquel dibujo que tanta risa le causó y que a mí no me mueve ni un pelo, es lo más tonto que vi en mí vida, con esto el orangután solo comprueba la poca capacidad mental que tiene. El retrato no eramos nosotros o bueno, si éramos pero dibujados desde la perspectiva del otro. Era un gran orangután que ha decir verdad se veía bastante tierno, estaba sentado sobre una gran estrella rodeado por muchas de ellas en el espacio y juntó a él, una rata que incluso tenía sus propias gafas y ambos estaban muy felices como si fueran grandes amigos.
—¿Es en serio?— arqueé una ceja.
—¿Qué?— reprochó —Tú me dijiste que no eras fotogénica y que no te gustaba que alguien te viera por tanto tiempo, así que pensé la forma de describirte y lo hice y aquí está el resultado.
—Es una rata grandísimo tonto— me queje.
—¿Y que eres tú, he?— sonrió y yo solo negué con la cabeza.
—¿Y las estrellas por qué?.
Él se quedó callado, solo observaba el papel que tenía en sus manos. Sus ojos tenían un bonito brillo, como si aquello que estaba viendo era algo que le generaba felicidad, sus labios se ensancharon esbozando una sonrisa sin mostrar sus perfectos dientes. Todo su rostro tenía una luz especial o quizás solo era yo que ya estaba desvariando.
—What if we rewrite the stars? Say you were made to be mine— musitó cantando.
Y se reescribimos las estrellas?
Di que fuiste hecha para ser mía.
Entonces todo a mi alrededor cobró sentido y los recuerdos de aquella noche en el mirador golpearon mi mente como las olas del mar golpeando las rocas, esa noche que fue mágica y al mismo tiempo una pesadilla que me gustaría olvidar. Tenía tanto para decirle pero simplemente las palabras subían a mi garganta y se quedaban atascadas ahí, quería decirle que ya no lo quiero lejos, que quiero que se quede siempre a mi lado hasta que su idiotez me canse y le termine dando una patada en el trasero. Quizás Irene tenía razón cuando dijo que él no me esperaría para siempre, que no soportaría tanto mi inferencia, que podía cansarse en cualquier momento e irse. Este chico me da tantos dolores de cabeza, pero debo admitir que es alguien importante en mi vida.
Entonces lo recordé, aquel momento luego de que me beso canto una parte de la canción que decía "Say that it's possible", Di que es posible.
Tengo miedo, lo admito, tengo miedo a enamorarme por primera vez y que terminé siendo un desastre o que yo no sea buena en una relación, si soy un desastre ahora no me quiero imaginar siendo novia de alguien. Pero es que ya no lo podíamos detener, lo nuestro era como un volcán que está a punto de explotar y no quiero retrasar más la explosión.
Me acerque a él algo indecisa con lo que estaba pensando hacer, pero ya no hay tiempo para dar un paso hacia atrás.
Él bajó el dibujo y sin dejar que pronuncié una sola palabra, tome su rostro con mis manos y uní nuestros labios en un beso que le dijera todo lo que llevaba dentro, porque en serio me estaba asfixiando, necesitaba sacarlo todo para afuera. Sus manos tomaron mi cintura para acercarme más a su cuerpo, ambos sonreímos al mismo tiempo y no teníamos la mínima necesidad de separarnos. Nuestros labios se movían con suavidad, tranquilos sin desesperarse, queríamos que durará por mucho tiempo o hasta donde nuestros pulmones resistieran.
Poco a poco fuimos parando, aunque él no dejaba de darme pequeños besos y atraerme de nuevo para no soltarme.
—Is possible— cante susurrando sobre sus labios.
Es posible.
Él frunció el entrecejo, no entendía a qué me refería, pero luego de procesar bien todo, sonrió eufórico y me abrazó haciéndome despegar los pies del suelo. Las personas nos miraban como si estuviéramos locos y en verdad lo estábamos, desafiamos al mundo entero para estar juntos, aunque no se en que sentido "estamos juntos", pero con o sin título, lo nuestro es algo que jamás nadie a tenido, algo único en el mundo y la galaxia entera.
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Eternitely
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