J U N G K O O K

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Echaba de menos jugar los partidos con mis amigos, por eso cuando el entrenador me invitó a ser parte del próximo campeonato grité como una niñita, después de todo es en la cancha de la secundaria donde mi pasión por el fútbol creció aún más.

Estaba mirando el entrenamiento, hoy el equipo contaba con un nuevo capitán y más jugadores nuevos, el equipo estaba más reforzado que cuando yo estaba en él. Extraño la formación de antes, pero no niego que de todas formas todos se ven bien en sus puestos.

Oigo sonidos de pisadas en el césped, levanto mi vista encontrándome con la insoportable de Tiffany, ya decía yo que se estaba tardando en venir a buscarme, desde que llegué ha mantenido su distancia.

—Hola Jungkookie— sonríe inocente. Ya me huele raro su felicidad —¿Puedo sentarme contigo?.

—Si quieres— me encogí de hombros.

Creí que con mi indiferencia optaría por irse, pero estamos hablando de Tiffany, a esta chica lo que le falta es dignidad. Se sentó junto a mi en la grada, no faltaban las miradas chismosas de algunos alumnos que andaban por la cancha, sé que inventarán rumores sobre nosotros.

—¿Qué quieres Tiffany?.

Entre más rápido hable, más rápido podré deshacerme de ella.

—Solo quería contarte de que hay un nuevo chico en la escuela.

—¿Y eso a mí por qué debe importarme?— la miré confundido.

—Porque lo ví con tu novia fuera de la oficina del director, parecían amigos de toda la vida— suelta, mirando sus uñas.

Tranquilo Jungkook, no te hagas ideas.

—Ah, también oí cuando ella le hizo un cumplido diciéndole que era atractivo.

Carajo.

Estoy tratando con todas mis fuerzas no hacerle caso a lo que ella dice, pero es que mis celos se están encendiendo poco a poco y Tiffany solo les está echando más leña.

—Y aquí entre nosotros, si es muy atractivo, sabes que para eso yo tengo buen gusto— sonrió orgullosa.

Me levanté sin responderle, era mejor alejarme de ella o en cualquier momento explotaría. Sentía una opresión en el pecho que me estaba ahogando, la única que podía calmarme era Lena, necesitaba que ella me explicará sobre ese chico.

Me jodía demasiado pensar en ella dándole cumplidos a otro que no sea yo, a mí jamás me ha dicho que soy atractivo o me ha dado halagos.

Le pregunté a todos los que se me atravesaban por el camino dónde estaba Lena y todos me enviaron a la biblioteca. Necesitaba urgentemente saber quién era ese intruso que se ganó un cumplido de mi ratita, cuando yo lo único que recibo de ella son insultos.

A él solo le basto un día para que ella le dijera algo lindo, mientras que a mí me ha costado años.

La biblioteca se encontraba vacía, últimamente los nerds ya no vienen aquí, pero era mejor que estuviera desierta, así puedo gritar tranquilo sin que alguien me esté diciendo "shhh".

Lena estaba en la sección de historia, se veía tan linda leyendo un libro que por un segundo se me olvido la razón por la cual había venido a buscarla.

—¿Por qué lees sobre la historia coreana?— inquiero, sacándole el libro de las manos.

—Hola a ti también.

Cuando no Lena Park respondiendo de mala gana.

—Solo te hice una pregunta— formé un pequeño puchero y me incliné para darle un pequeño beso —Ahora responde lo que te pregunté, tú ya sabes sobre toda estas cosas.

—Solo estoy buscando libros que le puedan servir a Owen.

Owen.

¿Ese es el intruso?.

—¿Y ese quién es?— le devuelvo el libro.

—El hijo del director, tengo que ser su tutora— explicó, volviendo a su lectura.

No bastaba con darle un cumplido, ahora también va a pasar tiempo con él.

—¿Es cierto que le dijiste qué es atractivo?— fui directo al grano. Sentía que mis venas hervían.

—Por lo visto la mamba negra no perdió tiempo y fue a lanzarte su veneno— rió, dejando el libro en su lugar —Y tú por supuesto te dejaste envenenar muy fácil.

—Solo responde— le ordené.

—¿Cuántas veces te he dicho qué tú a mí no me das órdenes?— arqueó una ceja —Y si, le dije que era atractivo, pero ni siquiera sabes de qué estábamos hablando, solo vienes aquí con tus estúpidos celos de macho alfa a exigirme explicaciones.

Juro que estoy haciendo un gran esfuerzo por no enloquecer.

—Entonces explica porque le dijiste eso— me crucé de brazos.

—Me hizo adivinar porque su padre lo trajo de Alemania, le respondí que de seguro fue porque su ex novia no lo dejaba en paz porque como es muy atractivo ninguna querría soltarlo tan fácil— increpó con molestia —¿Feliz?.

Si claro, estoy tan feliz de que mi novia haya reconocido que otro chico es atractivo.

—¿Quieres qué te recuerde la promesa que teníamos?— cuestionó —Habíamos acordado que confiaríamos en el otro, pero tú no lo estás haciendo, otra vez— señaló, con énfasis —¿Siempre será así cada qué un chico se me acerque?.

Soy un imbécil.

Ella tenía razón y lo peor es que esta no era la primera vez que le hacía una escena de celos, la ratita ha tenido que soportar los chismes que inventan sobre mí con otras mujeres famosas y aún así jamás me ha hecho una escena de celos, ella nunca me ha pedido explicaciones y yo siempre estoy haciéndola sentir mal, porque se que lo hago aunque ella no lo demuestre.

Tengo tanto miedo de perder a Lena y no sé cómo controlarme, no puedo pelear contra mi mente porque se que es una batalla que no ganaré.

—Ratita— quise tomar su rostro, pero ella se alejó. Quisiera decir que eso no me dolió, pero estaría mintiendo —No te alejes.

—Tú haces que lo haga— sus ojos se veían tristes —Confianza, solo eso te pido. ¿Acaso es mucho?.

Su mirada estaba cristalizada, las lágrimas querían salir, pero ella las detenía.

El timbre sonó y ella quiso irse, pero sostuve su brazo, no logré nada, ella no se quedó, se fue dejándome con las palabras quemándome la garganta.

Ahora se fue porque estaba enojada, pero sé que cuando su humor cambie podremos hablar, pero, un día yo y mi estupidez haremos que se vaya para siempre, ahí jamás podré recuperarla.

El miedo de perder a una persona, es una sensación que te quema y mata por dentro lentamente.