
6
L E N A
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Debía escribir mis historias, era importante que las actualizará, tuve una semana bastante ocupada, por lo tanto no pude escribir nada y mis lectores se hallaban muy ansiosos por nuevos capítulos. Además de que en dos semanas sacaría otro libro en físico y eso me tenía entre emocionada y estresada.
Arreglé las cosas de mi cuarto, que era mi último deber del día. Me senté sobre mi cama para comenzar con mi rutina de cada noche, escribir, hoy sería otra noche que me iba a desvelar. Pero cuando tomé mi computadora y la puse sobre mis piernas, noté que tenía una videollamada, seguro era el orangután, es el único que me llama.
Le di a aceptar y entonces él apareció en mi pantalla. Comencé a parpadear muchas veces, porque mi cerebro trataba de procesar lo que estaba viendo, el orangután se veía distinto.
—Hola ratita— sonrió.
Traía puesto un gorro como de pescador, pude notar que por debajo de este se escapaba unos pocos pelos de color rubio y ahora que lo recuerdo bien, su color de pelo es negro.
No me jodan con que se lo tiñó.
Seguí con mi búsqueda de cosas nuevas, hace mucho que no hacíamos videollamadas y tampoco veía las redes sociales o la televisión. Divisé en su oreja derecha una hilera bastante larga de muchos aros, bueno, eso no era cosa nueva, él amaba utilizar eso.
Pero también noté que en su ceja derecha tenía un piercing. Dejé de respirar cuando me lo imaginé con todas esas cosas nuevas que había registrado en él.
—¿Qué pasa ratita? ¿No puedes creer que semejante bombón sea tu novio?— arqueó una ceja, usando su típico tono arrogante.
—Orangután, o mis anteojos necesitan más aumento o yo me estoy quedando más ciega, pero tú tienes el jodido cabello de color rubio— señalé, perpleja.
Este sonrió y se quitó el gorro.
Adiós mundo.
Mi boca se abrió formando una O. Aquel orangután no era el que se había ido de aquí y lo peor, era que me encantaba como se veía. Ahora creo en esa frase que dice que dios tiene sus favoritos, porque definitivamente no puede ser posible que alguien se vea tan bien con cualquier cosa.
—Se te cae la baba, ratita— bufoneó y sacudí mi cabeza, volviendo a la realidad.
Esta noche voy a tener muchos sueños.
—¿Cuando te hiciste todo eso?.
—Hace dos semanas, creí que era tiempo de un cambio y pues...aquí estoy. ¿Te gusta?.
Estaría estúpida si no me gustará.
—Es la pregunta más estúpida que han hecho en todo el día— puse los ojos en blanco —Claro que me gusta tonto, te ves increíble.
—Y más guapo— me guiñó —Te iba a dar la sorpresa de este nuevo look cuando llegara a la ciudad, pero quería verte y no me aguanté las ganas.
—¿Cuando vuelves?— pregunté, ansiosa.
—Mañana es el último partido que tendremos y en la noche viajaremos.
—¿Significa que tendrás un tiempo libre?— indagué, como una niña emocionada. Él asintió.
—Lo cual significa que podremos recuperar tiempo perdido— soltó, coqueto.
—¿Tú solo piensas en sexo?— levanté una ceja.
—No, también pienso en ti desnuda y en todas las posiciones que te quiero poner— le lancé una mala mirada y comenzó a reír —Ratita cálmate, es cierto, pero a la vez solo estoy bromeando.
—Eres tonto.
—Y así me quieres— agregó, sonriente —¿Cómo van las cosas por allá?.
—Están bien.
—¿Y los chicos?.
—Irene y Junhui tuvieron su primera discusión, por ahora no se hablan. Yoongi sigue metiendo el pene en todos los hoyos posibles— rió —Y Sunye, bueno, tu hermana está enamorada.
Y solo eso fue suficiente para borrar su sonrisa, aquí viene el hermano celoso y sobreprotector.
—¿Qué Sunye qué cosa?— cuestionó, enojado.
—Le gusta un chico nuevo de su clase— le expliqué —Entiéndela orangután, está en la etapa de la adolescencia donde comienza a tener curiosidad por las cosas nuevas y las hormonas las tiene más caliente que tú— reí, pero a él pareció no darle gracia.
—Juro que voy a asesinar a ese infeliz— murmuró, apretando los dientes —Me niego a que mi hermana tenga novio, no tiene la edad suficiente.
—¡Ay por favor, orangután!— exclamé, riendo —Como si tú a la edad de Sunye no te hubieras enamorado. De hecho, estoy más que segura que a su edad tú ya andabas detrás de todo lo que tenía vagina y se veía bien para meter tu pene.
—Yo soy un caso aparte— debatió.
—No digas, ¿por qué eres hombre?— me crucé de brazos —Está bien que quieras protegerla, pero no puedes impedirle que sienta.
—¿Qué no puedo?— soltó una carcajada —Verás tú cuando llegue a la ciudad si no puedo— sentenció.
—Eres odioso cuando te lo propones— negué con la cabeza —Pero cambiando de tema. ¿Cómo te va a ti?.
—Más que bien.
—Imagino que te estás divirtiendo mucho.
—Si, pero— suspiró y me miró fijó a los ojos —me haces falta para ser completamente feliz.
Sentí mis mejillas arder, hasta el día de hoy no he podido acostumbrarme a sus múltiples piropos, aún me pone nerviosa y creo que siempre será así. Desvié mi mirada y podía sentir la suya, haciendo estremecer cada parte de mí.
Volví a verlo, estaba como un bobo observándome en silencio, con su rostro sostenido por ambas manos y una sonrisa de labios cerrados. Sus ojos brillaban como siempre, mi galaxia. Amaba decirle así a ese brillo que siempre tenían, porque solo aparecía cuando me miraba a mí.
—Ya deja de mirarme así— arreglé mis anteojos, muy apenada.
—Me gustas— susurró bajito, pero llegué a oírlo y solo logro ponerme más nerviosa —Ya no aguanto las ganas de besarte.
Un escalofrío golpeó mi cuerpo. Como una niña nerviosa me digne a mirarlo, sus ojos estaban puestos en mis labios e inconcientemente mojé estos, provocando que él mordiera los suyos.
—No me tientes, ratita. O juro que ahora mismo tomo un avión y voy a la ciudad solo para comerte la boca— advirtió.
—¡Orangután!— me quejé, tapándome el rostro con mis manos.
—Tan linda mi ratita— lo oí reír a carcajadas —¿Qué estabas haciendo?.
Que bueno que habló de otra cosa, porque sino vería como su novia se convierte en un tomate.
—Tengo que escribir mis historias, pronto sacaré una nueva— reí, cuando lo vi aplaudiendo.
—¿Sabes?— aclaró su garganta —Me siento muy orgulloso de ver todo lo que has logrado— mi corazón comenzó a latir rápido —He visto que estás a nada de llegar a tu primer millón de seguidores.
—¿Cómo sabes eso?— fruncí el ceño.
—Por dios, ¿qué clase de novio sería si no apoyo lo que hace mi novia?— bufó, indignado —Yo soy uno de tus seguidores, veo todo lo que pasa en tu blog e incluso leo tus historias, que por cierto, tienes mucho talento.
¿Por qué tienes que ser tan malditamente perfecto orangután tonto?.
Si sabía que él miraba mi blog, pero jamás que leía todas mis historias, siempre creí que eso de leer no era la suyo, pues, él jamás puso un pie dentro de una biblioteca, menos ha tomado un libro en su vida.
Comencé a bostezar, el sueño me estaba ganando y por lo visto hoy no tendría tiempo para escribir. Creo que fue mala idea tomar café, a mi esa cosa solo me da sueño, en vez de despertarme.
—Acuéstate— lo oí decir, con voz muy suave.
—¿Para qué?— me quité los lentes para poder sobar mis ojos.
—Tú solo obedece, pero no cortes, acomoda la computadora para que pueda verte.
No hice más preguntas y solo me acosté, dejé mis lentes sobre la mesita de luz junto a mi cama.
—Cierra los ojos.
Le hice caso, me acomodé en posición fetal, colocando mis manos bajo mi mejilla. Pronto su relajante voz comenzó a sonar, estaba cantando para mí y reconocía aquella canción, porque era la nuestra.
El orangután debería ser cantante.
Pronto el cansancio comenzó a vencerme, había caído en un profundo sueño, con la voz de Jungkook aún sonando.
—Descansa mi amor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro