L E N A

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Jeon Jungkook.

Él era de lo que todos hablaban ahora.

Jungkook se había vuelto famoso en tan solo unos meses y me sentía más que feliz por él, esto era lo que siempre soñó, nada me gustaba más que verlo realizar sus sueños sin nada, ni nadie que se lo impida.

Me era raro salir a la calle y que todo el mundo no me quitará la vista de encima, el orangután no quiso mantener lo nuestro en secreto, de hecho, desde un principio le dejó claro a su manager y a todos, que no pensaba esconderme de las cámaras.

Ahora, a dónde quieras que fueras, lo veías o escuchabas de él.

Me había acostumbrado a verlo por medio de una pantalla, esa era la única forma que teníamos para vernos, pues él se la pasa viajando a cada instante, si no es por algún partido, es por entrevistas o cualquier otra cosa.

Pero a pesar de todo eso, nosotros seguíamos estables y seguíamos de la misma forma. Nada ha cambiado a pesar de todas las cosas que han pasado en este último tiempo.

Todavía no caigo en que seguimos siendo pareja, un año y yo todavía lo sigo queriendo y aguantando su idiotez.

—Lena, ve a despertar a tu hermano— me pidió mamá, mientras preparaba el desayuno.

—¿No crees que ya está grande como para qué yo le siga haciendo de alarma?— me dio una mirada asesina, entonces entendí que no era momento de cuestionar sus ordenes.

Me bajé del taburete de la cocina y subí las escaleras para ir por Jimin. Yo soy la menor de la casa, yo debería ser quien se despierte tarde y no él que ya es un anciano, pero aún así, siempre soy yo la que madruga antes que todo y más ahora que tengo otras obligaciones aparte de la escuela.

Había abierto un blog en internet donde subía todas mis historias, todavía no podía creer la cantidad de personas que me siguen y aman lo que escribo, incluso he dado una que otra entrevista.

Jamás creí que lo que yo escribía llegaría a tantas personas.

Ingresé a la habitación de mi hermano, este se encontraba tirado boca abajo y con las sábanas tapándolo solo hasta la cintura. Entiendo que por la universidad duerme más tarde, pero eso no quiere decir que yo deba ser su despertador todos los días.

—Jimin, dice mamá que te levantes.

Esperé unos segundos y solo recibí como respuesta un ronquido.

—Dios de los inteligentes, dame paciencia— murmuré para mí misma —Pitufo, es hora de que saques tu trasero de la cama— insistí una vez más —No me hagas sacarte por las malas.

Bien, era hora de pasar al plan b, agua.

Tomé de su mesita de luz el vaso con agua que trae cada noche, a este todavía le quedaba algo de líquido, así que lo verti todo en su cara y Jimin no tardó en dar un brinco y caerse.

—Buenos días, pitufo— sonreí, dejando el vaso en su lugar.

—¿¡Por qué mierda me hiciste eso!?— gruñó, volviendo a la cama y sobando su cabeza.

—Tú no te querías levantar— me encogí de hombros —Además, debes llevarme a la secundaria y tú tienes que ir a la universidad.

—No podré llevarte hoy— informó, bostezando.

—¿Por qué?— averigüé.

—Porque no y punto— respondió, tajante.

Pero no me hacía falta su respuesta, yo ya sabía el porque. Lo más seguro es que debía pasar por su novio, porque si, Jimin tiene novio, uno muy apuesto por cierto.

Y se preguntarán como lo sé.

Todo ocurrió hace unas semanas cuando él no pasó por mí a la salida de la secundaria, al final tuve que ir yo por él, ya que mamá quería que hicieramos las compras del mes. Al llegar a la universidad, me encontré con una escena inesperada y confusa para mí, Jimin estaba muy cariñoso con un chico más alto que él, estaban tomados de la mano e incluso mi hermano tenía las mejillas ruborizadas.

Él no dijo nada cuando me acerqué, solo me presentó al chico como su amigo y ambos se pusieron sumamente nerviosos. Kim Taehyung, así se llamaba el chico y obviamente no me iba a quedar con la duda de saber que pasaba entre ambos.

Se que estaba mal meterme en la vida privada de mi hermano, pero es que si él no tenía confianza en mí, de un u otra forma debía saber que ocurría.

Y luego de una investigación muy extensa y cansadora, di con la verdad, mi hermano era homosexual y tenía un novio. Me sorprendió un poco al principio, pero luego entendí el porque jamás traía chicas a casa o porque desde su última relación, jamás volvió a tener algo con otras chicas.

En algún punto me dolía que no me lo contará, soy su hermana, siempre nos compartimos todo y jamás sería capaz de discriminarlo, lo amo y lo acepto tal cual es.

Siempre me ha molestado que por culpa de la estúpida sociedad en la que vivimos, muchos no puedan mostrarse como son. ¿Por qué a las personas les molesta tanto que otros sean felices y hagan de su vida lo que quieran?, cada quien es libre de vivir como le plazca y a quien no le guste, pues que mire para otro lado.

—Veo que ya me has cambiado por Tae— comento de la nada, cruzando mis brazos. Él voltea a verme sorprendido —¿Hasta cuándo pensabas no decirme lo tuyo con Tae?.

—¡Lena! Habla más bajo— me regañó y relamió sus labios —¿Cómo sabes lo mío con Tae?.

—Digamos que no son muy discretos cuando se dan amor— reí.

—Yo...yo— comenzó a divagar.

—Pitufo— me senté a su lado. No entendía porque no me veía a los ojos —Si piensas que voy a decirte algo malo, estás equivocado— tomé sus manos —Eres mi hermano y siempre voy a estar apoyándote. No importa lo que seas, es tu elección, tu gusto y nadie debe meterse en eso.

—¿En serio?— me miró sonriente.

—Claro que si, pitufo.

—Gracias, pitufina.

—Quiero conocerlo, aunque claro, ya lo conozco, pero quiero saber más de él.

—Bien, le preguntaré a él cuando tiene un tiempo libre y saldremos los tres— prometió —O podemos esperar a que regrese Jungkook y hacemos una cita doble.

—Me parece buena idea— admití —¿Y cuando le dirás a papá y mamá lo tuyo con Tae?— suspiró desganado.

—No creo que se lo tomen bien.

—Claro que si, ellos jamás te dirían algo malo y si lo hacen, entonces diré que soy huérfana— Jimin comenzó a reír.
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Nota de la autora:

Extrañaba las actualizaciones nocturnas :).

Falta poco para 1k de lecturas, no me lo creo <3.