
25
L E N A
Mis manos sudaban, mi corazón iba a un ritmo acelerado y la desesperación dentro de mí me estaba cortando el aire, ni siquiera podía ir al baño sin pensar en que ellos llegarían y me harían algo malo, odio temerles, odio ser tan débil, tan incapaz de poder defenderme de todos sus abusos, sus insultos.
¿Por qué me dejo humillar? Solo me tratan como si fuera su pelota, me pasan de persona a persona hasta que se cansan y me dejan tirada por ahí.
Algún día debo cambiar, tengo que dejar de ser tan frágil y una estúpida, tengo que cerrarle la boca a todos, demostrarle de lo que puedo ser capaz.
Me terminé de lavar las manos, debía volver a clases o el profesor se molestaría si llego un segundo más tarde de lo que debería, me sequé las manos y entonces la puerta se abrió. Comencé a tragar saliva con miedo, mis ojos eran capaces de salir de mí.
Mi cuerpo se quedó estático, su presencia me daba escalofríos, esas sonrisas diabólicas que tenían en sus rostros eran peores que las de los asesinos en las películas de terror.
—Pero miren que suerte hemos tenido.
Cierran la puerta y lo único que soy capaz de hacer es retroceder.
—Por favor no me hagan daño— suplico —Está mañana ya me han golpeado, me tiraron la comida en la cafetería y me echaron de mi asiento en el salón de clases— mis lágrimas salían mientras pronunciaba cada cosa —Ya déjenme.
—¿Crees qué eso es suficiente para nosotros?— arquea una ceja.
—Eso solo ha sido para empezar— avisa —Fue como....el trailer de la película.
Si todo eso y lo que faltaba por mencionar solo eran el trailer, no quiero preguntar, ni ver qué pasará en la película. Ellos eran ocho contra mi, eran más grandes, más fuertes y más todo.
—Debo ir a clases, el profesor vendrá a buscarme si llego tarde.
Creí que con eso los detendría, pero fue todo lo contrario.
—Entonces no hay que desperdiciar el tiempo— sonríe.
Ahora lo que me pregunto es ¿cómo entraron al baño de mujeres sin ser vistos por nadie?.
—Sujeten sus brazos y no dejen que se mueva— ordena el líder del grupo.
Los demás se avalanchan sobre mí como si fuera un animal, trataba de defenderme, pero entre más me movía más los hacía enojar, entonces sentí mi mejilla ardiendo.
La primera bofetada.
—¡Estate quieta zorra!— me gritó el que sujetaba mi brazo derecho.
—Sigue moviéndote, así nos das más motivos para darte golpes— dice el líder.
—¿Q-Qué me harán?— tartamudeé.
—Muchas cosas— acotó —Pero primero...
El líder se acercó a mí y comenzó a darme cachetadas sin dejarme aunque sea tomar un poco de aire, me ardía toda la cara y no solo por llorar. Sus cachetadas pararon, creí que ya no habrían golpes, pero fue estúpido pensar eso, otro de ellos estampó su puño en mi nariz y otro en mi abdomen, logrando sacarme todo el aire y que terminara de rodillas en el suelo.
Para ellos yo no era un ser humano, era un animal.
—Vamos a recordar este día por siempre— se burla.
Mientras trataba de recuperarme, veo el flash de sus teléfonos alumbrando mi cara. Cómo podían ser tan...es que no hay una palabra para definirlos.
—Bien, vamos a la acción de verdad— se revienta los dedos.
—Espera— toma su brazo —Creo que tengo algo mejor que meterle la cabeza dentro del escusado y hacerla tomarse el agua.
En mis ojos se podía notar el horror que aquello me había producido. Hicieron una ronda y se pusieron a hablar en voz baja, algo estaban planeando y no sé porqué sentía que no era para nada bueno, claro, nada bueno para mí.
Trato de levantarme, pero el dolor no me dejó y terminé sentada en el suelo, miré el rostro del líder, este mojó sus labios, mientras que los otros mordían sus labios.
—Agarrenla de nuevo— les ordena y todos lo obedecen.
Me levantan de la forma menos cuidadosa y yo jadeo por el dolor. Veo como todos me están viendo de una forma rara, diferente a la común de todos los días.
El líder se acerca demasiado a mí, se agacha quedando cerca de mi abdomen, sus manos hacen contacto con mis piernas y comienzan a subir con la intención de meterse por dentro de mi falda.
—¡No!— chillo, cuando me doy cuenta de sus intenciones —¡No me toquen!.
—¡Cállate!.
Me dan otra bofetada. Las manos del líder llegan a mi trasero y lo estrujan, las ganas de vomitar se instalaron en mi garganta pero las retengo, las lágrimas caen como si fuera una cascada, su asqueroso rostro se acerca al mío y con una mano me aprieta fuerte el cabello.
—Eres nuestra, por lo tanto haremos lo que queramos contigo. ¿Oíste?— con su lengua lamió mi rostro.
Entonces todos lo hicieron, sus asquerosas manos estaban por todos lados, no les importaban mis súplicas, no les importaba el sufrimiento que me estaban causando, estaba asqueada, quería morir, quería dejar de existir para nunca jamás volver a tener que vivir esto.
¿Por qué me tratan así? Yo no tengo la culpa de ser diferente, no tengo la culpa de no ser como ellos esperan.
Me había quedado aturdida por todo los golpes y por todas las asquerosidades que me hicieron, ellos se fueron, pero me dejaron tirada en el piso, echa una bolita y llorando como jamás en mi vida lo había hecho.
—¿Por qué no me llevas contigo abuelo?— murmuré, sintiendo como me ahogaba con mis propias palabras —Ya no quiero sufrir, no quiero más dolor.
No podía hablar, ni contarle a nadie lo que me pasaba, eso solo empeoraría las cosas, me harían peores cosas de las que me hacen ahora, sería triple el dolor.
Pero se que algún día, no sé cuándo, pero sé que dejare de ser tan frágil, tan miedosa, haré que la gente me tema a mí, no dejaré que nadie más pase por encima mío, ni que me hagan menos por ser una nerd, no cerraré la boca por nadie, ni bajaré la cabeza ante nadie.
Haré que me respeten, lo juro.
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