
50
L E N A
Bella no dejaba de mover el arma de una mano a otra, hace solo instantes que le había ordenado a Alex que le trajera una pistola y una navaja. Todas las respuestas a mis preguntas de qué haría con esas cosas, decían que mi hora había llegado.
Las fotos de mi familia y amigos seguían tiradas frente a mí, Bella las dejó ahí diciendo que las viera por última vez. No lloraría, sé que ellos son fuertes y podrán contra cualquier cosa.
—Sabes Lena— la loca comenzó a hablar —A mi primer esposo lo maté con un cuchillo, el idiota me golpeó, yo tome un cuchillo de la cocina y mientras dormía...se lo clave justo en el corazón— sonrió como la desquiciada que es —Pero jamás había matado a alguien joven como tú— me señaló con la navaja —Creo que hay una primera vez para todo.
—Házlo— musité. No podía dejar de temblar —Mátame...podrás librarte de mí en la tierra, pero no voy a dejarte en paz— su rostro denotaba furia, sed de sangre —Crees que matándome podrás seguir haciendo todo como hasta ahora, pero no, todavía tengo el vídeo de tu confesión.
Se acercó a paso rápido, apretó mi garganta y puso la hoja de la navaja contra mi rostro, dejando así que la punta afilada quedará debajo de mi ojo izquierdo. Sonreí, estaba débil, pero no iba a dejar de sentirme fuerte.
—Te destruiré Bella Foster— mascullé —Jamás olvidarás el nombre de Lena Park.
—Eres una maldita perra— apretó los dientes.
—Si, una perra que ya te arruinó en esta vida y lo hará también en la otra.
En el instante que quiso clavar la navaja en mi ojo, un estruendo la hizo separarse de mí, alguien había lanzado una piedra desde afuera y los cristales de la única ventana que había se rompieron en mil pedazos.
Entonces creí que estaba soñando cuando Jimin entró por ahí y Jungkook detrás suyo, eran ellos, estaban aquí arriesgando su vida.
—Sabía que tú tenías a mi hermana maldita enferma— Jimin la señaló acusándola.
El orangután estaba petrificado al ver mi mal estado físico, yo no podía verme, pero tenía más que asegurado de que estaba desfigurada.
—¿Qué demonios hiciste, Bella?— la arpía simplemente respiraba fuerte.
—Lo hice por ti, por amor, ¡porque la preferiste a ella antes que a mí!— vociferó dolida.
—¿Y no pensaste que tal vez era porqué no te quería?— cuestionó el orangután —Pasaste la raya, Bella, lo que hiciste estuvo mal y por lo tanto irás a prisión.
Jimin no perdió tiempo y se acercó para desatarme, por fin era liberada, aunque aún así después de tantos días atada ya no sentía mis manos, ni mis piernas. Yo no podía levantarme, por lo tanto el orangután ayudo a mi hermano para hacerlo, me sorprendía ver que Bella no se movía y solo nos miraba.
—¿Ya se van?— sabía que todo estaba siendo demasiado fácil. Alex apareció con un arma en sus manos, ahora sí parecía una película de terror, él con una pistola y la otra con una navaja —¿Por qué no se quedan y nos divertimos un poco?.
—No creí que ibas a caer tan bajó— Jungkook me soltó con cuidado y caminó un poco hasta Alex.
—Hasta ahí— le advirtió —Nada de esto estaría pasando si tú no dejabas todo por esa mocosa y su estúpido amor.
—Es inútil explicarte a ti algo sobre el amor, tú solo amas el dinero.
—Que inteligente eres— sonrió —Yo no luche toda mi vida para que dos chiquillos enamorados destruyeran mi carrera.
—¿Cuál carrera? Ni siquiera tu madre te conocía— lo ataqué —Si la gente sabía quien eras fue gracias a Jungkook, eres un mediocre que no puede hacer nada por merito propio.
—¡Cierra la maldita boca!— me apuntó a mí y Jungkook se puso en medio —¿Lo ves? Estás dispuesto a acabar con tu vida solo por ella, por una niña estúpida que no vale nada. Yo te lo advertí, Jungkook, ella acabaría con todo lo que lograste.
—Ustedes dos son tal para cual, ambos son unos psicópatas— escupí con asco.
Bella soltó la navaja y le arrancó de las manos el arma a Alex.
—Si no vas a ser mío, tampoco serás de ella.
Todo pasó demasiado rápido.
Jimin me cubrió en sus brazos cuando ella jaló el gatillo, yo no sentí nada y la única sangre que tenía encima mío era de las torturas que viví en estos días, mi hermano también estaba limpio.
Pero...Jungkook no.
Cuando ví al orangután tendido en el suelo, sentí que moría en ese mismo instante. Tenía dos perforaciones en el abdomen, hechos por los disparos de Bella, ella y Alex ya no estaban, habían escapado.
Me sentía aturdida, no sabía como reaccionar o que hacer además de llorar y verlo ahí perdiendo sangre.
Mis piernas temblaron y caí de rodillas frente a su cuerpo, sus ojos estaban abiertos y no se quejaba por el dolor, me daba miedo pensar en cosas malas, pero es que mi mente no podía pensar en nada más.
—Ratita— sus ojos me miraron y una sonrisa débil apareció en sus labios —Me da gusto volver a verte.
—Shhh— lo callé —No hables, no digas nada.
Hice presión en su herida para que dejara de perder sangre, aunque estaba tan débil que la presión que hacia era inútil. Mi hermano por su parte trataba de encontrar señal para llamar a una ambulancia.
—Estoy bien— susurró.
—Orangután deja de hablar— sollocé —Hazme caso por una vez en tu vida.
Intentó reír, pero el dolor lo hizo quejarse y toser.
—Perdóname.
—¿P-Por qué?— pregunté nerviosa.
—Por haberte tratado mal...— una de sus manos alcanzó mi mejilla y la acarició con ternura —eres perfecta y no quiero que cambies nada de ti.
—Ya cállate, hablando harás que te duela más— me estaba alterando —¡Jimin llama a una maldita ambulancia!.
—¡En eso estoy!.
—Ratita tranquila— su voz se apagaba cada vez más y sus ojos querían cerrarse.
—Quédate conmigo, por favor, quédate conmigo— le suplique.
—Te quiero...
Sus ojos se cerraron...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro