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𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 4

【...】


Alizée había pasado el día con el príncipe, así que parte parte del día me lo tomé como libre, casi caía la noche cuando las dos nos pusimos a leer historias de Navidad junto a la chimenea. 

Con mantas calientitas y cojines por doquier, más unas deliciosas galletas y una taza de chocolate caliente hacían de aquello un ambiente relajante, sumando el viento de la tormenta golpear la ventana, algo tétrico. 

— Ben siempre me cuenta historias de Navidad, ¿Te sabes alguna?. — me pregunto mientras se llevaba una galleta a la boca. — una historia bonita.

— Había una vez una niña que se portaba mal y recibió carbón en Navidad por eso, esa niña se llamaba Alizée, fin. 

— ¡Oye, eso no es una historia! — dice haciendo una mueca, me eché a reír — además Lucas y yo nos portamos muy bien este año ¿verdad? 

Se dirige a la araña, aun me sigue dando escalofríos solo de verla. 

— Mm si tu lo dices pequeña princesa del desorden. — dije bebiendo un poco de chocolate. 

— No pasa de que solo me dejen carbón, mi más grande felicidad es molestar a Edeline. 

— En ese caso el demonio de la Navidad vendrá por ti. — la castaña dejó de comer y me miró. 

— ¿Qué cosa? — entonces sonreí, recordando la historia que había leído en Internet y del porque el niño gordo me gritó elfo de Krampus. 

— Sumando que hoy es cinco de diciembre. — mordí una galleta y mire hacia la chimenea. 

— ¿Intentas asustarme? — la pequeña se levantó y después se echó a reír. — eso es imposible. 

— Bueno, me pediste que te contará una historia y eso haré. 

— Te escucho... 

— Bueno, la leyenda cuenta que este demonio aparece en la noche del 5 al 6 de diciembre, deambulando por las calles durante esas noches, es por eso que se conoce como Krampusnacht,  ya sea solo o junto a Santa Claus, haciendo sonar cencerros y cadenas oxidadas para asustar con su presencia... 

— Espera ¿por qué Santa Claus lo ayudaría? 

— Déjame terminar — pedí, ella simplemente ríe. — El nombre de este demonio es Krampus, su apariencia es representada por una criatura parecida a un Íncubu. Su rostro diabólico está adornado con cuernos en la frente...

— ¿Cómo era mi papá cuando era bestia? — El comentario me sacó completamente de mi seriedad ante lo que estaba diciendo, la risa se escapó de mi boca sin que yo lo pudiera impedir, aclare mi garganta y seguí con una media sonrisa mi plática. Esta niña es imposible

— También tiene una larga lengua roja y una cabellera negra. Tiene el cuerpo cubierto por un tupido pelaje oscuro, y sus patas son de cabra, muy similares a las de un fauno, se dice que lleva en la espalda una canasta y ahí mete a los niños que se portaron mal, para llevarlos al infierno y después comerles las entrañas... 

La niña abrió sus ojos sorprendida, y Mal simplemente se echó a reír. 

— ¿Cómo saber que vendrá? Bueno, hay una terrible tormenta de nieve, que incluso hace chillar las ventanas… sus ayudantes — Tome una galleta de jengibre — Son los primeros en llegar, exactamente por aquí, la chimenea,  y sí un misterioso regalo aparece debajo del árbol, será mejor que no lo abras, es una trampa del Krampus.

Alizée no dejaba de observar la chimenea. 

— Y un punto importante, jamás dejes que el fuego se consuma o será sencillo de entrar para él. — su rostro asustado me hizo reir tanto que casi escupo el chocolate — ¡Feliz Krampusnacht Alizée! 

— Gracias Mal, ahora tendré pesadillas. — la puerta se abrió de repente, solté un grito y me escondí detrás de la castaña. 

— Llevatela a ella tiene más pecados que yo... 

— ¡Oye! — se quejó — Hermano tu fea a cara asustó a Mal. 

— Fue un reflejo —me defendí.

— ¿Qué hacían? — preguntó el castaño tratando de no reír. 

— Mal contaba una historia, sobre el Krampus, el lado malo de Santa Claus — me miró y después sonrió. 

— Todo lo bueno tiene su parte malvada ¿no es así? 

— Exactamente — respondí poniéndome de pie. 

— Y ¿Qué es lo que hace? — pregunto cargando a su hermana en brazos. 

— Se come tus entra... 

— ¡Se lleva a los niños que se portaron mal!. — me apresure a decir. 

— Mi niñera ya está incluida porque así se llama — dice riendo, jamás me lo hubiera planteado.

— Jamás lo pensé así — dije pensativa.

— Pero nunca te llevó, lo que quiere decir que fuiste una niña buena. — comento el castaño. 

— Había un campo de magia que me impedía salir y ahora entrar, así que lo detenía la barrera mágica ¿por qué estamos hablando de esto? 

— No lo sé — ríe Alizée. 

— Ahora que recuerdo debes ir a dormir. — Alizée abrazo a su hermano. 

— No quiero. — se quejó. 

— Vamos, mamá lo ordena, si duermes te prometo que mañana saldremos a patinar al lago. 

— Pero tú no sabes mucho patinar, ni Mal. — comenta mirándolo divertida y después a mi.

— No soy un experto pero me defiendo, además podemos enseñar a Mal, nunca es tarde para aprender. — comenta lanzándome una sonrisa.

— Está bien, solo por verlos caer aceptaré irme a dormir. 

— Es un placer hacer negocios con usted señorita. — los dos rieron, después me miro — En un momento vuelvo. 

Los últimos días cuando Alizée se iba a dormir, el príncipe se quedaba platicando conmigo hasta tarde. 

Le gustaba compartir conmigo sus futuros proyectos como rey, siempre que me contaba sobre ellos, aparecía un brillo de entusiasmo en sus ojos, y a mi, me gustaba escucharlo. 

— ¡Buenas noches Mal! — me dice la princesa.

— Que no te lleve el Krampus — reí, era más probable que me llevará a mi. 

Mientras ambos se alejaban alcance a distinguir un "Aly quítame a Lucas de la cabeza" Y la menor soltaba una risita. 

Retiro lo dicho, si que nos llevaría a ambas. 

Levantó los cojines del suelo y dobló las mantas que teníamos extendidas. Coloque en la charola el plato con galletas y las tasas de chocolate, más tarde las llevaría a la cocina. 

Cuando de repente se apagó el fuego de la chimenea. Me quedé completamente quieta esperando que no me saltara una galleta de jenginbre en la cara, joder Mal no te sugestiones solo es una estúpida historia para asustar niños. 

Valientemente me di vuelta y cerré los ojos, abrí uno y después el otro, el viento golpeando en la ventana me hizo volver a la realidad, pero que tonta soy, reí y después encendí la chimenea de nuevo. 

Justo encima de esta observe las fotografías que había de la familia real ahí. 

Tome una entre mis manos, el príncipe era un niño en esa foto, y uno muy sonriente, le faltaba un diente del frente. Reí, deje la foto en su lugar y después tome un libro que estaba ahí. 

Parecía infantil, tenía pocas hojas y el separador justo a la mitad. 

— El expresó polar — leí en la portada, ahora que lo recuerdo ví la película. 

— Es uno de mis favoritos. — me di vuelta para encarar al castaño — siempre quise vivir una aventura así. 

Comenta mirando el libro con cierta nostalgia. 

— Es más adrenalina si un demonio te persigue por pórtate mal. — comente divertida, el príncipe soltó un risilla.

— Te lo regalo. — señaló el libro y yo negué de inmediato. 

— No, cómo voy a quedarme con algo que... Ya ví la película. — dije extendiendo el libro. 

— Siempre es mejor el libro. — dice regresando el libro hacia mi. 

— El protagonista, son idénticos. — señale la foto. 

— Supongo que por esa razón esperaba que él expresó hiciera una  parada especial por mi. 

Los dos reímos. 

— Entonces, me lo quedo. — dije levantando el libro — Prometo cuidar de él. príncipe…

— Deja de llamarme príncipe, dime Ben. — negué con la cabeza. — hagamos esto yo te llamo Mal y tú me dices Ben.

— Está bien.

Asentí con una sonrisa, después de hablar un rato más, nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, abrí el libro y después de tanto pensarlo decidí leerlo, me di cuenta de que tenía algunas partes señaladas como sus favoritas. Tenía un significado especial para él ¿por que me lo regalo? 

⊰᯽⊱

Al día siguiente, después de que Alizée terminara sus tareas, los tres salimos camino al lago encantado, Ben propuso ir a caballo, pero había un pequeño problema, no sabía montar, el castaño iría junto a su hermana, obviamente, y yo sola en otro. 

— Puedo ayudarte si quieres. — se ofreció el castaño una vez que dejó a su hermana en el caballo, yo como toda una arriesgada dije que no. 

Con una sonrisa intente subir al caballo, pero el maldito me la jugó mal y justo cuando iba acomodarme, el animal se movió y yo fui a dar al suelo.

Alizée soltó una carcajada y Ben se apresuró a ayudarme. 

— ¿Estás bien? 

— Creo que… si necesito que me ayudes a subir — dije con la cara llena de nieve, él soltó una ligera risa — a menos que el caballo me odie. 

— No te odia. — comenta Ben. 

— Si, puedo ver su satisfacción al tirarme.  — dije limpiando mi ropa. 

Nuevamente lista para subir al caballo, pero esta vez con ayuda de Ben. 

— Tienes que apoyar el pie aquí... — deje de escuchar cuando sentí su mano en mi cintura — ¿Me entendiste? 

Lo mire, la respuesta era no, me distraje viendo su principesco rostro.

— Pueden darse prisa. — dice Alizée divertida, siento a Ben reír.

— Bien, ¿Lista? — volví a asentir. 

Uno, dos, tres y ya está lista para salir a cabalgar, o bueno eso iba intentar, ¿por qué siempre me arriesgo a estas cosas? Si no vivo mucho, ya sabrán porqué. 

— ¿Alguna otra historia de terror navideña que conozcas Mal? — pregunta el castaño. 

— No, tendré pesadillas. — dice Alizée 

— Pues algo así, Jólakötturinn 

— ¿Qué? — dice la castaña haciendo gestos, Ben eleva una ceja confundido — ¿Qué es Jolakatorum? 

— Jólakötturinn o el gato de Yule, es de origen islandés así que posiblemente no venga a comernos. 

— ¿por qué todos tienen que comernos? — pregunta Alizée. 

— Bueno, la historia relata que es un gato enorme y malvado que vaga por el campo nevado durante la época navideña, comiéndose a la gente que no ha recibido nuevas ropas que vestir antes de Nochebuena.

— ¡Ben tenemos que comprarle ropa a los que no tienen, si no el gato de Yule se los comerá, no podemos permitir tal atrocidad! — Grita la niña. 

— Tranquila Aly, es por eso que cada año hacemos donaciones. — dice Ben intentando tranquilizar a su hermana. 

— Donaré toda mi ropa. — comentó la castaña decidida. 

Después de varios minutos de pasear a caballo, llegamos al famoso lago, Alizée en cuanto bajó del caballo corrió entre risas, admirar el hermoso paisaje. 

— ¿No es hermoso? — me pregunta Ben, yo simplemente asiento. — Vamos. 

Mientras me ponía los patines, solo pensaba, carajo nunca he hecho esto, vamos Mal, si pudiste con los caballos puedes con una capa de hielo. 

— ¡Vamos mal! — me alentó la castaña, trague saliva, la niña tenía 7 años, bueno casi 8 y ya sabe patinar. 

Me levanté con toda la intención de triunfar, pero una vez más fracase, casi fui a dar al suelo, y digo casi porque Ben alcanzó a sostenerme.

— Cuidado — susurro sosteniéndome con fuerza.

— Yo... Si — como puedo me sostengo de su brazo, me da miedo lo admito, meterme un buen golpe, el hielo se rompa, yo caiga dentro y después muera ahogada. 

Si, bueno creo que estoy exagerando. 

Poco a poco perdí el miedo, mientras tomaba su mano, pero por falta de equilibrio caímos los dos, Alizée no dejaba de reír. Después de un largo rato los tres nos tiramos en la nieve. 

Terminamos haciendo una especie de Olaf, hasta que la pequeña comenzó a  lanzar bolas de nieve iniciando una guerra entre los tres, una acabó justo en mi boca y trague nieve sin querer, mientras yo agonizaba, esos dos se reían. 

3/3 

A la cuarta muero, seguro. 

Por la tarde estábamos de regreso en el castillo, Alizée pasaría tiempo con sus padres, así que me tomaría el resto del día libre. Me senté justo en las escaleras que daban al jardín, observando el lindo atardecer, sentí que una persona se sentaba junto a mi. 

— Estaba buscándote — dice el castaño. 

— ¿A mi? — preguntó incrédula.

— Si, solo quería decirte que en dos días se hará el encendido oficial del árbol de Navidad, este año por petición mía será en el centro principal de la ciudad de Auradon, no en el castillo como cada año, debe ser tedioso para todos venir desde lejos solo para eso... 

— Que lindo detalle — comente — tienes un… lindo corazón, nunca imagine decir eso. ¿cómo puedes ser siempre así?

— ¿Cómo…?

— Tan noble, quiero decir, hay muchas personas que se podrían aprovechar de eso. — dije mirándolo con cierta... ¿preocupación? 

— Solo me nace serlo y creeme, tal vez me vea como un tonto pero se identificar cuando una persona miente. 

— No eres un tonto… bueno sí, un poco. — los dos reímos y entonces nuestras miradas se encontraron, la suya refleja tanta tranquilidad y un corazón puro, no como el mío. 

Desvíe la mirada, la verdad es que no merezco conocer a personas tan maravillosas como la familia de Ben. 

— ¿Qué pasa? — pregunto de una manera tan dulce, obligándome a mirarlo nuevamente. 

— No es nada — susurre. 

— ¿Segura? — pregunto. dije que si con la cabeza, nuestras miradas nuevamente están conectadas e inconscientemente me acercó a él y él, a mi. ¿Realmente quiero besarlo? Mi corazón late acelerado por mi nerviosismo. Nuestras respiraciones estaban demasiado cerca, cuando una voz nos interrumpió, me separe inmediatamente, y mire hacia otro lado. 

— ¡Ben! — La princesa Edeline, saludaba felizmente mientras baja por la escaleras — Quedamos de ir al teatro hoy ¿Lo olvidaste? 

Mire de reojo al castaño, suspiró frustrado, si, lo había olvidado. 

— Yo, tengo que irme. — comente levantándome de mi lugar, él imitó mi acto.

— Mal... — fue lo último que escuche antes de subir las escaleras a toda prisa, no me agradaba la presencia de esa "Princesa" No sólo era irritante, había algo más, pero aún me costaba descifrarlo.


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