J U N G K O O K

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Bajé al gimnasio del hotel como me lo había pedido Alexander, no quería soportar sus sermones, porque había veces que se enojaba demasiado y comenzaba a hablar en ruso y cuando lo hacía, yo ya perdía el foco de la conversación.

Era normal para mí entrar a distintos lugares y que todo el mundo se me quedara viendo o que se me acercarán a pedirme autógrafos, como había dicho, mi carrera despegó demasiado rápido y eso que solo llevo meses en esto del fútbol.

El gimnasio del hotel era para todos, así que tanto mujeres como hombres, podían utilizar este. Lo malo de que hayan mujeres, es que no puedo hacer ejercicio tranquilo, si tengo muchos ojos con dobles intenciones sobre mí, lo digo en serio, las mujeres de aquí dejan de hacer sus cosas, solo para verme correr en las máquinas y levantar las pesas.

Es incómodo y es raro que eso lo haya dicho yo, cuando antes me quitaba la camiseta en medio de las prácticas del equipo de fútbol y se la aventaba a las chicas que iban en los recesos a verme o incluso me ejercitaba sin camiseta solo para provocar a las chicas. Pero ahora, siento asco de mostrarme sin ropa frente a una mujer que no sea mi ratita.

Ay Jungkook, ¿qué clase de brujería te han hecho?.

Fui a la máquina para correr y observé mi teléfono por un instante, con la emoción de encontrar un mensaje por parte de mi ratita, pero no, encontré solo notificaciones de las redes sociales, pero no eran lo que yo quería ver.

Lena debe estar durmiendo o eso creo, todavía no manejo muy bien esto de los cambios de horario, siempre me mareo.

Comencé con mis ejercicios, quería ir lento primero para calentar los músculos, las intensas miradas estaban sobre mí. ¿Acaso estás mujeres no ven la televisión o las revistas?, está en todos lados que tengo novia e incluso hay fotos mías con Lena, ¿nadie les ha enseñado a respetar o qué?.

Cerré mis ojos tratando de olvidar que tengo a muchas mujeres queriendo tirarse encima mío, pero era obvio que iba ser imposible, aparecen por todos lados y en este caso, apareció alguien que no deseaba ver.

Bella Foster, una periodista de los Angeles que está loca y no exagero. Esta mujer aparece en cada hotel al que voy, siempre está detrás de mí y se excusa diciendo, "Es el destino".

Destino mis huevos.

Se que quiere algo y lo sé desde aquella vez que acepté tener una entrevista con ella para su programa de chismes, luego de que terminamos con eso, la mujer se metió a mi camerino y comenzó a coquetear conmigo, incluso se arrodilló frente a mí con la intención de hacerme un oral.

El Jungkook de antes gustoso hubiera sacado el pene y se lo hubiera metido hasta el fondo de la garganta, pero me da náuseas de solo pensar en esa mujer y yo teniendo sexo.

Y no voy a negarlo, la mujer está más que buena, pero no es Lena y no importa cuan necesitado de sexo esté, no pienso meterme con otra mujer que no sea mi ratita, no pienso joder la confianza que hay entre nosotros.

—Hola Jungkook— detuvo la máquina y suspiré, tratando de controlar mis ganas de mandarla a la mierda —¿Cómo estás? Que casualidad encontrarnos aquí.

—Si, debe ser el destino— ironicé y ella rió.

La mujer era mayor que yo, tenía unos veinticinco aproximadamente y según lo que se rumorea, está casada con un viejo que ya está más allá que acá. Pero el tipo está forrado en dinero, es obvio que es eso lo que ella busca, placer y que alguien le siga dando sus lujos.

—¿Cuándo aceptarás tomar algo conmigo?— me hizo ojitos tristes, pero obviamente no iba a caer.

La única mujer que puede hacer e hizo caer a Jeon Jungkook, es Lena Park.

Y es increíble como ella no hace nada, solo respirar y ya me tiene más caliente que un horno. Incluso solo me basta pensarla para desearla.

—Lo siento, Bella, tengo muchas cosas que hacer— contesté, tratando de ser gentil y con una sonrisa que salió como una mueca.

—Claro, es de esperarse, eres muy famoso y ya no tienes tiempo para nada.

—Exacto, no tengo tiempo para nada, ni para nadie...excepto— ella me miró expectante —mi novia— el disgusto se podía notar en sus ojos, solo que sabía bien como disimular —Si me permites, tengo que llamar a mi chica.

Le di una última sonrisa falsa y me dirigí a la salida del gimnasio, esa mujer era como un puto dolor de cabeza, le había dejado claro a Alexander que no la quería cerca de mí, se que solo va traerme problemas y no quiero que interfiera en mi relación con Lena.

Al llegar a mi habitación, me tire al sofá y marqué el número de mi ratita, ya no aguantaba estar un minuto más sin oir su voz, sin sus insultos. Esperé los tonos y en el tercero respondió.

—Ratita, que bueno que contestas— suspiré, pasando mi mano libre por mi rostro.

—Hola orangután.

Entonces sentí que volví a vivir, solo eso necesitaba, solo oírla llamarme así para que el mundo siguiera teniendo sentido.

—Te extraño, ratita.

—¿Y tú crees que yo no?— no la podía ver, pero apostaría lo que sea a que ahora está arqueando una ceja —¿Cuando vuelves?.

—¿Me necesitas ratita?— pregunté, con un tono coqueto.

—Ya sabía yo que ibas a estar con las hormonas muy prendidas y me echarás la culpa a mí, como siempre.

—Que bueno que me conozcas— reí —¿Cómo están las cosas por allá?.

—Bien, las clases ya han comenzado. Nuestro último año.

Hubo un silencio luego de eso. Como dije, amo lo que estoy viviendo, pero no voy a negar que daría lo que fuera por disfrutar de mi último año en la secundaria con los chicos, nuestras últimas fiestas, bromas, el baile de graduación. Pero eran cosas de las cuales me perdería por lo ocupado que siempre estoy.

—¿Hay nuevos alumnos?— decidí cambiar el tema.

—Si y de hecho el director ya me habló para que esté preparada por si alguien necesita un tutor.

Mi corazón dejo de latir por un momento, no, Lena no podía ser la tutora de nadie, cualquier nerd, menos ella. ¿Por qué?, simple, ¡así comenzó lo nuestro!. No quiero que le dé clases a otro chico y que me roben a mi ratita.

No, no y no, me negaba por completo.

—Tú no vas a darle clases a nadie más— mascullé y oi su risa burlona del otro lado —Habló en serio, Lena Park.

—Orangután, deja los celos a un lado y deja de darme órdenes porque no te haré caso— aclaró, con firmeza.

—Escucha bien, ratita— mi voz se volvió ronca —Tú eres solo mía y de nadie más, eres mi rata, eres mi tutora. ¿Te ha quedado claro?.

—¿Y a ti te ha quedado claro qué no te haré caso?.

¡Joder!.

Ella siempre llevándome la contraria.

—Lena— pronuncié, tratando de calmar mis jodidos celos —No...

—No te haré caso, orangután— interrumpió —¿Acaso no confías en mí?.

—Claro que confío— arrugué el ceño.

En quien no confío, es en esos idiotas que te vendrán a pedir ayuda.

—Pues no parece. Voy a dar clases, no a follarme con todo aquel que me pida ayuda.

—Yo no dije eso.

—Pues así me lo has dado a entender.

Carajo Jungkook, ya la cagaste.

—Lo siento— musité, más calmado.

—Hablaremos cuando tus celos se hayan calmado.

—Lena, ni se te ocurra....

Cortó.

Me dejó con la jodida palabra en la boca.

—¡Te odio, Lena Park!— tiré mi celular lejos de mí, por suerte cayó en uno de los sofás —Y sobre todo, odio quererte tanto, maldita rata terca.
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Nota de la autora:

Quería dejar en claro que todo lo que sucede tanto en esta temporada, como en la otra, es todo pura FICCIÓN, se que es tonto aclarar esto, pues está más que claro que es un fanfic, osea FAN-FICTION. Pero es que hay personas que no saben separar lo que leen, de la realidad; tanto los personajes, como los diálogos, los lugares, los pensamientos, etc, etc, es todo de fantasía.

Lo que escribo, no son mis pensamientos, no me representa como persona. Obviamente a mí no me gusta que se le insulte a una mujer, que se la trate mal o las relaciones tóxicas y opinar sobre el cuerpo de otros.

Lo digo porque me he topado con uno que otro comentario estúpido, insultando no solo a los personajes y a la historia, sino que también a mí.

¿Algo de la historia no les gusta?.

Pueden irse sin la necesidad de dejar comentarios innecesarios. Por algo en la descripción de la historia aclaro de que va a tratar esta.

Sin más que decir, gracias por el apoyo <333.