
39
L E N A
Oí voces acercándose a mi habitación, reconocía las dos, una era de Irene y la otra de mi madre, no les di importancia y proseguí con mi labor.
—¡Hola!— cantó Irene al entrar junto a mi madre, ambas se quedaron atónitas al ver lo que estaba haciendo.
—Hola— respondí con normalidad.
—¿Qué estás haciendo hija?.
—¿No es obvio?— levanté una ceja.
—No puedes tirar eso, Lena— objetó Irene.
—Está en mi habitación y como todo lo que hay aquí dentro me pertenece puedo hacer lo que se me de la maldita gana— aclaré.
Ninguna de las dos quedó conforme con mi respuesta y mi accionar. ¿Pero qué más podía hacer? Tirar todo lo que me recordara a Jungkook era lo mejor, necesitaba comenzar de nuevo, encontrarme y teniendo recuerdos suyos no llegaría a ningún lugar.
—Así no se arreglan las cosas— Irene me quitó el orangután de peluche antes de que lo metiera en la bolsa negra —Aunque saques todo esto de aquí no podrás sacarlo a él de tu vida.
—Verás tú si no puedo— la enfrente con decisión —Tú estabas loca por Yoongi y pudiste olvidarlo y comenzar con Junhui. ¿Por qué yo no puedo? ¿O es que acaso tú no has olvidado a Min todavía?.
Silencio, eso fue su respuesta. ¿Acaso aún siente cosas por él?.
—No cambies el tema, estamos hablando de ti.
—Pero si es la misma porquería, a ti Yoongi te lastimó demasiado, cambiaste todo de ti para que te diera una miserable mirada, ¿y todo para qué? Al final te terminó lastimando— recordé —Lo mío es igual, hice todo para poder ser una buena novia y de nada me sirvió.
Le quité el peluche y con un gran dolor en el pecho lo metí dentro de la bolsa para luego cerrarla; ya no quedaba nada.
—¿Y el libro?— preguntó mamá. Miré sus manos, ahí lo tenía.
—Dámelo— extendí mi mano para que ella me lo diera —Para él tengo mejores planes.
—Primero dime qué harás y yo veré si te lo doy— lo abrazó fuerte contra su pecho.
—¿Te dice algo la palabra fuego?— entrecerré mis ojos. Ella negó rápidamente.
—No te lo daré, no puedes quemar algo por lo que has gastado tanto tiempo. Aquí hay cosas que Jungkook debe saber.
—¡Al demonio Jungkook y el maldito libro!— grité cansada —Por su jodida culpa soy esto que estás viendo ahora, tengo un puto dolor aquí dentro que me está matando— señalé mi pecho —Necesito liberarme de todo y sobre todo olvidar.
—Pues está no es la manera— murmuró Irene.
—Vamos a dejar las cosas en claro, Irene— arreglé mis gafas —Que tú hayas sido tan idiota de perdonar todo lo que Yoongi te hizo no significa que yo haré lo mismo. No soy como tú, yo si sé lo que valgo y no pienso perdonar la humillación de Jungkook— levanté la bolsa del suelo y antes de salir miré a mamá —Haz lo que se te dé la puta gana con esa porquería, pero manténlo lejos de mí.
Salí con toda la furia del mundo, estaba que era capaz de incendiar todo lo que se me ponía enfrente. Lo peor de todo es que a pesar de tirarlo todo a la basura casa maldito rincón me recordaba a él, incluso cuando no quería pensarlo lo hacía y me destruía la cabeza yo sola.
—Algún día vas a sentir, Lena y cuando el dolor llegué a tu vida, vas a temer como jamás antes lo haz hecho y desearas haber conocido lo que es sentir mucho antes para estar preparada mentalmente y saber cómo controlarlo. Cuando los sentimientos lleguen a ti, no sabrás cómo controlar ninguno, sobre todo al miedo y al amor.
Mi orgullo se negaba a darle la razón a las palabras de Irene, pero de sobra sabía que eran ciertas, ella me lo advirtió y yo solo me rei en su cara. El karma me está pagando lo soberbia que fui en ese entonces.
—Hola— me seque rápidamente las lágrimas y al darme vuelta me encontré con Sunye —Entiendo si no quieres verme.
Sonreí;—Yo no tengo nada encontrá tuya. ¿Pero qué haces aquí?.
—Necesitaba verte— en un movimiento rápido se acercó y me abrazó fuerte —Siento mucho lo que te hizo mi hermano, no te merecías sus crueles palabras llenas de resentimiento.
—No pidas disculpas por un daño que tú no cometiste— me soltó lentamente, suspiro y asintió como un cachorro arrepentido.
—Si te hace sentir mejor, él está igual de lastimado que tú— comunicó con algo de miedo —Desde anoche no sale de su habitación y lo he oído llorar, gritar y romper cosas ahí dentro. Hoy le pedí que bajara a comer, pero no lo hizo.
—Sunye, no me interesa en lo más mínimo si tu hermano está o no sufriendo— confesé con seriedad, ella volvió a asentir.
—¡Sunye, que bueno que estas aquí!— exclamó Irene, acercándose a nosotras —Ayúdame a hacer que está necia entre en razón.
—¿Para qué?— la miró confusa.
—Para que entienda que tirando las cosas de Jungkook a la basura no va a terminar con el dolor que siente— la miré mal.
¿Por qué todo el mundo ahora se mete con mi vida y mis decisiones?.
—Irene, lo siento, pero después de lo que mi hermano le hizo a Lena no puedo exigirle que lo perdone, soy la persona menos indicada— Irene gruñó, no estaba dispuesta a aceptar esa respuesta y a darse por vencida tan rápido.
Conozco a Irene y sé que cuando no está conforme con algo trata de buscar la manera para estarlo; me lanzó una mirada retadora y sin importarle nada abrió el basurero y sacó la bolsa que yo había tirado anteriormente.
—¿Qué demonios haces?— cuestioné molesta.
—Tú ya no quieres nada de esto, ¿o no? Pues está en la calle y como es público me lo puedo llevar— alejó un poco la bolsa para que yo no se la quitara —Lo hago por tu bien, porque te conozco y algo dentro de mí me dice que tú y Jungkook volverán, no será fácil, pero así va ser. Por lo tanto, me llevo la bolsa porque cuando eso pase te la traeré de nuevo.
—No me conoces, Irene. No pienso seguir dándole oportunidades a ese idiota para que me siga lastimando, todos tenemos un límite y yo ya he llegado al mío— formulé con convicción.
—Repito lo de hace rato, te conozco— acortó la distancia entre nosotras dejándonos cara a cara —Ya no eres la Lena de hace tiempo atrás, a la cual no le importaba nada, la cual era dura como el acero he imposible de romper, ya no tienes ese corazón negro que solo servía para mantenerte viva, hoy eres otra y tú corazón ahora late y vive por Jungkook. Recuérdalo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro