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Desperté en mi habitación, las plantas me rodeaban. Maldición, lo había hecho otra vez.

—¡Papá!–Grité y me talle los ojos.

Él llegó y miró mi habitación.

—¿Lo hiciste otra vez?–Asentí–Necesitare las tijeras para cortar todo esto.

—Deberías de dejarlas dentro de su cuarto de una vez–Mi hermana pasó detrás de él, tomando su café y leyendo sus libros, rodé los ojos.

—¡Buenos días para ti también Cecilia!

Vi como me levantó el dedo medio cuando papá se volteó y solo reí.

Papá bajó las escaleras y volvió en pocos minutos con las tijeras del patio que servían para cortar las plantas.

Empezó a cortar todo mientras que yo solo estaba acostada viendo el techo.

—Podrías ayudarme.

—Lo sé, pero no quiero levantarme, soy floja en la mañana.

—Yo también y aquí estoy. ¿Ya preparaste todo lo que te llevarás al campamento?

—Se podría decir que si.

—Katniss necesito una respuesta simple, ¿si o no?

—Si papá.–Rodé mis ojos y me levante un poco en la cama, él seguía cortando la mayoría de las plantas, se quitó el sudor de la frente, me sentí mal–Lo siento.

—No te preocupes, sé que esto no es tu culpa.

—Es de mamá.–Me levanté y tomé la camisa naranja que estaba escondida en el fondo de mi armario.

—Tu mamá tampoco tiene la culpa.

—¿Cómo se conocieron tu y mamá? Digo, no sé si tengan mucho en común un escritor y una diosa de la antigua Grecia.–Dije mientras me planchaba el pelo frente a mi espejo.

—Sabes que me duele hablar de tu madre.

—Papá, no es por nada pero ya pasaron doce años desde que ella se fue.

—Si recuerdo tu edad querida.

Reí por lo bajo y tomé mi atuendo.

—Iré a cambiarme al baño, vuelvo en un segundo.–Él solo asintió, demasiado ocupado cortando las hojas como para voltearme a ver.

Fui al baño, me bañé rápidamente, me vestí y me puse solo un poco de maquillaje; máscara de pestañas, cosas sencillas, para verme bien, pero no como si me importara demasiado.

Volví a ni habitación, papá ya casi había acabado de cortar todo.

—Ve abajo con tu hermana, tienes que desayunar antes de que te llevemos al campamento.

—No quiero estar con ella.

—Katniss...

—Ya sabes como se pone cuando estudia, es irritable y molesta, ¿y sabes qué es lo peor? Que se supone que ya estamos de vacaciones, ¡no se supone que estudie!

—Lo sé querida, pero ya sabes como es tu hermana...

—Solo se preocupa por entrar a Yale–Dijimos al mismo tiempo.–Ella va a terminar soltera en una casa con muchos gatos.

—¡Te escuché!–Se escuchó desde abajo.

—¡Qué bueno!–Grité de vuelta.

—Solo... baja con ella y trata de no matarla antes de irnos, ¿okay?–Me pasó mi cepillo para que me siguiera peinando, lo tomé de mala gana y asentí.

Baje las escaleras y ahí estaba ella, su nariz metida en el libro de Ciencias, mientras tomaba café.

—Debes descansar Cecilia.

—Descansaré cuando muera, hermanita.

—Si sigues así de molesta, créeme que morirás pronto, porque o te mataré, o me mataré a mi misma.–Ella rodó sus ojos, eso era de la familia, aparentemente.

—Mira, yo entiendo que seas medio diosa y todo eso, pero necesito estudiar, café y silencio. Gracias.

—Idiota...–Murmure y me metí a la cocina.

—¡Lenguaje!

No le hice caso y busque algo que comer que fuera sencillo de hacer, realmente no tenía hambre, pero como el viaje sería largo, era mejor comer ahora.

Saque un poco de las sobras de la comida que yo misma había preparado hace algunos días y las metí al microondas.

Espere y cuando estuvo listo empece a comer, pero me quemé la lengua.

—Idiota...–Escuche a mi hermana.

Maldije internamente y tomé agua, tratando de quitarme la sensación.

Papá bajó y me vio curioso.

—¿Te quemaste?

—No, solo estoy así porque me gusta–Dije sarcástica y él enarcó una ceja.

—Ya no te puedo preguntar nada sin que seas sarcástica.

—Tú me criaste, ¿Quién tiene la culpa?

Él le dio unas vueltas a mi comida con el tenedor, comió un poco y después me lo devolvió, lo miré mal.

—Nos vamos en diez, termina rápido tu comida, trae tus cosas y lávate los dientes.

—¡Eso es imposible en diez minutos!

—Si te hubieras despertado más temprano...–Le alce el dedo medio a Cecilia en el microsegundo que papá no estaba viendo.

—No peleen, es muy temprano para ello. Peleen en el auto de camino, pero no en este momento.

—¿Para qué vamos tan temprano? No es como que tardemos nueve horas en llegar–Se quejó mi hermana y le dio la vuelta a la página que estaba leyendo.

—Porque después hay mucho tráfico y no quiero ver a nadie delante de mi.

No dije nada y seguí comiendo rápidamente, casi sentí ganas de vomitar.

Termine y corrí escaleras arriba.

—¡Tú plato!–Papá gritó desde abajo, pero yo ya estaba ocupada cepillando mis dientes.

Termine y tomé mis cosas para el campamento, llegué a la entrada y papá me detuvo.

—¿No olvidas algo?

Revisé, tenía mi ropa, cosas para mi cabello para que no pareciera de estropajo, mi collar del campamento, mi espada.

—No creo.

Él suspiro y me dio un fresquito que tomé con rapidez y lo abracé a mi. El frasco contenía polvo, era un regalo de mamá, era un tipo de semilla que hacía que creciera una planta especial que cumplía ciertos deseos, era extraña y ella la había hecho solo para mi, aunque había especificado que era solo para momentos donde fuera realmente necesario.

—Gracias.

—No hay de que, ahora vamonos.

Él me ayudó a subir todo al auto, y justo cuando me iba a subir al asiento del pasajero ahí estaba Cecilia, leyendo aún y su taza de café se había convertido en un contenedor con café. Voltee a ver a papá para que hiciera algo.

—Lo lamento Katniss pero sabes las reglas, quien llega primero se queda con el asiento.

Rodé los ojos y cerré la puerta antes de abrir la puerta de los asientos traseros.

Escuche una risita de mi hermana y le di un golpe en el hombro, ella no lo respondió porque justamente había entrado papá.

Me recosté un poco en el asiento, sería una hora y media de escuchar a papá cantar canciones de su época diciendo que la música era mejor y que la música de ahora era una basura, a menos que me pusiera mis audífonos.

Decidí ponerme mis audífonos y empezar a escuchar música, no tenía un gusto definido, lo que me gustaba escuchar era para poder imaginar mi vida como si estuviera en una película o en un video musical, dependía de mi ánimo.

Papá empezó a conducir y yo cerré los ojos, disfrutando de la música y esperando que el viaje no se sintiera pesado.

[...]

Llegamos en menos de los esperado gracias a que no había tráfico, papá se estacionó debajo de donde estaba la colina, debían irse rápido por lo de los monstruos, entonces me abrazaron, bajamos mis maletas y se fueron. Mire la colina frente a mi y suspire con cansancio, era muy inclinado.

Subí resbalando menos de lo que esperaba y entré al campamento después de pasar mi mano por la superficie del árbol Thalia, era interesante el verlo aquí afuera, y era aún más interesante la historia, según yo, Grover seguía trayendo a semidioses sin importar el error que había cometido años atrás.

Saludaba a los que me encontraba con una sonrisa, no es que fuera popular, pero muchos me conocían por ser la hija favorita de Deméter, al menos ese era mi apodo.

Fui directo a mi cabaña para dejar mis cosas, la hermosa cabaña cuatro, y ahí abracé a algunos de mis "hermanos", no nos llamábamos hermanos entre nosotros porque realmente no lo éramos, o si, pero era extraño, entonces solo nos llamábamos amigos.

Acomode todo en mi cama y después salí al campo, vi un poco de conmoción con Quirón y me acerqué a él para preguntar que pasaba.

—Katniss, que bueno tenerte de vuelta.–Le sonreí.

—Es bueno estar aquí, ¿está todo bien? Pareces preocupado.

—Si, solo es que viene un nuevo mestizo este año y él es algo...

—¿Complicado?

—Si, digamoslo así... él es complicado, y poderoso.

—¿Cuál es su nombre?–Pregunté con curiosidad.

—Su nombre es Percy Jackson.

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