.。.:*✧24✧*:.。.
Media escuela pasamos, todo el mundo vio la forma en la que Jungkook me llevaba y como yo pedía ayuda, pero ninguno se apiadó de mi y se digno a defenderme, ¡hasta el conserje estuvo presente!.
No importaba cuánto gritara o golpeara, el orangután tenía las orejas tapadas y no me escuchaba, o eso era lo que fingía. Ya habíamos pasado por muchos pasillo y ahora habíamos ingresado a los pasillos de los salones que son para otras cosas, también clases, pero más son vistos como talleres.
Justo cuando la sangre se me estaba acumulando en el cerebro Jungkook entra a uno de los salones, específicamente el de música, yo ni siquiera sabía que este tonto con su cerebro diminuto de hormiga conocía estos salones o por lo menos supiera para que son.
Por fin mis pies tocan el suelo, pero cuando abro la boca para decirle los miles de insultos que he pensando en todo el trayecto hasta aquí me cierra la boca pegando sus labios a los míos sin una pisca de suavidad. Me quedo perpleja ante su acción y a la vez quiero alejarlo porque no entiendo qué mierda es lo que quiere con todo esto.
Mis manos apoyadas en sus fuertes brazos hacían presión sobre estos para poder empujarlo y que me soltara, pero parecía estar pegado a mi con el pegamento más fuerte del mundo. Se queda sin respiración y se separa de una manera bruta de mis labios, jadeo por el poco dolor que me causo.
No dice nada y veo como se acerca a la puerta del salón para cerrarla con seguro, el lugar era bastante amplió y con algunos sofás que se veían muy cómodos. Ahora lo entiendo todo, sofás más Jungkook solo nos puede dar un resultado: sexo, es más que obvio que sabe de la existencia de este lugar porque fue su cuarto de hotel para acostarse con alguien.
—¿Se puede saber qué mierda te pasa?— ataco exasperada.
—¿Que hay entre tú y el idiota ese con anteojos?— inquirió molesto.
—No llames a Hoshi de esa forma— le doy un leve empujón.
—Ahora hasta lo defiendes— bufa y frunzo un poco el ceño.
—¿Que es lo que tanto te molesta de eso? Hoshi es mi amigo desde hace años y he tenido que ver en carne propia cómo lo maltratan y como el pobre se queda callado, así que no pienso soportar que un gran imbécil como tú venga a insultarlo en mi cara.
—Cosa que de seguro él también hace— refuta de inmediato.
—En serio que a ti la inteligencia te dura muy poco— rio sin gracia —Hoshi no es como tú, él no es capaz de hablar mal de nadie, ni siquiera se defiende, ¿o es que no lo viste como estaba el pobre cuando me sacaste de la cafetería?.
—No es mi culpa que el cachorrito con anteojos no sepa comportarse como un hombre— se burla con arrogancia y eso me colma la paciencia provocando que le dé una buena cachetada.
—Para ser hombre no se necesita andar como animales salvajes golpeándose los unos a los otros— él solo me oye en silencio mientras acaricia la mejilla que le golpee —Esa misma mierda que tú acabas de decir es la misma que su padre le daba como excusa a su madre luego de que lo golpeaba por no defenderse de los que le hacían bullying.
En sus ojos podía ver la sorpresa y la decepción que tenía por lo que había dicho, no hay insulto que alcancé para gritarle en la cara.
—No pretendo que sientas lastima por él— prosigo —Pero la próxima vez que pienses en decir algo tan estúpido como lo de hace rato, piénsalo dos veces porque no voy a tolerar que nadie me mire a los ojos y escupa mierda sobre mis amigos.
Con una decepción en el pecho lo intento esquivar pero no me deja, hacia dónde me movía él también lo hacía. No sé porque me decepciona lo que dijo, nunca he tenido expectativas altas con Jungkook, ni debería, pero de alguna forma me dolió oír aquellas palabras saliendo de su boca.
—Quedate— murmura intentado tocarme —Por favor, quedate.
—No, no tengo porque.
—Siento lo que dije, a veces no controlo mis impulsos y digo cosas sin pensar.
—Pues aprende y cuando lo hagas me buscas o mejor ni siquiera pienses en dirigirme la palabra nunca más en tu vida— intento irme pero logra atraparme tomándome de la cintura y me acerca a él —Jungkook basta.
—No, por favor, perdóname— acaricia con algo de miedo mi mejilla y suspiro —Se que lo que dije estuvo mal, demasiado, perdóname.
—No puedo creer que estés suplicandome que te perdone— suelta una risa nasal.
—Ni yo, pero aquí estamos— pasa su dedo pulgar por mis labios y moja los suyos.
—Ni siquiera lo pienses— le advierto antes de que haga lo que se que está pensando.
—Dame las cachetadas que quieras, esto lo vale todo.
Se inclina a mi altura y cuando cierro mis ojos sus labios se unen con los míos pero está vez siendo más delicado. Me quedo anonadada sin saber que hacer, mi corazón latía tan fuerte que estaba a nada de tener un paro cardíaco y no se si respiratorio también.
Sus labios se movían con los míos en una suave danza que me hacía cosquillas en el estómago; sonreí cuando sus manos apretaron mi cintura pegandome por completo a su fornido cuerpo. Todo lo que sentía por dentro era alucinante, en este punto mi cerebro ya colapsó. Sus labios fueron separándose de a poco, pero no sin dejar antes pequeños besos tiernos hasta el final.
—Hay que pelear más de seguido— bromea juntando nuestras frentes.
—Debo darte cachetadas más de seguido— ambos reímos.
—Aún no has respondido mi pregunta del comienzo— recuerda.
—Hoshi y yo solo somos amigos— despego nuestras frentes y lo miro directo a los ojos.
—Te estaba por besar— debate.
—Pero no lo hizo— replique con obviedad.
—Porque yo llegue justo a tiempo, además, tú ya tenías cerrado los ojos y todo.
—Me estás haciendo una escena de celos, orangután— aprieto mis labios para no sonreír.
—No es cierto.
—Si lo es y solo debo mencionar lo que hiciste en la cafetería— muerdo mi labio cuando lo veo chocar la lengua contra su mejilla —Solo acéptalo.
—No me gusta que otros quieran lo mismo que yo— se excusa.
—¿Y que quieres tú?— me hago la tonta y eso lo hace sonreír de lado.
—Tú eres lo que quiero y no pienso compartir con nadie— me aprieta más la cintura apretandome contra su cuerpo —¿Entendiste?.
—Con eso me estás diciendo que caiste.
—Te falta mucho todavía, ratita.
—Pues yo estoy segura que no me falta nada, he...— me interrumpe dándome un beso —¡Oye!.
—Hablas mucho y esa boquita me gusta para otras cosas.
—Asqueroso— murmuró y él ríe.
—Me salió mal pensada la niña— acaricia un mechón de mi cabello —Ya que estás de buen humor, aprovecho para pedirte que me ayudes a estudiar para el último recuperatorio.
—¿En qué idioma hablo para que no me entiendas? Ya te dije que no.
—Ratita— insiste y suspiro —Anda, nada te cuesta, es el último, solo una vez más.
—Joooder— digo rendida, su risilla me molesta —Está tarde volveremos a estudiar, pero más te vale que apruebes porque no voy a perder mi prestigio de chica inteligente por tu culpa.
—Si mi amor, tranquila yo me encargaré de que eso no suceda— me guiña pero yo me quedo pensando en cómo me llamó.
—¿Acabas de llamarme mi amor?— pregunto sin poder creerlo.
—Hablas mucho, ratita.
Me vuelve a callar de la misma forma que antes. Acabo de sufrir cinco infartos mentales y ni se si eso exista, pero yo lo acabo de sufrir. ¡Dios de los inteligentes, no me dejes caer en esta tentación!.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Eternitely
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro