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ix. 𝗧𝗵𝗲 𝗕𝗹𝘂𝗲 𝗠𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿 𝗢𝗳 𝗧𝗵𝗲 𝗠𝗼𝗻𝘀𝘁𝗲𝗿𝘀

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Habíamos estado hablando toda la noche, contando historias, anécdotas, podríamos ser jóvenes, pero al ser semidioses, habíamos vivido incluso más que los adultos normales.

Ahora era de mañana, el tren seguía en movimiento. Veía por la ventana, el cielo se veía hermoso, las plantas, el mar, todo era muy bonito. Me incliné un poco contra la ventanilla.

—Faltan dos días para que lleguemos a Los Ángeles. Suficiente tiempo antes de la fecha límite al inframundo–Mire hacia el frente para concentrarme en la conversación y me encontré con un par de ojos azules analizándome. Sonreí un poco y noté como Percy se volteó, como si no lo hubiera visto observándome ya. Raro.

—¿Puedo hacer una pregunta tonta?

—¿Además de las que siempre haces?–Dije medio en broma.

—Ja, ja. Graciosa–Rodó sus ojos.–Nunca he ido a Los Ángeles en mi vida, ah, imagino que ustedes tampoco han ido nunca a Los Ángeles–Voltee a ver a Annabeth a mi lado, ninguna tenía idea de a qué iba Percy con todo esto–Entonces, ¿cómo vamos a saber a dónde iremos?

—Ni idea–Aclaró Grover con simpleza.–Pero ese es el paso treinta y siete y vamos en el paso cuatro, cruzamos ese puente al llegar.

—Pregunta tonta de seguimiento–Me golpee la frente con la mano–"Y fracasaras al salvar lo más importante al final". En Jersey les dije que el Oráculo dijo que la misión fracasaría, y no lo habían mencionado. ¿Creen que deberíamos tomar más en serio esas palabras y...?–Miro por la ventana–Oigan. ¿Ya vieron? ¿Esos son...?

—Centauros–Afirmó Annabeth.

Vimos correr en la pradera una familia de centauros, se veían tan libres. Sonreí.

—Nadie puede verlos–Aseguró Percy.

—Los humanos ven lo que quieren ver–Hable mientras aún veía a los centauros por la ventana.

—Si, antes había manadas de centauros en todas partes–Informó Grover.

—¿Qué fue lo que les pasó?

—Humanos–Le respondió al rubio.–Hace algunos miles de años, el dios de lo salvaje, Pan, desapareció. Y desde entonces, sin Pan para proteger la naturaleza, los humanos se han esforzado mucho para destruirla.

—Los sátiros más valientes se ofrecen para buscar a Pan, son buscadores–Recordé–Tratan de hacerlo... pero ninguno ha tenido suerte, ninguno ha regresado.

—Tu tío al que encontramos con Medusa, Ferdinand. ¿Era un buscador?–Pregunto Percy.

—El Oráculo no dijo que la misión fracasaría–Cambie de tema al notar el cambio de humor de Grover, todos aquí sabíamos que le dolía, y aunque Percy no lo hiciera con mala intención, no debía ser fácil acordarse de su tío.–"Fracasaras al salvar lo más importante". Podrían ser muchas cosas.

—Katniss tiene razón–Siguió Annabeth–Así son las profecías, así es como funciona el destino. No sabes que significa. Entre más quieras entenderlo, entenderlo se vuelve más complicado. A veces debes dejar que llegue a ti cuando estés listo.

—Disculpen–Se acercó un oficial–Sus boletos, por favor.

—Claro–Busque en mi bolso, después de buscar entre brillo labial, un collar y una toalla sanitaria, encontré los boletos y se los di.

—¿Su cabina es la diecisiete B?–Lo miramos confusos.

[...]

Nuestra cabina estaba destruida, como si alguien o algo hubiera entrado por la ventana y hubiera estado buscando algo.

El rayo.

—¿Quieren explicarlo?–Mire a Annabeth, ella era la de los planes por lo general.

—A ver, ¿cree que fuimos nosotros?–Pregunto Percy confundido.

—¿Y no?

—No, pero ¿cómo? Y ¿por qué?

—Señor, cuando salimos para desayunar todo estaba intacto–Explicó Grover. Mire hacia el frente, ahí había otra policía con una mujer muy extraña, cruzamos miradas, ella me miraba de una forma extraña, tenía un mal presentimiento por lo que con mucho cuidado me quite el collar del cuello.–No sabemos qué fue lo que pasó.

—Tenemos un testigo. Dice que oyó que rompieron la ventana y luego oyeron voces de niños.

—¡Ay por favor!–Se quejó Percy.

—¿A qué hora salieron de la cabina?

—¿Estamos bajo arresto?–Cuestione cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—No te conviene usar ese tono pequeña.–Lo mire mal.

—Le pregunté una cosa, ¿estamos bajo arresto, o no?

[...]

Nos tenían en el comedor, había una policía rondándonos, como si hubiéramos cometido un crimen, éramos menores de edad, no sería tan fácil enjuiciarnos.

—¿Estamos haciendo tiempo antes de descubrir que es un hombre lobo o algo como eso?–Interrogo Percy viendo a la mujer, rodé los ojos. Ni yo sabía porque me había sentado junto a él esta vez.

"El tren llegará a la estación de San Luis en diez minutos" se escuchó en el altavoz.

—¿Le explicas tú o yo?–Mire a Annabeth.

—Yo. El no es un monstruo.

—No lo sé.–Admitió Grover.

—¿Si el no es un monstruo entonces que está pasando? ¿Por qué destrozaría nuestra cabina?

—Estaban buscando algo, tal vez.

—No tenemos nada.

—Las personas que creen que le robaste el rayo a Zeus podrían opinar diferente–Jugué con mis manos.

—Cierto...–Murmuró.

—Pero no van a encontrar algo que no tenemos–Aseguró Annabeth.–Pero como sea, no pasaremos un día en San Luis siendo interrogados por la policía. Tenemos que liberarnos de esto antes de que nos atrasen.

La mujer tocó el hombro de Annabeth amablemente. La miramos.

—¿Les molesta si me siento?–Mire entre nosotros, no había lugar. Ella dejó la jaula con un animal que parecía rabioso dentro, era como un chihuahua o algo parecido–Ay, pobres niños.–Se sentó junto a mi, haciendo que Percy y yo nos apretáramos el uno contra el otro.–¿Sus padres no están aquí o si?–el perro siguió lloriqueando–¿Verdad que si, preciosa?–Le preguntó a la jaula–Los niños se asustan cuando están solos, ¿no? Esta bien, yo soy mamá. Seguro tienen mucho miedo.–Miró a la policía–Disculpe, ¿le importaría darnos un poco de espacio? Creo que... creo que los pone nerviosos.

La policía asintió y se alejó un poco de nosotros. La mujer nos siguió viendo con su espeluznante sonrisa.

—Quiero decirles, que no creo que ustedes provocaran al accidente de allá. Solo quería estar un momento a solas con ustedes. Hay algunas cosas que necesito que entiendan...

—Tiene algo en su saco–Apuntó Grover.–Parecen cristales. No rompieron la ventana del interior de nuestra cabina. Alguien rompió la ventana desde el exterior.

La mochila con el perro seguía moviéndose, el animal dentro seguía gruñendo, ella volvió su atención hacia la bolsa.

—¡Oh! Si corazón. Ya se, ya se–Se inclinó sobre la bolsa para hablarle. Yo me aleje de inmediato de Percy ahora que teníamos más espacio.–Eres impaciente, ah, prepárate porque ya casi...–Se levantó del piso.–No es culpa suya, por desgracia van a tener que pagar por los errores que sus padres cometieron hoy.

—Oiga señora, no se quien sea pero creo saber que es. Peleamos contra varios monstruos como usted y ya los vencimos a todos.–Aseguró Percy.

—Ah, monstruos como yo. Bueno, claro que son como yo. Eran mis hijos.

—¿Hijos? ¿Eso que significa.

—La madre de los monstruos–Explique–Echidna.

Ella sonrió orgullosa, la bolsa siguió moviéndose y ella pasó su mano por encima para tranquilizarla.

—Monstruo... que rara palabra, considerando que mi abuela es tu bisabuela, esto siempre ha sido un asunto familiar. Pero... la verdad considero que el semidiós es la criatura más peligrosa. Disruptiva. Violenta. Si mi existencia tiene un fin, es el de detener la labor de los monstruos que son. Mi cachorrita no es más que una bebé–Se acercó a hablarle una vez más–Y hoy... van a ser sus presas. ¿Ya tienen miedo? Tranquilos, el miedo es natural. Y también es esencial para la cacería. Su miedo. Su duda. Su confusión.–Annabeth pateo cuidadosamente mi pierna. La mire y asentí levemente.–Quería que ustedes entendieran lo que pasaba, para que ella rastreara su olor. Para que aprenda y crezca, porque es lo que una buena madre hace por sus hijos. Ustedes no sabrían.

El zipper de la mochila empezó a abrirse lentamente, rugidos fuerte salieron de ella.

—Aquí es cuando corren–Afirmó.

Me moví rápidamente y la cola pinchó a Percy. Maldición.

Estiré poco mis manos y logré atrapar la cola contra el cristal del tren para atraparla por aunque fuera un segundo. Mire a mis amigos.

—¡Corran!–No necesitaron un segundo aviso y salieron corriendo. Yo salí detrás de ellos, los policías apenas lo notaron empezaron a seguirnos junto a la quimera.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

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