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❪𝗢𝟰❫ ; 𝘀𝘁𝗮𝗿𝘁𝗲𝗱 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗮 𝘀𝗽𝗮𝗿𝗸.

❪ARC ONE; HUMAN❫
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CAPÍTULO CUATRO;
EMPEZÓ CON UNA CHISPA
❛la cuarta de primer año❜

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Y si, hablo por ustedes, lectores fantasmas. Dejen su voto y así sea un comentario para que tengan capitulo nuevo.🐣

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©Shanxlabyx
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EL SOL APENAS SE ASOMABA POR LAS PERSIANAS, PARECIENDO QUE incluso allí dentro continuaba siendo de noche aunque ya había comenzado un nuevo día. Su cuerpo se removió un poco entre las sábanas mientras gruñía con ligereza, algo fastidiado de que el sueño comenzara a esfumarse muy pronto de su cuerpo.

Sintió algo peludo llegar a restregarse contra su mejilla, haciendo que su entrecejo se relajara un poco y llevara de manera algo perezosa su mano hacia aquella pequeña criatura que estaba buscando mimos contra él, escuchando su pequeño maullido. Podía sentir otro pequeño bulto cerca de una de sus piernas, aunque esta si estaba más pacifica.

Dejó salir un enorme bostezo mientras se giraba boca arriba, manteniendo aún sus ojos cerrados como si una parte estuviera aún deseando seguir durmiendo pero con la otra sabiendo que tenía que levantarse.

Sus cejas se fruncieron un poco cuando sintió incomodidad, apretando sus párpados hasta abrirlos aún con su mirada dirigida directamente hacia el techo. Pestañeó un par de veces para poder espabilarse y vagar sus ojos en la habitación algo tenue, hasta detenerse en una alta figura a un lado de su cama. Inmediatamente su cuerpo se sobresalto al punto de asustar a los gatos que estaban durmiendo a su lado, mirando escandalizado hacia los ojos rojos que lo observaban con atención.

—¡Deja de entrar de esa manera a mi habitación! —Megumi miró algo sobresaltado a Kazumi mirándolo desde arriba con curiosidad—. Rayos, ¡un día de estos me va a dar un infarto! —gruñe, dejándose caer de nuevo contra la cama y cubriendo sus ojos con su antebrazo.

Se quedó completamente quieto mientras refunfuñaba, insultando a la nada. Kazumi aún lo miraba con una expresión expectante y una mirada atenta en sus ojos rojizos, sólamente esperando a que se levantara luego de haber estado unos minutos parada a un lado de la cama, esperando el momento en donde se despertara.

—Deja de hacer eso, joder. —gruñó dejando salir un fuerte bufido, los gatitos estaban nuevamente acomodándose para poder dormir, algo que deseaba en estos momentos. Levantó ligeramente su brazo para ver que era lo que ella llegara a decir, observando como movía sus manos.

—"Buenos días". —dijo ella aún con aquella expresión tranquila en su rostro, Megumi sólo le frunció el ceño hasta ir suavizando su rostro.

—Para la próxima sólamente mueveme o algo en vez de esperar a que despierte para decirme los buenos días, contigo, en la oscuridad. —fue lo que señaló aún algo de fastidio mientras volvía a cubrir sus ojos con su brazos. Pasó un par de segundos para que hablara—. Buenos días, Kazumi.

Los ojos de la aludida se mostraron un poco risueños, como si quisiera sonreir al escuchar como le respondía a su saludo mañanero. Megumi sólo podía mirarla de reojo, ya sintiéndose sin muchas ganas de reclamarle, sabiendo que, por muy extraña que parezca, ese era su comportamiento. Ya llevaban lo suficientes años conviviendo como para estar acostumbrado a eso, aunque que estuviera esperando en medio la oscuridad para que abiera los ojos tampoco era muy agradable.

Pero así era ella, y aunque no lo admitiera, la quería así.

—"En un rato iremos a buscar a la cuarta estudiante". —decía la azabache, observando como Megumi comenzaba a frotar sus ojos y al fin se sentaba en la cama—. "Toru me dijo que te fuera a despertar mientras él lo hacía con el contenedor de Sukuna".

—¿Despertarlo...? —murmuró aún un tanto desorientado por el sueño que aún lo azotaba, a pesar del susto que Fukui le había dado. Casi al instante escuchó la voz de su maestro en la habitación de al lado.

¡BUENOS DÍAS, YŪJI! ¡ES HORA DE LEVANTARSE!

¡AHHH!

Fushiguro bufó con cierto aburrimiento apenas escuchó esa escena, ya imaginándose a Gōjo Satoru entrar a la habitación y levantar al nuevo estudiante sin más, no se sorprendió si incluso lo tumbó de la cama o algo por el estilo. Lo decía por experiencia.

—Pues ya que. Yo quería seguir durmiendo... —murmuró con cierta pereza en su voz, volviendo a frotar sus ojos mientras Kazumi aún miraba hacia la pared que dividía la habitación de Yūji y Megumi, estando ella al otro lado.

Lo miró curiosa a sus palabras y sólo asintió, alzando una de sus manos y agitando un par de veces su cabello con suavidad no ganándose más que un leve murmuro lleno de cierto fastidio y pereza, así que simplemente dejó que hiciera sus cosas antes de irse. Ella ya estaba con su uniforme, aunque sólo faltaría desayunar y esperar a los otros dos.

Le dio su espacio a Megumi al dirigirse a la puerta, abriéndola y saliendo de la habitación, a la par que escuchaba las risas de Satoru y las pequeñas quejas de Yūji que estaba en el marco de su puerta, aún en pijama, en donde le habían interrumpido su querido sueño sin piedad alguna.

—¡Oh, Ruby-chan! —el de la venda se voltea hacia ella con una enorme sonrisa en sus labios mientras ella cerraba la puerta—. ¿Ya despertaste a Megumi? —asintió sin más mientras él se acercaba con las manos en sus bolsillos. Yūji rascaba su ojo, asomando un poco su cabeza con mala cara—. Bueno, me avisan cuando todos estén listos. ¡Porque partiremos de inmediato por la última estudiante!

Ambos adolescentes siguieron con la mirada a la alta figura del mayor comenzar a encaminarse por el pasillo de los dormitorios, hasta que dejó de escucharse su risueña y escandalosa voz. Casi de manera automática ambos se miraron al mismo tiempo, conectando sus ojos por algunos segundos hasta que Yūji tuvo que romper el contacto visual cuando no aguantó un bostezo.

—Que sueño tengo... —balbuceó mientras apoyaba su mejilla contraria el marco de la puerta, hasta alzar la comisura de sus labios y darle una sonrisa perezosa a la más alta—. Buenos días, Fukui-san. —alza una de sus manos con poca energía, tratando de espabilarse.

Kazumi sólo lo miró por unos segundos y asintió, mientras observaba sus pequeños aunque algo vagos pasos dirigirse hacia ella, teniendo las manos en los bolsillos de su pantalón de pijama. Itadori pareció perderse en algo en el suelo hasta voltear a mirarla nuevamente, llegando a sobresaltarla debido a que había colocado de la nada su atención sobre ella.

—¿Cómo se dice buenos días? —cuestionó, para su sorpresa. Lo miró unos segundos, observando como hacia un raro movimiento con sus manos—. Puedes decirlo con tus manos, ¿cierto? ¿Cómo se dice buenos días así?

Kazumi una vez más se quedó con su mirada algo perdida y sorprendida de que quisiera saber como decir aquel saludo mañanero, sobre todo cuando él perfectamente podría decirle los buenos días por si mismo. Pero, no se negó; un poco cautelosa hizo el mismo gesto con sus manos con el que se había dirigido a Megumi al despertarlo, haciéndolo con lentitud y cuidado. El de orbes cafés la miró con atención y asintió analitico.

Yūji se miró las propias manos y trató de imitar lo mejor posible los mismos gestos de sus manos, mirando las suyas y luego las de ella.

—Mmm... ¿Así? —sonrió con cierta curiosidad, observando como la chica negaba con su cabeza y y volvía a repetir el mismo movimiento de manera pausada. Yūji observó eso con sus ojos bien abiertos para tratar de registrar lo mejor aquella información—. ¿Qué tal así?

La más alta hizo una pequeña mueca al ver cómo lo hacía más parecido, a sus ojos era como si hubiera dado los buenos días en manera de garabato, lo suficientemente entendible como para saber que si estaba intentando hacerlo. Yūji se quedó a medio camino con sus orbes curiosos en ella y luego volvió a mirar sus propias manos, prensó la punta de su lengua entre sus dientes, como si se estuviera concentrando en colocar una pieza sobre la otra lo más impecable posible, moviendo sus manos con más lentitud.

—¿Y así? —volvió a repetir con una sonrisa algo dudosa en donde Kazumi miró sus manos, alzando sus ojos hacia él. Para alegría del más bajo, ella suavizó su mirada y asintió—. ¿¡En serio!? ¡Que bueno!

Una vez más Kazumi se quedó paralizada por unos momentos al verlo tan feliz por haber aprendido -de cierta forma- a decir una de las muchas cosas que podría expresar con el lenguaje de señas. Miró sus propias manos por unas segundos y entrecerró sus párpados, teniendo una mirada un poco analítica en sus ojos por aquella situación que era la primera vez que la vivía. Bueno, alguien más si había querido y se había impuesto a aprender ese lenguaje, fuera de Satoru y Megumi.

Seguía siendo algo extraño para ella, cosa que expresó al momento que volvió a alzar su rostro hacia él y mostró una mirada ahora algo inquisitiva, incluso confundida, como si le cuestionara con los ojos lo tan interesado que estaba en aprender a comunicarse con ella. Yūji se peinaba el cabello con sus dedos al estar algo despeinado, pero se percató de su atención y se detuvo, parpadeando un par de veces.

—¡Oh! Como seremos compañeros, tendré que aprender para que no tengas que usar una libreta. —le dice como si hubiera entendido de alguna manera su mirada aún algo desconcertada—. Así tú sólamente haces eso con las manos y te entenderé. Podremos hablar con facilidad para ti.

Kazumi entreabrió su boca una vez más sorprendida por sus palabras, sintiendo una vez más un escalofrío recorrer todo su cuerpo al punto que incluso su corazón se retorció de manera extraña, una manera que nunca antes había llegado a sentir. Apretó sus labios entre si mientras observaba como se estiraba, alzando sus brazos hacia arriba y dejando salir un pequeño quejido al estirar los nudos que tenía en su cuerpo, encaminándose hacia su habitación y exclamando que ya saldría. Dejándola afuera, con sus propios pensamientos.

Este repentino interés hacia su persona era algo que no podía digerir.

MOVÍA DE MANERA DISTRAÍDA LOS CORDONES QUE colgaban del cuello alto de su uniforme, el igual era el mismo uniforme de la academia de hechicería femenino; claro que, como había esa posibilidad de personalizar los uniformes, ella tenía un cuello alto al punto de llegar a rozar su mentón, algo similar al estilo de Gōjo. Bufó un poco mientras miraba a su alrededor, tratando de distinguirlo.

Había llegado al fin la hora en donde buscarían a la última integrante para los de primer año, alguien que, según sabía, ya estaba estipulada que entrara hace un tiempo. Y ese era el día en donde oficialmente ingresaría; lo único que sabía es que era mujer.

«Más chicas, mucho mejor».—decía la bruja en su cabeza mientras ella solo observaba sus pies, moviendo un poco sus hombros como si de alguna manera le diera igual, aunque fuera todo lo contrario.

—¿No les parece poco que sólo seamos cuatro en primer año? —escucha como Yūji habla con curiosidad, sentado en unos barandales mientras degustaba una paleta.

—¿Conoces otras personas que puedan ver maldiciones? —Megumi, quien estaba a su lado, le cuestiona con un poco de incredulidad, dejando al pelirosaceo pensar por unos segundos.

—Pues no.

—Lo hechiceros somos una minoría. 

—¿Y no me habían dicho que yo era el tercero? —vuelve a preguntar el contenedor de Sukuna, observando brevemente hacia la única femenina presente que estaba mirando hacia enfrente con una cara de aburrimiento.

—Su ingreso se decidió hace bastante tiempo. —vuelve a hablar Fushiguro, refiriéndose a la nueva chica de ingreso—. Así funciona nuestra escuela. Está llena de casos especiales. —mira de reojo hacia la más alta quien parecía perdida en sus pensamientos, aunque pudo fijarse en una pequeña tensión en su rostro.

Megumi frunció un poco el ceño al darse de cuenta que parecía, más bien, estaba toda tensa; se giró un poco más para poder verla al rostro y fijarse mejor en sus facciones, notando sus cejas apretadas y con un pequeño tic en una de estas. Tocó sutilmente su brazo para llamar su atención, aunque al apenas ella mover un poco sus ojos hacia dirección, su atención fue hacia otro lugar.

—¡Ya llegué! —interrumpió la voz de Gōjo Satoru quien alzaba su mano con una sonrisa en forma de saludo, acercándose hacia donde estaban los tres adolescentes—. ¡Oh! Tú uniforme llegó a tiempo. —comenta al ver específicamente el uniforme de Itadori Yūji.

—Si, me quedó perfecto. —sonrie mientras alzaba su pulgar, mirando luego al pelinegro a su lado—. Pero no es idéntico al de Fushiguro. Este tiene capucha. —señala la tela rojiza en la zona del cuello, luego volteando a mirar hacia Kazumi—. No diré nada de Fukui-san porque es el uniforme femenino...

—Es porque puedes solicitar todo tipo de cambios, también por eso el de Ruby-chan es diferente a como debería ser. —se acerca hacia la única femenina presente, apoyando uno de sus brazo sobre su hombro, fijándose en la expresión aún algo firme que tenía.

—Pero yo no pedí nada. —gira su cabeza hacia Yūji cuando este dice con algo de confusión.

—El que solicitó los cambios fuí yo. —Yūji parpadea un par de veces, volviendo a agarrar la capucha rojiza en su uniforme negro y mirándolo por unos segundos.

—Tampoco está tan mal... —murmura un poco pensativo.

—Ten cuidado, Gōjo-sensei tiende a hacer cosas así. —le dice en un tono algo bajo, dirigiendo luego ambos su mirada hacia el mayor que movía ligeramente a los lados a Kazumi, como si tratara de espabilarla o darle una reacción—. Por cierto, ¿por qué nos reunimos en Harajuku?

—Porque ella nos lo pidió. —sonrie con tranquilidad, agitando con un poco más de fuerza a la ojirojiza llegando a despeinarla un poco—. ¿No te emocionas, Ruby-chan? ¡Habrá otra chica contigo con la que podrás hablar normal!

Kazumi lo miró por unos segundos para volver a pasmar su mirada hacia un punto, donde su cuerpo comenzó a temblar bajo las manos del albino con una mirada un poco sombría, que a simple vista de cualquiera era una mirada intimidante o aterradora, incluso algunos que pasaban por el lugar no evitaron mirarla unos momentos por la expresión que tenía en el rostro.

—¡Hay palomitas! ¡Quiero! —todos observaron como Yūji repentinamente se fue casi corriendo a un puesto de comida.

La reencarnación de la bruja de hingabana salió un momento de su trance y siguió con la mirada al contenedor de Sukuna cuando este se fue a comprar algo para saciar su hambre, a pesar de que anteriormente ya estaba comiéndose un helado. Pestañeó un par de veces mientras lo observaba hacer una pequeña fila de dos personas para poder hacer su pedido, sus hombros se relajaron impercetiblemente.

—¿También se te antoja algo? —le dijo Satoru risueño, dándole un apretón en sus hombros al notarla tensa. Kazumi apretó sus labios y agachó un poco la mirada—. No tienes porque estar tan nerviosa, ya has tenido que caminar por ahí cuando vas a una misión. Además, no estas solita. ¡Me tienes a mi! ¿Qué más puedes pedir? ¿No es cierto, Megumi? —voltea a mirar al ojiazul que había comenzado a encaminarse hacia otro lado, ignorándolo.

Pasaron un pequeño rato dando vueltas en aquellas calles, plagadas de personas y a su vez puestos de comida o con cualquier juguete, todos esperando a la última persona que ingresaría en el primer año en la escuela de hechicería. Yūji no hizo más que comprar cualquier chuchería o dulce que se encontrara en el camino, Megumi trataba de que no se le perdiera de vista y Satoru sólo observaba todo, teniendo a Kazumi a su lado para darle un poco de apoyo incondicional.

Una espera tranquila y a su vez algo agobiante para ella debido a que había mucha gente de aquí para allá, no haciendo más que estremecerla un poco y casi queriendo agasaparse en su lugar o esconderse detrás de Satoru o Megumi, aunque con este no serviría mucho debido a que ella le ganaba un poco más en estatura. Este mismo la miraba por sobre su hombro con atención, arrugando un poco su nariz y bufando.

—¿Por qué nos vas a comprar una bebida, Ruby-chan? Antes de que explotes. —Gōjo le da un par de toquecitos en la mejilla para que pudiera reaccionar, inmediatamente el de cabello en puntas lo miró mal.

—Vas a hacerla explotar pero en el puesto de bebidas. ¿Cómo se supone que va a decir lo que quiere? —se queja mientras se cruzaba de brazos y trataba de buscar con la mirada a itadori y cerciorarse que no se perdiera entre la multitud.

—Pues diciéndolo con sus ma-oh, es cierto que todos no saben el lenguaje de señas. —Satoru se queda procesando por unos segundos la realidad, estando más que acostumbrado a que ella sólo hablara con sus manos y que ellos la entendieran—. ¿No trajiste la libreta? —mueve un poco a la chica quien pestañeó un par de veces para verlo.

Kazumi se queda pensando unos momentos para comenzar a rebuscar en su propio uniforme y en los bolsillos ocultos de su falda, sacando efectivamente una pequeña libreta con algunos stickerse encima, mostrándoselo con una expresión expectante pero a su vez teniendo sus ojos más calmados y casi risueños. Satoru sonrió y alzó su pulgar.

—¡Entonces puedes estar más tranquila! Ahora si ve a comprarte algo para que calmes tú ansiedad. —le da un par de palmaditas en su cabeza haciéndola asentir y buscar con la mirada algún lugar donde vendieran algo de beber, optó por una cafeteria donde sería un poco más cerrado, así que se fue encaminando hacia alla.

Satoru sonrió al verla caminar con seguridad, o al menos eso parecía al mostrarse recta y con pasos tranquilos. Así que no se preocupó y sólo fue volteando su cabeza hacia Megumi que lo observaba con mala cara.

—¿Qué?

—El punto era que alguno la acompañara. —le dice con cierto tono juzgador en su voz haciéndolo quedar pensando una vez más, mientras Yūji llegaba a un lado de ellos bastante sonriente.

—¿De qué me perdi? —Megumi lo volteó a mirar y rápidamente su mirada se convirtió en una llena de incredulidad.

—Ya llegó. —canturreó Satoru con sus manos en los bolsillos, señalando sutilmente hacia enfrente.

—Oye, tú. —la atención del contenedor de Sukuna se fijó hacia enfrente en donde una chica de baja estatura y cabello corto estaba deteniendo a un hombre que buscaba modelos, aunque lo que más le llamaba la atención era el hecho de que usaba el mismo uniforme que ellos—. ¿Qué hay de mi? —el tipo se quedó mirándola un poco perturbado—. Hablo de modelaje. ¿Qué te parece alguien como yo?

—Eh, disculpa, pero tengo prisa... —balbuceó el trajeado con nervios mientras comenzaba a caminar y trataba de alejarse de ella, pero inmediatamente la castaña lo agarró del traje y lo jaló devuelta.

—¡Ven para acá! —vocifera con un poco de molestia—. No huyas. Dimelo a la cara. —inmediatamente, y contradiciendo sus palabras, el hombre trató de alejarse.

—¿Y tenemos que ir a hablar con ella? —se preguta el contenedor de Sukuna con un poco de dudas, mientras sostenía con una mano unas crepas y con las otras una bolsa de palomitas, teniendo sobre sus ojos unos excéntricos lentes—. Da vergüenza ajena.

—Tú también. —dice Megumi luego de todos ese rato mirándolo de reojo.

—¡Oye! ¡Por aquí! —Satoru trató de llamar su atención, cosa que funcionó cuando ella giro sus orbes hacia su dirección con una mueca. Agitó su mano de derecha a izquierda con una sonrisa, en donde la castaña soltó al fin a aquel busca talentos que se fue rápidamente de allí—. Ahora hay que esperar a Ruby-chan para que... —dice, pero voltea su cabeza y se percata que la tenía a su lado, bebiendo un refresco—. Oh, ya estás aquí.

No tardaron en ir a unos lockers para que la de nuevo ingreso pudiera guardar sus cosas, Kazumi no hacía mas que mirar hacia la chica de pequeña estatura enderezarse cerrando el locker apenas dejó todo en su lugar correspondiente. Observaba su cabello corto y castaño así como sus ojos, teniendo una expresión relajada y a su vez firme, de alguna manera se mostraba como alguien de carácter fuerte a simple vista. O al menos eso era lo que había pensado.

—Adelante. Presenténse. —Satoru le da una pequeña palmada en su hombro, erizándola tal cual un gato que estaba concentrado en algo más y terminaba siendo tomada por sorpresa.

La más baja se enderezó como debía y alzó su mentón, colocando una de sus manos en su cadera y dejando que el peso de su cuerpo descansara en su pierna derecha, en una postura llena de confianza.

—Kugisaki Nobara. —dijo con simpleza, mientras observaba más que nada a los tres con su mismo uniforme. Miró unos momentos a los dos chicos—. Pueden alegrarse de sumar una chica más al grupo.

—Yo soy Itadori Yūji. De Sendai. —dice el de cabellera rosacea con una sonrisa, señalándose con el dedo.

—Fushiguro Megumi. —responde el mismo con brevedad.

El ceño de la castaña se frunce con ligereza al fijarse en los dos chicos de primer año con quien sería compañera, los analizó visualmente a pesar de haber escuchado sus propias presentaciones, haciendo una pequeña mueca mientras tenía su propia impresión y al mismo tiempo distorsionaba un poco sus rostros con expresiones con caras tontas.

❛Este tiene cara de papa. Seguro que se comía los mocos de pequeño❜ observa con un poco de recelo a Yūji que se mantenía sonriente, aunque a ojos de ella estaba sonriendo de forma tonta. Ahora dirigió sus ojos hacia Megumi, quien a ojos de ella tenía una expresión igualmente tonta. ❛¿Y este otro sólo da su nombre? No tolero los engreidos. Me lo imaginó incendiando gaviotas cubiertas de petroleo❜

Deja salir un suspiro casi de resignación, cerrando sus ojos de manera rasgada. —Siempre termino envuelta en las peores situaciones... —es lo que musita, sólo haciendo pensar a Yūji en su reacción respecto a ellos, aunque la mirada de la más baja se fija unos momentos en las botas de la otra chica presente, alza sus cejas con cierto interés debido al estilo de estas y luego termina por fijarse en Kazumi.

❛Es cierto que ella estaba aquí. No dijo nada...❜ terminó por pensar mientras su ceño volvía a fruncirse ante el pensamiento de cierta incredulidad por no escucharla hablar o al menos presentarse, inclinó su cabeza un poco observando los mechones caídos en sus hombros o sus facciones delicadas y pulcras.

Nobara se quedó mirando por largos segundos hacia la chica de alta estatura, vacilando por unos momentos su expresión de firmeza al darse de cuenta que tuvo que alzar su cabeza para poder verla al rostro. De por sí ella era de baja estatura, y al lado de la pelinegra aún más. No hizo más que observar sus grandes y rasgados ojos rojizos que conectaron con los de ella por breves segundos. Un pequeño escalofrío la recorrió ante sus pupilas de color rojizo que casi parecía ver a través de su alma.

❛Es algo escalofriante... No ha dicho ni una palabra desde que aparecí y no hace más que mirarme. ¿También me está analizando o me está juzgando?❜ se preguntaba inevitablemente la de cabellera corta sintiéndose repentinamente incomoda, agregando el hecho de que sentía una fuerte y curiosa energia maldita venir de ella, como si la estuviera rodeando o moviendo alrededor de ella, como un tigre al asecho de su proxima presa.

Tragó un poco de saliva mientras continuaba observando su expresión y postura firme, mirándola desde arriba, literalmente hablando. Sus ojos algo afilados pero rodeados de largas y rizadas pestañas estaban fijos en ella de una mirada que casi parecía analizarla, pero al mismo tiempo estuviera esperando el momento perfecto para hablar algo que no hacía más que pensar que es lo que pasaría por su cabeza. Una pequeña bombilla se encendió su cabeza debido a su postura y su apariencia.

—Oh, casi se me olvida por un momento. —fuera de su pequeño debate mental, Satoru se da una pequeña palmadita en la frente, dejando salir una risita. Había estado observando con atención la interacción técnicamente de miradas de ambas femeninas esperando que iba a suceder—. No pienses que te está mirando feo a proposito o te está juzgando. En realidad es su manera de demostrar que-

—¡También trabajas como modelo! —el cuerpo de la aludida se estremeció de pies a cabeza ante sus palabras, observando como la de pequeña estatura iba inmediatamente hacia ella con sus puños alzados en un gesto entusiasmado—. Digo, ¡tienes las características de una modelo! He leido las caracteristicas de una y cumples con casi todas de ellas; eres igual de alta que una modelo, tienes una postura confiada, ¡tienes piel limpia y pulcra como si estuvieras maquillada! ¡Incluso que parece que me estuvieras analizando! ¿Es para ver si tengo la imagen de una? ¡Dame tú opinión!

—... —las cejas de Kazumi se fruncieron de manera un poco perturbada por todo lo que estaba diciendo, mirándola con apremio por todo lo que decía y temblando en su lugar casi como un Chihuahua. Miró varias veces a Megumi o Satoru que se quedó con las palabras en la boca.

Megumi al observar como la más alta casi parecía dejar de respirar ante el montón de preguntas que la cuarta de primer año estaba haciéndole, con una enorme atención hacia ella, decidió intervenir y agarrarla del hombro para hacerla reaccionar, escuchándola soltar un sonido similar a un pequeño hipo cuando sintió su agarre. Nobara los miró confundida al ver como él hacía que la más alta se apartara de ella.

—En realidad iba a decir que ella es alguien muy nerviosa. —al fin el mayor toma la palabra, haciendo que la más baja lo observara con una expresión confusa—. Si te mira tan fijamente es porque está buscando una manera de hablarte, aunque generalmente no lo hace. Aunque no parezca, estaba ansiosa por conocerte desde que supo de ti. —suelta una risa mientras se colocaba al lado de la reencarnación de la bruja, dándole una amistosa palmada en su cabeza—. ¡Su nombre es Fukui Kazumi! 

—Oh, ya veo... —mira su expresión con un poco más de atención y esta vez se fija de una mirada un poco más nerviosa y casi avergonzada, incluso agachando la cabeza con timidez. Observó como tomaba un pequeño y casi imperceptible respiro para hacer una sutil reverencia hacia ella, siendo su manera de saludarla

❛¿Es de esas chicas calladas? ❜ piensa un poco más analítica observando su expresión firme pero que, si la analizaba con un poco más de atención había nervios y timidez. Sus ojos entrecerrados mostraron un pequeño destello que no hicieron más que tensarla y mirarla nuevamente, apretando sus labios en un pequeño puchero. ❛Es introvertida. Me gusta, además quería conocerme por lo que tiene interés. Le suma puntos❜

—¿A dónde iremos ahora? —cuestiona Megumi un poco aburrido de la situación, aunque se cercioraba de que Kazumi no se fuera a desmayar en algún momento.

Satoru suelta unas pequeñas risas, dándole palmadas en la cabeza a Kazumi para mantenerla presente en la situación. —Por fin están los cuatro juntos. Y ustedes dos son provincianos, ¿no? —observa a Itadori y Nobara con una sonrisa—. ¿No es obvio? ¡Conoceremos Tokyo!

Casi de inmediato las expresiones de ambos provincianos se volvió sonriente, comenzando a corear de manera entusiasmada. —¡Tokyo! ¡Tokyo! ¡Tokyo! —igualmente Satoru les seguía la cuerda, mientras Megumi y Kazumi observaban en silencio la emoción de ellos—. We love Tokyo!

La más alta, quien tenía una expresión un poco más calmada, pestañeó un par de veces al observarlos de repente tan acelerados, aunque no había evitado animarse un poco también por la idea de que iban a hacer un pequeño turismo o algo por el estilo. Miró a Megumi con curiosidad como si buscara alguna aprobación o emoción al respecto, pero este miraba con aburrimiento la escena, expectante por lo que sucedería despues y, lamentablemente para los dos más entusiasmados, ver la realidad. Apenas notó la mirada de la ojirojiza, negó con su cabeza.

—¡Quiero ir a Tokyo Disneyland! —Nobara decía entusiasmada mientras Yūji se lanzaba a abrazar a su profesor quien sólo se reia. Realmente estaban emocionados.

—¡Tonta! ¡Eso queda en Chiba! ¡Vayamos al barrio chino! —Itadori se suelta y vuelve a colocar sus pies al suelo, recibiendo una mirada confundida de Nobara al verlo haciendo varias poses.

—¡El barrio chino está en Yokohama! —le replica con molestia.

—¡Yokohama queda en Tokyo! ¿No lo sabías? ¡Mira un mapa!

—«Si que son escandalosos...». —escuchó la voz de la bruja que observaba todo con suma atención y algún tipo de interes. Kazumi ladeó un poco su cabeza, dándole la razón de alguna manera—. «Aunque también quiero explorar Tokyo. ¿Me dejas?» —Kazumi frunció el ceño en señal de negación.

—¡Atención! Anunciaré nuestro destino. —tal como un risueño Satoru dijo, colocó toda su atención en él, aunque no evitó mirar como tanto Yūji como Nobara colocaban una rodilla en el suelo con expresiones serias, esperando sus palabras. Megumi no hacía más que mirarlos raro—. ¡Roppongi!

—¡¿Roppongi?! —Nobara y Yūji se observan con ilusión en sus ojos, casi pareciendo que se conocieran de toda la vida y fueran mejores amigos de siempre. Megumi no hacía más que continuar con una ceja alzada al lado de Kazumi quien tenía su boca entreabierta con intriga.

KAZUMI OBSERVABA DE MANERA FIJA EL ENORME edificio que tenían enfrente. Había pasado un rato para que llegaran a su destino al que la mitad de ellos tanto había aclamado para llegar -Yūji y Nobara-, incluyéndola a ella por unos instantes al sentirse inocentemente ilusionada por conocer aquel distrito de Tokyo tan colorido.

Lamentablemente el lugar en donde estaban no era Roppongi.

—Hay una Maldición. —fue lo primero que dijo Megumi mientras observaba la aura tan siniestra y fuerte que rodeaba la estructura desgastada y abandonada del edificio: Yūji y Nobara llevaban por lo menos unos cinco minutos quejándose por haber sido cruelmente engañados.

—¡Mentiroso!

—¡Esto no es Roppongi! —se lamentaba Yūji mientras cubría su rostro con sus manos, Nobara daba vueltas en su lugar de manera enfadada.

—¡No juegues con los provincianos!

Kazumi abultó ligeramente sus labios mientras los veía casi haciendo un berrinche por no haber ido a aquel distrito tan iluminado y vistoso de Tokyo. Sólo podía ver en silencio a la castaña de baja estatura girar en círculos en un gesto enojado, soltando un montón de quejas tal cual una niña pequeña. Miró hacia otro lado y se quedó pensando por unos segundos; hizo un pequeño puchero.

También quería ir a Roppongi...

—Hay un enorme cementerio cerca. —dice Satoru con una sonrisa en sus labios, sin inmutarse de las quejas de sus dos nuevos estudiantes, bueno, más que nada Nobara quien seguía siendo observada por Kazumi—. Y sumado al edificio abandonado, surgió una maldición.

—¿Si son más comunes entre las tumbas? —se cuestiona Itadori un poco más tranquilo.

—No es por el cementerio en sí. Se debe al hecho de que la gente siente aversión por los cementerios. —responde Megumi.

—Pasaba algo parecido en las escuelas, ¿no?

—Un momento. —tomando un respiro y calmando su frustración y enojo respecto a que no había podido explotar aquel lujoso y excéntrico distrito de Tokyo, Kugisaki mira con cierta incredulidad hacia Yūji—. ¿No sabe algo tan basico?

—Verás... —murmura Megumi recordando lo que había sucedido hace sólo dos noches atrás, diciéndolo con bastante simpleza a la más baja para que pudiera entender y comprender un poco la poca -por no decir nula- familiarización de Itadori Yūji hacia todo lo relacionado con las Maldiciones. Claro que no tardó en sorprenderse.

—¿¡Se tragó el objeto maldito especial!? —inmediatamente camina hacia otro lado como si le repudiara su simple cercanía a pesar de que momentos atrás celebraban la aparente ida hacia Roppongi—. ¡Qué asco! ¡Es absurdo, insalubre y asqueroso! ¡No, no, no!

—¿¡Que dijiste!? —replica Yūji de manera indignada, Megumi lo observa y no duda en darle la razón.

—Concuerdo.

—¡Que malos! Se supone que en momentos desesperados, se necesitan medidas desesperadas. —se queja dolido por como ambos ahora lo repudiaban, girándose a mirar hacia la chica más alta quien se sobresaltó tal cual un gato sorprendido—. Tú debes estar de acuerdo con eso, ¿no, Fukui-san? Apóyame. —trata de acercarse a la más alta que lo miraba con sus ojos abiertos.

—¡Nooo! ¡No te acerques a él! —Nobara la jala a su lado sorprendiéndola rápidamente al ver como alejaba su persona del chico de ojos cafés—. ¡Te va a contagiar su asquerosidad! —Kazumi no entendía nada hasta ese punto, mirando de manera algo suplicante a Satoru para que la ayudara aunque este sólo sonreía divertido.

—¡Oye, pero si he estado un día más conociéndola que tú!

—¡Pues está a tiempo antes de ser contagiada! ¡He venido para ser su salvadora!

El albino suelta una pequeña risa ante la escena en la que la reencarnación de la bruja de Hingabana estaba metida, casi pareciendo un pequeño juguete por el cual dos niños estaban peleando al estar en medio de Yūji y Nobara que seguían discutiendo, así que rápidamente habla para que se concentren.

—Quiero saber de que son capaces. Cosiderénlo un experimento de campo. —rapidamente ambos se detienen y lo miran, teniendo entre ellos a una paralizada Kazumi que no sabía que hacer—. Nobara, Yūji, exorcicen la Maldición del edificio.

—¿Qué? Pero creía que sólo una Maldición exorciza a otra, ¿no? —cuestiona Yūji mientras se enderezaba, ignorando el gesto de asco de parte de la castaña por ir con él—. Yo no sé nada de hechicería. 

—Ya eres prácticamente Mitad Maldición. —Satoru señala con una sonrisa bajo la mirada expectante del chico—. Por tú cuerpo corre energia maldita. Nadie podría aprender a canalizarla de un día para otro, Ruby-chan es un testigo y prueba de eso. —agarra de los hombros a la chica de alta estatura a quien cayó de inmediato su atención, mostrándose curioso y confundido—. Así que, por ahora usarás esto. —le extiende un arma enfundada que Yūji no tarda en sostener, asombrándose por el filo de esta, incluso Megumi se sorprendió al ver esa arma en especifico—. Se llama Demonio Asesino. Está impregnado con energia maldita. Funcionara contra Maldiciones.

Yūji sonrió sintiéndose entusiasmado por usar un arma, volviendo a enfundarla en su lugar y comenzando a encaminarse hacia donde ya se había adelantado Nobara luego de quejarse del poco conocimiento que él parecía tener. Kazumi los miraba fijamente, fijando su mirada principalmente en el de orbes cafés y haciendo una pequeña mueca.

—Y algo más. —musita Satoru, haciendo que Yūji se detuviera al ser a quien se dirigía—. No dejes salir a Sukuna. Aunque acabarías con cualquier maldición cercana, también podrías involucrar incocentes.

—Entendido. No dejaré salir a Sukuna. —sonrie mientras alzaba su pulgar, siendo interrumpido por la quejosa voz de la castaña.

—¡Apúrate!

—¡Voy, voy!

—Que les vaya bonito. —Satoru agita su mano en despedida mientras Yūji alzaba la puerta de metal y se adentraba junto con Nobara. Los tres quedaron a las afueras del edificio que continuaban irradiando aquella notable energia maldita; Kazumi, por su lado, no hacía más que mirar toda aquella estructura abandonada incluso luego de que los tres se sentaran a esperar como les iría.

—Deberia ir con ellos. —Megumi comenta con un poco de aburrimiento, mirando sus pies contra el suelo. Miró unos momentos hacia la más alta que se mantenía callada como siempre, aunque asintió a sus palabras—. Conmigo es suficiente, Kazumi. —la chica lo miró con su ceño fruncido.

—No se fuercen ninguno de los dos. —Satoru los interrumpe de su pequeña y casi breve disputa de quien de los dos iría con Nobara y Yūji—. Aún te estás recuperando, Megumi. Y tú igual, Ruby-chan. —toca su mejilla desde su posición en el suelo, él prefirió sentarse en la acera.

—Pero hay que vigilar a itadori, ¿no? —el pelinegro vuelve a hablar, cruzando sus brazos.

—Supongo. Pero esta vez estamos poniendo a prueba a Nobara. —declara con seguridad—. A Yūji le faltan unos cuantos tornillo. —señala su cabeza con uno de sus dedos—. No dudó a la hora de atacar y matar a las cosas que intentaron matarlo adoptando formas biologicas de lo más extrañas. Y eso que no ha conocido las Maldiciones por tanto tiempo como ustedes. Hasta hace poco llevaba una vida escolar común y corriente.

La mirada de Kazumi se volvió un poco entristecida por aquel hecho, porque era cierto. Hasta hace sólo unos días Itadori Yūji llevaba una vida completamente normal, vivía entre personas normales y sin ninguna preocupación fuera de lo que había sucedido con su abuelo -según supo-; simplemente en un momento de adrenalina terminó adentrándose al mundo de los hechiceros y las maldiciones que asechaban a cualquiera aunque no lo notara.

Suspiró mientras apretaba impercetiblemente sus manos contra sus rodillas, acentuando su entrecejo y sintiendo un sabor amargo en la punta de su lengua, como si quisiera comentar algo y al mismo tiempo no supiera. Simplemente era aquel sentimiento de frustración hacia él que habia elegido condenarse por ayudar, por no quedarse haciendo nada; sólo podía pensar que ella ya había nacido condenada y sin opción.

Agitó su cabeza cuando sintió un sentimiento casi de molestia en todo su cuerpo, molestia hacia Itadori y el hecho de que él mismo decidió elegir un camino que lo llevaría a la muerte sea como sea. Sólo relajó sus hombros y resopló, incluso tratando de concentrarse en las voces de su cabeza, principalmente de la bruja que ese momento estaba especialmente callada. A un lado suyo, Satoru mantenía su atención en ella al notar como se removía.

—Seguro que han conocidos a varios hechiceros bastante talentosos que sucumbieron ante la frustración de no superar sus miedos o su asco, ¿no? —decide continuar hablando de la situación y dejar que ella resolviera sus propios conflictos internos. Aún así, le dio unas pequeñas palmadas en su pierna como si la consolara—.  Hoy quiero confirmar que tan demente está ella. —continua con una sonrisa, recargando su espalda en la pared que tenía detrás de él—. Así Ruby-chan tendrá a alguien tan loca como ella. Se notó que le agradaste.

Los labios de la aludida se fruncieron un poco y quiso acurrucarse en su lugar, removiéndose un poco al sentirse inquieta por recordar efectivamente el sumo interes que había tenido aquella extravagante y, al parecer, temperamental chica provinciana. Había agarrado demasiada familiarización hacia ella; eso la colocaba un poco ansiosa la verdad, muy poca atención femenina llegó a tener antes. Era algo extraño. Así que sólo se encogió en sus hombros, mirando al suelo.

—Kugisaki tiene experiencia, ¿no? —habla Megumi con su mirada en el edificio, sacándola de sus pensamientos—. ¿Por qué a estas alturas?

—Las Maldiciones surgen de la mente humana. Las Maldiciones crecen en fuerza y número según la población. ¿Crees que Nobara lo comprenda? Las Maldiciones de Tokyo no son como las de una provincia. —declara el de cabellera blanquecina, una información que ambos sabían bastante bien—. Y cuando hablo de nivel, no me refiero a la cantidad de energia Maldita. Hablo de astucia. Un monstruo inteligente te obligara a tomar decisiones muy crueles. Poniendo vidas en la balanza.

No pasaron demasiados minutos en silencio, hablando de cosas respecto a la hechiceria y lo que tenía planeado el apellidado Gōjo para lo que sería una prueba para los nuevos, principalmente hacia la cuarta de primer año. Kazumi no hacía más que escuchar en silencio, hasta que alzó su mirada hacia el cielo, llamando la atencion de Megumi al verla alzar el rostro y fijar su atención en algún lado; claro que no tardó nada en ver como una Maldición saltaba de la pared del edificio, buscando escapar.

—La exoricizaré. —dijo por instinto Megumi a la par que se levantaba, aunque rápidamente Satoru lo detuvo.

—Espera. —dice mientras continuaba en su postura relajada a un lado de una expectante Kazumi que no hizo más que observar de manera fija aquella maldición voluptuosa y peluda con sus orbes rojizos. No pasó mucho para que esta se retorciera un poco y soltara un chillido cuando fuera atravesado con lo que parecieron ser materiales filosos, y en un segundo se desvaneció.

Había sido exorcizada en un segundo. Se enderezó en su puesto con una mirada bastante atenta y, lo que parecía ser, entusiasmo, aunque de una manera sutil; ya que si se sentía entusiasmada por lo que implicaba eso, que Nobara habia pasado la prueba.

—Perfecto. Hábil y loca. —asintió Satoru de manera orgullosa y bastante sonriente, levantándose y colocando una de sus manos en su cintura, observando hacia la muchacha presente que continuaba en su postura—. ¡Ya podrás tener una nueva amiga igual de loca que tú! —las cejas de Kazumi no tardaron en fruncirse por sus palabras hasta resoplar. Sus ojos se suavizaron.

Iba a tener una nueva compañera que parecía ser bastante interesante. Eso encendía la chispa de interes en su interior.

juro que iba a actualizar para el treinta y uno de octubre pero no me salió

BUENO, PERO ACTUALICE, ES LO IMPORTANTE

Y YA TENEMOS A NUESTRA NOBARA BELLA

Sé que hace tiempo que se cumplió la meta de votos, pero esta personita de aqui comenzó a trabajar y esta con los examenes finales de la uni, asi que se me acumula todo y me queda poco tiempo para escribir

PERO LO IMPORTANTE ES QUE HAY CAPITULO NUEVO, juro que no voy a dejar abandonado la historia otra vez casi un año. Aunque siempre me sucede con mis historias que al menos una vez tengo un bloqueo que dura un año jaja'nt (no es broma, con todas mis historias pasa)

Que les puedo decir del capitulo en general

Una linda interaccion de Yūji con Kazumi, la entrada oficial de Nobara al equipo y pequeños detallitos aquí. Cabe aclarar que Yūji no sabe aún la situación de Kazumi con la bruja, nada de nada

Obvio, pronto lo va a saber asi como Nobara, porque tienen que saber su verdadera situación y a lo que se estan enfrentando

Obvio, como pudieron ver en un pequeño detalle Nobara si sintió algo raro en Kazumi, pero no mencionó nada todavia, así que sólo esperen hasta el siguiente capitulo

Recuerde votar y comentar para desbloquear el siguiente capitulo y saber mas de esta historia de Kazumi junto con estos tres🤪

¡Tambien recuerden mi canal de difusion! Donde estoy más activa y doy adelantos o curiosidades de todas mis historias, incluyendo esta. El link esta en mi descripcion😈❤️

📚❫',·curiosity's zone

#Ya lo había mencionado en la Wiki, pero Kazumi a simple vista es alguien con una belleza bastante atrayente y exotica, fácilmente puede tener el interes de alguien por medio de su apariencia. En realidad desde que era más pequeña trataron de solicitarla como modelo. Y según internet, Kazumi cumple con una gran mayoria de caracteristicas de ellas, como lo señaló Nobara.

#Kazumi tiene lo más cercano a Ansiedad Social, el cual puede describirse como "El trastorno de ansiedad social es un temor intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás"; generalmente esto le sucede cuando está en público y nota las miradas de los demás debido a que llama mucha la atención.

#Conectado con el punto anterior, Kazumi suele colocar una expresión tensa o "mala cara" debido a los mismos nervios, provocando siempre que ahuyente a la gente, aunque es más por los nervios y por el hecho de que no es capaz de responderle con normalidad. Tiene mucha similitud con Komi Shōko en ese sentido.

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