.。.:*✧25✧*:.。.
Cansancio.
Eso era la único que sentía, correr nunca ha sido algo de mi agrado, pero no lo estaba haciendo por nada, todo tenía un porque. Mis piernas ya se sentían frágiles y estaba a nada de caer al suelo muerta.
¿Que ocurre? Se preguntarán.
Cuando estábamos en el salón de música con Jungkook comenzamos a oír gritos de los alumnos, gente corriendo y mucho escándalo, al salir una chica nos explicó que todo era porque habían personas haciendo de las suyas con Hoshi, no espere más e hice caso al primer pensamiento que pasó por mi mente: correr.
Deje a Jungkook atrás y solo me dedique a hacer eso. Del patio trasero a los salones talleres hay mucha diferencia de distancia. Pero no podía quedarme de brazos cruzados sabiendo que a mi amigo le estaban haciendo daño, más aún tratándose de Hoshi que no sabe defenderse.
Llego por fin al patio trasero sintiendo que mis piernas tiemblan y al mismo tiempo me siento frágil, como si estuviera por caer muerta al suelo. Había un grupo enorme de personas en una ronda. Comencé a empujarlos a todos sin importarme los insultos que me decían.
Al poder ver lo que ocurría mi sangre comenzó a hervir como la lava de un volcán. Un idiota parte del equipo de fútbol tenía retenida a Irene por los brazos y no la quería soltar por más que ella le suplicaba llorando. Por otra parte estaba Hoshi en el suelo hecho una bolita soportando los golpes de aquellos salvajes.
No espere nada y fui corriendo hasta los enormes chicos con espaldas como muros, pero con el fuego de furia que tengo dentro mío su tamaño para mi no es nada. Sabía que no los ibas a mover así de fácil, así que comencé a darles patadas a todos, ¿de dónde me nació la fuerza?, sepa dios.
Había logrado quitar a los chicos, pero quien no desistía era la zorra mal parida de Tiffany, apreté mis puños y la tome del pelo tirandola al suelo sin importarme si después de esto me golpeara.
— ¡Hoshi! —grite agitada. Le extendí mi mano a mi amigo pero justo cuando él la iba a tomar alguien me jalo de mi camiseta— ¡Suéltame!.
Forcejeo fuerte pero ni así lograba zafar. El círculo es abierto y respiró aliviada cuando veo a Jungkook acercándose en dirección a donde estoy yo, jamás pensé en decir esto pero nunca me dió más felicidad ver al orangután. Jungkook se tira literalmente encima del idiota que me tomaba, casi me caí con ellos al suelo pero logré mantenerme de pie, otra cosa, fue que me sorprendió ver a Yoongi defendiendo a Irene.
Por fin se despertó ese chico.
Vuelvo mi mirada a Hoshi quien intentaba levantarse pero no lo lograba. Le extendí nuevamente mi mano y con dificultad la tomo, su labio sangraba y tenía la cara llena de rasguños que estoy más que segura la maldita mal parida de Tiffany se las hizo.
— ¿Estás bien? —le pregunto preocupada. Tosiendo asiente.
— ¡Chicos! —Irene llega corriendo hacia nosotros. Mira a Hoshi y tapa su boca con una mano— Dios mío, mira lo que te han hecho esos salvajes.
— Tranquilas —aprieta su abdomen— Estaré bien, he soportado peores cosas.
— Irene, ayúdame a llevarlo a la enfermería —ella asiente y ambas pasamos uno de sus brazos por nuestros hombros.
Tiffany parecía sacar humo por la boca, estaba furiosa por lo que le había hecho y estoy más que segura que se va a vengar, no hoy, pero si mañana.
Al llegar a la enfermería Irene decide entrar con él, la enfermera solo deja ingresar a una persona, de paso también la revisaban a ella ya que aquel animal que la sostuvo lo había hecho muy fuerte y le dejó varias marcas.
Paseaba intranquila por el pasillo esperando con los brazos cruzados que mis amigos salieran y ya estuvieran mejor, quiero y necesito saber porque pasó esto, no voy a dejar las cosas así, yo siempre estoy un paso adelante de todos y no voy a dudar en usar el prestigio que tengo dentro de esta secundaria para que los idiotas que hicieron todo esto lo paguen.
Me sostengo por la baranda de las escaleras y cierro mis ojos para calmarme, siento de la nada un aroma varonil que invade mis fosas nasales y cuando abro mis ojos me encuentro con Jungkook parado a mi lado.
— ¿Estás bien? —su voz se oía preocupada.
— Si, pero quienes no lo están son Hoshi y Irene —suspiro— Esos idiotas lo van a pagar.
— Ratita vengadora —comenta sacándome una sonrisa— ¿No me dirás qué no fue necesario que te salvará de ese chico?.
Aprieto mis labios y sonrió apenas, es difícil aceptar que si me sirvió su ayuda;— No, no lo haré porque de no haber sido por ti nunca hubiera podido ayudar a Hoshi.
— ¿Te sientes bien? —toca mi frente— Por una vez en la vida no cuestionas algo de lo que hago.
— No te acostumbres —le doy una mala mirada.
— ¿Y si me acostumbro? —da un paso más hacia adelante quedando muy cerca mío.
— Calma las hormonas, orangután —pongo mi mano en su pecho para intentar alejarlo pero al final solo gane que me apretara contra su cuerpo.
— Pues no las alteres entonces —susurra en mi oído. Su aliento me daba cosquillas.
Arqueo una ceja y sonrió de lado;— El que se calienta solo eres tú.
— Por tú culpa.
Iba a protestar pero le encanta callarme robándome besos y para que negarlo, a mí me gusta que lo haga. Su ritmo suave pero a la vez apasionado me hacía desear que nunca se separara. La puerta de la enfermería se abre repentinamente y no separamos rápido, lo que menos necesito es un malentendido en estos momentos.
— ¿Cómo están? —le pregunto a la enfermera lo más normal que puedo.
— Hoshi debe hacer mucho reposo por mínimo dos semanas y Irene solo debe aplicar la crema que le di para que las marcas en sus brazos se vayan —explica la enfermera— Iré a entregarle el comprobante al director para que no le pongan faltas a Hoshi y los profesores le den una nueva oportunidad de hacer los exámenes.
La mujer se va y nos deja a los cuatro solos, ninguno decía nada, había mucha incomodidad y se podía sentir a kilómetros. Yo no digo nada y solamente enredo mis brazos alrededor del cuello de mi amigo, se que se debe sentir un cobarde por no haberse podido defender, pero nada fue su culpa.
— Me alegra que estés bien —le susurro al oido.
— Todo gracias a ti —me abraza más fuerte y esconde su cara en mi cuello— Mi heroína.
— Siempre —ambos reímos. Nos separamos y tomo su rostro en mis manos para darle un beso en la mejilla.
— Mamá vino por mi, me está esperando afuera —nos informa él.
— Vamos entonces —dice Irene.
Volvemos a tomarlo de la misma forma en que lo habíamos traído. Cuando comenzamos a caminar—despacio por los dolores de Hoshi—me di cuenta de que Jungkook había desaparecido. ¿Se habrá molestado por algo? ¿O no le gustó que abrazara a Hoshi ?.
¿Celoso orangután?.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Eternitely
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro